Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 jul 2016

Jesús Castro: “A veces ser guapos trae inconvenientes”........................................... Víctor Núñez Jaime

El actor saltó a la fama con ‘El Niño’ hace dos años, y con su primer papel se llevó una nominación al Goya como mejor actor revelación. 

Hoy trabaja más en televisión, y es

consciente que aún le queda mucha profesión por aprender.

 
El actor Jesús Castro, en el Palacio de Santa Barbara.

Jesús Castro (Cádiz, 1993) aspiraba a llamar la atención de los ojeadores del Cádiz Fútbol Club mientras estudiaba Electrónica e intentaba llenar de gente una discoteca.
 Un día acompañó a un amigo a las audiciones de El Niño y fue él quien acabó protagonizando la película.
Luego participó en La isla mínima, en las series Mar de plástico y El Príncipe y este otoño lo veremos junto a Paz Vega en Perdóname, Señor (Telecinco).
Mientras, el actor ha encabezado una cata de cervezas en la terraza madrileña Manzana Mahou 330. Tras la entrevista, le sugiere al fotógrafo que capte su imagen en “plan macarrilla”.
Pregunta. ¿Qué es de su amigo al que acompañó a las audiciones de El Niño?
Respuesta. Sigue trabajando en un bar de mi pueblo, Vejer de la Frontera, ganándose la vida como puede. Todavía hablamos.
 Aquello ya está un poco olvidado. Hay cosas que son para ti y ya está. Y una amistad no se acaba por cosas como esa.
P. Desde que es famoso, ¿la cafetería de su padre tiene más clientes?
R. No, de hecho se cerró. Pero abrimos una nueva. Se llama El rincón de El Niño. A ver si tenemos más suerte.

Jesús Castro (Cádiz, 1993) aspiraba a llamar la atención de los ojeadores del Cádiz Fútbol Club mientras estudiaba Electrónica e intentaba llenar de gente una discoteca. Un día acompañó a un amigo a las audiciones de El Niño y fue él quien acabó protagonizando la película. Luego participó en La isla mínima, en las series Mar de plástico y El Príncipe y este otoño lo veremos junto a Paz Vega en Perdóname, Señor (Telecinco). Mientras, el actor ha encabezado una cata de cervezas en la terraza madrileña Manzana Mahou 330. Tras la entrevista, le sugiere al fotógrafo que capte su imagen en “plan macarrilla”.
Pregunta. ¿Qué es de su amigo al que acompañó a las audiciones de El Niño?
Respuesta. Sigue trabajando en un bar de mi pueblo, Vejer de la Frontera, ganándose la vida como puede. Todavía hablamos. Aquello ya está un poco olvidado. Hay cosas que son para ti y ya está. Y una amistad no se acaba por cosas como esa.
P. Desde que es famoso, ¿la cafetería de su padre tiene más clientes?
R. No, de hecho se cerró. Pero abrimos una nueva. Se llama El rincón de El Niño. A ver si tenemos más suerte.
P. Eso, ¡que no le falten churros!
R. Yo no los como. Y menos ahora que tengo que cuidarme. Son contundentes.
P. Entonces, ¿qué desayuna? ¿Hojas de lechuga?
R. Una tostadita con jamón y un café.
P. ¿La vida es más fácil para un guapo?
R. Es que la belleza es subjetiva.
 Hay gente que me dice que soy guapo y a mí no me lo parece, pero bueno. También creo que a veces ser guapo trae inconvenientes.
P. ¿Como cuáles?
R. Que te digan que has logrado algo solo porque eres guapo.
P. ¿Escucha a menudo ese comentario?

