Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 jun 2017

Eduardo Casanova: “Nunca nadie me ha parado”.......... Borja Bas

Creció ante España como el primer niño abiertamente gay de la tele en ‘Aída’. 

Con 26 años, desafía de nuevo las convenciones con su primer largo, ‘Pieles’.

Eduardo Casanova
Eduardo Casanova posa para ICON mientras tiñe la capa de ozono de rosa. Lleva camiseta y pantalón de Levi's y zapatillas Converse.
Viajemos por un segundo en el tiempo.
 Vemos a Eduardo Casanova (Madrid, 1991) correteando por un estudio entusiasmado por su primera portada, para la revista Vanidad.
 Tiene 14 años y es, de pronto, el niño de España. O, más bien, el primer niño gay de la tele española. 
Su rompedor personaje en la serie Aída le trajo una fama salvaje. “Yo no sé qué es no ser famoso”, repite hoy como un mantra.
 Aquel día, mientras tratábamos de captar su revoltosa candidez, él reclamaba cosas impublicables, como posar maquilladísimo con unos plataformones de Carlos Díez aliviando la vejiga en el retrete. Incluso le pillamos en un descanso fumando a escondidas (hoy supera el paquete diario).
Doce años después, se ríe cuando se le recuerda que tuvimos que echarle el freno.
 “No deberíais haberme parado. Al menos, con la foto con los tacones. 
Nunca nadie me ha parado.
 La verdad es que a veces no soy consciente de lo fuerte que he sido y lo fuerte que soy. 
No sé si es muy soberbio esto que acabo de decir, pero yo lo siento así”.

Edu nos recibe para hablar de Pieles, su primer largometraje, producido por Álex de la Iglesia y Carolina Bang, en cines el 9 de junio.
 Entrar en su casa es como meterse en su peli o en sus cortos: todo está teñido de rosa y pastel, la estética prima sobre la comodidad y el orden y la pulcritud no logran enmascarar lo que bulle bajo sus cimientos.
Su mélange incluye cuadros de enfermedades venéreas en el comedor y de Kim Jong-il y Kim Jong-un presidiendo la cocina, una Hello Kitty gigante junto a una bañera en mitad del dormitorio y hasta un aseo temático dedicado a los Kennedy.
 “¿Sabes de dónde viene mi obsesión por el rosa y lo oscuro a la vez?
 De una de las imágenes que más me han perturbado: Jackie O con el vestido rosa de Chanel manchado con la sangre de su marido”. Incluso sus dos gatos, el persa Tokio, que le regaló Ana Polvorosa, y la esfinge Costra, escenifican los mundos contrapuestos que conviven en el imaginario/hogar de Edu.
Nos sentamos junto al balcón y se pone a fumar compulsivamente. “Mi vida no es de color rosa tal y como la sociedad entiende el color rosa. 
Y espero que no lo sea nunca, porque entonces sería Mr. Wonderful, y no hay nada que deteste más que lo blanco y lo naif. Yo soy un gótico de alma”. 

Detesta la categorización en general y que se le tilde de provocador en particular.
 “Es de lo primero que me dicen: ‘Qué ganas de epatar, de transgredir, de shockear’.
 Nada más lejos de mi intención.
 Cuando ves Pieles no ves a alguien intentando provocar, sino a alguien tratando de expresarse libremente. 
Pero ese ejercicio de libertad muchos lo reciben como si les estuvieras agrediendo.
 Es algo a lo que me he tenido que enfrentar siempre en mi vida en general, porque hago pocas concesiones”.
Y recordamos el primer corto que escribió, con 14 años, y que nunca llegó a realizar, El chocho asesino. “Trataba sobre una muñeca andaluza que cobraba vida y se comía a la gente por el coño”.
 Ya estaba ahí su fijación con los orificios y la escatología. “Nada más liberador que defecar.
 Pieles habla de eso: de liberarse o no. Y una manera es acudir a lo fisiológico; anulando o variando partes del cuerpo que nos sirven para comunicarnos o liberarnos.
 Debería psicoanalizármelo con mi terapeuta”. Y se ríe.

El germen de Pieles fue el corto Eat my shit, en el que Ana Polvorosa se plantaba un ojete protésico por boca y sufría por su diferencia. 
Su amiga repite ese rol en este largo, un compendio de historias con protagonistas malformados por dentro y/o por fuera que reivindica la disidencia de los cánones estéticos consensuados.
En definitiva, el derecho a ser en tu propia piel. Enciende otro cigarrillo. 
Pieles reclama que desaprendamos lo aprendido. Nos han dicho qué es un color para mujeres y cuál es para hombres, qué da asco y qué no, qué es algo bonito y qué es feo… 
Yo no sé qué es algo malformado, no tengo ni idea. 
Hay gente normativamente muy guapa que a mí me puede parecer horrible. 
Todo tiene que ver con una extraña conspiración que nos dice: ‘Tienes que ir por aquí, piensa esto’. Lo que quiero es reventar la cabeza con todos estos conceptos, invitar a cuestionarlo todo”. Calada final.
Ya prepara su segunda película.
 Tan solo desvela que “tiene que ver con el poder”. Comenta que anda fascinado con Orwell, así que le pregunto por otras obsesiones e influencias recientes. 
“¿Quieres que te conteste como una diva para concluir la entrevista?”. Por favor. “La realidad”.

