No es por maldad
6 sept 2017
El paradigma de las bragas de los millennials............Noelia Ramírez
O por qué si buscamos signos del salto generacional que estamos viviendo, los encontraremos en la industria de la ropa interior.
La revolución de las bragas de los millenials no sólo se percibe en boxers para la regla, también llega con el desembarco de Les Girls Les Boys, la nueva firma sin género de Serena Rees, la creadora de Agent Provocateur.
Rees, que vendió la firma hace una década, revolucionó el universo de la lencería femenina a mediados de los 90 y consiguió colocar en las principales avenidas comerciales del planeta boutiques de una firma que convertía a sus compradoras en elegantes dominatrix a lo Kiki de Montparnasse.
Ella sofisticó la lencería a lo BDSM y convirtió en comercial (y de lujo) la lencería que cruzaba límites respecto a la sexualidad femenina.
Sus hijos e hijastros tienen la culpa de este cambio de rumbo (Rees es la ex nuera de Vivienne Westwood).
“Los chicos que viven en mi casa, o los amigos que vienen, tienen una visión muy distina a cómo vestir, cómo comportarse o cómo relacionarse con amigos y amantes, así como la actitud a su sexualidad.
El mercado no les entiende. Victoria’s Secret y Agent Provocateur tampoco“, lamenta.
De Eva Herzigová buscando la atención masculina con su delantera hemos pasado a ver a Lena Dunham y a Jemima Kirke (Girls), representantes de una nueva generación empoderada y política, posando de lo más naturales, y sin retocar, en un cuarto de baño al uso con las bragas y sujetadores de Lonely, una firma que quiere captar la atención de compradoras, y no hombres.
La ruptura con ese imaginario erótico-masculino del pasado ha pasado por una fase que busca la funcionalidad por encima de todo y no sexualizar a sus modelos.
Ejemplos notables han sido las campañas sin photoshop de Aerie o las de la francesa Baserange, que busca inspirar a otras mujeres con féminas que destacan por lo que hacen y no por su cuerpo.
Acné Studios también puso su granito de arena cuando en 2014 instauró el normcore de la ropa interior.
Suya es (parte de) la culpa de que de que se hayan prodigado multitud de marcas con las denominadas ‘bragas de abuela’: Pansy, Me and You o Thinx han capitalizado la atención de los medios y compradoras, marcando nuevas narrativas de marketing politizado que enfatizan el activismo feminista o la sororidad.
El encumbramiento de la braga de abuela ya lo vaticinó la organizadora del salón de lencería de París, Cécile Vivier-Guerin, en 2012: “el tanga tuvo sus momentos de gloria en los años 90, durante el movimiento erótico-chic, pero esta tendencia ha cambiado con la vuelta al confort y el bienestar”.
Las ventas han respondido a las predicciones y a este nuevo universo inspiracional.
Las más jóvenes han desterrado los tangas y han optado por volver a la comodidad.
En EEUU ya se venden más bragas de tiro alto que tangas, que han caído un 26%.
Sin género, sin mirada masculina, abrazando a las curvas y con una filosofía que mezcle confort y sensualidad.
Si la mujer que puso de moda las pezoneras de lujo hace dos décadas reniega de ellas y apuesta por calzoncillos para chicas será por algo.
Puede que la respuesta a qué pasó con el género en la década del 2010 esté, ni más ni menos, en las bragas que vistieron los millenials.
Los mensajes vía exclusiva de la baronesa Thyssen al Gobierno sobre su colección de pintura
La baronesa habla de la excelente relación que mantiene con su hijo y este con sus hermanas y, además, lanza un mensaje al Gobierno sobre su colección de pintura.
Carmen Cervera en Álava el pasado mes de junio. gtresonlin
Carmen Cervera acostumbra de vez en cuando a asomarse a la portada de su revista del corazón favorita, ¡Hola! y lo suele hacer para aclarar situaciones y lanzar mensajes.
Esta semana la baronesa Thyssen ha vuelto para hablar de su familia, negar desavenencias y para alertar al Gobierno de sus planes en lo que a su colección de pintura se refiere.
Todo ello lo hace posando junto a sus hijas mellizas, Sabina y Carmen, que ya han cumplido 11 años, y que, según se desprende de sus declaraciones, mantienen relación con su hermano Borja pese a que no se les ve juntos nunca.
