Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

16 jul 2017

Paz Vega: “A nadie le importa si los actores creemos o no en Dios”

Después de 10 años en Los Ángeles, la actriz vuelve a España con tres hijos y mucha experiencia. Estos días protagoniza la serie 'Perdóname Señor'.

Paz Vega posa en exclusiva para ICON con una bata Palomo Spain. Pincha en la foto para ver un vídeo de la sesión de fotos.

 

En las distancias cortas Paz Vega (Sevilla, 1976) es mucho más natural y espontánea que la imagen que uno pueda hacerse de ella si solo la ha visto posar en alfombras rojas de medio mundo.
 Detrás de los focos está relajada y conserva el brillo de aquella chica que se dio a conocer, hace 18 años, en la serie de televisión Siete vidas. 
 Paz se sienta sobre su tobillo, suelta algún que otro taco al conversar y se atropella al contar anécdotas.
Habla de casi cualquier cosa.
 Desde el tabú de la pedofilia en Hollywood hasta su pasión por Mireia Belmonte.
  Acaba de instalarse con su familia en Madrid después de 10 años viviendo en Los Ángeles. 
Atrás queda pues el tráfico de productos ibéricos en los aeropuertos. 
“Siempre me ha dolido mucho más que me quitaran el jamón que una buena crema. 
Menos mal que en los últimos años ya existían empresas que nos llevaban un Cinco Jotas a casa”, dice con gracia.















La actriz viste bragas Calvin Klein Underwear y demuestra que no es necesario casi nada para serlo todo.

“Además, quiero que mis hijos [tres: Orson, 10 años; Ava, 8, y Lenon, 7] vivan su adolescencia en Madrid. Quiero que hablen español perfecto. Entre ellos lo hacen en inglés.
 A mi hijo mayor le encanta el rap y habla con sus hermanos en slang, por lo que hay muchas palabras que no pillo.
 Me he acostumbrado a que sean ellos los que me corrijan en inglés”, cuenta entre risas.
Hoy, Paz está acompañada de su marido y representante, Orson Salazar, en una habitación de hotel donde acaba de finalizar esta sesión de fotos. 
 Él está sentado en la cama mirando el móvil. Parece absorto en una conversación paralela a través de la pantalla, pero en realidad no pierde el hilo de las palabras de su mujer, acomodada en un sillón al otro lado de la estancia. 
A lo largo de la charla, Paz le solicitará con soltura ayuda en respuestas donde la memoria es mejor compartida y le preguntará si se está “pasando” en alguna respuesta.






¿Le han pedido alguna vez que se posicione públicamente sobre alguna causa? Sí, pero siempre he preferido mantenerme al margen. A veces, a los actores se nos da demasiada importancia. Como si lo que opinamos, pensamos, leemos o escuchamos fuera algo relevante. Creo que a nadie le importa si, por ejemplo, creemos o no en Dios.
 Pero se nos dimensiona y se le da importancia a eso.
 Prefiero mantenerme fuera de ciertos temas y no hablar, por ejemplo, de política ni religión. Al final solo trae líos. Eso no quita que me parezca fenomenal quien lo quiera hacer. Cada uno utiliza el altavoz que tiene de la manera que quiere.
 Y si un día me levanto y digo: ‘Hoy quiero confesar’, pues lo haré. 
Pero me considero bastante apolítica, aunque de pequeña quisiera estudiar ciencias políticas. 
Eso fue antes de que llegara Lorca y me cruzara los cables.La actriz viste bragas Calvin Klein Underwear y demuestra que no es necesario casi nada para serlo todo.




La actriz se ha puesto una camiseta Levis´s Vintage Clothing y unas gafas Lyoncy.
La actriz se ha puesto una camiseta Levis´s Vintage Clothing y unas gafas Lyoncy.

