La Goya de Honor 2017 habla en la Academia de su carrera, de la campaña contra Fernando Trueba y de su larga ausencia del cine
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Muchos más a su álter ego profesional: Ana Belén, actriz, cantante y directora.
Las dos recibirán el próximo 4 de febrero el Goya de Honor, y esta mañana Ana Belén ha desgranado en rueda de prensa su posible discurso, sus motivaciones actuales, su preocupación por el mundo que le rodea, y sus ganas de volver al cine: desde Cosas que hacen que la vida valga la pena a encarnar a la mujer de Antonio Resines en La reina de España "han pasado 13 años".
Muchos más a su álter ego profesional: Ana Belén, actriz, cantante y directora.
Las dos recibirán el próximo 4 de febrero el Goya de Honor, y esta mañana Ana Belén ha desgranado en rueda de prensa su posible discurso, sus motivaciones actuales, su preocupación por el mundo que le rodea, y sus ganas de volver al cine: desde Cosas que hacen que la vida valga la pena a encarnar a la mujer de Antonio Resines en La reina de España "han pasado 13 años".
Antes de que Ana Belén respondiera a las preguntas, Yvonne Blake, presidenta de la Academia, repasó el largo listado de directores con el que ha trabajado la actriz, y la definió como "una de los nuestros".
Y entonces Ana Belén empezó a recordar.
Por ejemplo, el momento en que le anunciaron este galardón. "Recibí la llamada de la Academia, me pasaron el mensaje y me intrigó. ¿Qué querrían? Devolví la llamada, e Yvonne me contó que habían decidido darme el Goya de Honor.
Pensé que era un error, o que otro no había podido... Vamos, lo que pienso habitualmente.
Blake me explicó lo contrario, me dijo que había sido por unanimidad y oí de fondo el aplauso de la junta directiva.
Me subió la emoción y me acordé de quienes me han ayudado, sobre todo de los que ya no están aquí".
De su discurso, la intérprete y cantante dio algunas pistas.
"El discurso será corto, hay que ser consciente de los tiempos. Otra cosa será si controlo la emoción.
Seguro que recordaré a quienes me ayudaron, sobre todo, insisto, a quienes no están aquí.
Esos actores, tantos actores... Me siento un engarce entre varias generaciones de intérpretes.
Y eso será uno de los temas principales de mi discurso". Repreguntada sobre un nombre clave, Ana Belén soltó rápida: "Sobre todo, Miguel Narros".
A su gran mentor lo conoció en su primera película, en 1965: "Narros se ocupaba del vestuario de Zampo y yo.
Y me trató como una adulta.
Al acabar la película me descubrió que tenía una escuela de teatro, y me invitó a ella.
Se convirtió en mi profesor de vida, porque yo era una adolescente que no sabía nada".
¿Se podrían parecer su discurso al de Meryl Streep en los Globos de Oro?
"No estoy en su misma situación.
Ella participaba en unos premios que concede la prensa, y por eso habló de la libertad de expresión.
Y los estadounidenses se encuentran frente a una incógnita que por días vemos que no va a ser tal incógnita.
En otras ocasiones en EE UU han sido más tibios, como con la guerra de Irak. Ahora Streep ha hablado de forma elegante y rotunda. En los Goyas hemos vivido situaciones parecidas. Y a algunos les gustará y a otros no. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras si un discurso no gusta a todos". Y remató: "Como ciudadana, no solo de este país sino del continente en el que vivimos, no puedes abstraerte de las cosas que nos rodean, y nos enfadan".
"Nunca trabajas para que te nominen a un premio"
"Nunca trabajas para que te nominen a un premio, sino por una pasión, por una necesidad de conocimiento, por entender las cosas que te rodea, porque es lo que siempre deseaste desde niña. Y sigo con esa pasión y ese tesón.
Cada una de las veces que me han nominado pensé:
'Esto es Hollywood'.
Ha sido más de lo que esperaba. En el patio de butacas de cada gala nunca pensé que fuera a oír mi nombre".
Como actriz ha sido finalista a los Goya cuatro veces, gracias a sus trabajos en Miss Caribe (1988), El vuelo de la paloma (1989), La pasión turca (1994) y Cosas que hacen que la vida valga la pena (2004).
Además, fue candidata a dirección novel con Cómo ser mujer y no morir en el intento.
"En esta profesión se trabaja mucho en la improvisación. Y pasan cosas que no esperas
. Recuerdo un 24 de diciembre que me llamó Jaime de Armiñán, que estaba rodando en Madrid.
Su equipo se había quedado aislado en Pedraza por una nevada, pero él había logrado salir antes.
Y me llamaba porque tenía problemas con la protagonista. Me pidió venir a mi casa, a contarme la película porque ni siquiera tenía el guion: los ejemplares estaban en Pedraza.
Y vino y el día 26 estaba rodando El amor del capitán Brando. Así es esta profesión
. Coincides en un festival, o en acto, o un rodaje, y conoces a alguien que te sorprende.
Este viaje ha merecido y merece la pena".
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