Hay una leyenda que asegura que cuando Carmen Cervera firmó la paz con su hijo Borja una de las condiciones que puso este era no relacionarse con sus hermanas, las hijas que su madre tuvo mediante gestación subrogada.
Sea verdad o mentira la leyenda, es un hecho que las niñas y Borja no se dejan ver juntos.
Pero ahora algo ha cambiado, al menos así se desprende de una frase de la baronesa que tiene un mensaje escondido: "Los hijos de Borja han crecido mucho, están muy guapos.
Estos días, Eric ha cumplido ya 7 años. Carmen y Sabina le cantaron Cumpleaños Feliz". O lo que es lo mismo: las pequeñas parece que se tratan con la otra parte de la familia. También insiste la baronesa en que la relación con su hijo no sufre fisuras pese a que hace mucho que no se les ve juntos. "Este verano hemos navegado juntos por Francia e Italia", ha aclarado.
De esta situación han surgido algunas tensiones entre ellos, que en público no admiten.
La Fiscalía pide a Borja Thyssen dos años de cárcel y 1,2 millones de euros por ocultar a Hacienda parte del dinero que ganó en 2007 por las exclusivas de su boda con Blanca Cuesta y el bautizo de su primer hijo en ¡Hola!.
La acusación afirma que Borja Thyssen simuló una mudanza para eludir los impuestos de los 1,4 millones que la revista pagó a través de una empresa de Nevada y el Juzgado número 1 de Pozuelo de Alarcón ha fijado una fianza de 629.240 euros por fingir su residencia en Andorra.
Además, tiene otra causa abierta por la renta de 2010 —que su letrado ha calificado en distintas ocasiones como “discrepancias de liquidación”— respecto a cinco millones de dólares recibidos como parte de la herencia del barón.
La baronesa negocia su situación en España y la de su colección y lanza una advertencia al Gobierno.
"Deseo que mis cuadros se queden en España siempre que tengan un marco legal que permita su movilidad para realizar nuestras muestras.
Tengo muchas peticiones de museos de otros países donde me ofrecen un fee por exhibirlos".
Y añade: "En el año 2000 con el entonces ministro de Cultura se firmó un pacto en el que prestaba mi colección de forma gratuita. Pasado esos años he seguido prestándola bajo las mismas condiciones hasta hoy.
En este momento nos hemos dado una pausa y tenemos hasta el 31 de diciembre para ver qué hacemos.
Debo pensar en el futuro de mis herederos". La baronesa habla de un pacto que incluye otros aspectos
. "En ese pacto se establecería que, al tener pasaporte suizo y la residencia en Andorra, los días que por razones de mis cargos no cuenten a efectos de los días que puedo pasar en España".
la comedia de la temporada................... Iñigo López Palacios
Cómo el desvarío de cuatro veinteañeros va a convertirse en la comedia de la temporada.
Primero fue una obrita de teatro.
Ahora, ‘La llamada’ llega a los cines.
Macarena García es una de sus protagonistas.
La primera vez que Macarena García
(1988, Madrid) posó para ICON ya avisó de que se lanzaba a cantar o a
bailar de repente, porque sí, casi como si tuviera un incontrolable tic
nervioso. Han pasado casi cuatro años, pero cuando entro en el estudio,
descubro que sigue igual.
Y además, que es cosa de familia.
Su hermano, Javier Ambrossi (1984, Madrid), hace exactamente lo mismo.
Y también los otros dos convocados para esta sesión, Javier Calvo (1991, Madrid) y Anna Castillo (1993, Barcelona) se arrancan de golpe con un estribillo.
Todo apunta a un caso claro de efecto contagio.
Ambrossi y Calvo (a partir de ahora Los Javis, que es cómo les conoce todo el mundo) son pareja sentimental y profesional.
Juntos crearon La llamada, que protagonizaron, antes en el teatro y ahora en la pantalla, Anna Castillo y Macarena García.
En su génesis era un musical en miniatura pensado para representarse en el hall de un teatro de Malasaña, el Lara.
Se estrenó el 2 de mayo de 2013 y su éxito fue tal que ocho funciones después tomaba el escenario principal.
Tres años y nada menos que 300.000 espectadores después, se ha convertido en este largometraje que se estrena el 29 de septiembre.
Sí, no hay un cero de más, trescientos mil espectadores.
