Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 jun 2017

Caperucita nunca muere................................... Tereixa Constenla

Un homenaje en la Feria del Libro y la reedición de seis obras muestran la vigencia de Carmen Martín Gaite, una autora que aúna el éxito comercial y el interés académico.

Carmen Martin Gaite,en la Feria del Libro de Fráncfort en 1991.rn
Carmen Martin Gaite,en la Feria del Libro de Fráncfort en 1991. Cover/Getty Images
Hace 30 años Carmen Martín Gaite, que ya tenía un nombre y una veintena de libros a sus espaldas, se convirtió en la autora de un best-seller.
 Una obra que había nacido mientras moría Franco. 
Clavada ante el televisor que retransmitía el funeral del dictador, la escritora pensó: “De esta época que acabamos de cerrar yo lo sé todo”. Aun así, se documentó durante tres años y bregó consigo misma hasta dar con el tono, según confesaría a su entrevistadora, Rosa Montero, tras recibir el Premio Anagrama de Ensayo aquel mismo año por el estudio que hurgaba en las cicatrices de una generación: Usos amorosos de la posguerra española.
Ameno y concienzudo, divertido y desolador, el ensayo fue una sorprendente anomalía comercial.
 A día de hoy acumula 112.000 ejemplares vendidos y 28 reimpresiones, según Anagrama, que acaba de reeditarlo en su colección de bolsillo Compactos, bajo el paraguas Pequeña biblioteca Carmen Martín Gaite, junto a las novelas La Reina de las Nieves, Lo raro es vivir, Irse de casa y Nubosidad variable.
Reediciones, tesis y, hoy, un homenaje en la Feria del Libro de Madrid —donde el público la encumbró como reina de las firmas— muestran que Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) es una autora muerta muy viva.
 Acaso la más vigente de los desaparecidos de la generación de los 50. “Hay muchos autores tan buenos, como Jesús Fernández Santos, que se mueren y se acaban. 
Yo he hecho todos los esfuerzos posibles para que no se la olvide”, indica su hermana Ana María Martín Gaite, que ha convertido la casa familiar de El Boalo (Madrid) en el corazón de la Fundación Años 50, consagrada a aquellos niños de la guerra que se refugiaron en la literatura para descifrar la realidad.

“Pretender al mismo tiempo entender y soñar: ahí está la condena de mis noches”, escribió Martín Gaite en El cuarto de atrás (1978), una obra que la convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura.
 Comprender —ahí están sus ensayos— y fantasear —ahí están algunas novelas—. “La fantasía fue para Carmen Martín Gaite la única venganza contra la muerte”, afirma en la introducción a las Obras completas José Teruel, profesor titular de Literatura española de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en la autora.
Carmen Martín Gaite, en una foto familiar sin datar publicada en su libro 'Poemas'.
Carmen Martín Gaite, en una foto familiar sin datar publicada en su libro 'Poemas'.
La imaginación para huir del duelo. Martín Gaite afrontó varios, anómalos y precoces: a los 29 años perdió un bebé de seis meses (“Me enseñó a no volver a conceder nunca importancia a los disgustos menores”), a los 52 a sus padres con dos meses de diferencia y, a los 59, a su hija Marta. 
Un naufragio vital que la dejó sin literatura hasta que, en Nueva York, fraguó una fantasía que se convirtió en un fenómeno tras su publicación en 1990: Caperucita en Manhattan.
Yo la recuerdo en el CIC hablando de estas experencias y el desgarro de perder a su hija. Pero muy agadrable y simpática, su indumentaria era más de sonreir que de luto, nunca en esa charla mencionó a Sánchez Ferlosio, y por eso nunca él me ha gustado. La dejó sola ante la adversidad, su hija era de los dos. pero él nunca ha dicho nada.
Con 55 ediciones, medio millón de libros vendidos y presencia en 14 países es, después de El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, el título que más beneficios ha proporcionado a Siruela. “Tiene un comportamiento excepcional.
 Es una novela muy moderna que habla de la libertad y construir un mundo diferente, y también es muy divertida. En la vigencia influye que es una lectura muy recomendada en muchísimos colegios”, sostiene Ofelia Grande, directora de Siruela. 

La editorial, con 16 obras de la autora en su catálogo, reeditará en unas semanas el ensayo Usos amorosos del dieciocho en España y lanzará dos nuevos títulos en 2018, cuando también saldrá el sexto volumen de las Obras completas en Círculo-Espasa y una edición crítica en Cátedra de El cuarto de atrás, anotada por José Teruel: “Es un título canónico para abordar la Transición política”.
Y desde septiembre, su mundo será más accesible para todos: la Biblioteca Virtual de Castilla y León permitirá consultar en Internet su archivo, formado por 5.661 registros, que abarcan manuscritos de novelas y ensayos, cartas, cuadernos, fotografías, notas y material audiovisual. 
"Creemos que será muy útil para hispanistas de EE UU, donde hay mucho interés en su obra", señala la directora general de Políticas Culturales de Castilla y León, Mar Sancho. 
Tanto que, como detallará hoy en la Feria del Libro la catedrática Joan L. Brown, es la autora española contemporánea más leída en los campus de EE UU, tras Camilo José Cela.
Diecisiete años después de la muerte de Carmiña, Ana María Martín Gaite puede respirar tranquila. 
Ha cumplido la promesa póstuma que se hizo en el funeral de su hermana menor: hacer realidad un verso — “No te mueras todavía”— del poema Jaculatoria.
“Y cuando yo termine —dice Ana María Martín Gaite desde la sabiduría de los noventa y tantos—, pues terminé. 
Nada es eterno, pero pretendo que no sea efímero”.

