Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

26 feb 2017

¿A quién podemos cargarnos hoy?....................................Javier Marías.......

Hay masas de gentes cuyo único aliciente en la vida es enfurecerse y criticarlo todo, sea lo que sea.

Javier Marías
UNA NOTICIA en verdad nimia me llamó la atención, en la sección de Estilo.
 Por representativa, por significativa, por sintomática, por enfermiza, por demente.
 Era nimia, pero este diario le dedicaba casi media página, con foto incluida.
 Pero a eso iré luego. “Vogue USA cumple 125 años en medio de la polémica”, rezaba el titular, y el subtitular: “Avalancha de críticas a la portada del aniversario”, que era lo que la imagen reproducía.

En ella se ve a siete jóvenes modelos formando grupo, enlazándose unas a otras por la cintura
Van vestidas con recato: jersey negro de cuello alto y pantaloncitos de estampados semejantes (culottes es el término).
 Los pies descalzos en la arena y todas con el pelo recogido.
 Como no podía ser menos, son de razas diversas, o con mezcla. Bien, miré unos segundos la foto y no vi motivo para polémica alguna, lo cual despertó mi curiosidad: “¿Qué diablos habrá visto aquí la gente para cabrearse y lanzar una ‘avalancha’?”, me pregunté, y leí el texto: “La lluvia de críticas ha resultado torrencial”, se insistía en él.
 Torrencial, nada menos. 
Debo estar ciego. Dos eran los pecados. Por un lado, la mano y el brazo de una modelo estaban retocados, siendo más largos de lo normal, y, casualmente o no, esa mano es la que coge por la cintura a la modelo “de talla grande, Ashley Graham”. 
Pero lo imperdonable es que la susodicha Ashley Graham posa de manera levemente distinta que el resto: es la única que, en vez de apoyar una mano en una compañera, la tiene caída, “reposa sobre el muslo y le tapa la cintura”.  

Ergo: se la obligó a posar así para que pareciera más delgada; ergo: la revista es falaz, discriminatoria e hipócrita, y, lejos de “reivindicar la diversidad de cuerpos”, finge hacerlo y disimula las curvas de Graham.
 De nada sirvió que ésta asegurara que fue ella quien eligió posar así y que nadie le indicó qué hacer.
 Twitter siguió vomitando sus vómitos.

De nada sirvió que ésta asegurara que fue ella quien eligió posar así y que nadie le indicó qué hacer. Twitter siguió vomitando sus vómitos
En esta nimiedad hay factores muy raros: a) ¿Cómo hay tanta gente en el mundo a la que le importe la portada de una revista? b) ¿Cómo hay tanta tan desocupada como para molestarse en criticarla? c) ¿Por qué se ha dedicado a mirarla con lupa y lentes de aumento? (Hay que fijarse mucho para advertir la mano larga, y ser muy susceptible para percibir algo maligno en el brazo sobre el muslo de Graham; 
de hecho, salta a la vista que el suyo es más grueso que el de sus colegas, luego ella no parece “más delgada”; por lo demás, no desentona en absoluto y resulta tan atractiva o más que las otras.) 
  Respecto al primer factor, la respuesta es la consabida: parte del mundo lleva tiempo idiotizado, como comprobamos aquí hace unos meses cuando fue noticia de Telediario algo llamado “cobra” que al parecer le había hecho un cantante a una cantante en una gala.
 En cuanto al segundo y al tercero, sólo cabe concluir que hay masas de gentes cuyo único aliciente en la vida es enfurecerse y criticarlo todo, sea lo que sea.
 Parecen levantarse de la cama con una idea fija: ¿A quién o qué podemos cargarnos hoy? ¿A quiénes hacer la vida imposible, aunque sea durante un rato? ¿Qué víctimas escogeremos? Algo habrán hecho mal, y si no, nos lo inventamos. ¿Que Ashley Graham desmiente que la instruyeran para bajar el brazo? 
Da lo mismo, la cuestión es desfogarnos, poner a caldo y hacer algo de daño.
 Recibo cartas reveladoras, pero hace poco me llegó una de Holanda asombrosa.
 El remitente me decía que el adjetivo “agradable” con que había calificado a Obama (supongo que contraponiéndolo al muy desagradable Trump) le parecía “despreciativo”, porque era mucho más que eso. 
Me eché a reír y me quedé perplejo.
 Sin duda Obama es más, pero ¿desde cuándo es despreciativo “agradable”?
 Hay personas que ya no saben de qué protestar, de qué quejarse.
 A este paso, pronto veremos a artistas indignados porque se haya dicho de su libro o su película que son una obra maestra.
 “¿Una obra maestra?”, se revolverán. “Eso es denigrante”.
 O –más probablemente– “Eso es paternalista. ¿Quién es nadie para opinar sobre lo que he hecho?”
 No crean, ya hay movimientos –críticos profesionales incluidos– que abogan por una “crítica acrítica”, como lo leen. 
Todo es bueno y nadie tiene derecho a establecer distinciones. 
Es hora de admitir que lo que está en marcha es una continua presión sobre cuantos dicen, escriben, opinan algo, un intento de acallarlo y censurarlo todo (menos lo propio).
 Una vez sabido esto y aceptado, lo sensato sería no hacer ni caso. Pero luego, hasta los diarios dedican media página a los tiquis miquis de turno, o a los furibundos vocacionales, y les confieren dimensión.
 En vista de eso, la mayoría de los que dicen, escriben y opinan van tentándose la ropa antes de darle a una tecla, temiendo ser tildados de machistas o racistas o elitistas, temiendo las “avalanchas”.
 A todos ellos les diría: “Den por hecha esa avalancha; no cuenta, si la damos por descontada. 
Escriban lo que escriban, les caerá encima”. Sólo a partir de ahí se recobrará un poco de la mucha libertad ya perdida.

