El astronauta, una de las tres personas en visitar dos veces la Luna, falleció este lunes.
Eugene Cernan, el último hombre que caminó sobre la Luna, falleció este lunes según informaba la NASA
en un comunicado. Cernan hizo casi todo lo que se puede hacer en el
espacio. Comenzó su carrera, como muchos otros de los hombres que
visitaron nuestro satélite, como piloto naval y de caza.
Esa experiencia
le sirvió para entrar en el programa espacial estadounidense.
Su
primer viaje al espacio fue a bordo de la cápsula Gemini 9.
En esa
misión, realizó uno de los primeros paseos espaciales del programa
espacial de EE UU, una experiencia que resultó complicada pero que
Cernan, después de dos horas fuera de la nave, salvó gracias a su
pericia.
Después, fue protagonista de dos hitos en el programa Apolo.
Junto a Jim Lovell y John Young era una de las tres personas que viajó
dos veces a la Luna.
La primera ocasión, con el Apolo 10, supuso la
preparación de la conquista definitiva de aquel nuevo mundo.
En mayo de
1969, Cernan puso a prueba todos los sistemas con los que el Apolo 11
realizaría el asalto definitivo.
Junto a Tom Stafford, probaron el
módulo de aterrizaje sobrevolando a ocho millas náuticas de la
superficie lunar.
Como en su paseo espacial, su misión no iba a acabar
sin un sobresalto.
Con el sistema de guiado del módulo apuntando en la
dirección incorrecta, los astronautas se vieron girando sin control
durante varios segundos.
Al final, una vez más, el talento y el
entrenamiento de los pilotos evitaron el desastre.
Su último hito en la carrera espacial fue como
comandante de la misión Apolo 17, en diciembre de 1972, la última visita
humana a la Luna.
Aquel viaje batió muchos récords.
Cernan, junto a su
compañero Harrison H. Schmitt, permaneció en el satélite durante más de
tres días. Pasaron casi un día completo fuera del módulo lunar y
trajeron de vuelta a la Tierra más de 100 kilos de material.
Charles Bolden, director de la NASA, recordaba hoy
cómo en su última conversación con Cernan, el astronauta le habló de su
deseo para inspirar a los jóvenes de su nación para estudiar carreras
de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y para “que se atrevan
a soñar y explorar”. “Él era único y todos nosotros en la familia de la
NASA le echaremos mucho de menos”, ha concluido.
Cuando abandonó la Luna, Cernan realizó un discurso de
esperanza, hablando también de un posible regreso que quizá ninguno de
los que viajaron allí vean:
“Bob, soy Gene, estoy en la superficie, y
como doy el último paso del hombre en esta superficie, de vuelta a casa
por algún tiempo —aunque no hasta un futuro muy lejano—, simplemente me
gustaría decir algo para la historia.
Este desafío estadounidense de hoy
ha forjado el destino del hombre del mañana.
Y, al salir de la Luna en
Taurus-Littrow [valle lunar en el que trabajaron],
nos vamos como vinimos y, si Dios quiere, como volveremos, con paz y
esperanza para toda la humanidad
. Que Dios acompañe a la tripulación del
Apolo 17”