 

R. Bueno, cada vez menos.
 Mi trabajo va acabando con eso. Espero que llegue el día en que ya no lo escuche.
P. Esa mirada, ¿es de ángel o demonio?
R. Pues… Puede ser de los dos.
 Una persona me dijo una vez que mis ojos son como un rayo: puedo alumbrar en la oscuridad, pero también puedo hacer daño. No sé: quizá yo sea más diablete que ángel, la verdad.
P. Suelen compararlo con el actor Steve McQueen. Estará encantado, ¿no?
R. Él fue un tío muy muy grande y yo estoy empezando.
 Una comparación así es un halago, pero me queda mucho por aprender.
P. La comparación se refiere solo a los ojos.
R. ¡Ah, vale! [ríe] Pensé que al modo de actuar.
P. ¿Sigue escuchando a El Barrio o el glamour de la farándula lo ha llevado por otros ámbitos?
R. Sí, lo sigo escuchando. ¡El Barrio siempre!
P. ¿Y qué tal su relación con la prensa del corazón?
R. No muy bien. Primero porque, aunque no lo parezca, no me gusta llamar la atención. Segundo, porque no me dedico a vender mi vida privada.
 Sé que todo el mundo tiene que trabajar y comer, pero, a mí en especial, no me gusta que exista ese tipo de curro.
P. ¿Por qué abandonó Mar de plástico?
R. Lo expliqué en su día y se malinterpretó. Entonces, lo voy a dejar ahí. Ahora estoy en otra cosa.

P. ¿De qué va Perdóname, Señor?
R. De la lealtad, la amistad, el narcotráfico, el amor, el paro.
 Tiene muchas subtramas y seguro que va a gustar.
P. ¿A quién interpreta ahora?
R. A Rafa, un narco.
P. El Niño, El Príncipe... ¿Otra vez a un narco?
R. Raro, ¿no? [ríe]
P. ¿Ya lo encasillaron o no sabe hacer otra cosa?
R. Si te llaman para hacer eso, ¿qué haces? ¿Les dices que no porque te vas a encasillar? Aunque se dediquen a lo mismo, tratas de darle diferentes matices a los personajes.
 Puedo interpretar a otros tipos, pero es lo que me han tocado hasta ahora.
P. De todas formas siempre le quedará el Cádiz FC.
R. Iría a que me hicieran una prueba, claro. En su día no me dediqué a ello por falta de oportunidades, por jugar en un pueblo pequeño, inexistente para los grandes equipos.
 Pero tengo la espina clavada. Porque hubo quién le decía a mis padres que yo valía para el fútbol.

Coco Chanel a través de sus lecturas......................................................... Estel Vilaseca

La literatura más clásica, la poesía y la relación de la diseñadora con los escritores de la época marcaron su personalidad y gusto estético.

Retrato de Gabrielle Chanel de julio de 1962.

 

"Los libros han sido mis mejores amigos”, le confesó en una ocasión Coco Chanel a su amigo Paul Morand. La biblioteca de Chanel, además de descubrir a una ávida lectora, adquiere un peso relevante en la forja de su personalidad y gusto estético. Del 17 de septiembre y hasta el 8 de enero de 2017, Ca’Pesaro International Gallery of Modern Art en Venecia acoge la exposición
 La mujer que lee, dedicada a desvelar nuevas facetas de la inagotable biografía de Coco Chanel.
 En esta séptima entrega del ambicioso proyecto Culture Chanel, concebido por el experimentado comisario Jean-Louis Froment, se aborda la personalidad de la diseñadora desde una perspectiva inédita: a través de su relación con los libros y la lectura.
 