Además, Paz Vega ha regresado a televisión gracias a la serie Perdóname Señor (los miércoles en Telecinco).
 En ella da vida a una monja que se reencuentra con su pasado. La actriz explica que para meterse en el papel no ha necesitado estar en contacto con ninguna congregación. 
Con la educación religiosa en su juventud ha tenido suficiente inspiración. “Estuve hasta los 18 años en un cole de monjas en Sevilla y tengo muy presente esa figura.
 Mis monjas eran muy adelantadas. La directora vestía de particular, algunas se ponían sus pendientes, no llevaban toga… Te hablo de hace 30 años, iban muy relajadas para el momento”, dice pensativa. 
“Tenía amigas que se apuntaban a todas las catequesis y convivencias, pero yo hice la comunión y no seguí más.
 No sentí la llamada”, dice entre risas.
La vocación le llegó en el patio de butacas.
 Con 16 años vio La casa de Bernarda Alba en un montaje del Centro Andaluz de Teatro (CAT) en Sevilla. “En ese momento supe por dónde quería que fuera mi vida. 
Se abrió el telón y visualicé mi futuro”, recuerda. “En ese teatro lo vi claro. Hay niños que con cinco años saben a lo que quieren dedicar su vida. 
Y flipo con ellos. A mí de pequeña me gustaba ver las películas de gánsters en blanco y negro. También las que tenían dos rombos. Pero no pensaba que aquello que hacían aquellas personas en la pantalla fuera una profesión”, reconoce.

Por eso está empeñada en que sus hijos prueben muchas cosas.
 “Yo deseo que tengan ese momento de revelación y se lancen a conseguir sus deseos. 
Mientras tanto, van picoteando en fútbol, tenis, natación, ballet… Lo importante es que conozcan muchos palos.
 Yo quiero que si mi niño decide ser panadero, lo sea con el alma y le eche pasión.
 Que le haga feliz y se levante por la mañana con ilusión. Como me sucede a mí”, recalca.
Paz habla con fervor de su oficio, pero es consciente de que no todo es un camino de rosas.
 La crítica también se ha cebado con ella. “Cuando esto sucede pienso que llevarán razón.
 Yo veo mis trabajos el día del estreno y ya sé si está bien o mal.
 No me tomo las críticas como algo personal porque sé que siempre lo doy todo en el rodaje. 
Pero esta profesión es muy subjetiva. No es como en un deporte donde tienes que llegar a la marca y ya está”, explica.
Y lo dice con conocimiento de causa.
 De joven fue nadadora y ha seguido practicando muchos deportes, algo que deja claro en esta sesión de fotos. “Los Ángeles es una ciudad que te pide hacer ejercicio.
 Y durante todo el tiempo que he vivido allí he hecho mucho pilates. 
 Ahora he vuelto a la piscina, a mis orígenes. La natación me gusta hasta por televisión.
 Me trago los campeonatos del mundo, los de Europa y cuando llegan los Juegos Olímpicos, lo gozo”, dice con una gran sonrisa.
Paz Vega se contorsiona con un vestido Burberry y una braga Calvin Klein Underwear.
Paz Vega se contorsiona con un vestido Burberry y una braga Calvin Klein Underwear.
Entonces se cuela en la conversación una de sus deportistas favoritas, Mireia Belmonte. 
“Es una heroína. Hay que tener claro que no es lo mismo ser deportista en España que en Estados Unidos.
 Allí, si un niño destaca en algo todo le favorece para que se desarrolle practicándolo.
 Aquí, el esfuerzo debe salir solamente de uno mismo.
 Por eso Mireia tiene todo el mérito del mundo.
 Como Gasol o Nadal. Me enciendo viéndolos por la tele y en directo”. ¿Alguien se puede imaginar a Paz Vega como un hooligan delante de la televisión?
Pues algo parecido sucede, salvando las distancias y las barrigas, cuando retransmiten un partido importante. Recuerda en especial el Mundial que ganó España.
 “Yo estaba embarazada del pequeño y no paraba de dar botes agarrándome la barriga. Soy muy futbolera, y cuando me pongo a ver un partido soy insoportable.
 Doy voces, me enfado, me voy a la cocina, vuelvo. 
Es un infierno ver un partido conmigo. Y según mi marido, una película también, porque la comento todo el rato. 
Y sé que es horrible, pero no lo puedo evitar. Si ya la he visto, voy adelantando lo que va a pasar.
 En el cine no me queda otra y me callo. Pero en casa tengo que comentar cada jugada”.
¿Qué es lo que más le ha molestado de todo lo que se ha dicho de usted?, le preguntamos.
 “Nene, ¿tú lo recuerdas?”, le traslada a su marido. Se queda pensativa y responde ella misma:
 “Supongo que cuando me ponen de diva y dicen que exijo toallas sin estrenar o alimentos muy específicos en el catering que trae producción. 
 Luego, mírame”, dice señalando una mesa donde antes hubo unas bandejas de medianoches. 
“No se me ocurre nada más lejos de mi realidad. 
Por eso también me joden los titulares sacados de contexto
. Dices algo en broma, con ironía, y luego te lo plantan en un destacado sin un jaja detrás”.


