Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 jun 2017

abel Allende: “Me he enamorado de nuevo a los 75. No hay amor sin riesgo”


La chilena publica 'Más allá del invierno', una obra sobre la capacidad de alegría, esperanza y reinvención que atesoran las personas.

La escritora chilena Isabel Allende.
Hace año y medio, cuando vino a Madrid a presentar su penúltimo libro, El amante japonés, Isabel Allende le decía a quien quisiera escucharla mirándole a los iris con sus iris como ascuas: “Estoy abierta al amor”. 
Tenía 73 años y acababa de romper “triste pero civilizadamente” una convivencia de 28 con Willy, el gringo grande y amoroso de algunas de sus novelas.
Ayer, Allende volvió a Madrid con un nuevo libro bajo el ala y un amor nuevo alegrándole las pajarillas. 
Más allá del invierno (Plaza  & Janés), el título de su nueva obra, inspirado en una frase de Camus, es un homenaje a la capacidad de alegría, esperanza y reinvención que atesoran las personas por muy mal que les vengan dadas. 
“No solo los humanos, sino los pueblos, las naciones, el mundo tiene un verano invencible dentro que puede acabar con cualquier invierno si le damos la oportunidad y asumimos el riesgo”, explica ella y uno, viéndola, no puede por menos que creerla .

Primorosamente vestida con una casaca color mimosa y maquillada como para una boda, Allende recibe en el claroscuro de una sala de la vetusta Casa de América. 
"Esta luz es despiadada. Nos vamos a ver como monos en el vídeo", bromea, con las tablas que le otorgan décadas de entrevistas en su larga carrera de estrella global de la literatura.
 Allende (Lima, 1942) ha despachado millones de ejemplares de sus 23 libros, desde La casa de los espíritus a De amor y de sombra, Cuentos de Eva Luna y Paula, su obra más íntima y también la más querida, aunque solo fuera por el hecho de que, gracias a ella, su fallecida hija Paula está viva en la memoria colectiva.
 “Aún hoy, 23 años después, recibo cartas de personas enfermas, o que han sufrido una pérdida, o que han llamado Paula a una hija inspirados por ella, y eso es mucho más de lo que alguien puede esperar de una obra”, dice, sus ojos acuosos más húmedos que nunca.
Los protagonistas de su nueva novela: Lucía, Richard y Evelyn, dos sesentones y una adolescente, son expertos en pérdidas, dolor y desarraigo.
 Inmigrantes los tres en Estados Unidos, escapando cada uno de su debacle personal y colectiva, que , unidos por una carambola del destino, descubren su verano interno redimidos unos por el amor romántico y todos por la solidaridad con el prójimo.
Allende, “extranjera siempre, empezando de nuevo en diferentes sitios toda la vida”, no se muestra desesperanzada ante “la situación actual en la que se cierran las fronteras, porque creo que son circunstancias que van a cambiar.
 Trump es un accidente y no va a durar mucho.
 Puede hacer mucho daño, pero no va a destruir el mundo que hemos avanzado en los últimos cien años. 
Hay movimientos bajo la superficie de gente joven que está cambiando las cosas.
 He vivido lo suficiente como para saber que todo es un péndulo y nada es eterno. 
Vivimos un invierno de gobiernos, de refugiados, de terrorismo, de miedo, pero el verano invencible está también ahí, y al final ganará la tendencia de más solidaridad, más democracia, más libertad, más educación.
 Las migraciones no se paran con muros ni leyes, sino resolviendo situaciones terribles en los lugares de origen”.
 Allende accede gozosa a narrar cómo llegó de nuevo el verano a su propia vida. 
Al separarse de su pareja, se retiró a una casita de California con su ordenador y su perro, resuelta a vivir sola el resto de sus días. 
 “En esas, un señor de Nueva York me escuchó en la radio de su auto, camino de Boston
. Escribió un correo, y otro, y otro, a mi oficina.
 Al tercero, le contesté yo misma porque lo acompañó de un ramo de flores. 
 Cinco meses después de recibir cada día un correo dándome los buenos días y otro las buenas noches, aproveché un viaje de trabajo para verle.
 Ahí, en cinco minutos, se armó la cosa, y ahora él está vendiendo lo que tiene para venirse conmigo.
 O sea, que esas cosas ocurren, son milagros que pasan.
 Sí, me enamoré a los 75 por tercera vez en mi vida, no hay amor sin riesgo”, relata, sin poder ni quizá querer esconder una risa entre boba y cómplice ante la cara entre cómplice y boba de su interlocutora.
Así, a la vez animosa y resistente, se muestra Allende, experta en retratar a mujeres extraordinarias que, según ella, copia del natural más que fabula. 
“Vengo de una cadena de ellas, trabajo con ellas, estoy rodeado de ellas, no tengo que inventarme nada”, explica esta creadora curada de espanto, que no de sorpresas.
“Siempre estoy alerta, abierta al misterio de la vida, a las cosas maravillosas que uno espera, y a las trágicas que uno no desea. Lo peor ya me pasó.
 Cuando me separé de Willy, al que amé muchísimo, la gente me daba el pésame, como diciéndome 'ay, esa pobre señora vieja que se va a quedar sola'.
 Y yo pensaba, esto no es ni el 10% de lo que pasé cuando murió Paula. Ya nada va a partirme".

