Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 ago 2017

Llamazares y Baltasar Garzón inscriben como partido su proyecto político Actúa

La formación no tiene vocación electoral "por el momento".

Gaspar Llamazares, exlíder de IU, entrevistado en Madrid
Gaspar Llamazares, exlíder de IU, entrevistado en Madrid
El portavoz de Izquierda Unida en la Junta General del Principado de Asturias, Gaspar Llamazares, encabeza el proyecto político Actúa, inscrito el pasado 3 de agosto en el registro de Partidos Políticos del Ministerio de Interior y en el que también participan el juez Baltasar Garzón y otras personalidades de la izquierda española.
 No obstante, Llamazares ha confirmado este martes a Europa Press que su registro "no prejuzga ninguna decisión de cara a las próximas elecciones autonómicas, municipales ni europeas".
Gaspar Llamazares, que actualmente ya lidera el partido Izquierda Abierta dentro de la coalición Izquierda Unida (IU), ha explicado que la inscripción de la asociación 
Actúa como partido político no responde a intereses electorales, sino que se ha llevado a cabo para "proteger el nombre", al igual que hizo en su día Unidos Podemos. 
"Se verá en su momento", ha asegurado.
Según el parlamentario asturiano, fueron los abogados de la asociación quienes tomaron la decisión de inscribirla como partido frente a "otra empresa que ha querido frenar la inscripción de Actúa".

Plataforma de debate

Sin embargo, a pesar de este movimiento, Actúa "sigue siendo una plataforma de intervención política".
 "El partido es meramente instrumental y esta lejos de cualquier proceso electoral", ha enfatizado Llamazares.
Así, ha explicado que ya en la presentación de la plataforma sus impulsores subrayaron que no han decidido aún si tendrán presencia electoral o no.
 Hoy por hoy, ha dicho, la plataforma que se presenta nace como iniciativa social y política y en función de cómo evolucionen tanto Actúa como la izquierda en España, tomarán las decisiones oportunas. "Pero no ahora", ha insistido Llamazares.
El partido fue registrado el pasado 3 de agosto, y nace con ámbito estatal y el objetivo de crear un "espacio de reflexión" ante la "urgencia" de un cambio político que "sitúe en primer término de la acción de gobierno la garantía de derechos y libertades, así como los principios de justicia social y democracia".
Por otro lado, sobre su situación como portavoz de IU en la Junta General, Llamazares ha afirmado que la creación de este nuevo partido "no es incompatible" con el desempeño de sus funciones como miembro de la coalición de izquierdas.

 

El monasterio que recibió a Colón tras el descubrimiento, en el limbo




El ayuntamiento de Badalona estudia la compra de Sant Jeroni de la Murtra, en manos de distintos dueños, para asegurar su futuro.

Vista exterior del Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra en Badalona.
Vista exterior del Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra en Badalona.
Espléndido entorno. En el corazón de la sierra de la Marina y a un paso de Barcelona.
 Un anuncio de ese tenor promocionó la venta del monasterio de Sant Jeroni de la Murtra de Badalona, una joya del gótico, aunque poco conocida.
 El anuncio lo insertó una inmobiliaria barcelonesa a principios de verano.
 Sant Jeroni fue fundado en 1416 por el mercader barcelonés Bertran Nicolau y fue lugar en el que se hospedaron los Reyes Católicos, que costearon alguna de sus construcciones, y también rincón de descanso de Cristóbal Colón a su regreso del primer viaje a América.
 De todos ellos hay esculturas erigidas y retratos en el monasterio.

 

El anuncio duró poco —apenas unas horas, hasta que corrió la voz— pero suficiente tiempo para que el consistorio de Badalona reaccionase, con declaración institucional incluida.
 “Todavía no sabemos la fórmula, si será por compra, permuta u otro sistema pero queremos hacernos con el control del monasterio y asegurarle un estándar de calidad parecido al de otros complejos que son patrimonio cultural similar, como el de Sant Pere de Rodes”, explica a este periódico el regidor de Urbanismo del consistorio badalonés, Oriol Lladó.

