Paz Vega y Jesús Castro protagonizan la miniserie de Telecinco con el narcotráfico como telón de fondo.
Es un tranquilo día soleado en Barbate (Cádiz) que invita a pasar el
tiempo libre en la playa. De repente, una lancha, un coche y unas motos
entran en acción para un desembarco de droga a toda velocidad, una
escena que algunos testigos graban con el móvil. La secuencia con la que
arranca la nueva miniserie de Telecinco Perdóname, Señor es
ficción, pero en la zona no es tan extraño presenciar momentos así. "De
hecho, unos días después de rodarlo sacaron en las noticias algo muy
parecido, un desembarco que había sido grabado con el móvil", recuerda
Frank Ariza, creador de esta miniserie de ocho capítulos que mañana
miércoles (22.40) estrena el canal de Mediaset. Sobre la realidad del paro que azota a esta zona de Andalucía y la salida que algunos han encontrado a través del narcotráfico, Perdóname, Señor
construye una trama con ingredientes dramáticos, amorosos, suspense y
acción. Porque en medio de ese desembarco está presente la hermana Lucía
(Paz Vega), que regresa a
su pueblo tras 20 años en Roma. Ahora las cosas son muy diferentes a
cuando se fue. Por ejemplo, descubre que en el desembarco está
involucrado su sobrino Rafa (Jesús Castro). Además, un antiguo amor, Bruno (Stany Coppet), ahora es uno de los
grandes capos de la droga. Tanto la trama como las relaciones entre los
personajes se enredan rápidamente en una serie con la que Paz Vega
regresa a la televisión nacional y que, al mismo tiempo, supone la
vuelta a España de la actriz sevillana y su familia tras 14 años
viviendo en Los Ángeles.
Para el creador de Perdóname, Señor, nacido en Barbate, era
muy importante reflejar la realidad social de su localidad. "Mi abuelo
era pescador, y la pesca daba de comer a todos en el pueblo, pero llegó
un momento en el que se prohibió y el pueblo entró en decadencia",
explica Ariza. El paro hizo estragos. Y algunos, como vía rápida de
conseguir dinero, entraron en el mundo del narcotráfico. "No nos
sentimos orgullosos de eso, pero es algo que siempre ha estado ahí solo
que ahora es más visible", añade Ariza en la presentación de esta
ficción escrita por Antonio Onetti.
En Perdóname, Señor, Jesús Castro vuelve a interpretar un joven involucrado en el narcotráfico, como ya hizo en la película El Niño, con la que debutó en la actuación, o en la serie El Príncipe.
Hablan del encasillamiento, pero yo digo que bendito encasillamiento.
Prefiero estar 20 años encasillado y trabajando que cinco o seis sin
estar encasillado pero en tu casa muerto de asco", zanja el actor, que
reconoce que en algún momento durante el rodaje de la serie le vino a la
memoria El Niño.
Sin embargo,encuentra diferencias entre su
actual personaje de Rafa y los que ha interpretado anteriormente.
"Él sí
es consciente de dónde está, dónde se mete y las consecuencias que
puede acarrear.
Es un chico hecho para ser el jefe de lo que sea, para
ser el macho alfa, inteligente y con sangre fría".
Grabada en el propio Barbate y en otros municipios de la comarca como
Zahara de los Atunes, Caños de Meca o Zahora, además de la medina, el
zoco y la mezquita de Tánger, los responsables de esta miniserie dan por
hecho que provocará reacciones en contra.
"Al que participa en ese
mundo no le gusta que se vea.
Pero en la serie queda claro que por una
realidad nos juntan a todos en el mismo saco", dice Ariza.
"Es una serie
hecha con mucha verdad en todos los sentidos, desde los escenarios a
las interpretaciones.
Hay un naturalismo muy potente.
Estábamos rodando
la realidad de un pueblo con el pueblo y su gente", explica Paz Vega.
"El pueblo sale bien parado.
El hecho de que haya garbanzos negros no
significa que todo el potaje esté podrido", añade la actriz.
Al menos 22 muertos y más de 50 heridos en un atentado suicida en un concierto de Ariana Grande en Manchester.
Entre las víctimas hay menores de edad. Ningún grupo terrorista ha asumido el ataque por el momento.
