Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 abr 2017

‘Supervivientes’, la mecha del fuego de Telecinco............ Natalia Marcos

Bigote Arrocet, Leticia Sabater o Alba Carrillo, entre los concursantes de la edición 2017.

Supervivientes 2017
Lara Álvarez, Sandra Barneda y Jorge Javier Vázquez, presentadores de 'Supervivientes'.
Los Cayos Cochinos vuelven a cobrar vida. 
Hoy jueves arranca en Telecinco una nueva edición de Supervivientes.
 Como ocurre con las entregas con desconocidos y con famosos de Gran Hermano, el reality llenará horas y horas de la parrilla del canal de Mediaset y nutrirá de contenido a otros programas de la cadena.
 Más de tres meses de polémicas, enfrentamientos, sufrimientos, hambre, amistades, risas y pruebas en una edición que, prometen, será aún más dura que otros años.
Entre los concursantes, famosos y menos famosos.
 Y, como es habitual, bastante personaje del entorno de Telecinco, como demuestra un repaso rápido a sus nombres. Bigote Arrocet, pareja de María Teresa Campos y colaborador del recientemente terminado ¡Qué tiempo tan feliz! Laura Matamoros, ganadora de Gran Hermano VIP e hija de Kiko Matamoros.
 Iván González, conocido por participar en Mujeres y hombres y viceversa.
 Las Mellis, que saltaron a los platós de Telecinco por su relación de amistad con Isabel Pantoja. Alba Carrillo y su madre, Lucía Pariente, también habituales de los platós de Mediaset. Gloria Camila, hija de José Ortega Cano y Rocío Jurado, y su novio Kiko Martínez, que también participó en Mujeres y hombres y viceversa. Además, Leticia Sabater, Janet Capdevila, Juan Miguel Martínez, Alejandro Caracuel, Eliad Cohen, Paola Caruso y José Luis Losada.
 
"El reality es un género que controla muy bien Telecinco, así que es normal que vaya gente que tenga que ver con ese universo", justifica Jorge Javier Vázquez, que repite por quinta ocasión como presentador de las galas del programa.
 Del grupo, Vázquez destaca que "son gente que van a por todas, muy competitiva y que les gusta mucho el formato".
 "A un reality puedes ir por muchos motivos, por ponerte de nuevo en el candelero, por dejarte ver, y luego hay gente que va porque le gusta el formato y se quiere probar. 
Y muchos de los que van este año tienen mucho amor propio y un punto de competitividad que me encanta.
 Y además, hay muchísimas historias por detrás con bastantes puntos de conexión y bastante entrelazadas, pueden surgir tramas interesantes", cuenta a EL PAÍS
En Honduras, y por tercer año consecutivo, Lara Álvarez será la encargada de contar el discurrir de los días en los cayos y hacer de maestra de ceremonias en la palapa. 
"Este año hay más supervivencia, es un punto más agresivo", decía la presentadora pocos días antes de poner rumbo a Honduras.

Para ella y para el equipo de 180 personas, entre hondureños, italianos y españoles, que hace posible el programa desde Honduras, empiezan ahora jornadas maratonianas con solo un día de descanso a la semana.

 Lara Álvarez repasa su vida en un día de gala: "me levanto a las 7 de la mañana, cojo el helicóptero para ir a la isla, hacemos reunión de escaleta, miramos el ensayo del juego, hago la prueba para poder explicarla a los concursantes, luego la repito antes de la gala, hacemos reunión de escaleta de última hora, como, me maquillan y me visto, y hacemos ensayo de conexión con Madrid y empezamos el directo. 

Después cojo la barca de vuelta, me quito todo de encima y tenemos una reunión de contenidos de dos horas con todo lo que está pasando, cómo ha ido la gala, cómo han llegado a la isla.

 Luego ceno y me meto en la cama como un auténtico trapo".

 Y el resto de días la actividad no baja demasiado entre reuniones de contenidos, búsqueda de localizaciones, conexiones en directo para el repaso diario... "También es mejor porque se te pasa el tiempo más rápido", remata. 

 


‘Pelumaquis’........................ Luz Sánchez-Mellado

Lo que los periodistas presenciamos raramente, acontece a diario en los cuartos de peluquería y maquillaje.