 

Cher, sin tiempo para jubilarse........................ Javier A. Fernández

La cantante, de 71 años, anuncia el estreno de su musical en Broadway el año próximo y se deja ver más que nunca.

Cher, el pasado 3 de junio en el funeral de su exmarido, Gregg Allman.
Cher, el pasado 3 de junio en el funeral de su exmarido, Gregg Allman. AP

 

Cher vive uno de los momentos más activos de su carrera. 
A los 71 años actúa cada noche en Las Vegas, graba canciones, canta en entregas de premios, prepara un musical sobre su vida, tuitea a cualquier hora del día y de la noche, y le sobra tiempo para hacerse una foto en el estreno de una película con Kim Kardashian. Instantánea en la que, a pesar de duplicar la edad, Cher parece su hermana mayor, como titulaba el diario británico Daily Mail.
La diva californiana aseguró que 2017 sería un año lleno de proyectos.
 Uno de ellos, el musical sobre su vida, ya tiene fecha de estreno. Será en Broadway en 2018.
 El pasado martes, la cantante acudió a la primera lectura de la obra y no ha podido ocultar el entusiasmo que le produjo.
 "Acabo de salir del musical. He llorado y reído. Estaba preparada para que no me gustara", admitía anoche con naturalidad en su cuenta de Twitter, donde tiene 3,3 millones de seguidores.
 Tras el amargo fin de semana en el que despidió Gregg Allman, su exmarido y padre de su hijo Elijah Blue, fallecido a los 69 en su casa de Savannah (Georgia), la diva viajó a Nueva York para escuchar la primera versión del texto que acompañará a sus canciones. 
"El público aplaudió después de cada canción y se puso de pie", continuaba el mensaje en la red social. Jeffrey Seller ha sido el encargado de poner en marcha este proyecto que empezó a materializarse hace casi dos años. 
 Sellers va a la búsqueda de un nuevo éxito tras la abrumadora acogida de Hamilton, el último gran fenómeno teatral en la capital de los musicales 
. Y tiene todas las expectativas puestas en el biopic de la diva. En su periplo ha reclutado al libretista Rick Elice, que ya experimentó con el género biográfico en Jersey Boys, y al director Jason Moore, responsable de Avenue Q y Shrek.
Cher, durante su actuación en los premios Billboard el pasado mayo. 
Cher, durante su actuación en los premios Billboard el pasado mayo.
Tres actrices interpretarán a Cher en tres momentos de su carrera. En la lectura, han sido Lena Hall, ganadora de un Tony por Hedwig and the Angry Inch, Jillian Mueller y Lesli Margherita, de acuerdo con la página web especializada en teatro musical Broawayworld.com. 
Tres experimentadas intérpretes cuya fisonomía encaja con la de la diva a lo largo de los años.
De izquierda a derecha: Kourtney y Kim Kardashian y Cher, el pasado abril en el estreno de la película 'The Promise' en Los Ángeles. 
De izquierda a derecha: Kourtney y Kim Kardashian y Cher, el pasado abril en el estreno de la película 'The Promise' en Los Ángeles.
Desde hace semanas, la estrella, que no retomará su espectáculo de Las Vegas hasta agosto, aprovecha para dejarse ver en presentaciones y entregas de premios. El 12 de abril acudió en Hollywood al estreno de The Promise. 
Allí posó junto a la estrella mediática Kim Kardashian, con quien comparte remotos orígenes armenios. La reina de los realities, de 36 años, ha admitido que Cher es uno de sus referentes estilísticos.

Un héroe en patinete: el homenaje en viñetas a Ignacio Echeverría


Ignacio Echeverría falleció en los atentados de Londres del 3 de junio, cuando trataba de defender con su monopatín a una mujer. Varios dibujantes han decidido rendirle homenaje con sus ilustraciones después de que el 7 de junio se confirmara su muerte, tras cuatro días sin confirmación oficial.
 El tributo más compartido ha sido el de José Rubio, conocido como Malagón: su viñeta con el mensaje "no todos los superhéroes llevan capa, algunos van en patinete" ha superado los 7.000 retuits en menos de un día. 