Paz Vega lleva gabardina Christian Dior y cinturón Gucci.

Cómo Russian Red decidió dejarlo todo para no empezar nada

Lourdes Hernández era la gran esperanza del 'indie' español. Pero una noche en Seattle mandó la guitarra a la basura.

Russian Red
Lourdes Hernández (de nombre artístico Russian Red) posa en exclusiva para ICON en Madrid.
Recuerda perfectamente Lourdes Hernández (Madrid, 1985) el momento en el que dijo: “Hasta aquí hemos llegado”. 
“Fue un día que estábamos tocando en Seattle. Llevábamos unos días de gira en Estados Unidos. 
Yo ya había hecho tours por Asia y por España. Yendo y viniendo desde Madrid, porque ya vivía en Los Ángeles. Así que traía cansancio acumulado. Y la verdad es que no me apetecía seguir de gira. 
Quería estar en mi casa y hacer otras cosas. Y todo aquello se me estaba haciendo bola. 
Llevábamos tocadas dos canciones.
 Y al empezar la tercera, no tenía ganas de cantar. 
No me salía. La canción la tocamos entera sin voz. 
Y al acabar, me disculpé. Le dije al público: ‘No me encuentro bien como para acabar el show.
 Se os devolverá el dinero de la entrada, y espero poder volver pronto para hacer un mejor concierto’. La gente reaccionó muy bien”.
Eso fue en otoño de 2014.
 Agent Cooper, su tercer disco, se había publicado en febrero, por todo lo alto. 
Grabado en Los Ángeles, con productor de relumbrón (es decir, con presupuesto). Era en todos los sentidos un intento de romper con sus inicios, algo que quedaba perfectamente expresado en una ruptura estética nivel antes/después.
"Yo creo que está bien no saber lo que eres. Y es verdad que no
me siento músico.

