Casi 2.000 abanicos rojos pondrán la nota reivindicativa en la 32ª gala cinematográfica, consagrada a la igualdad de género. Isabel Coixet parte como favorita.
Goya La fiebre del cambio Gregorio Belinchón
Nunca ha habido unas candidaturas tan diversas en unos Goya en los que hasta cinco películas rodadas en cuatro idiomas luchan por el premio principal
Nunca ha habido unas candidaturas tan diversas en unos Goya en los
que hasta cinco películas rodadas en cuatro idiomas luchan por el premio
principal
1.800 abanicos rojos, trajes para la prensa de Ernesto Artillo de corte masculino con brochazos de atributos femeninos sobre chaquetas y pantalones, monólogos y sketches centrados exclusivamente en la desigualdad de género existente en el cine español -en realidad, en la sociedad española-, absoluta paridad entre los entregadores -presentadores que entregan los galardones- de Goyas (salvo en dos casos porque la Academia se guarda sendas sorpresas), el premio de honor a Marisa Paredes...
Los Goya parecen llegar por fin al siglo XXI femenino.
Si la pasada edición fue la edición machirula, con películas muy masculinas, en esta los astros se han alineado para unos Goya contra desequilibrios y abusos.
Bueno, los astros, el escándalo Weinstein, los distintos casos de abusos de poder y acosos sexuales, las cifras -terribles, llamativas- que muestran que solo el 7% de las películas las dirige una mujer, y solo el 2% cuenta con directora de fotografía, en definitiva, las llamadas de atención de las cineastas ante el pertinaz patriarcado que rige en la sociedad española.
La presidenta de la Academia, Yvonne Blake, no podrá estar en la ceremonia, ya que se recupera de un ictus.
En su lugar, los dos vicepresidentes, Mariano Barroso y Nora Navas, leerán el discurso en una gala que empezará a las diez de la noche y que, como es habitual y casi nunca se cumple, la Academia promete no llegará a las tres horas.
De maestros de ceremonia, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, que van a llevar su humor chanante al límite, y que incluso han contado con la colaboración de alguien mencionado en diversas ediciones de la ceremonia pero que nunca -hasta hoy- ha estado presente en ella.
Los abanicos rojos (1.800 con el lema #+MUJERES, y no habrá suficientes, ya que en el patio de butacas estarán 2.200 asistentes) los proporciona CIMA, la asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales, y casi una treintena de periodistas llevarán trajes de Ernesto Artillo, creador del proyecto La mujer que llevo fuera, trajes numerados y reutilizados -algunos ya se han visto en Operación Triunfo, en los premios Feroz y reportajes de moda- a los que se les ha añadido el dibujo simbólico de la posible figura de una mujer.
Los trajes serán subastados y los beneficios irán destinados a asociaciones de mujeres.
Asistirá otra ministra, la de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat.
Y varios consejeros autonómicos de cultura, secretarios de Estado, los líderes de los partidos políticos, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.
Ayer, la Academia anunció que habrá espacio en el In Memoriam para Reyes Abades, el rey de los efectos especiales, que falleció el jueves.
Muy querido por sus compañeros, tanto como otro de los grandes del cine español, y que formaba parte de la misma generación, el montador José Salcedo, que murió en septiembre.
Para atraer al público joven, esa generación que comandan los Javis, los directores de La llamada (con cinco candidaturas), uno de los presentadores será Paquita Salas, el personaje de representante de actores creado por el actor Bryes Efe, y protagonista de una popular webserie que ahora ha saltado a Netflix.
Con la llegada de nuevos académicos, una iniciativa emprendida por la actual terna presidencial, la institución alcanza ya los 1.600 miembros.
Por eso, las entradas que quedan tras restar del aforo los tickets de los candidatos (nunca ha habido tantos como este año, porque aumentan los miembros de equipos en apartados técnicos) y de los patrocinadores han sido subastadas entre los peticionarios.
Y por primera vez, una persona nacida en el siglo XXI, Sandra Escacena, candidata a actriz revelación por Verónica, puede llevarse un cabezón.
Los Goya serían femeninos posmillennial, pero cuando acabe la gala, la desigualdad de género seguirá ahí.
Es bastante improbable que porte uno de ellos el ministro de Educación, Cultura y Deporte Íñigo Méndez de Vigo, que por el artículo 155 también posee atribuciones de conseller de Cultura de la Generalitat de Cataluña.
Las dos favoritas son dos películas dirigidas por cineastas catalanas: La librería, de Isabel Coixet, y Verano 1993, de Carla Simón.
Podría incluso ocurrir que Coixet ganara en dirección y guion adaptado, y Simón en dirección novel y guion original, con lo que se produciría un pleno femenino.
Hasta esta edición, solo Pilar Miró -dos veces-, Icíar Bollaín e Isabel Coixet han ganado el cabezóna mejor dirección, con lo que la lista no se ampliará con nuevos nombres en 2018.