María Piedad García Revuelta desapareció en las Navidades de 2010 y su exnovio se suicidió tres días después.
La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Móstoles,
Susana de la Varga, ha remitido un auto a la Guardia Civil para que
investigue si hay restos de sangre en el supermercado donde trabajaba la
vecina de Boadilla del Monte María Piedad García Revuelta, que
desapareció tras una cena de Navidad la madrugada del 12 de diciembre de
2010. Fuentes del instituto armado confirman que han recibido este
requerimiento judicial, que incluye levantar baldosas del suelo del
supermercado, pero también reconocen que creen que será poco eficaz para
localizarla. La
prueba ha solicitado por la abogada de la familia de García Revuelta
Piedad, que también ha contratado un criminólogo para intentar descubrir
dónde se encuentra la vecina de Boadilla del Monte. La Guardia Civil ya se ha puesto en contacto con el supermercado en el que trabajaba (Mercadona)
y sus responsables han dado todas las facilidades para realizarla. Eso
sí, han pedido que sea durante un periodo en el que no afecte a su
apertura al público. El auto judicial recoge que se levanten dos baldosas del
suelo del almacén en el que se podría haber hallados restos de sangre. Este piso ya fue olfateado por perros especializados en detección de
restos humanos. Dieron positivo hace cinco años. Tras remitir las
pruebas al laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, los
especialistas concluyeron que se trataba de sangre del exnovio de la
mujer, que también trabajaba en el mismo establecimiento. Este, que se
dedicaba al mantenimiento del local, afirmó que se había cortado con una
radial. Fuentes del instituto armado desconocen aún cuándo se
realizará la prueba, ya que ellos no disponen de personal especializado
para levantar las dos baldosas del almacén. De ahí, que estén a la
espera de que sea el propio supermercado el que se los suministre y fije
la fecha exacta. María Piedad García Revuelta desapareció tras celebrar la
cena de Navidad de su empresa junto con sus compañeros en un restaurante
de Boadilla. Su exnovio se ofreció a llevarla a casa. A partir de ahí,
se le perdió la pista. Tres días después y mientras la Guardia Civil
hacía batidas por los alrededores del municipio, el hombre se ahorcó en un poste de alta tensión, en un bosque de San Lorenzo del Escorial. La Guardia Civil recogió diversos indicios a que este hombre, residente
en Móstoles, fue el autor de su desaparición. Desde entonces, se han
realizado numerosas pruebas para intentar localizar a la mujer. Se han
hecho catas en el río Guadarrama y batidas por la Raya del Palancar,
además de cribar la basura procedente de Boadilla en el vertedero de
Pinto.
La juez, que había decretado el archivo provisional del
caso, lo ha reabierto años después, a requerimiento de la letrada de la
familia.
La venganza de Lucía Los
lectores de Millás supieron hace tiempo que conviene no fiarse de nada,
ni siquiera del propio domicilio… Si varias veces nos ha recordado que
todos los armarios del mundo se comunican entre sí, los cuartos de baño
de sus novelas suelen ser el imprevisto lugar de las autorrevelaciones:
Lucía sabe al mirarse en el espejo del suyo que es una “falsa delgada” y
sospecha por vez primera que tiene algo de ave; no mucho después, la
rejilla de desagüe que comunica con el baño del vecino le trae los
acordes del aria ‘Nessun dorma’, de Turandot. Por JOSÉ CARLOS MAINER
Álbum de familia Ese
inicio de Ana Karenina, esa primera frase de Tolstói: “Todas las
familias felices se parecen; cada familia infeliz es infeliz a su modo”. Es posible que las familias felices tengan un parecido álbum de
familia; y las infelices lo tengan a su modo, su propio álbum familiar. La familia del escritor canario Anelio Rodríguez Concepción podría
pertenecer a las infelices —la infelicidad la causa el entorno, la
dureza de la vida, la Guerra Civil, muy presente— y por eso su álbum
familiar por fuerza debe ser distinto. Es muy acertada esa frase que le
