Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 jul 2016

‘Quiero ser’, de Sara Carbonero, el bodrio del verano........................................................ María Garrido

Se trata un auténtico espacio wannabe

Un “quiero y no puedo”. Una burda imitación de las producciones de Cuatro Cabezas para Cuatro, también del grupo, pero sin su fascinante postproducción.

‘Quiero ser’, de Sara Carbonero, el bodrio del verano
Sara Carbonero en la rueda de prensa de presentación de 'Quiero ser'.

El primero de los 30 capítulos del programa Quiero Ser se emitió anoche y seríamos injustos si no reconociésemos que el enésimo formato de tele realidad de Mediaset hace honor a su título: se trata un auténtico espacio wannabe.
 Un “quiero y no puedo”.  Una burda imitación de las producciones de Cuatro Cabezas para Cuatro, también del grupo, pero sin su fascinante postproducción y con el que Telecinco tampoco pasará a la historia de la audacia televisiva pero sí a la del oportunismo: si estamos reseñando el programa, es porque Sara Carbonero es su cebo.
De Carbonero podemos decir que su formación la avala para presentar formatos televisivos, pero ha elegido muy mal su regreso.
 Como se supone que el programa iba a ser sobre moda (hecho que discutiremos más adelante), es obligada la referencia al mono verde camuflaje que llevaba y que anoche resultó del todo funcional para ocultarla.
 No pronunció más de una docena de coordinadas y eso ha sido lo único inteligente que vimos ayer: hubiera sido imposible que locuacidad de ninguna clase superase el impacto que la inconsistencia, zafiedad y falta de chispa de los protagonistas de Quiero Ser causaron en los pocos espectadores que consiguieron aguantar casi una hora frente a la tele sin cambiar de canal y sin que le paguen por ello.
Cabe preguntarse por qué alguien con las necesidades cubiertas se aviene a participar en semejante ramplonería.
 Pero todo encaja si pensamos que, igual que el formato persigue fabricar un influencer para el tercer mundo catódico, las ansias de permanencia en aquello que en los noventa se llamó “el candelabro” son inescrutables.

Sara carbonero programa quiero ser
El mono verde de Sara Carbonero.
Antes de correr el riesgo de juzgar el programa tomándolo en serio, evaluemos por qué el mundo es hoy un lugar mejor que anoche como puede que piensen los responsables de Quiero Ser.
 En primer lugar, destacaremos que el formato anticipa, por fin, el pinchazo de la burbuja del coaching, esa disciplina que en cuanto nos descuidemos pasará a formar parte del currículo universitario de lo que quede de la UE. 
 Los profesores-coach contratados para la tarea pedagógica han sido, hasta el momento, tan instructivos como el interior de una chimenea.
  Habrá que ver si evolucionan sus lecciones pero de momento, su abuso -es un decir- del anglicismo (influencer, it girl,  foodies, it girl, fashion, it girl, boyfriend, it, girl, it girl, it girl, etc.) y su lenguaje binario los sitúan en una posición bastante destacada para aparecer en la Wikipedia como los responsables de que el negocio del entrenamiento personal ajeno pase a la historia.