"Los libros han sido mis mejores amigos”, le confesó en una ocasión Coco Chanel a su amigo Paul Morand.
 La biblioteca de Chanel, además de descubrir a una ávida lectora, adquiere un peso relevante en la forja de su personalidad y gusto estético.
 Del 17 de septiembre y hasta el 8 de enero de 2017, Ca’Pesaro International Gallery of Modern Art en Venecia acoge la exposición La mujer que lee, dedicada a desvelar nuevas facetas de la inagotable biografía de Coco Chanel
. En esta séptima entrega del ambicioso proyecto Culture Chanel, concebido por el experimentado comisario Jean-Louis Froment, se aborda la personalidad de la diseñadora desde una perspectiva inédita: a través de su relación con los libros y la lectura.
ampliar foto
La diseñadora Coco Chanel, en 1964 frente a su biblioteca. foto:
Sófocles, Shakespeare, Baudelaire, Rilke, Proust, Claudel, Apollinaire, Cervantes y Mallarmé son algunos de los autores que ocuparon un lugar importante en su librería del número 31 de la Rue Cambon de París y que educaron su gusto por lo clásico.
 Sus lecturas le permitieron viajar en el tiempo y establecer un rico diálogo a través de diferentes épocas.
 “La vida que llevamos siempre cuenta poco, la vida con la que soñamos, esa es la existencia que importa porque continuará más allá de la muerte”, reza la nota escrita de puño y letra por Gabrielle Chanel (Saumur, 1883 - París, 1971) que abre la exposición.
La diseñadora Coco Chanel, en 1964 frente a su biblioteca. foto:
Por primera vez se muestran algunos objetos personales de la diseñadora junto a joyas y perfumes; libros, dedicatorias, fotografías y obras de arte conforman las 350 piezas que ayudan a esbozar el retrato de la Coco Chanel lectora. Fue la poesía y su relación con los poetas de la época el eslabón principal que le permitió crear una conexión directa entre el mundo de la literatura y de la moda.
 Las amistades que estableció con Jean Cocteau, Max Jacob y Pierre Reverdy fueron relevantes en la construcción de su imaginario.
 La amistad con Cocteau fue muy fructífera e ilustra bien las sinergias que se crearon entre estos dos universos
. Chanel diseñó el vestuario de varias de las piezas teatrales en las que participaba el poeta y artista, entre ellas el ballet Blue Train de Diaghilev, que contó también con la colaboración de Picasso.
  Por su parte, Cocteau bocetó algunos de los diseños de Chanel para revistas internacionales.

La muestra explora con profundidad los vínculos de la diseñadora con personajes que de alguna manera le ayudaron a moldear esa visión eterna de la belleza y la moda que creó y que sigue influyendo hasta nuestros días.
 Desde su amistad con Misia Sert, la puerta de entrada al mundillo artístico de la época, pasando por su relación con el movimiento dadaísta en París.
 Impulsada por Tristan Tzara y Francis Picabia, la exposición establece una interesante analogía entre los flyers Dada y la revolucionaria estética de su primer perfume, el No5 lanzado en 1921.
El romance de la diseñadora con el inglés Boy Capel merece un capítulo a parte.
 Apasionado de la literatura, el empresario compartió su afición con ella.
 La muestra expone por primera vez un cuaderno en el que Capel anotaba citas e impresiones sobre sus lecturas.
Además, la relación que mantuvieron durante 12 años inspiró el libro Lewis and Irène, de Paul Morand.
 Después de su trágica muerte por accidente en 1919, Gabrielle Chanel guardó como si fueran auténticos tesoros sus libros.
 Leerlos fue una forma de recordarle y estar cerca de él
. Es en esa época cuando Misia y José María Sert se la llevan de viaje a Venecia por primera vez y se convierten en partícipes del flechazo entre la diseñadora y la ciudad italiana que acoge ahora la exposición
Después de Moscú en 2007, Shanghái y Pekín en 2011, Cantón y París en 2003 y Seúl en 2014, Jean-Louis Froment y su Culture Chanel recalan en Venecia.
Prendada por la belleza de su arquitectura, Coco Chanel trasladó a su apartamento parisino su estética suntuosa y barroca que expandió luego a sus joyas y a los bordados con hilo dorado de alguno de sus vestidos.
 La muestra se completa con una selección de piezas de Karl Lagerfeld, actual diseñador de la firma francesa, que, al igual que los libros, hablan del legado que Chanel dejó: la pureza de líneas, su gusto por el clasicismo, su atracción por el barroco y su amor por Rusia y los dorados de Venecia.