 

Un delfín entre las olas..................... Boris Izaguirre


El diseñador David Delfín. EPV
 
La primera vez que vi a David Delfín pensé que era un delfín.
 Tenía su misma gracia animal pero en tierra. 
Y también poseía la elegancia de ese otro tipo de delfín, el heredero de la casa real francesa.
 Fue en Corazón Negro, el desaparecido bar de Paola Dominguín en el corazón de Chueca y era 1994, el año en que todos nos mudamos a Madrid sintiéndonos delfines y herederos.

Creo que uno de sus primeros tatuajes se realizó en esa época y era un delfín.
 Cada vez que coincidía con David, su timidez me hacia también más tímido y solo podía observarlo.
 Sus movimientos parecían palabras, su manera especial de establecer una comunicación. 
Y cuando hablaba, era un filo, directo, desconcertante a veces, dejándote en un punto entre el desasosiego y las ganas de más bofetadas.
 Creo que consiguió hacer lo mismo con su trabajo en la moda. 
Atraparte, pegarte, dejarte, volver a atraparte. Volver a dejarte.
En esa época de Corazón Negro, David formaba parte de una compañía de performers dirigida por Danny Panullo junto a Mariola Fuentes. 
Hacían los playbacks más desternillantes del mundo, en cierta manera herederos o delfines de las celebérrimas Diabéticas Aceleradas, que habían visto su fama crecer gracias a Almodóvar.
 La compañía de Panullo tenía nuestro apoyo, el de unos fans declarados que al mismo tiempo que imitábamos sus imitaciones, sentíamos que estábamos envueltos en algo. Que éramos lo más parecido a un movimiento. Los nuevos reyes del mambo.
 Cuando El Baile de la Rosa, en Montecarlo, homenajeó a La Movida madrileña, Pedro Almodóvar invitó a Delfín a participar del showcase que confeccionó, a modo de cabaret, para esa ocasión.
 David, convertido en David Delfín, el nuevo talento de la moda española y una marca en sociedad con Gorka Postigo, aceptó y volvimos a ver ese número, mágico, en que el se convertía en una balanza vertical, que se inclinaba hacia delante todo lo que podía.
 Y después también hacia atrás sin perder el equilibrio. 

Bimba Bosé y David Delfín.rn
Bimba Bosé y David Delfín. Cordon Press
Rubén y yo asistimos muchas tardes a los encuentros de David, Panullo y Bimba en la casa de Lucía Bosé en Somosaguas. 
 Parecían una boy band ejemplar. En un hogar lleno de referencias y habitado por personalidades intensas, ellos resaltaban. 
A veces parecía que emergían del estanque detrás de la habitación de Lucía Bosé, que tenían escamas y bronquios y habían estado buceando horas por Madrid y regresaban con la piel brillando, no a contarlo todo pero sí a que los viéramos.
 De esa amistad y de esas aguas surgió David Delfín, el diseñador.
 Al día siguiente de su histórica colección onírica, inspirada en Buñuel, Lucía y Magritte, Javier Sardá me regañó por no haber estado presente
Esa misma noche, David entró por teléfono en Crónicas Marcianas, enfrentando la inmensa polémica por haber cubierto a sus modelos con velos, con esa voz suave, de acento malagueño y la risa ante el asombro por “la que se ha montado”. Nunca superé mi timidez inicial hacia David.
 No lo lamento, porque me permitió admirarlo, en silencio, con respeto, como creador. 
Recuerdo esa maravillosa colección en el nuevo edificio de Telefónica en Madrid que celebraba la avalancha de la tecnología empleando la paleta de colores de Mondrian. Bruce Weber, insistía en que estábamos delante de algo más que un genio.
 “Adivina lo que del presente estará en el futuro”, dijo. Algunos de los presentes le reían, pelín irrespetuosos como se espera entre los más jóvenes.
 No olvido su antepenúltima colección en Cibeles dedicada a Alaska, Mario y Bibiana, otra vez infartada de colores, pastillas dibujadas y hasta cosidas a los trajes.
 La euforia de esa colección me recordó el éxtasis de las noches de los noventa.
Me duele no tenerle entre nosotros. Félix Sabroso, que le visitó hasta el final, comentaba que en los peores momentos, David no perdía la curiosidad.
 Suaviza ese dolor, saber que David Delfín coaguló a una generación. 
E imaginarlo ahora balanceándose de atrás hacia delante, por cualquier mar que le apetezca. 