Con la tiara bien puesta............................. Boris Izaguirre.

Creo que nunca una Tiara o una Corona dió para tanto.
 

Letizia lució la diadema como un sentencia real que pone a las cuñadas en su sitio.

Juliana Awada y la reina Letizia. REUTERS
Nos habíamos desanimado con el resultado del juicio al Instituto Nóos.
 Tras 11 años de escándalo, la sentencia, solo hizo levitar a unos pocos.
 Hasta que el miércoles la reina Letizia recibió al presidente de Argentina con una tiara XL.
 La tiara de Victoria Eugenia. ¿Para qué escribir más sobre Nóos cuando se puede hablar de la tiara?
 Esta tiara solo la puede usar la reina de España y Letizia lo ha hecho por primera vez esta semana.
 La semana posterior a la sentencia. Y lució como una sentencia real brillante que pone las cosas y las cuñadas en su sitio.

Aún no sabemos bien qué pasará con Urdangarin, si todo se quedará en nada.
 Como si no hubieran pasado esos 11 años necesarios para saber lo que la infanta Cristina no sabe (como ha dicho en el juicio) pero para quedarnos sin saber lo que si sabe (que sería lo importante).

Sabiendo, quizás, que caeríamos en el desánimo y como los reyes velan por nuestro bienestar, han sacado balones fuera y han traído a lo mejor de la selección argentina para un encuentro amistoso en Madrid. 
España y Argentina recuperan las buenas relaciones diplomáticas de siempre. 
Y cuando se trata de encuentros entre sus jefes de Estado siempre resultan un buen derbi.
 Uno de los momentos más recordados de Evita Perón fue su visita a Francisco Franco y Carmen Polo en 1947. 
 Evita llegó en junio, enjoyada a todas horas pero, sobretodo, con pieles en verano
 Se le criticó, la señora Franco marcó más aquella mueca que tenía por sonrisa pero Evita insistió con sus pieles y sus joyas porque estaba transmitiendo su mensaje: ellos, su pueblo, “quieren verme así cuando viajo por Europa”, decía. 
Y la jugada le salió perfecta.
 La historia la recuerda con ese glamur medio robado a Lana Turner.
 Por esas pieles y ese arrebato Evita tiene un musical y Carmen Polo ni una miniserie en Telemadrid.

Setenta años después, nos visita Juliana Awada, la actual primera dama argentina, con su marido, Mauricio Macri, líder de un partido que casualmente se llama Propuesta Republicana.
 Awada ya ha mantenido derbis estilísticos muy observados, como el jugado con Isabel Preysler el año pasado en Buenos Aires.
 Pero en esta ocasión con la Reina, coincidieron vestidas casi iguales.
 En Argentina aseguran que España falló en el protocolo al no informar que color llevaría la Reina.
 Todos sabemos que los argentinos tienen un ego que requiere de mucho protocolo.
  Elena Ochoa, en Arco. 