Kike Sarasola, confesiones de alcoba.................................................... Elisabet Sans


Kike Sarasola, fundador y presidente de Room Mate Hotels, el pasado miércoles en Madrid.
A Kike Sarasola no le gusta que lo describan como hotelero.
 Prefiere pensar que es más que eso, alguien que ha creado una filosofía de empresa en la cadena de hoteles que preside y que fundó hace una década, Room Mate Hotels
. Una forma de trabajar que, dice, podría aplicar a cualquier negocio.
 Hay una cosa segura: él no es un empresario al uso. Nunca ha escondido su vida privada, es más, ha hecho bandera de ella.
También le gusta la atención mediática, hablar de los planes de futuro de su compañía y, en breve, se va a poner al frente de un programa de televisión.
Kike Sarasola, en una de las habitaciones del hotel Óscar de Madrid.
Recibe en la terraza del hotel Óscar situado en el centro de Madrid
. La localización, además del diseño, es una de las bazas de los 23 alojamientos de la cadena repartidos en 16 ciudades de seis países.
 Antes de la charla, Sarasola (Madrid, 1963) pregunta a los clientes con los que se cruza en la piscina en este caluroso julio si están disfrutando de su estancia.
 Está cómodo con el papel de anfitrión.
Es hijo del reconocido empresario vasco Enrique Sarasola, que amasó una de las grandes fortunas de España.
 Su padre y la alta competición le aportaron la disciplina a este madrileño que se describe como alguien muy ambicioso y competitivo.
“No me dejo desfallecer por los fracasos porque tengo 20.000 todos los días. El deporte me enseñó a no creérmelos, como tampoco los éxitos”
, resume quien ha sido tres veces olímpico (Barcelona, Atlanta y Sídney) en la disciplina de hípica.
 Fue su pasión por este deporte por lo que no llegó a terminar la carrera de Económicas. La peste equina le obligó a irse con sus caballos, para que no enfermaran, porque su principal meta de entonces era clasificarse para Barcelona 92.
 En 2003, se convertiría en el primer atleta olímpico español en hacer pública su homosexualidad en la portada de febrero de la revista Zero, en la que aparecía junto a su actual marido, Carlos Marrero.
 En ambas decisiones tuvo el apoyo de su padre, con quien empezó a trabajar a los 16 años.
Kike Sarasola y Carlos Marrero, en la portada de febrero de 2003 de la revista 'Zero'.
“Él fue la mejor escuela, era una persona brillante
. Yo no soy ni una décima parte de lo que era él”, recuerda de su progenitor. Debió de resultarle duro que al principio no creyera en sus hoteles
. “Decía que era un negocio en el que ya estaba todo inventado. Pero llegó a ver el primero [el Mario, en Madrid]. Y, unos días antes de morir, me dijo: ‘Tú dedícate a los hoteles”, recuerda ahora con orgullo
. Al principio de la historia de la cadena, que fundó junto a Gorka Atorrasagasti y Marrero, Sarasola dice que nadie lo consideraba hotelero. Hoy espera que eso haya cambiado.