Interior del Manchester Arena tras la explosión.FOTO: AP | VÍDEO: AFP-REUTERS-QUALITY
Al menos 22 personas, entre ellas menores de edad, han muerto y 59 han resultado heridas tras un atentado perpetrado la pasada noche (22.35, hora local) al término del concierto de la artista estadounidense Ariana Grande, en el pabellón Manchester Arena,
según la policía de la ciudad británica. Las fuerzas de seguridad
tratan el incidente como un ataque terrorista. Según ha informado esta
mañana el jefe de la Policía de Manchester Ian Hopkins, el atentado fue
cometido por un solo hombre, con un artefacto explosivo improvisado. Hopkins ha señalado que este individuo habría muerto tras accionar la
carga. Ningún grupo terrorista ha asumido por el momento la autoría del
ataque, que se produce a 15 días de las elecciones generales. La primera ministra británica, Theresa May, tras la reunión
de su comité de crisis, ha informado de que las fuerzas de seguridad
creen tener la identidad del autor de la masacre, aunque es pronto para
revelarla. May ha confirmado lo apuntado a primera hora por Hopkins: el
terrorista perpetró el ataque solo, aunque queda por determinar si
pertenece a una red terrorista. Los testigos de la masacre han relatado que entre los restos
dejados por la explosión había tornillos y clavos, lo que apunta a que
el explosivo podría ir cargado de piezas de metal para multiplicar el
daño al estallar. Algunas grabaciones subidas a las Red muestran en este
sentido el impacto de metralla en las extremidades de algunos de los
heridos. "Estábamos en lo alto de las escaleras cuando los cristales
reventaron", ha manifestado a BBC Radio Manchester Emma Johnson, que
junto a su marido acudió al recinto para recoger a sus hijos, de 17 y 17
años. "Fue junto a la zona donde se vendía merchandising. El edificio
entero se tambaleó. Fue una explosión seguida de un llamarada de fuego. Había cuerpos por todos lados". Varios asistentes al concierto han
subido a sus perfiles de Twitter vídeos en los que se ven los momentos de pánico
durante el desalojo del recinto, con capacidad para 21.000 personas. A
muchos de los asistentes, la explosión les pilló en su interior.
"He oído una fuerte explosión. Han temblado los cristales de
mi casa", explica Pedro, un vecino que vive frente al Manchester Arena,
que permanece esta mañana acordonado por las fuerzas de seguridad, así
como la estación de tren Victoria, que colinda con el pabellón. "He
visto a un montón de gente salir corriendo, a mucha policía con
metralletas y dos personas heridas". Un testigo y servicios sanitarios
citados por la BBC aseguran que están viendo a víctimas con "heridas de
metralla".
No hay víctimas españolas
El ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis,
no tiene constancia de la existencia de víctimas españolas hasta el
momento, aunque no está descartado, y la Embajada española permanece en
contacto con las autoridades británicas, según informa Miguel González. Felipe VI ha enviado a Isabel II un telegrama de condolencias por el atentado.
El presidente de EE UU condenó el atentado este martes en
Belén, donde se ha reunido con el presidente de la Autoridad Palestina,
Mahmud Abbas. Donald Trump calificó de “perdedores malvados” a los
autores, informa Juan Carlos Sanz. “No les llamaré
monstruos, porque eso les gustaría”, aseguró el mandatario republicano.
“Habrá más (atentados), pero seguirán siendo unos perdedores”. “Nuestras
sociedades no pueden tolerar que continúen estas matanzas de jóvenes
inocentes”, enfatizó. “Los terroristas y los extremistas, y aquellos que
les apoyan, deben ser eliminados de nuestras sociedades y su perversa
ideología, erradicada por completo”. Un portavoz de Ariana Grande, artista norteamericana que actuaba en el Manchester Arena, ha asegurado que "se encuentra bien". La cantante es muy popular entre los adolescentes, por eso había muchos padres esperando en la puerta para recoger a sus hijos, menores de edad. La explosión se produjo en la salida del recinto, en una
zona que conecta con la estación de trenes y al término del concierto,
cuando la gente comenzaba a abandonar las instalaciones, como ha
indicado el Manchester Arena en un comunicado. Cuatro horas más tarde de
la primera explosión, la policía informaba de que iban a proceder a una
explosión controlada de lo que pensaban que podía ser una bomba pero
resultó tratarse de ropa abandonada. El ministro de Seguridad, Ben Wallace, ha llamado a la
colaboración ciudadana y pide a quien vea algo sospechoso que llame al
teléfono de lucha antiterrorista. De confirmarse la hipótesis
terrorista, sería el más grave en Reino Unido desde julio de 2005,
cuando cuatro atentados suicidas coordinados
en el metro y un autobús de Londres provocaron 56 muertos, incluidos
los cuatro terroristas, y unos 700 heridos. El último ataque terrorista
en Reino Unido fue el pasado 22 de marzo, cuando un hombre atropelló
mortalmente a seis personas en el puente de Westminster. Al igual que sucediera en el ataque al autobús del Borussia Dortmund, el hashtag
#RoomForManchester ha comenzado a moverse en las redes para ofrecer
alojamiento a aquellas personas con dificultades para volver a casa tras
el cierre de la estación de trenes contigua al estadio. El ataque se produce en plena campaña electoral para las
elecciones generales anticipadas que se celebrarán el próximo 8 de
junio. La campaña ha sido suspendida. El país lleva más de dos años bajo
un nivel de alerta terrorista "severa", el segundo más grave de una
escala de cinco que utilizan las fuerzas de seguridad y que significa
que un ataque es altamente probable. Desde su apertura, en 1995, el Manchester Arena ha acogido
grandes conciertos. U2, los Rolling Stones, Madonna o Pavarotti han
actuado en sus instalaciones. Ariana Grande, según el relato de testigos, acababa de abandonar el escenario cuando se produjo la explosión.