La llamada ha sido un éxito “de clamor”, que decían los viejos críticos teatrales.
Se ha ido de gira por 30 ciudades españolas y tiene una versión mexicana.
Se sigue representando actualmente en el Lara, aunque del reparto original solo permanece Richard Collins-Moore, que interpreta a Dios.
El Dios todopoderoso de la Biblia, con la salvedad de que aquí viste como un cantante de country de Las Vegas que se manifiesta cantando temas de Whitney Houston.
El argumento es delirante.
En un campamento de verano dos adolescentes se quedan un fin de semana castigadas por haberse escapado de fiesta.
A una de ellas se le aparece Dios (esa es “la llamada”) y no sabe cómo reaccionar.
Da la impresión de que todo nació como un chiste o un reto.
Casi se puede imaginar a Los Javis intentando llevar ese supuesto un paso más allá.
Pero al oír la palabra “chiste” los cuatro saltan como un resorte para negarlo, hasta que Javier Calvo sale en auxilio de este periodista.
“A ver, yo creo que lo que quiere decir es que siempre hacemos las cosas a partir de una idea que nos hace gracia.
Algo que puede sonar excéntrico o loco.
Luego, a partir de esa idea, en este caso una niña que ve a Dios, nosotros le buscamos el fondo y la profundidad.
Pero si no nos hace un poquito de gracia, no seguimos”.
En realidad, La llamada, explica hoy Javier Ambrossi, nació siendo otra cosa.
“Era la historia de una chica joven que contrata a un profesor particular.
Hablaba de la relación entre una jovencita y un señor mayor que se enseñan cosas mutuamente”.
Lo que tuvieron claro desde el principio fue que se trataba una historia hecha a la medida de Macarena García.
“Lo que pasa es que al ver el espacio donde lo íbamos a representar, el hall del Lara, con esa escalinata imponente, pensando en el momento en el que ambos se encuentran, nos dimos cuenta de que tenía que ser un musical”, dice su hermano. “También queríamos tratar la religión desde un punto de vista pop y yo siempre quise ambientar algo en un campamento”, completa Javier Calvo.
¿Y Whitney Houston, Javier?
–Hay una niña en una cama, aparece un señor y es Dios.
¿Qué va a cantar? La canción de amor por excelencia y con arreglos más celestiales de la historia: I will always love you. Y ya puestos, que todo lo demás también fuera suyo.
–Si la obra estaba pensada para ti, Macarena. ¿Tú les has guiado?
–No, para nada.
Bueno, hubo un momento en que mi personaje iba a quedarse embarazada, como la Virgen María.
Me acuerdo que me lo contaste en casa de los abuelos. Y ahí sí que dije: “Javier, esto me suena muy loco, que tampoco me apunto a cualquier cosa”.
Son dos genios, sus cabezas vuelan libremente y luego van bajando.
“Somos el diario de a bordo, lo vamos contando todo según se nos
ocurre.
Hablamos, hablamos y hablamos y todo el mundo está al corriente de todos los procesos creativos en los que andamos. Muy herméticos no somos”, reconoce Calvo.
Anna Castillo es la única que no estaba en el estreno. “Entré más tarde, casi sin ensayar.
Pero mi personaje es ya tan parte de mí, que si tuviera que retomarlo dentro de cinco años, creo que no me costaría”.
Hoy, Los Javis tienen otro éxito en marcha, Paquita Salas, comedia entre lo costumbrista y lo negro.
Paquita, una representante de actores interpretada por Brays Efe, es la versión amable del David Brent de The office.
Un personaje adorablemente patético. La serie pasó de ser un proyecto para Internet a emitirse en televisión.
Se empieza a hablar de Los Javis como de una especie de reyes de la comedia y, si la versión cinematográfica de La llamada triunfa (y vista la cinta, lo extraño sería lo contrario), se los van a rifar.
“Ha sido todo muy rápido”, dicen
. Hasta La llamada Los Javis eran conocidos como actores (especialmente Calvo, que viene de Física o química) y su única incursión como autores había sido en salas de microteatro.
La llamada, afirman, les cambió la vida.
“Imagínate, Javi y Belén [Cuesta, otra de las actrices del elenco] ponían copas antes de que se estrenase la obra. La llamada sacó a ambos de la barra”, dice Calvo.
Le tienen tanto cariño que se han tatuado frases de la obra.