Porque esta cosa de tocar el instrumento
sobre un escenario y sentir la adrenalina no es lo mío. Mi proceso es otro”
A Estados Unidos se había ido una cantautora de imagen casi monjil que en la portada de su segundo disco, Fuerteventura, publicado en 2011, aparecía con coleta y blusa, apoyada lánguidamente en una ventana, mirando hacia abajo.
 En la de Agent Cooper llevaba un vestido de noche de lamé dorado y miraba directamente a la cámara mientras empuñaba un fusil de asalto.
 “Fue el momento de aceptar una feminidad distinta. Yo, o Russian Red, en los dos primeros discos era más onírica.
 Pero no somos una sola cosa.
 Cuando se publicó Agent Cooper llevaba una temporada en Los Ángeles, a mi bola. 
Me había teñido de rubio y me sentía así”.
 A Sony, su compañía, nada le podía hacer más feliz. 
Imagine: una joven cantante de voz aterciopelada y canciones en inglés para un público amplio, ahora, además, con un componente sexy.
 Un sueño. La trataba como una artista internacional, con todo lo que eso conlleva. 
Aguantó el ritmo poco más de seis meses. “Ese día de Seattle tocábamos con la banda de mi chico. La mía ya sabía que aquello se me estaba haciendo muy cuesta arriba.
 En realidad no fue una sorpresa para nadie
. Solo un momento de shock. El instante en el que lo vieron y pensaron: ‘Está pasando de verdad. Está tomando la decisión’.
 Yo creo que ha sido uno de los actos más valientes que he hecho en mi vida. Saber cuándo parar y cómo hacerlo”, asegura.
Lourdes viste sujetador Eres y pantalón con botas Balenciaga.
Lourdes Hernández lleva blusa Balenciaga, ‘culotte’ Eres, medias Wolford y zapatos Manolo Blahnik.
Lourdes Hernández lleva blusa Balenciaga, ‘culotte’ Eres, medias Wolford y zapatos Manolo Blahnik.
Lourdes se ha casado con un estadounidense, Zack Leigh, músico y empresario inmobiliario. 
El día de la sesión aparece sola. “El pobre lleva varios días acompañándome y hoy se ha quedado en la cama”, explica.
 Viven en una antigua iglesia en la muy gentrificada zona de Highland Park.
 Cuando en Los Ángeles le preguntan a qué se dedica, ¿qué responde? Suelta una sonora carcajada.
 “Pues depende del contexto en el que me conozcan, la verdad. Si en ese momento estoy trabajando en un álbum, digo que me dedico a la música, pero que también tengo un espacio de eventos con mi marido.
 Ahora mismo ese es el centro de nuestro día a día. Lo alquilamos y montamos nuestros propios eventos”.
Uno, que ha entrevistado a la artista varias veces, desde que era la telonera de un telonero en 2007 hasta el momento antes de mudarse a Los Ángeles, recuerda que siempre fabuló con vivir en Estados Unidos, dedicándose a algo que fuera artístico pero no significara estar en el centro de los focos.
 “Sí, totalmente. Es curioso, como que lanzas los sueños ahí afuera, pero luego cuando se cumplen no te acuerdas de que es eso lo que querías.
 Hasta que se cumple, el camino es bastante largo, y cuando llegas no sientes que has logrado un objetivo, sino la sensación de satisfacción, de realización”.
Una de las sensaciones que desprendía cuando estaba en plena actividad y todo el mundo la señalaba como una triunfadora en ciernes era de ligera incomodidad.
 No era raro que en las entrevistas formulara, a modo de disculpa no requerida, frases como “yo no soy artista, ni soy músico, ni nada”.
“Sí, es verdad. Yo creo que está bien no saber lo que eres. Y es verdad que no me siento músico.
 Porque esta cosa de tocar el instrumento sobre un escenario y sentir la adrenalina no es lo mío. 
Mi proceso es otro, me encanta cantar, me da la vida, pero no todo lo demás.
 Sin embargo, nunca me permití reconocer lo que quería, porque estaba demasiado ocupada haciendo discos y giras. Fue esa estructura la que me dejó de funcionar.
 No era lo que quería hacer. Sentía un poco de claustrofobia”.
Y ahora, afirma Lourdes Hernández, encuentra una salida a ese encierro en ser actriz.
 “He hecho un papel en un corto y significó una liberación total y un reconocimiento de lo que quería y podía hacer.
 Me he dado cuenta de que soy actriz, pero no necesito hacer una carrera de ello”.



 

18 escándalos sexuales que hicieron temblar Hollywood........ Luigi Landeira.




  • La reactivación de la vida sexual entre Angelina Jolie y Brad Pitt Ya antes de casarse con Brad Pitt, la actriz Angelina Jolie fue célebre por sus curiosas costumbres sexuales: desde jugar con cuchillos en la cama hasta morrearse con su hermano en público. 
    En 2007, ya casada con Pitt, saltó a la portada de la prensa el trío que hizo con su marido y la 'top model' Karolina Kurkova. 
    En ese momento, la relación entre Pitt y Jolie no atravesaba su mejor momento y ellos trataban de reactivar el morbo por todos los medios. 
    Quizá por ello, después de una fiesta la pareja invitó a la modelo a su habitación para una morbosa sesión de sexo a tres bandas. En la imagen, Brad Pitt y Angelina Jolie posan en Londres el mismo año en el que se dio la noticia, 2007. Getty