Malagón preparó la viñeta la misma tarde que se confirmó la muerte de Echeverría.
 "La espera [a la confirmación de la muerte] había creado un caldo de tensión, rabia e incertidumbre", cuenta el viñetista, de 44 años, por teléfono a Verne
"Cuando leí la noticia, sentí pena y a la vez orgullo por su acción heroica y desinteresada, y me puse con la viñeta".
 No le llevó demasiado tiempo. "No tenía muchas pretensiones, salvo hacer un homenaje personal y sencillo a Ignacio".
El viñetista trabaja para diferentes medios como CTXT, Yahoo o ABC, pero decidió publicar la imagen directamente en sus redes. "Podía haberla guardado para publicarla al día siguiente", cuenta, "pero era algo personal que quería compartir". 
No se ha popularizado solo a través del perfil de Malagón. Policía Nacional también la publicó en su cuenta de Twitter.
"Supongo que ha funcionado por la identificación: todos teníamos el mismo sentimiento, la gente se sentía identificada y por eso la compartían", sostiene Malagón.
 "No había ninguna pretensión en que viralizara. Estaba en casa, vi la noticia y me dije: 'voy a hacer esto".
La frase no todos los héroes llevan capa es una broma recurrente en Internet.
 "Como tenía en mente la idea del monopatín y pienso que Echeverría es un héroe, se me ocurrió que la frase era una forma de hilar ambas ideas", cuenta Malagón. 
"Lo más sencillo es lo que suele funcionar mejor en las viñetas".
Otros dibujantes también han rendido homenaje al heroísmo de Echeverría con sus viñetas. 
Estas son otras de las publicadas durante las últimas horas.

El Real Madrid de las 12 copas....................... Rafa Cabeleira

La imagen de Florentino Pérez con los trofeos es la representación de un equipo construido para ganar.

Florentino Pérez posa con las 12 Copas de Europa del Madrid. 
Florentino Pérez posa con las 12 Copas de Europa del Madrid.

 Contemplo con estupor la fotografía de las 12 copas alineadas, en perfecta formación.

 No puedo evitar la comparación con ciertas ilustraciones de los viejos tercios de infantería, armados para la batalla con el orgullo de los viejos hidalgos y el ímpetu de los más jóvenes demonios. 

Trato de buscar algún defecto a la instantánea -es lo que el pueblo azulgrana espera de mí- pero solo alcanzo a señalar cierta asimetría en la composición y una sensación de desparramamiento incontrolado, como si su disposición pudiese molestar a un hipotético compañero de asiento.

Doce copas son muchas copas, demasiadas. 

Poco importa si son de Europa o de vodka con naranja: ante 12 copas no se puede alegar casualidad, despiste o improvisación. Ante una docena al completo no cabe andarse con remilgos y culpar a las circunstancias, de nada sirve señalar a un gobierno, a un dictador o a la camarera de turno.

 He leído muchos comentarios en estos últimos días que apuntan en esa dirección: seis copas de Europa pertenecen al franquismo y otras seis a los gobiernos del Partido Popular. Qué más quisiera yo que poder abrazar dicha teoría pero me tengo por persona más o menos inteligente y no me conviene flirtear con esta suerte de pamplinas. 




El debate, más allá de los exabruptos propios de los necios, parece enfocado a tarifar los méritos contrapuestos de los dos grandes del fútbol español. 
El aficionado madridista se empeña en demostrar que lo conseguido en los últimos años acumula más gloria que lo logrado por el mejor Barça de la historia, el mismo equipo a quien, en su día, negó cualquier reconocimiento.
 El aficionado culé, por el contrario, rema en la dirección contraria y parece dispuesto a jugar sus cartas en una partida que siempre ha denunciado marcada salvo las manos en que se sintió ganador, ese intervalo dorado en el que, a su juicio, prevaleció la justicia por encima de los oscuros intereses. 
A veces me pregunto qué satisfacción encontramos en devaluar los triunfos del rival, qué necesidad vital mueve estas discusiones en las que uno trata de demostrar qué dulce es el más dulce.
Esa fotografía, la de Florentino Pérez escoltado por las 12 copas, no tiene trampa ni cartón: es la representación lógica de un equipo construido para ganar, de la acumulación de talento en pos de un objetivo, de un instinto natural para la supervivencia y la caza mayor incomparable.
 Aquella otra, la de las seis copas de temporada y Joan Laporta sosteniendo una séptima (en su caso de champán), tampoco deja espacio a la confabulación ni al desprecio: la conquista de la perfección, el empeño titánico de una generación por elevar una idea más allá de los resultados, el legado de un genio holandés bañado, por fin, en oro y plata.
No descarto que tan fatigosos contendientes se encuentren en la senda correcta y el equivocado sea yo. 
Quién sabe si tanta equidistancia no me acabará convirtiendo en una especie de moderna Lucrecia Borgia, aquella hija bastarda del Papa Alejandro VI que, ante la imposibilidad de elegir entre el turrón y la fruta escarchada, terminó acostándose con su hermano: si algo nos ha enseñado la historia es que aquí no se consuela el que no quiere.