Una mujer espera a que la atiendan en una peluquería.rn
Una mujer espera a que la atiendan en una peluquería.
Alguna vez, privilegios del oficio, he asistido a algún prodigio.
 No hablo de citas históricas, hallazgos científicos o catástrofes naturales y humanas, sino de fenómenos más raros, más preciosos, más insólitos.
 Sucede poco, pero cuando pasa sabes que estás siendo testigo de un portento. 
Ocurre cuando un personaje, un completo desconocido en esencia, baja la guardia y te deja vislumbrar sus partes más pudendas, y no hablo de las que estáis pensando, sino de lo que los neurólogos llaman sinapsis y el resto, sentimientos.
 Pues bien, ese milagro que los periodistas presenciamos raramente acontece a diario en los cuartos de peluquería y maquillaje.
Celebridades de todo pelaje ofrecen su rostro a otro.
 Con las ojeras de las noches y los días, los surcos de las risas y las lágrimas, las cicatrices de la cirugía, los zarpazos de la vida.
 Con todas sus inseguridades, complejos y carencias.
 Cierran los ojos y hablan.
 De los hijos, de los padres, de los novios, de los ex, de las frustraciones, de los anhelos.
 De cosas que solo se hablan con los amigos, y no siempre, porque bastante tiene cada uno con lo suyo.
 Se necesita un abandono que solo da la confianza extrema o el extremo desconocimiento del otro para hablar de esa manera.
 Se precisa una intimidad que solo da el contacto de piel con piel y aliento con aliento, aunque sea pagando. 
Si las pelumaquis hablaran, se acabarían dos oficios. 
El suyo y el nuestro. El suyo, porque se rompería ese hechizo de dedos con poros.
 El nuestro, porque nos tumbarían a exclusivas. 
Ellas sí ven visiones en directo. 
Paloma Gómez Borrero fue el 8 de marzo a trabajar al programa Amigas y conocidas, de Televisión Española.
 Una maquilladora le vio amarillo el blanco de sus ojos verdes y la convenció para ir al médico.
 Salió diez días después rumbo al tanatorio. 
Había que ver a la augur a su pesar llorar a lágrima viva.
 Quizá no fueran amigas. 
Pero sí intimísimas.

 

Eduardo Mendoza recibe con humor el Premio Cervantes 2017

El novelista repasa en su discurso sus diferentes lecturas del ‘Quijote’.

El autor recuerda a los amigos que le han apoyado en su carrera de escritor.

Eduardo Mendoza, hoy en la Universidad de Alcalá de Henares.
Eduardo Mendoza, hoy en la Universidad de Alcalá de Henares. EL PAÍS

 

 

19 abr 2017

Historias que cuentan............................Publicado por Diego Cuevas

Ángeles González-Sinde, Fran Perea y Borja Cobeaga. Foto: Paco Gómez.
A principios de año, el proyecto Havana Club 7: historias que cuentan anunció su intención de aventurarse por nuevos terrenos durante la búsqueda de historias que mereciesen ser narradas.
 La iniciativa había nacido cuatro años antes con unas entregas que convirtieron crónicas de periodistas y comunicadores eminentes en conversaciones sobre las tablas de los escenarios teatrales, pero en el caso de la presente edición el proyecto ha optado por ir más allá y reivindicar todas aquellas historias reales y cotidianas de las personas que forman parte del corazón de las poblaciones. 
Con ese objetivo, en Havana 7 dejaron abiertos los buzones entre enero y marzo del 2017 y le dieron la bienvenida a las memorias de todo aquel que creyese tener vivencias interesantes que contar, una invitación cuyo objetivo era seleccionar tres historias para trasladarlas a la pantalla grande valiéndose del formato cortometraje.
 Una vez finalizado el plazo de recepción, sobre las mesas de la empresa se apilaron varios cientos de misivas con pedazos de vivencias ajenas alojados en su interior.
 Los encargados de bucear entre la correspondencia para pescar las historias que se convertirían en imágenes eran tres personas especializadas en chapotear en mundos ajenos: Borja Cobeaga, Fran Perea y Ángeles González-Sinde.
Cada uno de ellos se ha aventurado a contar las historias que otros les han contado.
 En Jot Down les hemos pedido que escarben un poco en su experiencia como espectadores y rememoren las escenas fetiche de otras obras audiovisuales de las que han bebido las historias que se encuentran produciendo.

Borja Cobeaga y la tensión sorda de No es país para viejos
«Mi historia va sobre una entrevista de trabajo, se trata de un cortometraje donde la puesta en escena consiste en una mesa grande, un tío de recursos humanos y un entrevistado. 
Me encantan los relatos que transcurren en un solo sitio con pocos personajes, aquellos donde está todo muy concentrado», nos explica Cobeaga.
 «En general las películas ambientadas en el mundo laboral me suelen gustar bastante. 
De hecho, hace unos años rodé un cortometraje llamado Democracia sobre una reunión de trabajadores de una empresa. 
Se trata de un contexto que me interesa aunque en este caso en concreto realmente no me he fijado tanto en las películas que reflejan ese ambiente como en algo que hacen mucho los hermanos Coen: componer conversaciones aparentemente normales donde existe de fondo una tensión brutal que va creciendo lentamente». 
El realizador vasco apunta a una escena genial de No es país para viejos donde Anton Chigurh (Javier Bardem) mantiene una conversación con un dependiente: «Bardem está hablando con el dueño de una gasolinera y en aquel diálogo parece que no está pasando nada pero ocurren un montón de cosas, existe muchísima tensión».
 Se trataba de una secuencia que lograba aterrar al espectador con un par de elementos tan sencillos como una moneda lanzada al aire y un pedazo de plástico.
 «Lo que mejor recuerdo es cómo Bardem colocaba sobre la mesa el envoltorio de algo que se acababa de comer, un plástico arrugado que al ser depositado en el mostrador se iba expandiendo poco a poco, creando una tensión sorda, un río chirriante.
 Es exactamente ese tipo de tensión la que me interesa para el cortometraje.
 En mi historia, protagonizada por Daniel Pérez y Jorge Suquet, el encargado de recursos humanos se da cuenta durante una entrevista de trabajo de que el entrevistado es alguien que le hacía bullying en el colegio, se trata de un punto de partida muy potente».