5 ene 2017
España América Brasil Cataluña Newsletter Suscríbete EL PAÍS Ciencia Astronomía Localizado el origen de las misteriosas señales de radio de fuera de la galaxia
Nuño Domínguez
Los recurrentes Estallidos Rápidos de Radio podrían venir de una estrella de neutrones a 3.000 millones de años luz.
Un equipo de astrónomos ha conseguido localizar el
origen de unas potentes señales de radio que llevan años intrigando a
muchos expertos.
Se trata de un fenómeno conocido como estallido rápido
de radio (FRB en inglés), que libera en unas fracciones de segundo tanta energía como el Sol en varios días.
En
2007, David Narkevic, un estudiante de física y ciencias políticas en
la Universidad del Oeste de Virginia (EE UU), fue el primero en
descubrir una de estas señales entre los datos recogidos seis años antes
por el radiotelescopio Parkes, en Australia.
Desde entonces se han
detectado otros estallidos similares. Todos duran apenas milisegundos,
por lo que ha sido muy difícil aclarar de dónde vienen y qué los
produce.
Esta incertidumbre ha dado lugar a todo tipo de teorías sobre
su origen, desde algunas fundadas como que se trata de cataclismos como
el colapso de estrellas de neutrones o la evaporación de agujeros
negros, a otras menos probables, como que sean mensajes de
civilizaciones alienígenas, ya que algunas parecen seguir una lógica
matemática.
“Si nuestros ojos fueran sensibles a las ondas de
radio, veríamos iluminarse el cielo [por estas señales] unas dos veces
por minuto”, escribe el astrónomo de la Universidad Radboud Heino Falcke
hoy en Nature, que le ha dedicado su portada esta semana a
este descubrimiento.
La dispersión de estas señales de radio a su paso
por el espacio indica que los FRB vienen de fuera de la Vía Láctea y
que, antes de alcanzar la Tierra, viajan por el universo durante miles de millones de años , lo que los convierte en las señales de radio “más distantes y brillantes, del universo conocido”, resalta Falcke.
Los FRB “han sido objeto de un gran misterio” durante los últimos 10 años que parece una “historia de detectives”, reconoce Joe Lazio,
científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Lazio es
uno de los 25 astrónomos que acaban de escribir el último capítulo de la
saga al estudiar el FRB más enigmático de todos.
Se detectó por primera
vez en 2012 y, al contrario que el resto de las señales conocidas, que
solo se producen una sola vez, esta se ha repetido en varias ocasiones,
pero sin un patrón claro.
La existencia de este tipo de estallido
cuestiona la teoría de que su origen esté en eventos destructivos que
suceden una sola vez.
El equipo de Lazio usó la red de telescopios VLA
de EE UU para intentar captar de nuevo la señal descubierta en 2012.
Después de detectarla recurrieron a la red de telescopios europea VLBI y
una similar en EE UU para situar su origen con más precisión que ningún
otro estudio anterior.
Sus resultados, publicados hoy en Nature
y en Astrophysical Journal Letters, muestran que la fuente de estos
estallidos está en una galaxia enana y poco brillante, nada parecido a
un gran cataclismo cósmico
“Gracias al espectro medido con los telescopios
Gemini [instrumentos ópticos], hemos comprobado que esta galaxia” está
“a unos 3.000 millones de años luz de nosotros”, resalta Shami
Chatterjee, astrónomo de la Universidad Cornell (EE UU) y coautor de los
estudios.
“Esto supone que estos estallidos son excepcionalmente
potentes, y que han atravesado el medio intergaláctico durante 3.000
millones de años”, añade.
Los investigadores aún no saben qué objeto dentro de esta galaxia está
produciendo las señales.
“Posiblemente se trata de un fenómeno asociado
con un núcleo de galaxia activo o, más probablemente, los enormes pulsos
emitidos por un magnetar, una estrella de neutrones joven con un campo
magnético extraordinario”, explica Chatterjee.
En cualquier caso, “es
enormemente improbable que se trate de señales artificiales”, añade.
Su
objetivo ahora es aclarar el origen exacto de los estallidos analizados y
buscar una nueva fuente de FRB repetidos que ayude a zanjar las
preguntas sobre el origen de estos fenómenos.
Lladró deja de ser de la familia Lladró......................... Ignacio Zafra...
Los dueños venden la empresa de cerámica decorativa fundada en los años cincuenta.
Bueno, para mi casi es un disgusto, tengo unas cuantas figuras y una enorme y fina, luego están los caballos que a mi padre le encantaban.....pero yo "Las Odio" no me hacen ninguna gracia. Pero parece ser que al regalarme algo intuían que me debian gustar. y no se por qué.
Lladró ha dejado de ser de la familia Lladró.
La junta general de accionistas de Sodigei, la matriz del fabricante de cerámica decorativa más conocido del mundo, ha aprobado este jueves la venta del 100% de las acciones de Lladró SAU.
El comprador es el fondo español PHI Industrial, especializado en adquirir empresas en apuros.
Lladró lo es. La sociedad patrimonial que controla la empresa de porcelanas declaró en 2015 pérdidas de 38 millones de euros. Tenía, además, un stock de figuras sin vender valorado en más de 30 millones.
Los resultados forzaron a la compañía a despedir en 2016 a 268 trabajadores, casi el 40% de la plantilla, después de varios años encadenando expedientes de regulación temporal de empleo para limitar la producción.
El acuerdo contempla que PHI pasa a ser propietario de la marca y de la unidad de producción, pero no de los inmuebles del grupo empresarial, que pertenecen a otra sociedad de los Lladró, Rosal. Las oficinas y talleres que conforman la llamada Ciudad de la Porcelana seguirán siendo de los Lladró, que los alquilarán durante al menos 10 años a PHI.
Lladró fue creada en los años cincuenta por tres hermanos nacidos en una familia humilde de labradores.
Iniciaron su actividad con un pequeño horno moruno instalado en el patio de su casa, en Almàssera.
Un pequeño pueblo de la huerta de Valencia desde el que alzaron un imperio empresarial y una de las marcas españolas más reconocidas en el mundo.
Se trata, prosigue el comunicado, de "una alternativa profesional y sólida para restablecer la rentabilidad y asegurar la continuidad y el progreso de la compañía".
Las desavenencias de los hermanos en la dirección del negocio, que arrastró desde el principio los problemas típicos de una empresa familiar de segunda generación, han marcado la marcha de Lladró. Especialmente tras los atentados del 11-S, el momento que la familia señala como punto de inicio del declive de la compañía.
En la práctica, no han dejado de mandar.
La venta de la empresa ha sido decidida, de hecho, por Juan Lladró, el mayor de los fundadores.
Nonagenario, considerado como el más empresario de los tres, Juan Lladró fue responsable en gran medida de la apabullante expansión internacional que la empresa inició a finales de los años sesenta en Estados Unidos.
En 2007 los fundadores dividieron el grupo empresarial.
Juan Lladró se hizo con el 70% de las acciones del lote que incluía la empresa de porcelana decorativa al pujar más que sus hermanos. Aunque la propiedad de las participaciones pasó a sus cuatro hijas, el padre se reservó el usufructo y con él el poder de decisión sobre la empresa.
Fuentes de la compañía aseguran que hasta hace unos días el fundador ha continuado yendo a diario a la oficina a despachar con los directivos, revisar figuras y dar su opinión a los escultores. Y que solo dejó de hacerlo cuando el acuerdo para vender la empresa quedó cerrado.
Las diferencias internas se han reproducido entre las hijas de Juan Lladró, aunque sin llegar al encarnizamiento de los fundadores, que cruzaron acusaciones públicamente a través de libros, artículos y entrevistas.
Hace un mes, Rosa dimitió como signo de protesta contra la decisión de traspasar el 100% de las acciones a PHI.
Una venta de la que no era partidaria pero que ha tenido el respaldo de su padre.
Después de la renuncia de Rosa, la presidencia recayó en el marido de su hermana Mari Luz, Ignacio Jara.
El malestar por no retener una parte de la propiedad de la empresa ha cundido también en las otras ramas familiares, todas ellas presentes en el consejo de administración de Sodigei.
El segundo punto del orden del día de la junta de accionistas, introducido a petición de Mamen Lladró, hija de José Lladró, el hermano mediano, ha plasmado ese disgusto.
En él se pedía desestimar la oferta de PHI y apostar por opciones que implicasen que la familia conservarse una parte minoritaria de las acciones.
En los tres últimos lustros, Lladró ha acusado la pérdida de terreno en los países anglosajones, donde sus figuras llegaron a adquirir el prestigio de un tótem.
Acusó el parón del mercado de los artículos exclusivos que siguió a los atentados del 11 de septiembre.
Cuando este se recuperó, el gusto por sus frágiles figuras de porcelana no lo hizo.
La empresa siguió creciendo en países emergentes, como China y Rusia, donde logró sus mayores crecimientos en los últimos años. La empresa ha señalado el enfriamiento del mercado del lujo en China y la crisis geopolítica y económica en Rusia como factores clave en el empeoramiento del negocio.
A pesar de atravesar una grave crisis, la empresa sigue fabricando de forma artesanal piezas únicas en el mundo. Carnaval en Venecia, es el último ejemplo.
La mayor figura de la historia de la porcelana, con 1,5 metros de largo, será presentada este mes en la Maison & Objet Paris, la gran feria mundial de la decoración, después de cinco años de pruebas. Se producirán solo 100 unidades y saldrán a la venta por 170.000 euros.
En los tres últimos lustros, Lladró ha acusado la pérdida de terreno en los países anglosajones, donde sus figuras llegaron a adquirir el prestigio de un tótem. Acusó el parón del mercado de los artículos exclusivos que siguió a los atentados del 11 de septiembre. Cuando este se recuperó, el gusto por sus frágiles figuras de porcelana no lo hizo.
La empresa siguió creciendo en países emergentes, como China y Rusia, donde logró sus mayores crecimientos en los últimos años. La empresa ha señalado el enfriamiento del mercado del lujo en China y la crisis geopolítica y económica en Rusia como factores clave en el empeoramiento del negocio.
A pesar de atravesar una grave crisis, la empresa sigue fabricando de forma artesanal piezas únicas en el mundo. Carnaval en Venecia, es el último ejemplo. La mayor figura de la historia de la porcelana, con 1,5 metros de largo, será presentada este mes en la Maison & Objet Paris, la gran feria mundial de la decoración, después de cinco años de pruebas. Se producirán solo 100 unidades y saldrán a la venta por 170.000 euros.
El día en que el libro muerda al perro....................... Juan Cruz.
Las televisiones públicas dan a los deportes, los sucesos o la cocina mucha más importancia que a la cultura.
Que perdonen los excelentes profesionales de la televisión pública
(la del Estado, y las del Estado). Que perdonen esos profesionales: esto
no va con ellos.
Esas televisiones tienen un pecado de omisión en sus informativos. La omisión de los libros.
La secuencia es: careta, noticias nacionales o internacionales, sucesos, sucesos, después más sucesos, sucesos, deportes, más deportes, muchos más deportes.
Y el tiempo, mucho tiempo.
Como si el patio de butacas de España estuviera sacando la mano por la ventana para ver qué tiempo hace.
A veces hay espectáculos: actores separándose, cineastas muuuy famosos, la inauguración de un acontecimiento al que van los Reyes a entregar un premio. Un premiado muerto.
Como decía Cabrera Infante, toda enumeración es injusta, pero la memoria vive de enumeraciones.
El menú es ese, y eso es lo que llega a la gente por los dispositivos informativos de que disponen las casas.
Eso está variando, como se sabe en los periódicos (los de papel y los no impresos), del mismo modo que está cambiando (más lentamente) la relación de los lectores con los libros y con otros elementos de la distribución del arte.
Ahora aprietas un botón y escuchas una sinfonía.
La vida ahora tiene (para horror de Luis de Pablo, para tantos) mucha música de fondo, y ya ni siquiera la música es protagonista de los telediarios.
Es decir, la música que enseña a sosegar el espíritu o a inquietarlo, la música de verdad; ahora la música es de fondo, como las bibliotecas de atrezzo que salen en las películas.
No siempre fue así.
La televisión de los años ochenta, que no tenía competencia y era del Estado enteramente, tenía programas de cultura de vanguardia, como aquellos que creó Enrique Nicanor y que presentaba, por ejemplo, Paloma Chamorro. José-Miguel Ullán, poeta que fue periodista, hacía entrevistas formidables a artistas de la cultura pop, y de la otra; Sánchez Dragó hacía muy notables entrevistas a escritores, Carlos Veles hizo programas memorables, como Joaquín Soler Serrano.
Toda enumeración es corta, ya saben, pero no se hace esa enumeración ahora por nostalgia sino por carencia.
¿Qué se hace con los Presupuestos del Estado, menguados por ocurrencias distintas, para promover la cultura en las televisiones que paga el erario público?
Pues programas de cocina, sucesos... Galimatías.
En ese espectro ciego se quedan los telediarios, vendidos al postor de la audiencia, por un plato de lentejas.
Antes los sucesos los daban otros, ahora los sucesos los dan todos, desde el minuto 10 del telediario.
Los deportes ocupan la franja más nutrida de los informativos, con el fútbol como delantero centro de ese ahogo.
¿Y los libros? Y los libros esperando a que se muera el próximo poeta o a que el Rey le entregue el Cervantes al último galardonado.
Es noticia que un hombre muerda a un perro. Pues para que un libro salga en los telediarios habrá que esperar a que el libro muerda al perro.
Esas televisiones tienen un pecado de omisión en sus informativos. La omisión de los libros.
La secuencia es: careta, noticias nacionales o internacionales, sucesos, sucesos, después más sucesos, sucesos, deportes, más deportes, muchos más deportes.
Y el tiempo, mucho tiempo.
Como si el patio de butacas de España estuviera sacando la mano por la ventana para ver qué tiempo hace.
A veces hay espectáculos: actores separándose, cineastas muuuy famosos, la inauguración de un acontecimiento al que van los Reyes a entregar un premio. Un premiado muerto.
Como decía Cabrera Infante, toda enumeración es injusta, pero la memoria vive de enumeraciones.
El menú es ese, y eso es lo que llega a la gente por los dispositivos informativos de que disponen las casas.
Eso está variando, como se sabe en los periódicos (los de papel y los no impresos), del mismo modo que está cambiando (más lentamente) la relación de los lectores con los libros y con otros elementos de la distribución del arte.
Ahora aprietas un botón y escuchas una sinfonía.
La vida ahora tiene (para horror de Luis de Pablo, para tantos) mucha música de fondo, y ya ni siquiera la música es protagonista de los telediarios.
Es decir, la música que enseña a sosegar el espíritu o a inquietarlo, la música de verdad; ahora la música es de fondo, como las bibliotecas de atrezzo que salen en las películas.
No siempre fue así.
La televisión de los años ochenta, que no tenía competencia y era del Estado enteramente, tenía programas de cultura de vanguardia, como aquellos que creó Enrique Nicanor y que presentaba, por ejemplo, Paloma Chamorro. José-Miguel Ullán, poeta que fue periodista, hacía entrevistas formidables a artistas de la cultura pop, y de la otra; Sánchez Dragó hacía muy notables entrevistas a escritores, Carlos Veles hizo programas memorables, como Joaquín Soler Serrano.
Toda enumeración es corta, ya saben, pero no se hace esa enumeración ahora por nostalgia sino por carencia.
¿Qué se hace con los Presupuestos del Estado, menguados por ocurrencias distintas, para promover la cultura en las televisiones que paga el erario público?
Pues programas de cocina, sucesos... Galimatías.
En ese espectro ciego se quedan los telediarios, vendidos al postor de la audiencia, por un plato de lentejas.
Antes los sucesos los daban otros, ahora los sucesos los dan todos, desde el minuto 10 del telediario.
Los deportes ocupan la franja más nutrida de los informativos, con el fútbol como delantero centro de ese ahogo.
¿Y los libros? Y los libros esperando a que se muera el próximo poeta o a que el Rey le entregue el Cervantes al último galardonado.
Es noticia que un hombre muerda a un perro. Pues para que un libro salga en los telediarios habrá que esperar a que el libro muerda al perro.
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