El edil del consistorio de Badalona apunta que a lo largo de este año ya se habían reunido dos veces con los representantes de la parte mayoritaria de la propiedad. 
Sant Jeroni de la Murtra tiene dos propietarios, los sucesores de Francesca Güell —hija de Eusebi Güell— que tiene dos tercios del conjunto —parte del monasterio como el claustro y la capilla y dos edificios adyacentes —y la Fundación Climent Mur, vinculada a la Iglesia y que tiene el tercio restante, la zona agrícola y las viñas, y además se encarga de la gestión del prácticamente la totalidad.
Desde el alto en el que se levanta se ve el mar y la masa forestal de la Sierra de la Marinada, además de un cuidado huerto. 
Se trata de un lugar privilegiado en el que viven 10 personas, las que cuidan del conjunto, trabajos en los que colaboran 50 voluntarios de la asociación Amics de Sant Jeroni de la Murtra. “Entre todos asumen el mantenimiento, hacen de guías del monasterio —se puede visitar— y también restauran el mobiliario”, concreta Jaume Aymar, presidente de la Fundación y párroco de la iglesia del monasterio.
 En ella oficia los domingos.
Fotogalería Fotogalería Interior del claustro de Sant Jeroni de la Murtra donde se pueden ver entre otras plantas el mirto (murtra, en catalán) que da nombre al monasterio y las celdas de los monjes del piso superior que pagó el emperador Carlos V
El silencio y la quietud reinan en la inmensa finca, un recogimiento buscado por las más de 200 personas que anualmente pasan unos días en las 8 celdas de retiro que tiene el monasterio, una actividad que empezó en 1971. 
“No sé cuál será la mejor opción, pero deberá buscarse el consenso de todas las partes”, apunta Aymar cuando es preguntado sobre la situación y el futuro del monasterio. 
Cree que con independencia de quién ostente la propiedad finalmente “lo que se debe mantener son los actuales usos”.
El regidor de urbanismo reconoce que se trata de un tema complejo:
 “Lo que queremos es desbloquear la elaboración de un plan director para tener una buena diagnosis del estado de todo”. 
Cuenta que las edificaciones principales del monasterio, el claustro gótico, la torre de defensa y la capilla, están en buen estado.
 De hecho, el claustro se sometió a una restauración integral hace siete años.
 “Las edificaciones que están mal son la antigua hospedería y las casas de los veraneantes que son, en la práctica, los únicos metros en los que se podría edificar.
 Siempre algo con poca volumetría, tipo casa rural o un establecimiento hotelero pequeño. 
Pero todo eso es lo que tenemos que afrontar entre todas las partes y llegar a un acuerdo”, concluye.
 De momento, hay un borrador de propuesta de convenio a plantear a la propiedad y todo ello, subraya, se retomará a partir de septiembre.
 Del hipotético precio ni se habla. 
En algunos momentos se llegó a valorar en unos seis millones. 
La inmobiliaria que lo publicitó no puso precio alguno. 
Para el consistorio ahora lo que cuenta es asegurar el futuro del conjunto que en los noventa corrió el riesgo de convertirse en un campo de golf:
 “Lo cierto es que no hay un monumento tan importante en Cataluña que esté, como ocurre con el monasterio de Sant Jeroni, en el limbo”.

100 años de la estación modernista más bella de España

 

Demetrio Ribes construyó en Valencia un edificio deslumbrante en sus detalles y espacios.

Fachada de la Estación del Norte de Valencia.
Fachada de la Estación del Norte de Valencia.
Los valencianos pasaron a principios del siglo pasado más de dos décadas de agrio debate sobre dónde ubicar su nueva estación de ferrocarril; si pegada al centro neurálgico de la capital —como clamaban comerciantes y empresarios—, o en un eje urbano más alejado y todavía sin consolidar. 
Venció el emplazamiento más céntrico y desde entonces la Estación del Norte de Valencia, obra del arquitecto Demetrio Ribes, rezuma serenidad y potencia.
 Hoy, 8 de agosto, este edificio, uno de los más visitados y fotografiados de la ciudad, celebra su centenario. 
 La Compañía de Caminos del Hierro del Norte —de ahí su nombre— la puso en servicio en 1917, después de casi una década de construcción.
 Su coste ascendió a unos nueve millones de pesetas.