 

 

El fin del profesor ‘funcionario’.............................Ana Torres Menárguez

La Carlos III lanza un máster para revolucionar la forma de enseñar y dar respuesta a las carencias del grado de Magisterio.

Están nerviosos. Es la primera vez que se reúnen para presentar el primer máster experimental de innovación educativa lanzado por una universidad pública española. 

Se llama Laboratorio de la Nueva Educación y pretende resolver las carencias del grado de Magisterio, que sigue empleando el mismo programa académico de hace 20 años.

 “No queremos hablar de asignaturas. Aquí no se forma al profesor convencional, sino al educador del siglo XXI”, cuenta el profesor de la Universidad Carlos III Antonio Rodríguez de las Heras, uno de los impulsores del nuevo máster. 

 Es experimental porque los contenidos se terminarán de definir con la participación de los alumnos. No hay nada cerrado. 


El fin del profesor ‘funcionario’
El objetivo es formar a los profesores del futuro. 
El principal desafío al que se enfrentan los sistemas educativos en diferentes países del mundo es la calidad de los profesores, según la encuesta La escuela en 2030, en la que han participado 1.550 profesores, estudiantes y responsables políticos en materia de educación de la organización WISE (la Cumbre Mundial por la Innovación en Educación, en sus siglas en inglés), creada en 2009 por la Fundación Qatar.
 Ese documento esboza cómo será la educación en 2030 y señala que los conocimientos académicos ya no serán tan importantes y se valorarán mucho más habilidades personales como la empatía o la toma de decisiones.
 El rol del profesor ya no será el de transmitir sus conocimientos al alumno, sino el de actuar como guía para que el propio estudiante construya los contenidos a partir de diferentes fuentes, y los métodos de enseñanza tendrán como base la creatividad.

Teniendo en cuenta todos esos cambios, ¿están los grados en Maestro en Educación Infantil y Primaria a la altura? 
Varios profesores de Educación de la Universidad Complutense opinan que no. "Tenemos una herencia muy teórica. Puede haber profesores más pragmáticos, pero no sabemos si los alumnos están aprendiendo o no métodos más innovadores", asegura Carmen Alba, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense desde 1987. 
No existe un proyecto de innovación impulsado por la Universidad ni la pretensión de actualizar los contenidos del grado, que según informa la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) solo llevaría unos tres meses.
Ante la inactividad de las universidades, un grupo de pedagogos, educadores y arquitectos se han unido para lanzar el Laboratorio de la Nueva Educación, un título propio de la Universidad Carlos III en colaboración con la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y el Colegio Estudio que se pondrá en marcha el próximo octubre. 
Una de las grandes diferencias de este programa con respecto a los másteres oficiales, que deben ser impartidos por personal universitario, es que participarán como docentes profesionales en activo de distintas ramas, como la experta en espacios educativos Rosan Bosch.
 “Al ser un título propio hemos podido salir del corsé de los másteres oficiales.
 No lo hemos creado para cumplir requisitos y trámites, sino para revolucionar la forma de enseñar”, explica Carlos Wert, patrono de la ILE e impulsor del programa.
Los creadores del Laboratorio de la Nueva Educación Antonio Rodríguez (iz), Carlos Wert, Jerónimo Junquera y María Acaso.
Los creadores del Laboratorio de la Nueva Educación Antonio Rodríguez (iz), Carlos Wert, Jerónimo Junquera y María Acaso.
El programa, que cuesta 5.500 euros -se ofrecerán becas- y consta de 60 créditos y prácticas, no se dirige únicamente a profesores, sino a educadores de museos o investigadores del cambio de paradigma educativo.
 La idea es probar con los alumnos nuevas metodologías de enseñanza y que estos a su vez las prueben en sus clases. 