Para los españoles que puedan requerir ayuda o información en Manchester el número teléfono de emergencia consular es +44 07712 764 151.
El austriaco se acerca más a sus fracasos pretenciosos que a sus escalofriantes relatos del horror en 'Happy End'
El griego sabe transmitir tensión y misterio, pero sus guiones no son sólidos.
Haneke y Huppert, en Cannes.JEAN-PAUL PELISSIERREUTERS
Imagino que pertenece al director Michael Haneke la sinopsis sobre su película Happy End
que aparece en el programa del festival. Dice así: “Todo alrededor del
Mundo y nosotros en el medio, ciegos. Instantánea de una familia
burguesa europea”. Conociendo el universo de Haneke sabes que lo del
final feliz será una broma e inevitablemente feroz la instantánea de esa
familia burguesa. Y así es, pero cuesta esfuerzos titánicos durante
gran parte de la proyección entender lo que te está contando Haneke, descubrir la identidad de personajes que se comunican con e-mails
impúdicos y teléfonos que graban las actividades cotidianas del
prójimo. Y puede asaltarte la tentación de que te importa un comino lo
que ocurra entre los tortuosos personajes que componen esa familia
millonaria de Calais. Si no te vence la desgana podrás ir siendo consciente de que lo que se
dice y lo que se calla, lo que vemos y lo que se nos omite en esa gran
mansión responde a secretos y mentiras, podredumbre moral y defensa de
las apariencias, intereses tan humanos como sórdidos. Hay una
adolescente dolorida por la pérdida de su madre y la necesidad de vivir
en esa casa extraña ya que su padre es el nuevo marido de la dueña, que
descubrirá aterrada las infinitas mezquindades de sus rígidos y
asqueados habitantes. Hay un anciano patriarca que no quiere vivir más y
suplica a todos, incluido el peluquero, que le maten o le ayuden a
suicidarse. Hay un joven desquiciado que juega a la transgresión
permanente contra la hipocresía familiar. Hay adulterios encubiertos,
hay generalizado mal rollo, hay la sensación de que todos están hartos
de sí mismos y de los otros.
Haneke,
especialista en mundos turbios y subterráneos, en compulsiones y taras
siniestras de personajes aparentemente respetables, del retorcimiento y
la enfermedad mental, del sadismo y el masoquismo como motor de algunas
relaciones humanas, es fiel en Happy End a su eterno discurso. A veces lo ha bordado con arte y estremecimiento, como en Funny games, La pianista, Caché, La cinta blanca o Amor, pero en otras películas resulta tan hermético como insoportable, como en Código desconocido y El tiempo del lobo. Aquí se acerca más a sus fracasos pretenciosos que a sus escalofriantes retratos del horror. El director griego Yorgos Lanthimos,
que alcanzó infinito crédito entre la modernidad gracias a esos pasotes
presuntamente ingeniosos y perversos que permiten ser admitido en el
prestigioso club, ha conseguido desde hace tiempo ampliar los
presupuestos de su cine, tener distribución mundial, rodar en inglés con
estrellas del cine internacional. Lo hace sin desviarse de sus
temáticas surrealistas, la agresividad visual, la sanguinolencia, el
extraño sentido del humor y el morbo que forman sus señas de identidad. En El asesinato del ciervo sagrado, que protagonizan Colin
Farrell y Nicole Kidman, el arranque te invita a cerrar los ojos. Es un
largo plano fijo de una operación de corazón mientras suena intensamente
música clásica que no identifico. Es el preludio a la venganza
patológica de un adolescente diabólico contra el cirujano que no salvó
la vida de su padre porque, entre otras cosas, había entrado borracho al
quirófano. Sus poderes mágicos conseguirán que los hijos del médico
enfermen letalmente, acosará hasta el delirio con su actuación
maquiavélica a esta familia acorralada, se sentirá invulnerable. Admito que Lanthimos domina los mecanismos del cine de terror y a ratos
da la sensación de que David Cronenberg es su maestro. Sabe transmitir
tensión y misterio, pero sus guiones no son sólidos y los desenlaces
parecen estar inventados sobre la marcha. El de El asesinato del ciervo sagrado es lamentable. Me interesan más la forma de contar de este director que lo que cuenta.