sirve de título, “historia ilustrada del mundo”, pues eso es, en
realidad, este hermoso álbum de donde aparecen viejas fotos amarillentas
a las que el autor les pone voz por escrito, les da vida revolviendo la
memoria. Por JAVIER GOÑI
Crudamente insolvente No
ha estado demasiado lucida la editorial Destino en su exigencia
literaria al otorgar este año el premio Nadal a Un amor, de Alejandro
Palomas. Cuesta creer que no hubiera, entre las novelas recibidas,
docenas de ellas con un magma literario más adensado y prometedor. No se
trata de declarar aquí ninguna inocencia perdida, pero resulta cuando
menos descarado que una novela tan crudamente insolvente pueda servir de
modelo de un honorable concurso. Se supone, aunque a estas alturas es
mucho suponer, que el jurado contempla en sus deliberaciones el rigor de
la prosa, la introspección temática, la indagación en zonas de la
realidad poco frecuentadas, en fin, una propuesta que libere o
reconstituya al género novelístico como una forma expresiva todavía
capaz de dar razón de la existencia. La novela seleccionada está muy
lejos de predecir alguna de esas probables distinciones. Por FRANCISCO
SOLANO
Todo pasa cuando no pasa nada La
obra de Mary Lavin, mujer pionera en el mundo literario irlandés, no se
conoce en nuestro país, por lo que hay que estar muy agradecido a la
editorial Errata Naturae por ofrecernos la oportunidad de leer a esta
extraordinaria escritora, nacida en Estados Unidos y trasladada a
Irlanda con su madre a los ocho años. Su educación católica irlandesa y
tradicional se compaginó perfectamente con una mirada asombrosa a la
realidad y una soberana lucidez sobre el trasfondo de las vidas
pequeñas, el alma que late bajo las apariencias de la vida rural o
urbana de la verde Erin en el siglo XX. Por JOSÉ MARÍA GUELBENZU
Las galaxias y las lentejas Cada
tanto se produce el milagro y un poeta español posterior a la última
generación canónica —la de los ochenta; la de, para entendernos, Luis
García Montero, Ángeles Mora, Olvido García Valdés o Juan Carlos Mestre—
publica un libro que reclama su lugar en la historia de la literatura
reciente con una voz madura y con eso que llaman mundo propio. Si fue el
caso de, entre otros, Esto es mi cuerpo, de Juan Antonio González
Iglesias; Monstruos perfectos, de José Luis Piquero; Espejo negro, de
Miriam Reyes, o Chatterton, de Elena Medel, ahora lo es el de Gótico
cantábrico, de Martín López-Vega. Asturiano de Poo de Llanes y de 1975,
López-Vega se estrenó como poeta en 1994 con Objeto robados, y en su
último poemario —el undécimo— cobran todo el sentido las palabras que
incluyó en su poética para la antología de José Luis García Martín La
generación del 99: “La peor poesía es la que suscita la pregunta: ¿qué
significa? Un buen poema, que nunca es una obviedad, sabe conducir a su
lector a donde quiere fluidamente, aunque a veces el camino sea
tortuoso”. Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
Siento tristeza cuando su madre habla de su hijo en presente y su padre se agarra a una camiseta, no se dan cuenta que ya han pasado más de 5 dias y ese niño no aparece. No es motivo de alegría encontrar una camiseta, desde fuera piensas que sin comer con miedo y frio al llegar la noche nadie puede sobrevivir. Pero hay esperanza en los ojos de sus padres, que están ya derrotados por la fatiga.. Niños que desaparecen mujeres asesinadas y los culpables están más cerca de lo que creen. Nos matan, ahora y antes, las mujeres y niños somos u blanco fácil, lo de menos es el motivo. El caso que la muerte ronda a los más débiles.....pero hasta Cuando? Siento trsiteza al ver a un imperfecto ser humano como le rie la gracia a una madre a la que ese violó y al despertar lo más primario esa mujer si va a la cárcel por quemar al violador de su hija. Instintos primarios no deben existir, pero....hacer daño por venganza es suponer que no estan fuerte el sujeto que quiere herir para toda la eternidad. Pobre niño si hay Dios ¿Por qué lo permites?