A Kike Sarasola no le gusta que lo describan como hotelero. Prefiere pensar que es más que eso, alguien que ha creado una filosofía de empresa en la cadena de hoteles que preside y que fundó hace una década, Room Mate Hotels. Una forma de trabajar que, dice, podría aplicar a cualquier negocio. Hay una cosa segura: él no es un empresario al uso. Nunca ha escondido su vida privada, es más, ha hecho bandera de ella. También le gusta la atención mediática, hablar de los planes de futuro de su compañía y, en breve, se va a poner al frente de un programa de televisión.
ampliar foto
Kike Sarasola, en una de las habitaciones del hotel Óscar de Madrid.
Recibe en la terraza del hotel Óscar situado en el centro de Madrid. La localización, además del diseño, es una de las bazas de los 23 alojamientos de la cadena repartidos en 16 ciudades de seis países. Antes de la charla, Sarasola (Madrid, 1963) pregunta a los clientes con los que se cruza en la piscina en este caluroso julio si están disfrutando de su estancia. Está cómodo con el papel de anfitrión.
Es hijo del reconocido empresario vasco Enrique Sarasola, que amasó una de las grandes fortunas de España. Su padre y la alta competición le aportaron la disciplina a este madrileño que se describe como alguien muy ambicioso y competitivo. “No me dejo desfallecer por los fracasos porque tengo 20.000 todos los días. El deporte me enseñó a no creérmelos, como tampoco los éxitos”, resume quien ha sido tres veces olímpico (Barcelona, Atlanta y Sídney) en la disciplina de hípica. Fue su pasión por este deporte por lo que no llegó a terminar la carrera de Económicas. La peste equina le obligó a irse con sus caballos, para que no enfermaran, porque su principal meta de entonces era clasificarse para Barcelona 92. En 2003, se convertiría en el primer atleta olímpico español en hacer pública su homosexualidad en la portada de febrero de la revista Zero, en la que aparecía junto a su actual marido, Carlos Marrero. En ambas decisiones tuvo el apoyo de su padre, con quien empezó a trabajar a los 16 años.
Kike Sarasola y Carlos Marrero, en la portada de febrero de 2003 de la revista 'Zero'.
“Él fue la mejor escuela, era una persona brillante. Yo no soy ni una décima parte de lo que era él”, recuerda de su progenitor. Debió de resultarle duro que al principio no creyera en sus hoteles. “Decía que era un negocio en el que ya estaba todo inventado. Pero llegó a ver el primero [el Mario, en Madrid]. Y, unos días antes de morir, me dijo: ‘Tú dedícate a los hoteles”, recuerda ahora con orgullo.
 Al principio de la historia de la cadena, que fundó junto a Gorka Atorrasagasti y Marrero, Sarasola dice que nadie lo consideraba hotelero. Hoy espera que eso haya cambiado.
Los números le avalan.
 En los primeros cinco meses de 2016, Room Mate Hotels ha facturado 25,7 millones de euros, un 48% más que en el mismo periodo del año anterior.
Y esperan cerrar 2016 con algo más de 68 millones de facturación superando el millón de huéspedes, para quienes trabajan unos 1.000 rommies —como se conoce a los miembros de su equipo—, Además, en los próximos 10 meses va a abrir ocho establecimientos nuevos, expandiendo mercado en Róterdam, Venecia y Roma.
Sarasola, como buen olímpico, planea su vida a cuatro años vista y sabe exactamente dónde quiere estar en 2020.
“Habremos sacado el Room Mate Playa y empezado el desembarco en Oriente”, lanza quien tiene una espina clavada porque aún no ha conseguido abrir en Londres.
 Quizá también haya publicado su segundo libro, el primero, lanzado en 2013, resumía su carrera en el título Más ideas y menos másters.
 Pero antes de eso se tiene que plantar frente a las cámaras de televisión en la versión española de Hotel Hell (algo así como hotel infierno).
“Van a ser 10 semanas de rodaje. Ahora mismo estoy asustado”, ríe. Este “actor frustrado”, como también se define, ha hecho sus pinitos en cine y televisión.
 Incluso la película que produjo, Rosario Tijeras, estuvo nominada a los Goya de 2006 como mejor ha hecho sus pinitos en cine y televisión. Incluso la película que produjo,

 “Lo que me preocupa es hacerlo bien, que al público le guste. Pero estoy encantado de poder ayudar a 10 hoteleros a que cambien su negocio”.
 Tiene unas semanas por delante para ensayar, y aunque en los últimos 14 años asegura que ni un solo día ha apagado el teléfono, este verano pasará unas horas desconectado frente al televisor viendo al chef Gordon Ramsay, protagonista de la versión estadounidense del programa que en España emitirá Discovery Max.
Kike Sarasola ha empezado el verano con buen pie
. Este julio se ha hecho con el 70% de las acciones de Room Mate Hotels. El otro 30% está en manos de Sandra Ortega, hija del fundador de Inditex.
Esa historia nace con Rosalía [Mera, exmujer de Amancio Ortega], que en paz descanse.
Vino a conocer los hoteles, nos llevamos fenomenal y se enamoró del concepto porque lo entendió
. Me apoyó en el momento en el que empezaba”, recuerda con agradecimiento
. Tras su fallecimiento en agosto de 2013, hoy es Sandra Ortega quien controla el 30% de la compañía a través del fondo ROSP Corunna.
Este mes también ha firmado un acuerdo entre la Confederación Española de Agencias de Viajes y su empresa Be Mate, sus apartamentos con servicios de hotel.
 Cuando lanzó esta plataforma en 2014 parecía ser el único en el sector que simpatizaba con la filosofía de Airbnb.
“Me tildaron incluso de traidor”, dice.
 Este acuerdo parece darle la razón en que los apartamentos turísticos en España no son una moda pasajera, sino “una oportunidad para todos”.
 Una visión que ya premió en 2015 el Consejo de Ministros al otorgarle la Medalla de Oro a la Innovación Turística.
 Al recibir la noticia, a Sarasola lo primero que se le pasó por la cabeza fue un “guuuaaau”. Y luego sus noches sin dormir.

