El escritor, británico nacido en Japón, es autor de novelas como 'Lo que queda del día'.
El británico Kazuo Ishiguro,
de 62 años, ha sido galardonado este jueves con el Premio Nobel de
Literatura 2017.
Es el segundo autor en lengua inglesa consecutivo que
consigue el Nobel, después de Bob Dylan el año pasado.
Pero el
reconocimiento al autor de Lo que queda del día (1989) será,
sin duda, menos controvertido y, a la vez, más previsible, al tratarse
de un autor de amplio reconocimiento que cuenta ya con prestigiosos
galardones como el Booker.
El
jurado ha destacado "sus novelas de gran fuerza emocional que han
descubierto el abismo bajo nuestro nuestro ilusorio sentido de conexión
con el mundo". Su obra más celebrada es Lo que queda del día
(1989), su tercera novela, que ganó el premio Booker y en cuya
adaptación cinematográfica Anthony Hopkins reprentó al mayordomo
Stevens. También Nunca me abadones (2005) fue llevada a la gran pantalla. Su última obra, de fantasía, lleva por título El gigante enterrado
y explora cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con
el presente y la fantasía con la realidad. “Es un escritor de una gran integridad. No mira hacia un lado, ha
desarrollado un universo estético propio”, ha destacado Sara Danius,
secretaria de la Academia Sueca. La literatura de Ishiguro aborda temas
como la memoria, el tiempo o la autoilusión. Toma el relevo de Bob
Dylan, galardonado en 2016 "por haber creado una nueva expresión poética
dentro de la gran tradición americana de la canción". Tras el revuelo
causado el año pasado por la concesión del premio a un músico, Danius ha
confiado en que la elección de Ishiguro “hará al mundo feliz”.
Nacido el 8 de noviembre de 1954 en Nagasaki (Japón), Kazuo Ishiguro se
trasladó a los cinco años con su familia a Surrey, Inglaterra, donde a
su padre le ofrecieron un trabajo como oceanógrafo. Estudió literatura
inglesa y filosofía en la universidad de Kent. Después cursó un posgrado
de escritura creativa en la universidad de East Anglia, donde tuvo de
profesores a Malcolm Bradbury y Angela Carter. Su tesis se convirtió en
1982 en su primera novela, Pálida luz en las colinas, recibida
con elogios por la crítica. Es autor de siete novelas, que escribe en
inglés, además de diversos libros de relatos y guiones para cine y
televisión. Junto a Martin Amis, Ian McEwan Hanif Kureishi, Salman
Rushdie o Julian Barnes, Ishiguro pertenece a la generación de
novelistas que renovaron la narrativa británica en los años 80 de siglo
pasado.
A pesar de su alabada trayectoria, la elección de Ishiguro
ha sido recibida en el mundo editorial como una sorpresa, en la medida
en que no era un habitual en las quinielas. En los últimos días, casas
de apuestas como Ladbrokes habían desvelado los nombres de los favoritos para recibir el Nobel
de 2017. Autores como el keniano Ngugi Wa Thiong'o o el japonés Haruki
Murakami habían sido las principales apuestas para alzarse con el
galardón más importante de las letras, pero no es la primera vez que sus
nombres aparecen entre los candidatos. La canadiense Margaret Atwood,
el poeta surcoreano Ko Un o el chino Yan lianke también habían entrado
en esa lista. Desde su creación en 1901 el Nobel de Literatura ha
distinguido a 113 autores, 14 de ellos mujeres, y en cuatro ocasiones ha
sido compartido, la última vez en 1974. La Academia ha afrontado este
año un galardón que en 2016 contó con polémica al premiar al músico Bob
Dylan. Se mantuvo la incertidumbre de si recogería el galardón y la
compensación económica del Nobel. Finalmente, optó por enviar un
discurso de agradecimiento a la Academia, lo que le permitió cobrar los
alrededor de 820.000 euros. El también poeta no acudió a la ceremonia de
entrega de los premios y en su lugar asistió la artista Patti Smith. Posteriormente, en abril, Dylan asistió a un acto privada en Estocolmo
donde recibió, con casi cuatro meses de retraso, el premio más
importante de literatura.
Todas sus obras han sido
publicadas en español por Anagrama.