“Si Giner de los Ríos estuviese vivo, este sería el máster que querría”, apunta María Acaso, profesora de la Complutense e impulsora del máster. 
Precisamente es la figura de Francisco Giner de los Ríos y su concepción de la educación la inspiración de este programa. 
“Si veis en la escuela niños quietos, callados, que ni ríen ni alborotan, es que están muertos”, afirmó el pedagogo y director de la ILE.
 Su apuesta por la transformación de las aulas, la supresión del estrado del profesor y la formación de estudiantes seguros de sí mismos e independientes son la clave del curso, de un año de duración. “El profesor está acostumbrado a las rutinas escolares y a la tranquilidad de contar con un público cautivo, además de estar inmerso en la carrera funcionarial. 
Eso hay que cambiarlo”, apunta Mariano Fernández Enguita, profesor de la Complutense y autor del libro La educación en la encrucijada
 “El actual modelo de formación del profesorado está anticuado; lo que necesitan aprender los niños en primaria no se reduce al saber acumulado de los maestros”, añade.

Un programa innovador

Aunque prefieren no hablar de asignaturas, estos son los módulos que componen el máster:
Suelo. Cada alumno identificará nuevas herramientas para aprender. 
De esta forma, participará en la creación de los contenidos. “En este módulo reflexionarán sobre la función de la educación, para que no conduzca a la certificación”, señala el profesor Antonio Rodríguez de las Heras.
Poder. Se tratarán las manifestaciones de poder y conflicto en el aula. 
“Los profesores ejercen micropoderes dentro de la clase y tienen que aprender los modos de regular ese poder”, indica Rodríguez de las Heras.
 Se trata de gestionar el espacio social del aula sin aplicar la disciplina como método.
Cuerpo. “Hoy en la escuela no se habla de inteligencia emocional, ni de la importancia del mobiliario o la educación afectiva y sexual. Los problemas con el porno”, apunta la profesora María Acaso. “Un niño que se mueve aprende mejor que uno que está sentado. De eso va también el aprendizaje con el movimiento”.
Experiencias. Aprenderán metodologías activas como el aprendizaje por proyectos. “Tienen que formar a individuos inquietos, que quieran seguir aprendiendo durante toda su vida”, dice Rodríguez de las Heras.
El profesor como investigador. Investigarán y probarán nuevos sistemas de evaluación.
 “Hay que salir de la evaluación con números, basada en el castigo. Evitar la ansiedad y el dolor asociados a los exámenes”, recalca María Acaso. En el máster de formación del profesorado (el antiguo CAP) solo se enseñan los métodos tradicionales de evaluación.
Creo que lo que quieren es salir de las aulas y cargarnos el mochuelo a los profesores, que ya no tienen ni micropoder ni nada.

Griezmann: “Los futbolistas no salen del armario porque tienen miedo”

Hablemos de masculinidad...
 
 

El delantero del Atlético habla de su pareja, de los gestos de cariño en el campo, de la ropa que copia...

Griezmann posa en exclusiva para ICON en Madrid.
Griezmann posa en exclusiva para ICON en Madrid.
Las cuatro cosas que más quiere Antoine Griezmann (Mâcon, Francia, 1991) en este mundo son, por este orden: su hija de un año, su novia, su pelo y sus padres. ¿Igual hemos exagerado con la tercera posición? Seguramente. 
Pero tenemos argumentos para sostenerlo. Le preguntamos.
Imagínese que marca el gol de la victoria de una final de Champions en el último minuto. Pero, a cambio, tiene que pagar con algo: se va a quedar calvo. No, no. Imposible. Prefiero que no. 
Me da igual que sea una final de la Champions [risas]. Que lo meta otro. Pero calvo no [risas].

Griezmann tiene 26 años, pero es un chaval. 
La mayoría de las cosas que dice, la forma en la que consume su tiempo de ocio (horas y horas de Xbox), su forma espontánea de comportarse… 
Siempre transmite el aire auténtico y travieso de un adolescente. Este año le preguntaron a Diego Pablo Simeone, su entrenador en el Atlético de Madrid, si hablaba intensa y personalmente con todos los jugadores antes de las citas importantes. “Sí”, respondió. “¿Qué le dice a Griezmann?”, le cuestionaron.
 Y el técnico señaló: “Ummmm. A Antoine es al único al que no hay que decirle nada. Él sale ahí y juega”. Como un chaval.
El futbolista se sienta para charlar con ICON dentro de los compromisos que tiene como imagen de la marca de champú H&S. Vamos a hablar de todo... menos de fútbol
. La temporada ha finalizado con un balance para él relativamente positivo. 
No hay títulos, pero su equipo ha terminado tercero en la Liga, lo que le da el paso a la próxima Champions.
 Además, ha alcanzado las semifinales de las otras dos competiciones importantes, la Copa del Rey (donde cayó ante el Barcelona) y la Champions (derrotado por el Real Madrid).
Su cotización ha subido y, si hacemos caso a la clasificación del Balón de Oro, es el tercer mejor jugador del mundo, por detrás de Ronaldo y Messi.
 En el último partido de Liga Antoine se ganó además un hueco eterno en el corazón de la afición al brincar, con ganas, ante el grito rojiblanco: “¡Quién no salte madridista es, es!”.
 Después de unos días de zozobra para la hinchada del Atlético, parece ser que el francés vestirá de rojiblanco durante el primer año en el Wanda Metropolitano.