“Como soy hotelero y, además, tengo apartamentos turísticos, puedo hablar de esto”, sentencia.
 Así que a los políticos les pide menos normas para poder abrir un hotel y que se regule el otro sector.
 Desde pequeño ha vivido de cerca la política, su padre era un estrecho colaborador de Felipe González.
 “El 23F, mi padre fue a buscar a Carmen Romero [exmujer del presidente] y a sus hijos. La noche del golpe de Estado yo hice de baby sitter de los hijos de González y de los de Enrique Múgica [entonces presidente de la Comisión de Defensa]”, recuerda.
 Una anécdota que da paso para hablar de la actualidad política, otra de las pasiones de Kike Sarasola. Confiesa que ha dejado a un lado al Partido Socialista, y hoy da su apoyo público a Albert Rivera y Ciudadanos.
 Convencido de que se han acabado las mayorías absolutas y el bipartidismo, a los políticos les pide “que se sienten, negocien, pacten y se pongan a trabajar”.
Lo dicho, él es un empresario atípico, y no solo porque se haya sacado la corbata y metido en una bañera para posar.

Anuncios en la Red

Kike Sarasola y su marido, Carlos Marrero, con la imagen con la que anunciaron en Instagram en nacimiento de su segundo hijo.
Amigo de los hijos de Adolfo Suárez, cuando supo que el expresidente estaba a punto de morir Kike Sarasola pidió en su cuenta de Twitter un reconocimiento público para el político.
 Tras su muerte, él fue uno de los primeros en reclamar en la red social el cambio de nombre del aeropuerto de Barajas.
 Sus comentarios se hicieron virales. “Ahí comprendí el poder que tienen las redes sociales”.
En su Instagram reveló que había nacido su segundo hijo.
 En noviembre de 2015, nacía en California (EE UU) Enrique Jr. gracias a la maternidad subrogada.
 El mismo método que siguió para tener en 2012 a su primera hija, Aitana (nombre que ha dado al hotel de Ámsterdam). Sarasola y su marido, Carlos Marrero, decidieron anunciarlo así para normalizarlo, el mismo motivo que les llevó a hacer pública su homosexualidad en una portada de revista.
 Para ellos es toda una declaración de intenciones.
 Sarasola cree que la maternidad subrogada es un tema pendiente en España, y está en contacto con asociaciones porque quiere que más pronto que tarde sea una realidad en este país.


Los libros no muerden................................................................. Elvira Lindo.

Concedan a los niños el derecho a la pequeña transgresión que es leer un título gamberro.

Una tarde de ‘cuentacuentos’ en una tienda de Madrid. 

