Los recurrentes Estallidos Rápidos de Radio podrían venir de una estrella de neutrones a 3.000 millones de años luz.
Un equipo de astrónomos ha conseguido localizar el
origen de unas potentes señales de radio que llevan años intrigando a
muchos expertos.
Se trata de un fenómeno conocido como estallido rápido
de radio (FRB en inglés), que libera en unas fracciones de segundo tanta energía como el Sol en varios días.
En
2007, David Narkevic, un estudiante de física y ciencias políticas en
la Universidad del Oeste de Virginia (EE UU), fue el primero en
descubrir una de estas señales entre los datos recogidos seis años antes
por el radiotelescopio Parkes, en Australia.
Desde entonces se han
detectado otros estallidos similares. Todos duran apenas milisegundos,
por lo que ha sido muy difícil aclarar de dónde vienen y qué los
produce.
Esta incertidumbre ha dado lugar a todo tipo de teorías sobre
su origen, desde algunas fundadas como que se trata de cataclismos como
el colapso de estrellas de neutrones o la evaporación de agujeros
negros, a otras menos probables, como que sean mensajes de
civilizaciones alienígenas, ya que algunas parecen seguir una lógica
matemática.
“Si nuestros ojos fueran sensibles a las ondas de
radio, veríamos iluminarse el cielo [por estas señales] unas dos veces
por minuto”, escribe el astrónomo de la Universidad Radboud Heino Falcke
hoy en Nature, que le ha dedicado su portada esta semana a
este descubrimiento.
La dispersión de estas señales de radio a su paso
por el espacio indica que los FRB vienen de fuera de la Vía Láctea y
que, antes de alcanzar la Tierra, viajan por el universo durante miles de millones de años , lo que los convierte en las señales de radio “más distantes y brillantes, del universo conocido”, resalta Falcke.
Los FRB “han sido objeto de un gran misterio” durante los últimos 10 años que parece una “historia de detectives”, reconoce Joe Lazio,
científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Lazio es
uno de los 25 astrónomos que acaban de escribir el último capítulo de la
saga al estudiar el FRB más enigmático de todos.
Se detectó por primera
vez en 2012 y, al contrario que el resto de las señales conocidas, que
solo se producen una sola vez, esta se ha repetido en varias ocasiones,
pero sin un patrón claro.
La existencia de este tipo de estallido
cuestiona la teoría de que su origen esté en eventos destructivos que
suceden una sola vez.
El equipo de Lazio usó la red de telescopios VLA
de EE UU para intentar captar de nuevo la señal descubierta en 2012.
Después de detectarla recurrieron a la red de telescopios europea VLBI y
una similar en EE UU para situar su origen con más precisión que ningún
otro estudio anterior.
Sus resultados, publicados hoy en Nature
y en Astrophysical Journal Letters, muestran que la fuente de estos
estallidos está en una galaxia enana y poco brillante, nada parecido a
un gran cataclismo cósmico
“Gracias al espectro medido con los telescopios
Gemini [instrumentos ópticos], hemos comprobado que esta galaxia” está
“a unos 3.000 millones de años luz de nosotros”, resalta Shami
Chatterjee, astrónomo de la Universidad Cornell (EE UU) y coautor de los
estudios.
“Esto supone que estos estallidos son excepcionalmente
potentes, y que han atravesado el medio intergaláctico durante 3.000
millones de años”, añade.
Los investigadores aún no saben qué objeto dentro de esta galaxia está
produciendo las señales.
“Posiblemente se trata de un fenómeno asociado
con un núcleo de galaxia activo o, más probablemente, los enormes pulsos
emitidos por un magnetar, una estrella de neutrones joven con un campo
magnético extraordinario”, explica Chatterjee.
En cualquier caso, “es
enormemente improbable que se trate de señales artificiales”, añade.
Su
objetivo ahora es aclarar el origen exacto de los estallidos analizados y
buscar una nueva fuente de FRB repetidos que ayude a zanjar las
preguntas sobre el origen de estos fenómenos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario