Antiguo médico de los Mossos, Francisco Martorell violó a su hija durante más de ocho años.
El "infierno" que vivió la niña —término utilizado por los propios
magistrados que juzgaron el caso— comenzó durante un viaje a Valencia en
2001.
Fue, mientras pasaban la noche en un hotel, cuando Francisco Martorell cometió la primera agresión sexual.
Se metió en la cama donde dormían sus dos hijas, se acercó por detrás a la más pequeña y empezó a lamerle la oreja. "A continuación, le puso abundante crema en sus partes íntimas, al tiempo que la pedía que no se lo contase a nadie, que sería un secreto entre ambos",
detalla la Audiencia Provincial de Barcelona.
El tribunal consideró probado que, durante más de ocho años, este antiguo médico de los Mossos d'Esquadra violó y abusó de su hija menor.
Y, de hecho, lo condenaron en 2013 a 15 años de prisión
. Pero aún no ha cumplido su pena.
Es uno de los fugitivos más buscados de Europa.
"¿Le has visto o sabes algo de él? Está condenado por abusar sexualmente de su hija.
Cualquier información es buena para encontrarle", escribió hace solo cuatro días el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su cuenta de Twitter, donde difundió la ficha de Martorell publicada por la Europol.
Este organismo ha incluido al doctor en la lista de huidos más buscados en el Viejo Continente.
"Puede estar utilizando una identidad falsa para trabajar o, incluso, podría estar colaborando con alguna ONG que proporciona asistencia médica a los países más pobres", subraya la agencia europea sobre este hombre de 61 años que sometió a su propia hija a un "sufrimiento" y un "calvario" —palabras usadas también por los jueces— que se prolongó desde la niñez a la adolescencia.
"¿Le
has visto o sabes algo de él? Está condenado por abusar sexualmente de
su hija
. Cualquier información es buena para encontrarle", escribió hace solo cuatro días el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su cuenta de Twitter, donde difundió la ficha de Martorell publicada por la Europol.
Este organismo ha incluido al doctor en la lista de huidos más buscados en el Viejo Continente.
"Puede estar utilizando una identidad falsa para trabajar o, incluso, podría estar colaborando con alguna ONG que proporciona asistencia médica a los países más pobres", subraya la agencia europea sobre este hombre de 61 años que sometió a su propia hija a un "sufrimiento" y un "calvario" —palabras usadas también por los jueces— que se prolongó desde la niñez a la adolescencia.
Todo empezó con ese episodio de Valencia cuando tenía 7 años.
Y continuó hasta que, ya con 15, la joven reunió el valor suficiente para denunciar. Describió escenas terroríficas.
Cómo Martorell, separado de su madre, la violó durante un viaje familiar a Chile por la muerte de la abuela materna; o cómo lo repitió cuando fueron a esquiar al valle de Arán.
También la obligaba a ver películas porno y a hacerle felaciones. Y, cuando le vino la regla, empezó a penetrarla analmente. "Además, a medida que la víctima iba cumpliendo años y mostraba su voluntad contraria a aquellos actos, el acusado se los imponía agarrándola de los brazos.
En ocasiones, le abría las piernas y le tapaba la boca con la mano o con un cojín hasta que conseguía penetrarla y eyacular", explica la Audiencia Provincial.
Los abusos ocurrían con mucha frecuencia y en la práctica totalidad de las visitas del padre.
Los investigadores sospechan que, mientras violaba a la hija pequeña, a la mayor le suministraba fármacos o somníferos para que no se despertase.
De hecho, la primogénita relató que siempre se había extrañado de lo "profundamente" que dormía cuando pasaba las noches en casa de Martorell.
"Dormía mucho más. Hasta más de las doce de la mañana.
Esto no ocurría nunca cuando dormía en casa de mi madre", afirmó.
"Y empezó a tener ideas relacionadas con el suicidio", explicaron los médicos que la trataron en 2009.
Fue en octubre de ese año, precisamente, cuando la víctima intentó recabar pruebas que demostrasen los abusos.
A un viaje a la casa de su tío paterno se llevó material informático para grabar las agresiones.
Pero el ahora fugitivo encontró los dispositivos y se los quitó. Apenas unas horas después, por la noche, volvió a violarla.
Así que la pesadilla continuaba.
Pero se acabó en diciembre de 2009. Durante una consulta psiquiátrica, contó por primera vez los hechos.
Y volvió a hacerlo ante los Mossos y los magistrados. "Su relato transmitió tanto sufrimiento como liberación, por la certeza de que desde su denuncia no iba a ser posible que continuase ese infierno", escribieron los jueces.
Un infierno por el que su padre aún no ha pagado.
Fue, mientras pasaban la noche en un hotel, cuando Francisco Martorell cometió la primera agresión sexual.
Se metió en la cama donde dormían sus dos hijas, se acercó por detrás a la más pequeña y empezó a lamerle la oreja. "A continuación, le puso abundante crema en sus partes íntimas, al tiempo que la pedía que no se lo contase a nadie, que sería un secreto entre ambos",
detalla la Audiencia Provincial de Barcelona.
El tribunal consideró probado que, durante más de ocho años, este antiguo médico de los Mossos d'Esquadra violó y abusó de su hija menor.
Y, de hecho, lo condenaron en 2013 a 15 años de prisión
. Pero aún no ha cumplido su pena.
Es uno de los fugitivos más buscados de Europa.
"¿Le has visto o sabes algo de él? Está condenado por abusar sexualmente de su hija.
Cualquier información es buena para encontrarle", escribió hace solo cuatro días el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su cuenta de Twitter, donde difundió la ficha de Martorell publicada por la Europol.
Este organismo ha incluido al doctor en la lista de huidos más buscados en el Viejo Continente.
"Puede estar utilizando una identidad falsa para trabajar o, incluso, podría estar colaborando con alguna ONG que proporciona asistencia médica a los países más pobres", subraya la agencia europea sobre este hombre de 61 años que sometió a su propia hija a un "sufrimiento" y un "calvario" —palabras usadas también por los jueces— que se prolongó desde la niñez a la adolescencia.
. Cualquier información es buena para encontrarle", escribió hace solo cuatro días el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su cuenta de Twitter, donde difundió la ficha de Martorell publicada por la Europol.
Este organismo ha incluido al doctor en la lista de huidos más buscados en el Viejo Continente.
"Puede estar utilizando una identidad falsa para trabajar o, incluso, podría estar colaborando con alguna ONG que proporciona asistencia médica a los países más pobres", subraya la agencia europea sobre este hombre de 61 años que sometió a su propia hija a un "sufrimiento" y un "calvario" —palabras usadas también por los jueces— que se prolongó desde la niñez a la adolescencia.
Todo empezó con ese episodio de Valencia cuando tenía 7 años.
Y continuó hasta que, ya con 15, la joven reunió el valor suficiente para denunciar. Describió escenas terroríficas.
Cómo Martorell, separado de su madre, la violó durante un viaje familiar a Chile por la muerte de la abuela materna; o cómo lo repitió cuando fueron a esquiar al valle de Arán.
También la obligaba a ver películas porno y a hacerle felaciones. Y, cuando le vino la regla, empezó a penetrarla analmente. "Además, a medida que la víctima iba cumpliendo años y mostraba su voluntad contraria a aquellos actos, el acusado se los imponía agarrándola de los brazos.
En ocasiones, le abría las piernas y le tapaba la boca con la mano o con un cojín hasta que conseguía penetrarla y eyacular", explica la Audiencia Provincial.
Los abusos ocurrían con mucha frecuencia y en la práctica totalidad de las visitas del padre.
Los investigadores sospechan que, mientras violaba a la hija pequeña, a la mayor le suministraba fármacos o somníferos para que no se despertase.
De hecho, la primogénita relató que siempre se había extrañado de lo "profundamente" que dormía cuando pasaba las noches en casa de Martorell.
"Dormía mucho más. Hasta más de las doce de la mañana.
Esto no ocurría nunca cuando dormía en casa de mi madre", afirmó.
"Un relato de liberación"
La chica sufría crisis de pánico y ansiedad."Y empezó a tener ideas relacionadas con el suicidio", explicaron los médicos que la trataron en 2009.
Fue en octubre de ese año, precisamente, cuando la víctima intentó recabar pruebas que demostrasen los abusos.
A un viaje a la casa de su tío paterno se llevó material informático para grabar las agresiones.
Pero el ahora fugitivo encontró los dispositivos y se los quitó. Apenas unas horas después, por la noche, volvió a violarla.
Así que la pesadilla continuaba.
Pero se acabó en diciembre de 2009. Durante una consulta psiquiátrica, contó por primera vez los hechos.
Y volvió a hacerlo ante los Mossos y los magistrados. "Su relato transmitió tanto sufrimiento como liberación, por la certeza de que desde su denuncia no iba a ser posible que continuase ese infierno", escribieron los jueces.
Un infierno por el que su padre aún no ha pagado.
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