“Hace 100 años que funciona y aún hoy nos asombra su calidad constructiva”, afirma Inmaculada Aguilar, directora de la Cátedra Demetrio Ribes, que estudia al arquitecto valenciano.
 El edificio, declarado monumento histórico artístico en 1983, es una de las pocas estaciones modernistas de España y una de las más singulares por su ornamentación, inspirada en los movimientos regionalista y ecléctico, muy del gusto de la burguesía valenciana de la época.
Coloridos adornos cerámicos decoran la fachada y, en el interior, un magnífico vestíbulo evidencia la colaboración de importantes artistas de la época.
 En la obra de Ribes dejaron su huella el ceramista catalán Lluís Bru, también escenógrafo del Gran Teatro del Liceo, o los pintores José Mongrell y Gregorio Muñoz Dueñas, este último decorador de la Sala de los Mosaicos, uno de los lugares más frecuentados de la estación, donde madera y trencadís  (cerámica troceada) se combinan a la perfección.
Vestíbulo de la Estación del Norte de Valencia. 
Vestíbulo de la Estación del Norte de Valencia.
“No fue la primera estación con empaque porque ya estaban Atocha, Delicias o Príncipe Pio, en Madrid, pero la de Valencia está reconocida como una de las mejores estaciones europeas de ferrocarril”, subraya Aguilar.
El edificio fue declarado monumento histórico artístico
La marquesina central es otro de los rasgos llamativos de la Estación del Norte.
 “Tiene 196 metros de longitud y 45 metros de luz transversal. Técnicamente es lo más relevante de la estación, ya que las grandes luces (o huecos) eran el gran reto de la ingeniería del siglo XIX”, explica el arquitecto José María Tomás, quien está al frente de la rehabilitación del edificio administrativo de la Estación de Atocha. No solo impresionaron entonces su longitud y anchura sino la utilizacíón de unos arcos articulados que llegan hasta el suelo y se apoyan en unas rótulas que ya pudieron verse en la Exposición Universal de 1889 de París. 
Es la obra más conocida y reconocida de Ribes y uno de los monumentos más representativos de la ciudad.
Es curioso pero no hubo inauguración oficial del edificio. 
 La vieja estación que había funcionado hasta entonces dejó de hacerlo y a las doce de la noche de ese día se puso en servicio la que hoy acoge todavía a decenas de trenes y viajeros.
 Su puesta en servicio estuvo marcada por constantes huelgas y reclamaciones que retrasaron su arranque.
Un detalle de los revestimientos cerámicos de la estación.
Un detalle de los revestimientos cerámicos de la estación.
La fisonomía de la Estación del Norte, propiedad de Adif, no ha variado en exceso con el paso de casi un siglo. Se conservan la verja y las grandes farolas del exterior y el vestíbulo principal es la parte más modificada, sobre todo, la zona de equipajes y la galería comercial, en el ala este de la estación. Sin embargo, mantiene en madera las vigas, zócalos y taquillas de venta de billetes, según el diseño original. Todo un lujo.

 

 

El drama de concursar en ‘The Wall’.......................... Eneko Ruiz Jiménez

Las preguntas son lo de menos y los concursantes son elegidos por su dramatismo e inalcanzables sueños.

Telecinco vive en una realidad aumentada.
 Allí, los sentimientos están a flor de piel, las relaciones son tóxicas y la sobreactuación está a la orden del día
.
. Las reglas del reality-show impregnan el canal no solo en Gran Hermano o Supervivientes, sino también para repasar el suceso escabroso de moda o asistir a un rescate en el que Ana Rosa Quintana, cual negociadora implacable, salva en directo a un hombre de tirarse por el balcón. 
Este verano el género salpica incluso al más sempiterno espacio catódico: los concursos de conocimiento general.
"Da igual cómo lo hagas, lo importante es que nos queremos", subraya repetidamente el protagonista.
 "Lo estoy pasando mal encerrada y sin saber qué pasa. Cariño, tengo ganas de verte", dice su pareja desde un búnker. 
La conversación podría salir de un culebrón diurno, pero en realidad es parte de la tensión de The Wall, concurso presentado por Carlos Sobera, con el que la cadena vuelve a apostar por el formato en prime-time.
 Un concurso, eso sí, donde las preguntas —ni 10 en dos horas— son lo de menos y los concursantes no son elegidos por su conocimiento, sino por su dramatismo e inalcanzables sueños.
The Wall no trata de dar una lección cultural.
 Busca contar una historia dramática con pasión, impotencia y gritos, muchos gritos. 
Montar una escuela de flamenco en Barcelona. 
Saldar la deuda del piso de la suegra.
El problema es que este drama depende del azar, y la superstición. Unas bolas deben caer en abultadas sumas de dinero.
 Las besan, eligen números relacionados con su vida (la edad de su hijo, las ruedas de su bicicleta, el tercer número primo...) y gritan, sobre todo, gritan: "Vamos bolita, que te quiero, baja".
 Todo suena a forzado, como si el programa pidiera que lo vivan como si las bolas guardaran el destino de la humanidad.
Y logran llevarte al final, porque el formato engancha, pero no sabes si quieres que los concursantes triunfen, o que, por favor, se callen. 
Al fin y al cabo, el dinero da igual. Lo importante es que se quieran. 
Y todos tan felices.

Abrir un colegio para personas con discapacidad. Y ríete del mejor Aaron Sorkin. Cuanto más lacrimógeno sea el sueño, mejor.