Awada supo recuperar unas gotitas de peronismo con una piel ecológica sobre los hombros.
 Y calzaba unos Valentino, carísimos, cuestan 2000 dólares, para que pudiéramos distinguirla como figura aspiracional rodeada de los accesorios que lo certifican.
 ¡No puedo más con esos zapatos con remaches! Pero una buena amiga insiste en que representan la globalización: de Argentina a Jordania, las mujeres los usan porque las hace sentirse como Cleopatra conquistando Roma.
 No sé.
Quien de verdad ha ganado el debate estilístico es Elena Ochoa en su visita a ARCO. 
Llegó a la feria de arte con unas maxi gafas en plan realidad virtual en un guiño contemporáneo a Peggy Guggenheim. 
 Asi es como hay que ver las cosas, con otra óptica. 
Supo sumarle un chaleco tecnológico, como si llegase del futuro, que es donde vive, en una nave espacial, mejor diseñada por su marido Norman Foster, que la de Star Treck. 
Bienvenida, Elena.
En otra nave, Irene Montero y Pablo Iglesias sellaron su amor con un beso.
 Estoy convencido de que Iglesias nos presentó, a mi y a Irene, en la entrega de los premios Ortega y Gasset.
 El sin americana y ella con sudadera y zapatillas de plataforma. Nada de tiaras ni valentinos.
  Eso nos confirma que nuestra democracia y nuestro mercado disponen de cantidad de caras nuevas y estilos para el relevo. Encuentro que Pablo ha madurado en su elección de compañera, porque Irene tiene un pedigrí impecable: morena y de Vallecas. Mientras que Tania Sánchez, su anterior compañera, es rubia y de Rivas.
Los periódicos publican fotos de Irene y Pablo super felices en su escaño del Congreso y Errejón, la otra carita de Podemos, detrás con aspecto desolado.
 Muchos romances terminan así, con la novia ocupando el puesto del amigo.
 Pero ahora, casi me tranquiliza ver a Pablo enamorado mientras Iñaki rueda con su bicicleta por las calles de Ginebra y que la que no ruede por ahí sin tiara sea Letizia.

 

25 feb 2017

Joaquín Sabina. Vivir para cantarlo.......................Amelia Castilla

  • Joaquín Sabina. Vivir para cantarlo

    Amelia Castilla

    Su música forma parte de la banda sonora de tres generaciones. Ahora, tras siete años de silencio, el cantante reaparece con ‘Lo niego todo’, un testamento en el que se funde lo confesional con el sarcasmo.
    SEIS GATOS, una mesa de billar, sombreros, cajas antiguas, una primera edición de Madame Bovary, el traje de grana y oro con restos de sangre que le regaló José Tomás… 
    Su casa, un edificio antiguo en pleno centro de Madrid al que le ha ido ganando plantas, podría visitarse como un gabinete de curiosidades, recuperadas por alguien que ha dado varias vueltas al mundo con “alma de chamarilero”.
     Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) recibe en el sofá con su atuendo de eterno adolescente, su paquete de Ducados y un chupito de tequila bien frío que, al terminar la charla, se habrá multiplicado por cinco.
    Ha vendido 10 millones de discos y cuenta con un público que adora su música y sus vicisitudes existenciales pese a que el paso del tiempo lo ha encerrado en su casa, donde recibe a los amigos. Bueno, recibe o cancela cita, porque tiene fama de ser el mejor cancelador del mundo. 
     Guasón, incontinente verbal y mujeriego, puede permitirse el lujo de dormir cuando siente sueño y comer cuando tiene hambre.
     Ya no sale solo por miedo a perderse (“es que tengo mucho peligro”) y porque la cosa se ha complicado con los selfies y el afecto de los seguidores empeñados en demostrárselo, lo mismo en Madrid que México, Buenos Aires o La Habana. 
    Hace más de una década que los amigos noctámbulos no disponen de la llave del domicilio. 
    Jimena Coronado (la Jime, como llama a la mujer que le salvó la vida) cambió la cerradura sin contemplaciones.
     Desde que dejó de perder gloriosamente la vida en los bares, la fotógrafa peruana ejerce de amante y madre vigilante
    . Viaja a su lado incluso en las giras. Acaso sea ella la venus latina que le dio la extremaunción.
    Pero la tranquilidad y la felicidad doméstica “con minúsculas” no favorecen la expresión artística.
     A sus 68 años, Sabina sabe que la vejez no resulta sexy, especialmente para los amantes del rock.
     Después de siete años de silencio musical, sentía que la desgana había hecho mella en su trabajo como compositor. 
    Contar lo insoportablemente largas que son las resacas cuando entras en esa etapa de la vida en la que ya formas parte de la población de riesgo o el tiempo que dedicas a visitar hospitales “no le importa a nadie un carajo”.
     Hacer discos le parecía casi un trabajo de oficina, le faltaba emoción e inspiración para escribir y grabar.
     Cada vez que escucha alguna canción antigua suya que le gusta mucho, “que no las escucho aquí en casa”, piensa que ya es incapaz de hacer una como esa. 
    Sin embargo, el nuevo disco parece haberle devuelto cierto optimismo, ha recuperado la alegría de cantar sus temas, algo que no le sucedía desde que grabó 19 días y 500 noches (1999), su trabajo más sólido.
     