Los abrazos de despedida entre varios mossos y policías, que han abandonado este jueves Pineda de Mar,
han cerrado cuatro días de tensión en esta turística localidad
barcelonesa, convertida durante la semana en uno de los focos del
conflicto catalán. Aquí, desde el pasado lunes, después de que un grupo de guardias civiles cargara de paisano contra varios habitantes
del vecino municipio de Calella, cientos de personas se han concentrado
reiteradamente a las puertas del hotel donde pernoctan los efectivos
desplazados hasta Cataluña. Todo, con un único objetivo: conseguir
echarlos.
Una movilización pacífica, pero donde se escucharon insultos contra
los agentes —como "hijos de puta"— y que derivó en que varios de ellos
se enfrentaran a los congregados al grito de "que nos dejen actuar". Este jueves, después de que finalizasen los contratos firmados con los
hoteles y tras los episodios de hostigamiento, los policías han
abandonado Pineda. Interior ha reservado habitaciones para los agentes
en Huesca, Zaragoza, Teruel y Castellón, informa Óscar López-Fonseca. Cerca de 400 agentes de la Policía Nacional se alojaban en dos
hoteles de Pineda de Mar desde hace semanas. Según explican fuentes del
Ayuntamiento, la convivencia había sido absolutamente tranquila hasta la
noche del referéndum ilegal. Después de las cargas policiales
registradas durante el pasado 1 de octubre, un grupo de vecinos hizo una
cacerolada ante sus hoteles. Esta leve campaña de hostigamiento elevó
un poco la tensión, que se disparó a la noche siguiente, cuando se
conocieron las cargas de guardias civiles en Calella. El Consistorio intentó "negociar" entonces con ambas partes para que
los policías se marcharan y rebajar así la tensión. Pero Interior decidió mantenerlos en los establecimientos. Además, el líder del PP en Cataluña, Xavier Albiol, se desplazó el
martes hasta la localidad para respaldar a los agentes. Una decisión que
encendió más los ánimos de los independentistas, que volvieron a
protestar y exigieron explicaciones al alcalde, Xavier Amor (PSC). El
regidor, recibido entre abucheos, leyó entonces un comunicado
consensuado por todas las fuerzas políticas: "La junta de portavoces
manifestamos nuestra preocupación por la situación generada en nuestro
municipio. Hacemos una petición al mantenimiento de la convivencia y la
cohesión social. En estos momentos excepcionales seguiremos haciendo las
gestiones para recuperar la normalidad en nuestro pueblo". Tras esta intervención y una llamada a la calma por parte de los
líderes independentistas —"La Moncloa quiere que aquí se produzcan
imágenes violentas. No se las demos", dijo uno de ellos—, los ánimos se
calmaron en la noche del martes y se disolvió la concentración. El
miércoles continuó sin incidentes, aunque un grupo de miembros del PP de
Barcelona volvió a desplazarse hasta el hotel de Pineda para saludar a
los agentes. Este jueves, algunos mossos se han acercado hasta el hotel
donde se alojan los policías nacionales para despedirlos con abrazos y
gestos de cariño. Una imagen significativa si se tiene en cuenta las
fricciones que han surgido con la policía autonómica, que mantuvo una
actitud pasiva en la mayoría de los casos el pasado domingo y se limitó a
levantar acta en los puntos de votación, en lugar de intervenir. Una situación que tiene divididos a los propios mossos d’Esquadra.
Cae
la cotización de la banca catalana (los afectados matizarán); se
desploman reservas turísticas en la seductora capital de Cataluña (los
perjudicados suavizarán); se paralizan inversiones (los grandes
despachos no concretarán); se largan sedes de compañías punteras,
Oryzon, Naturhouse, hasta (con coartada de fusiones) la Coca-Cola de Sol
Daurella, esposa del chófer de Jordi Pujol, Carles Vilarrubí. ¿Conspiración? No: Oriol Junqueras. Rebobinemos. Venía Junqueras, carlista y con castillo, recorriendo el
vía crucis de embajadores y banqueros. Les susurraba a los católicos
que cómo sospechaban de él, si él era de misa, no diaria, pero de misa, y
pues, rechazaba revoluciones, solo era un reformista social. Le creyeron, alguno apostó por él como recambio del Astut Mas, una fundación/fondo reservado financió digitales secesionistas y de repente, ay, compuestos y sin novio. Vuelta al presente. El 20 de septiembre, día del registro a
su Departamento de Economía (responsable logístico del referéndum del
1-O), tras ver que el juez ha hecho detener a todo su equipo, Junqueras escribe, como ha contado Claudi Pérez (EL PAÍS, 29/9/2017). ¿A quién? A Mario Draghi, presidente del BCE, minutos
después de que lo hiciera otra empleada suya. Es un memorial de agravios
políticos y reclamaciones del referéndum, tipo abate Sieyès, en
comarcal.