 
 

El mundo de la moda despide a David Delfín

La capilla ardiente del diseñador, fallecido el sábado a los 46 años, se instala en el Museo del Traje.

David Delfin 
David Delfín en el backstage de la Madrid Fashion Week
Creadores del mundo de la moda y artistas han visitado este domingo la capilla ardiente del diseñador  David Delfín, Premio Nacional de Diseño de Moda 2016, en el salón de actos del Museo del Traje de Madrid para rendirle homenaje.
 En los salones de este museo se albergaron sus desfiles y también se exhibieron sus diseños. 
La Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), de la que formaba parte, ha lamentado profundamente este fallecimiento con las siguientes palabras: "Resulta muy difícil para nosotros tener que despedirnos de forma tan prematura de una persona excepcional y un profesional único al que queremos y admiramos enormemente.
 David entró a formar parte de la familia de ACME en 2005, donde supo ganarse todo el cariño y respeto de sus compañeros de profesión", afirman en un comunicado.
El cuerpo del diseñador, fallecido ayer a los 46 años víctima de un cáncer ha llegado a las 11.30 horas al Museo del Traje, donde se mantendrá la capilla ardientes hasta primera hora de la tarde. Luego, Delfín será trasladado a Marbella, donde se celebrará un oficio religioso en la iglesia de la Encarnación y finalmente será incinerado, por deseo de su madre.
Al museo han acudido familiares y amigos, además de numerosas figuras del mundo de la moda y las artes.
 Entre otros, han acudido los modistos Elena Benarroch e Ion Fiz; los actores Rossy de Palma, Pepón Nieto y Óscar Jaenada;
En declaraciones a los medios de comunicación, Pepón Nieto se ha mostrado triste por la pérdida:
 "Para todo él era un ejemplo único, raro, irrepetible, arriesgado. Así era para todo, en su faceta creativa y en la personal".
Para Fiz, la muerte del premio nacional de 2016 es "una gran pérdida para el mundo de la moda y de España".
La directora de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, Charo Izquierdo, ha lamentado el fallecimiento de David Delfín, que tal y como ha destacado ha sido una de las personas más importantes del diseño en España: 
"Es una noticia muy triste (...) Se ha ido una de las personas más importantes del diseño y de la moda en España", que tenía mucha "valentía" e "ingenio" y "un saber hacer maravilloso".

Rossy de Palma, este domingo.


 

Muere el escritor Juan Goytisolo a los 86 años en Marrakech

Se desconoce si será enterrado en la ciudad marroquí donde residió en las últimas décadas o será repatriado a Barcelona.


El escritor Juan Goytisolo en la calle de su casa de Marraquech (Marruecos), en noviembre de 2014.
El escritor Juan Goytisolo en la calle de su casa de Marraquech (Marruecos), en noviembre de 2014.

El escritor Juan Goytisolo ha muerto hoy a los 86 años en Marrakech (Marruecos), según ha confirmado desde su domicilio Ricard Parise, amigo personal del escritor, a la agencia Efe. En 2014, seis años después de despedirse de la ficción, obtuvo el Premio Cervantes, el más importante de las letras en español.

El novelista barcelonés, uno de los autores más cervantinos de la literatura española reciente, lo recibió en Alcalá de Henares luciendo la única corbata que tenía en el armario y dedicando su discurso a los habitantes de la medina de Marrakech, sus vecinos desde que se instalara allí en 1997 con la familia de su amigo, y expareja, Abdelhadi. 

Hasta ese año, y desde 1956, sus vecinos eran los inmigrantes del Sentier parisino, el barrio en el que vivió con su esposa, la escritora francesa Monique Lange.

 En París recaló después de abandonar para siempre Barcelona, la ciudad en la que había nacido el 5 de enero de 1931. 

Si la muerte de Lange, ocurrida en 1996, marcó su vejez e inspiró la novela que cierra su obra narrativa —Telón de boca (2003)—, su infancia estuvo marcada por otra muerte: la de su madre, Julia Gay, en 1938 durante un bombardeo de la aviación franquista sobre la Ciudad Condal.
 Aquella desaparición dejaría al cuidado de su padre a los hermanos Goytisolo (Marta, José Agustín, Juan y Luis) y funcionaría como hito sentimental en la obra de los tres varones cuando se convirtieron en escritores.
Debutante como escritor en los años de la literatura social de posguerra —su primera novela, Juegos de manos, es de 1954—, Goytisolo siempre estableció una relación directa entre su abandono del realismo y la asunción de su homosexualidad.
 A contar esa evolución personal, remontándose a la infancia, consagró en los años ochenta del siglo pasado dos magistrales libros autobiográficos: Coto vedado y En los reinos de taifa.