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    Antes de arrancar con Lo niego todo, el decimoctavo disco de estudio de su carrera, que se publica el 10 de marzo, decidió mirarse al espejo y hacerle burla al “juglar del asfalto”, al “profeta del vicio” que anunciaban los titulares de los periódicos hasta provocarle arcadas.
     Quería negarlo todo, esos polvos y estos lodos.
     Negarlo todo, incluso la verdad, y para transformar ese universo viejuno en el sonido de Sabina, con la rima y el adjetivo justo, decidió formar un trío ¡laboral! Buscó frescura en un compositor joven como Leiva, cantante de Pereza, que se ocupó de la producción, y la rima de un poeta amigo como Benjamín Prado, su escudero más fiel. 
    “Solo Leonard Cohen ha hecho obras sobre la vejez absolutamente tristes, pero ha sido porque nunca fue joven, desde que empezó fue un señor mayor”, añade con sorna.
     “Toda la vida he tenido encima eso de envejecer con dignidad y no es la primera vez que hago ese verso. Hay una canción que escribí cuando tenía 20 años que dice que envejecer con dignidad es una blasfemia. 
    Somos una generación que nos planteamos envejecer sin dignidad, seguir siendo jóvenes aunque por dentro estuviéramos hechos mierda”. 

    Y ahí está sentado, haciendo honor a su leyenda de superviviente, completamente recuperado de una operación de divertículos.
     Solo cuando se encuentra de promoción, como ahora, recibe o se pliega a los horarios que imponen las galas.
     Latinoamérica primero y luego España podrán verlo en directo durante los próximos meses.
     La expectación que genera su vuelta al ruedo ha superado todas las previsiones. 
    Con las entradas agotadas al poco de ponerse a la venta, los promotores de la gira y la propia oficina del cantante han denunciado la venta masiva de entradas en la reventa, algunas falsas.
     Sabina arranca la gira a pelo. Sin médico personal, ni pruebas de sonido. 
    En el camerino necesita un espejo y hacer gárgaras con sal y limón para preparar la voz.
     Un detalle que, dada su fama, le ha jugado malas pasadas. “Tenía un poco en un platito y creían que me estaba metiendo cocaína. La sal ayuda a generar saliva y que no se quede la boca como una alpargata.
     En las primeras canciones se me pega la lengua al paladar y te viene muy bien un poco… Me lo dijo la Caballé, y ¡claro, si te lo dice la Caballé…!”. Bueno, un poco de sal y, si acaso, un par de tequilas: “La mejor bebida del mundo para cantar”.
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    Daniel mató a su padre: “Ahora mi madre puede descansar”

    El hombre, de 38 años, dice que no podía aguantar más los malos tratos que sufría su madre en su casa de Cáceres.

     
    Agentes de la Policía Científica acceden al inmueble cacereño donde se produjo el parricidio.

     

    Daniel Cortés, 38 años, agarró una escopeta de largo alcance y mató a su padre la madrugada del pasado lunes en Cáceres. 
    A las 5.15 sonaba el teléfono de una comisaría: su hermana Lourdes, que también estaba en casa, alertaba de lo ocurrido. Cuando los agentes llegaron, la madre estaba abrazando al joven. Allí se encontraron al padre, Ángel Cortés, de 68 años, con una herida en el costado.
     A Daniel le detuvieron, le requisaron el arma y desde el lunes duerme en prisión. 
    El juez ha dictaminado que la instrucción del caso no se hará pública, por ahora.
    “La madre nos dijo que era su hijo y que había matado a su padre de un disparo”, cuenta Juan Manuel Cruz, jefe de prensa de la Policía Nacional extremeña.
     “Yo los conocía de vista. La madre iba siempre con la perrina sola, nunca vi al marido con ella”, cuenta una vecina de este edificio de 10 plantas.
     “Ella era muy calladita y el marido muy ceporro.
     El chaval es muy buena gente, encantador, no sabemos qué ha podido pasar”, añade otro.
     La barriada cacereña de El Perú está asimilando lo sucedido. En los bares, en las calles y en los diversos locales de este distrito de clase media no se habla de otro asunto.
    La tarde del crimen, Daniel estuvo con su novia y una amiga por el centro de la ciudad, según cuenta por teléfono un íntimo amigo que prefiere no dar su nombre.
     Al llegar la noche, se fue con otro colega —que descarta hablar por el momento— y “se tomaron algo”. 
    Llegó a su casa sobre las tres de la madrugada, donde vivía junto a su hermana y sus padres.
     Según fuentes de la investigación, Daniel reconoció en su declaración policial que sí, que aquella noche él mismo cogió el arma y lo mató. Que estaba harto de los malos tratos psicológicos que sufría su madre por parte de su padre
    . Que la despreciaba, que la humillaba, que su padre dormía en la habitación y su madre en el salón, que, incluso, su hermana usaba tapones para poder dormir.
     Así, dice, todos los días desde hace más de 30 años.
     Que, pese a que tenía la ilusión de irse a vivir con su novia, no lo hacía porque quería proteger a su madre.
     Que nunca han denunciado nada— la policía así lo confirma— por miedo a que su padre pudiera hacer algo peor.
     Que, cuando llegó a su casa este lunes, entró en el baño y cerró la puerta.
     Que su padre comenzó a insultar y a chillar desde fuera creyendo que era su madre la que estaba dentro.
     Que no podía más. Que agarró el arma de la familia y le disparó. Y que, según las mismas fuentes, también confesó: “Ahora mi madre puede descansar”. 