Pero se focaliza en la intervención de las finanzas
autonómicas por el Ministerio de Hacienda, como “un acto altamente
irresponsable” que “amenaza al sistema de pagos”, la “financiación del
gasto público” y, quietos parados, “la estabilidad del sistema
financiero de la eurozona”, augurando estampidas de depositantes y alzas
de los costes bancarios. Nada de eso sucede enseguida, hasta el día D+1, el 2-O. Pero
Junqueras lo tenía perfectamente previsto y programado, aunque acabase
culpando a Hacienda del desaguisado. El 13 de noviembre de 2013, en Bruselas, donde cobraba de
eurodiputado, ya amenazó con que podría “parar la economía catalana
durante una semana”, lo que finalmente concretó anteayer, de momento por
una jornada: el ensayo de suicidio económico. El envite era afectar a la “estabilidad” de los mercados
financieros y perjudicar a toda España: “¿Qué impacto tiene [por
tendría] sobre el PIB español, qué opinión tendrán los acreedores de la
deuda española?”. Lo ratificó en Barcelona, ante empresarios catalanes (el 27/1/2015): “Continuaré afirmando lo mismo”, aseguró.
El cauteloso gobernador del Banco de España, Luis Linde,
avisó (21/9/2015) de que la secesión podría generar un posible
“corralito”.
Le zumbaron. El consejero proseparatismo del mismo banco
central, Guillem López Casasnovas, se burló de él: “Todo es posible,
también un terremoto”, dijo. Artur Mas le acusó de “indecencia”. Linde
ha vuelto a advertir con sordina del riesgo económico “por las tensiones
políticas en Cataluña” (28/9/2017).
Ahora ya ni le insultan. Pero el dentífrico (la ruina catalana) empieza a salir del tubo.
Al fracaso del estreno de Gran Hermano: Revolution se unen los rumores de celos profesionales.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que Jorge Javier
Vázquez era el 'chico para todo' de Mediaset . La imagen de todos sus
programas de éxito. El experto en hacer audiencias de las que revientan
los audímetros está en horas bajas y, hay quienes aseguran que se trata
de un tema de 'celos profesionales'. Lo cierto es que su
rostro se asociaba, de manera inmediata, a 'Sálvame' -en todas sus
versiones-, pero desde antes del verano no hay ni rastro de él. Por su
rol, el de presentador, han pasado desde Paz Padilla hasta Carlota
Corredera, pasando por Kiko Hernández o David Valdeperas. Y lo mismo
sucede con un 'Sábado Deluxe' -aunque se le vio por el plató hace un par
de semanas- del que parecen haberse adueñado María Patiño y David
Alemán. Desde la revista 'Look' afirman que el conductor, además de sentirse de
alguna manera desplazado, tendría diferencias con la cadena por el reparto de los ingresos publicitarios con
respecto a sus compañeros de trabajo. Desde Mediaset, grupo de medios
responsable de los programas en los que participa, se han limitado a
desmentir cualquier tipo de rumor de este tipo, asegurando que su
ausencia en 'Sálvame' -debía haberse incorporado el pasado 20 de septiembre- se debe solo a que está centrado en 'Gran Hermano: revolution'. Si esto es así, la pregunta de qué le pasa podría
extrapolarse a por qué ha djado de ser el Rey Midas de Fuencarral. Nos
referimos a que el estreno de 'GH' no fue tan explosivo como se
esperaba. Ni tanto como lo fue en ediciones anteriores. De hecho, el batacazo contra la puesta de largo de 'MasterChef Celebrity' (TVE) fue tan grande, que Telecinco ha decidido eliminar 'El debate de GH' de su parrilla. La reacción de los fieles del 'reality' no se hizo esperar y, el pasado jueves, inundaron Twitter con el 'hashtag' #ZepelinLlamaAMercedes,
pidiendo a gritos a los responsables del formato la vuelta de Mercedes
Milá en detrimeto de Vázquez, que se hizo con las riendas del formato en
la pasada edición. Pues deberian hacer caso a la Audiencia, por mucho que se crea J. Javier Vázquez que es el mejor....todo cansa y no nos olvidamos de Mercedes Milá, debe volver y Jorge Javier que haga teatro ya que ahora ser presentador tb me cansa. bastante verlo en todas partes y todo se acaba....