Usted siempre ha dicho que su ídolo es David Beckham. ¿Qué le atrae de él fuera del campo? Cada vez que va a un acto siempre hay flashes sobre él y eso indica que llama mucho la atención.
 Por su pelo, el traje que lleva, la clase que tiene... Eso es lo que más me gusta.
O sea, a usted le gusta el glamour. Sí, me gusta ver cómo van vestidos actores, cantantes... 
Ver cómo llevan el pelo, el traje... Miro lo que publican en sus redes sociales y copio el look: una sudadera, una chaqueta...

Qué es lo último que ha copiado. A J. Balvin, un cantante de reggaeton.
  Le vi en una foto con una chaqueta de Gucci, me gustó mucho y me la compré.
¿Cuál es para usted el concepto de elegancia en un hombre? Alguien que se pone cualquier cosa y le queda bien.
 Por ejemplo, Beckham puede salir en pijama y está elegante. Cualquier otro le ves en pijama y dices: ‘Vaya pintas’. Pero él, aún así, tiene estilo.
Usted tiene estilo en pijama. (Risas) No, no. Yo creo que un hombre con traje siempre está elegante.
Hablando de Beckham. Recientemente dijo: “Sigo el 90 % de las veces lo que me dice Victoria”.
 Le pasa a usted lo mismo con su pareja [la donostiarra Erika Choperena, con la que tiene una niña de un año, Mia; se conocieron en San Sebastián: Griezmann fichó por la Real con 13 años]. No. A veces me puede sugerir algo.
 O me prepara un look en la cama y me lo pongo.
 Depende. Sobre el pelo no suelo preguntarle. Al principio no le gustaba nada, pero luego se acostumbró. Solo el 50 % de las veces le hago caso.
Usted le llama “la jefa” ¿no? Sí, porque es la que me lleva todo. Hay obras en casa y es ella la que lo maneja todo, los papeles de la casa, del club… Yo me olvido del papeleo. 
Así solo pienso en el fútbol. Y eso me viene muy bien.
 
Qué hace Griezmann en el descanso de los partidos, aparte de escuchar a Simeone:
Qué hace Griezmann en el descanso de los partidos, aparte de escuchar a Simeone: "Me mojo el pelo, me lo pongo para atrás y me pongo la cinta".
Oiga, una curiosidad: ¿por qué los jugadores de fútbol se dan manotazos en el culo, cosa que nunca se hace fuera del campo? No sé. 
 A veces también acariciamos el pelo del compañero. Eso en la calle no lo hacemos, es verdad. 
Creo que lo del culo es porque es la parte que está más cerca de la mano (risas). No creo que sea cariño. 
Yo por tocarle el culo a alguien no le voy a tener más aprecio. Es más como para bromear.
¿Le han dado alguna vez un beso en la boca cuando ha metido un gol? No, nunca.
 Pero vi a algunos que sí les pasó. A veces, cuando ganas algo importante, se hacen esas cosas… A mí no me gusta, pero igual lo hago dentro de un año, cuando gane un Mundial o la Champions. Depende de la felicidad que puedas tener.
¿Por qué cree usted que ningún jugador dice abiertamente que es gay? Ummm. Es una buena pregunta. 
Yo creo que en el fútbol no es habitual porque nos hacemos los duros y los fuertes. 
Y tenemos miedo a lo que puedan decir. Yo no tengo nada en contra: respeto a todo el mundo.

Si usted fuese gay, ¿tendría el valor de salir del armario, o entiende a los futbolistas que ocultan su homosexualidad? Hay mucha gente mala en el fútbol.
 Y pueden tener miedo a ir a los estadios y que les insulten. Yo creo que lo haría. 
Claro, es más fácil decirlo cuando no tienes que pasar por ello.
¿Qué parte de su cuerpo le gusta menos? Mis piernas.
¿Perdón? Si dicen que valen 100 millones de euros... Es que a veces me quiero poner un pantalón pitillo y con los muslos y los gemelos tan musculosos no me gusta cómo me quedan.
¿Qué hace en el descanso de los partidos: se ducha, se cambia de camiseta...? No, no me ducho.
 Pero sí me cambio de camiseta. Lo que sí que me mojo es el pelo. Me lo pongo para atrás y me pongo la cinta.

 

La angustiosa búsqueda del español desaparecido en el ataque de Londres