    • Charles Chaplin, a juicio para demostrar su paternidad 
       En 1943, el célebre cómico Charles Chaplin se metió en un buen lío cuando la actriz Joan Barry anunció a bombo y platillo que estaba embarazada de él.
       Tras un sonado juicio, Chaplin tuvo que hacerse cargo de su manutención. Además, fue acusado de llevar a Joan de Los Ángeles a Nueva York en un viaje de amantes, quebrantando así la Ley Mann, delito federal que prohibía transportar mujeres a través de los límites interestatales "con propósitos inmorales". Ahora es mucho más habitual, pero en los años 40 era un escándalo que cincuentones se emparejaran con veinteañeras. Chaplin casi siempre se relacionaba con menores de 20: en 1944, cuando tenía 54 años, se casó con Oona O’Neill, de 18 años, con quien tendría ocho hijos.En la imagen, Charlie Chaplin, acompañado por su abogado, Jerry Giesler, tras el juicio por el hijo que tuvo con Joan Barry. Getty




      • John Travolta y Tom Cruise: ¿más que amigos? Aparentemente, la relación entre John Travolta y su esposa Kelly Preston es una de las más sólidas de Hollywood. Pero investigadores como John Randolph aseguran que este matrimonio no es más que una tapadera, y no dejan de estallar escándalos que ponen en duda la heterosexualidad del protagonista de 'Pulp fiction'. Por ejemplo, el piloto Doug Gotterba, que jura y perjura que fue amante de Travolta durante seis años
        . O el masajista que demandó al actor por tocar sus genitales y preguntarle si quería mantener relaciones sexuales con él y con “otra estrella de Hollywood”. Quizá esa otra estrella sea Tom Cruise, con quien, según la revista norteamericana 'Star', Travolta mantiene una relación homosexual secreta desde hace 30 años.En la imagen, los actores Tom Cruise y John Travolta conversan durante un evento. La mujer de Travolta, Kelly Preston, está con ellos. Getty

Sonora pitada a Enrique Iglesias en su concierto de Santander

El cantante, que congregó a 30.000 personas, enoja al público al marcharse de forma intempestiva.

Enrique Iglesias
El cantante Enrique Iglesias, en un momento del concierto que ofreció anoche en Santander, dentro su gira 'Love Sex'. EFE

Enrique Iglesias llenó la noche del sábado los campos de sport de El Sardinero en Santander, en un concierto, la única parada de su gira dentro su gira Love Sex en España (y en Europa), que congregó a 30.000 personas pero que acabó con una sonora pitada de todo el estadio.
 El público protestó por su marcha intempestiva y sin despedirse.
 Ya es trending topic en Twitter, donde los comentarios hacia el cantante son muy negativos.
"Estará afónico Enrique Iglesias de todo lo que ha cantado. 
Y se va sin despedirse", comenta en esta red un asistente al recital. "Desde hoy somos fans de Enrique Iglesias.
 Nadie ha hecho más por acabar con la música de mierda en Santander", comenta otro
Tambiñen son muchos los que reprochan a los asistentes que se quejen. "¿Que esperabais? A Plácido Domingo?", replican. El artista, ajeno a la polémica, ha tuiteado: "Gracias por una noche mágica Santander".
Iglesias, que al final del concierto reconoció sentirse "nervioso" por cantar en España y que pidió disculpas al público por ello, comenzó el concierto saliendo de la mitad de los campos de sport por una pasarela con cinta transportadora, y al ritmo de su último single y uno de los grandes hits del verano, Súbeme la radio
Tras la canción, que levantó de sus asientos a todo el campo de fútbol, continuó con Freak, melodía acompañada de fuegos pirotécnicos propios de un gran espectáculo musical, que fue lo que nunca perdió Enrique Iglesias sobre el escenario.


Una gran pantalla de cientos de metros cuadrados, en la que se proyectaba la imagen del artista por la escena y distintos juegos de color, cerraba el escenario, sobre el que Enrique Iglesias estaba acompañado por siete músicos y dos cantantes femeninas en los coros
. El espectáculo contaba con 1.200.000 watios de iluminación y 400.000 de sonido. En el montaje participaron 250 operarios y otras 250 personas se encargaban de las labores de producción.
El concierto del artista, que ha vendido más de 150 millones de discos en sus 22 años de carrera, era una de las princiaples citas del Año Jubilar Lebaniego, tras la presencia del francés Jean-Michel Jarre con el que se abrió en abril este acontecimiento religioso y cultural que tiene como epicentro el monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los cinco lugares santos de la cristiandad.