Los Javis llevan “Lo hacemos y ya vemos” y Anna Castillo, “Step by step”, título de una de las canciones de Whitney Houston.
“Los fans se tatúan la frase también”, interviene Ambrossi.
Los fans. Créanlo o no, pero alrededor de esta obra se ha creado un culto.
La adaptación de la obra en película era “un sueño”, dice Calvo. Tras
varios intentos, fue el productor Enrique López Lavigne quien tomó la
iniciativa.
“Recuerdo el día que vino a la representación aplaudiendo puesto en pie”, dice Castillo. “Se compró todo el merchandising y nos dijo: ‘Vamos a hacer una película”.
La conversión no ha sido fácil.
“La primera versión duraba dos horas y 40 minutos. Ha habido que dejar fuera muchas cosas.
Chistes que ya eran míticos. Pero creemos en esto”, cuenta Javier Calvo.
“Todos”, remata Anna Castillo. “Somos casi una familia.
El otro día me preguntaban: ‘¿Por qué vais juntos a todos los estrenos?’. Flipé.
¿Con quién voy a ir si no es con mis amigos? ¿Os imagináis que fuéramos juntos por obligación contractual, como los Parchís”.
“A mí me gusta cómo ha quedado la película y el límite es el cielo”, interviene Macarena García.
“Hay un punto en que con La llamada ya no hay sueño pequeño”. Ya solo quedaría la versión de Hollywood, ¿no? “Me encantaría”, bromea Calvo.
“Para el remake quiero a Selena Gomez y Miley Cyrus”.
Maquillaje y peluquería: Kley Kafe para Yves Saint Laurent Beauté. Asistente de estilismo: Josefina Rosenbaum.
Y además, que es cosa de familia.
Su hermano, Javier Ambrossi (1984, Madrid), hace exactamente lo mismo.
Y también los otros dos convocados para esta sesión, Javier Calvo (1991, Madrid) y Anna Castillo (1993, Barcelona) se arrancan de golpe con un estribillo.
Todo apunta a un caso claro de efecto contagio.
Ambrossi y Calvo (a partir de ahora Los Javis, que es cómo les conoce todo el mundo) son pareja sentimental y profesional.
Juntos crearon La llamada, que protagonizaron, antes en el teatro y ahora en la pantalla, Anna Castillo y Macarena García.
En su génesis era un musical en miniatura pensado para representarse en el hall de un teatro de Malasaña, el Lara.
Se estrenó el 2 de mayo de 2013 y su éxito fue tal que ocho funciones después tomaba el escenario principal.
Tres años y nada menos que 300.000 espectadores después, se ha convertido en este largometraje que se estrena el 29 de septiembre.
“Hay gente que ido a ver la obra 30 o 40 veces.
Es asombroso.
Llega hasta tal punto que la fan por excelencia, una señora que se llama Loli y ha estado en 200 funciones, tiene un pequeño papel en la película”
La llamada ha sido un éxito “de clamor”, que decían los viejos críticos teatrales.
Se ha ido de gira por 30 ciudades españolas y tiene una versión mexicana.
Se sigue representando actualmente en el Lara, aunque del reparto original solo permanece Richard Collins-Moore, que interpreta a Dios.
El Dios todopoderoso de la Biblia, con la salvedad de que aquí viste como un cantante de country de Las Vegas que se manifiesta cantando temas de Whitney Houston.
El argumento es delirante.
En un campamento de verano dos adolescentes se quedan un fin de semana castigadas por haberse escapado de fiesta.
A una de ellas se le aparece Dios (esa es “la llamada”) y no sabe cómo reaccionar.
Da la impresión de que todo nació como un chiste o un reto.
Casi se puede imaginar a Los Javis intentando llevar ese supuesto un paso más allá.
Pero al oír la palabra “chiste” los cuatro saltan como un resorte para negarlo, hasta que Javier Calvo sale en auxilio de este periodista.
“A ver, yo creo que lo que quiere decir es que siempre hacemos las cosas a partir de una idea que nos hace gracia.
Algo que puede sonar excéntrico o loco.
Luego, a partir de esa idea, en este caso una niña que ve a Dios, nosotros le buscamos el fondo y la profundidad.
Pero si no nos hace un poquito de gracia, no seguimos”.
En realidad, La llamada, explica hoy Javier Ambrossi, nació siendo otra cosa.