Yo escribía para niños.
 No sé si ahora lo haría. De hecho, las nuevas ediciones de mis Manolitos se han publicado en una colección de adultos.
 No quiero problemas. Así, si uno de tantos comités inquisidores que han surgido en España señala uno de mis libros como inadecuado podré defenderme.
 Mi franja de edad es la de los antiguos humoristas: “Para todos los públicos”.
 Mi primer librito se publicó en 1994, en otro país, también se llamaba España, pero era otro.
 Ya por entonces viajaba yo a EE UU y me frotaba las manos por pertenecer a una sociedad que sí admitía la incorrección.
 Contaba con un batallón de fieles que iban a comprar los Manolitos a las librerías y en muchos casos los leían con los mayores de la casa.
 Muchos maestros me dan las gracias porque se sirven de estos libros para animar a la lectura y hacer trabajos de redacción.
 Y yo siento la alegría de haber contribuido a que tantos niños se hicieran lectores
. Hace tres años publiqué un título nuevo y lo presenté en la librería Méndez de Madrid. Los libreros alucinaban porque nunca habían visto reunida a tanta juventud en el pequeño espacio de la librería. Cuando llegó el turno de preguntas, ese público veinteañero que me leía con devoción 15 años atrás me agradecía el haber formado parte de su infancia.
 Estoy segura de que pocos escritores han probado la experiencia de tener un público rendido, no hacia ti sino hacia tu personaje.
Eso sí, con algunas traducciones llegaron los sinsabores, sobre todo, en la edición americana. Para que se hagan ustedes una idea: hay un capítulo muy popular en el que Manolito va con el colegio al Museo del Prado, se coloca con sus amigos delante de Las Tres Gracias de Rubens y comienzan a decir disparates. Cosas de críos. El ilustrador Emilio Urberuaga dibujó a los tres chavales mirando el cuadro, que pegó en la ilustración a modo de collage. Pues bien, en la edición americana las tres señoras desnudas desaparecieron. En su lugar, pusieron otro cuadro, no recuerdo cuál. Y así fue todo, ese pequeño libro de 100 páginas es posiblemente el más censurado de la historia de la literatura infantil publicada en inglés. Claro que no soy la única: tengo el orgullo de compartir la tijera moralista con Huckleberry Finn, que ha sobrevivido gracias a la defensa de los novelistas americanos, porque en muchos centros de enseñanza es un libro proscrito.
Los recortes que sufrieron mis libros eran cómicos pero yo viví las acusaciones que me hicieron como una pequeña tragedia.
 En el país del corredor de la muerte, Guantánamo, una policía brutal, películas sangrientas a las que un menor puede asistir si va acompañado de sus padres; en el país de la Asociación Nacional del Rifle, del candidato payasesco que defiende levantar un muro para frenar la entrada de mexicanos; en el país en el que un candidato a la presidencia puede defender la tortura; del invento de las armas de destrucción masiva y la ocupación de Irak, un pequeño libro de no más de 100 páginas contenía, según los vigilantes de la moral infantil, toques de racismo, sexismo e incitación a la chulería.

Pero cuidado, cada vez hay menos motivos para sentirse tranquila en un país de apariencia menos puritana como es el nuestro.

 Poco a poco, nos vamos poniendo al día.

 Hemos encontrado vías idóneas para canalizar una ira que no sé de dónde viene, en ocasiones son las redes, en otras, la plataforma change.org, que comenzó defendiendo causas muy nobles, pero que ha abierto sus puertas a reivindicaciones que tienen como fin censurar, demoler, castigar, en resumen, amedrentar.

 Hace unos días, más de 30.000 personas, orgullosas todas ellas de su capacitación para distinguir entre el bien y el mal, promovieron la retirada de un libro juvenil, 75 consejos para sobrevivir en el colegio, de la autora María Frisa. 

Esas personas, tan justas, no habrán pensado ni por un momento en que su acto tiene un nombre, linchamiento, y que el peor ejemplo que un hijo puede recibir es el que proviene de unos padres linchadores.

 Esas personas no saben que en las sociedades abiertas los libros no se prohíben ni se censuran. 

Desconocen que los niños aprenden a ser buenos, considerados y tolerantes observando estas cualidades en sus padres.

 De los libros les llegan otras enseñanzas: el saber estar solos, el arte de la ironía, la distinción entre ficción y realidad y la capacidad de ponerse en el papel de otros. 

Esos padres de niños sobreprotegidos parecen desconocer que los psicólogos alertan contra un peligroso aumento del narcisismo en las nuevas generaciones. 

Y ese mal no proviene de los libros, se lo aseguro. 

Así que ocúpense los justos de educar con el ejemplo y concedan a sus niños el derecho a la pequeña transgresión que supone leer un libro gamberro.

 Dejen que los niños se acerquen a los libros, a todos, que no muerden.