    Daniel trabaja desde hace ocho años en la Armería Mostazo de Cáceres.

     Su último turno fue este sábado, de 9.00 a 14.00.
     “Es un chico sensacional y muy responsable, pero no solía hablar de las cosas de casa”, dice un compañero de trabajo que no quiere dar su nombre. 
    Le gusta tanto la caza y la pesca que ha llegado a colaborar en el programa Coto Abierto de Canal Extremadura
     Su padre, Ángel, estaba jubilado desde hace cinco años.
     La última ocupación que tuvo fue la de vendedor ambulante de embutidos y carne por los distintos pueblos de la provincia de Cáceres. 
    “No tenía un carácter muy fuerte. Era agradable y simpático”, cuenta por teléfono Juan José Mallo, su último jefe. 
    “Mi mujer también lo conocía, pero con su familia apenas he tratado.
     Tuvimos un encontronazo al final por un tema de la liquidación y bueno, al final lo resolvimos”.

    Ángel era un forofo del Real Madrid
     Tenía prohibida la entrada en todos los bares del barrio menos en uno. “Daba muchas voces e insultaba todo el rato. 
    No sabía comportarse, por eso no le dejaba entrar”, cuenta Manolo, camarero del bar Santa Marta.
     Un local de barrio, repleto de gente a las 14.00 de la tarde y que saluda a los clientes por su nombre. 
    “Su hijo no, su hijo es un chico encantador. Aún no me lo creo. Yo creo que se ha arruinado la vida”, dice mientras señala la porra semanal en la que el joven participó la semana pasada.
     A menos de 500 metros está el bar Julián. La única taberna, repleta de cuadros de toros y toreros, a la que el padre tenía permitida la entrada. “Venía por aquí todos los días sobre las ocho”, cuenta Julián, el sirviente.
     “Se tomaba su cafelito y un par de cervezas. No le dejaban entrar en los demás bares porque la liaba mucho cuando jugaba el Madrid. Pero yo no he tenido nunca ningún problema.
     A la gente le gusta hablar y hablar… Se metía con el árbitro y tal”. Sin embargo, el íntimo amigo de Daniel, que prefiere no dar su nombre, cuenta que hasta le quitaron el fútbol en la televisión de casa por las voces que pegaba.
     El abogado de Daniel cuenta por teléfono que su defensa girará en torno a la violencia machista que la madre sufría en casa.
     Los amigos, mientras tanto, se están planteando recoger firmas para pedir su absolución.
     Este periódico se ha puesto en contacto con la familia, que prefiere no hablar por el momento. 
    Daniel es el pequeño de tres hermanos.
     De Lourdes, que vivía en casa; y de Ángel, el mayor, un reconocido artista extremeño que este viernes escribía un breve texto en su muro de Facebook: “Por ironías del destino, el guion de mi vida me tenía preparado terminar precisamente este cuadro justo unas horas antes de la tragedia vivida en mi familia e íntimamente relacionada con esta imagen [una mujer con una lágrima]. LA VIOLENCIA MACHISTA. Dedico este cuadro a la persona más NOBLE Y BUENA del mundo. Mi hermano DANIEL. Te queremos. Dani. Fuerza!!”.

    Este lunes en el tanatorio no se hablaba del padre, sino del hijo. Cuenta el amigo que la madre, que vive ahora con una hermana, no estuvo presente y que un miembro de la familia dijo sobre las 22.00: “Vámonos para casa que a este no merece ni que le velen”. Y así fue. A la mañana siguiente solo acudieron 40 personas al funeral, según recogen los diarios regionales.