“Era la historia de una chica joven que contrata a un profesor particular.
Hablaba de la relación entre una jovencita y un señor mayor que se enseñan cosas mutuamente”.
Lo que tuvieron claro desde el principio fue que se trataba una historia hecha a la medida de Macarena García.
“Lo que pasa es que al ver el espacio donde lo íbamos a representar, el hall del Lara, con esa escalinata imponente, pensando en el momento en el que ambos se encuentran, nos dimos cuenta de que tenía que ser un musical”, dice su hermano. “También queríamos tratar la religión desde un punto de vista pop y yo siempre quise ambientar algo en un campamento”, completa Javier Calvo.
¿Y Whitney Houston, Javier?
–Hay una niña en una cama, aparece un señor y es Dios.
¿Qué va a cantar? La canción de amor por excelencia y con arreglos más celestiales de la historia: I will always love you. Y ya puestos, que todo lo demás también fuera suyo.
–Si la obra estaba pensada para ti, Macarena. ¿Tú les has guiado?
–No, para nada.
Bueno, hubo un momento en que mi personaje iba a quedarse embarazada, como la Virgen María.
Me acuerdo que me lo contaste en casa de los abuelos. Y ahí sí que dije: “Javier, esto me suena muy loco, que tampoco me apunto a cualquier cosa”.
Son dos genios, sus cabezas vuelan libremente y luego van bajando.
Hablamos, hablamos y hablamos y todo el mundo está al corriente de todos los procesos creativos en los que andamos. Muy herméticos no somos”, reconoce Calvo.
Anna Castillo es la única que no estaba en el estreno. “Entré más tarde, casi sin ensayar.
Pero mi personaje es ya tan parte de mí, que si tuviera que retomarlo dentro de cinco años, creo que no me costaría”.
Hoy, Los Javis tienen otro éxito en marcha, Paquita Salas, comedia entre lo costumbrista y lo negro.
Paquita, una representante de actores interpretada por Brays Efe, es la versión amable del David Brent de The office.
Un personaje adorablemente patético. La serie pasó de ser un proyecto para Internet a emitirse en televisión.
Se empieza a hablar de Los Javis como de una especie de reyes de la comedia y, si la versión cinematográfica de La llamada triunfa (y vista la cinta, lo extraño sería lo contrario), se los van a rifar.
“Ha sido todo muy rápido”, dicen
. Hasta La llamada Los Javis eran conocidos como actores (especialmente Calvo, que viene de Física o química) y su única incursión como autores había sido en salas de microteatro.
La llamada, afirman, les cambió la vida.
“Imagínate, Javi y Belén [Cuesta, otra de las actrices del elenco] ponían copas antes de que se estrenase la obra. La llamada sacó a ambos de la barra”, dice Calvo.
Le tienen tanto cariño que se han tatuado frases de la obra.
Los Javis llevan “Lo hacemos y ya vemos” y Anna Castillo, “Step by step”, título de una de las canciones de Whitney Houston.
“Los fans se tatúan la frase también”, interviene Ambrossi.
Los fans. Créanlo o no, pero alrededor de esta obra se ha creado un culto.
“Recuerdo el día que vino a la representación aplaudiendo puesto en pie”, dice Castillo. “Se compró todo el merchandising y nos dijo: ‘Vamos a hacer una película”.
La conversión no ha sido fácil.
“La primera versión duraba dos horas y 40 minutos. Ha habido que dejar fuera muchas cosas.
Chistes que ya eran míticos. Pero creemos en esto”, cuenta Javier Calvo.
“Todos”, remata Anna Castillo. “Somos casi una familia.
El otro día me preguntaban: ‘¿Por qué vais juntos a todos los estrenos?’. Flipé.
¿Con quién voy a ir si no es con mis amigos? ¿Os imagináis que fuéramos juntos por obligación contractual, como los Parchís”.
“A mí me gusta cómo ha quedado la película y el límite es el cielo”, interviene Macarena García.
“Hay un punto en que con La llamada ya no hay sueño pequeño”. Ya solo quedaría la versión de Hollywood, ¿no? “Me encantaría”, bromea Calvo.
“Para el remake quiero a Selena Gomez y Miley Cyrus”.
Maquillaje y peluquería: Kley Kafe para Yves Saint Laurent Beauté. Asistente de estilismo: Josefina Rosenbaum.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)