En segundo lugar, hasta anoche no conocíamos a los seis concursantes de Quiero Ser y, ¡qué demonios!, en estos tiempos revueltos no necesitamos referentes ni ejemplaridad, sino gente que nos ayude a caernos mejor a nosotros mismos, que es lo que, suponemos, cualquier coach nos dirá en la primera sesión “eres la/el mejor”, “tú lo vales”, “querer es poder”, etc., etc
. Pues bien, los responsables de casting del programa de Telecinco pueden dormir tranquilos o llamar a los responsables de guión tal y como querríamos hacer nosotros para saber si, de verdad, no aprendimos nada de Aída Nízar (de Julio César en la Guerra de las Galias, mejor no hablamos) y sigue habiendo por ahí gente que habla de sí misma en tercera persona
. La respuesta, por desgracia, es que sí, pero además hay gente que considera una gran suerte “tener una buena delantera”, gente que presume de tardar dos horas en arreglarse, gente que dice “en plan” nueve veces por segundo, gente que obligó a sus padres a comprarle una corona…
Gente con cotas tan altas de complacencia propia y tan bajas de autocrítica que en lugar de un programa de televisión debería apuntarse a un programa de prevención de la imbecilidad.
Por último, desde anoche sabemos por qué la moda es ninguneada en según qué entornos y por qué el futuro de la televisión está en la red
. Sobre la primera afirmación, basta con lamentar que Telecinco haya presentado a “los interesados en la moda” como una caterva de ignorantes sobre la misma pero ávidos de un fatuo minuto de gloria. Sobre la segunda, basta con esperar a que se extinga una audiencia a la que reírse del otro, aunque el otro se postule, le resulte estimulante.
 Falta tiempo y sobran talent shows para eso… que no talento.

 

El rocambolesco segundo entierro de Tom Sharpe........................................................ Cristian Segura

La Iglesia de Inglaterra condenó en enero a Montserrat Verdaguer, amiga del escritor, por enterrar sus cenizas sin permiso. Ella niega la acusación.

 


Lápida del nicho de Tom Sharpe en el cementerio de Mieres. TONI FERRAGUT / El País Vídeo
El escritor Tom Sharpe murió hace tres años aunque su humor siguió coleando
. El padre de Wilt falleció en Llafranc (Girona) en junio de 2013.
 En este rincón de la Costa Brava habitó plácidamente desde 1995, asistido y querido por muchos, sobre todo por la neuróloga Montserrat Verdaguer, hoy presidenta de la Fundación Tom Sharpe
. La voluntad del novelista era ser enterrado en Thockrington, el pueblo de infancia en el que su padre ejerció de pastor de la comunidad anglicana local.
 Finalmente no hubo acuerdo o voluntad por parte de la viuda, Nancy Looper, para que sus deseos se cumplieran y el cuerpo del escritor fue incinerado.
 A finales de 2014 sus restos recibieron sepultura en el cementerio de Mieres (La Garrotxa), el pueblo natal de Verdaguer. Looper ya se había llevado en 2013 parte de las cenizas para depositarlas en Cambridge, donde ella reside y donde estudió Sharpe.
La historia no habría terminado aquí, según la Iglesia de Inglaterra: las cenizas continuaron viajando en 2014, de Cataluña al norte de Inglaterra y de nuevo, en 2016, de vuelta a Llafranc.

Verdaguer se presentó el 2 de junio de 2014 en el cementerio de la parroquia de Saint Aidan, en Thockrington —población de 50 habitantes—. Verdaguer y un viejo conocido de Sharpe, Charlie Harrison, realizaron un modesto tributo: cavaron una pequeña tumba y allí enterraron, según informó por entonces el diario de Newcastle The Journal, un cigarro habano, una petaca de whisky Famouse Grouse —la marca predilecta del novelista— y su estilográfica favorita.
 The Journal destacaba que Verdaguer también depositó parte de las cenizas en “un hoyo cavado con sus propias manos al lado de la tumba de Thomas Lancelot Robson”.
 El diario acompañó el reportaje con una galería de imágenes en las que se identifica claramente una urna funeraria con el nombre de Tom Sharpe escrito con rotulador y un certificado, de aspecto legal, enganchado en el recipiente. The Journal completaba la noticia describiendo las fotografías de Sharpe que trajo Verdaguer y las palabras que dijo durante el funeral improvisado.
Verdaguer continúa insistiendo hoy que nunca llevó cenizas de Sharpe a Thockrington, que desenterró los objetos y los regaló a alguien del pueblo, sin precisar quién fue la persona agraciada. La Iglesia de Inglaterra asegura lo contrario.
 El Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Newcastle dictaminó el pasado enero que también se enterraron cenizas de Sharpe.
  Verdaguer fue condenada por el juez a una multa de 1.320 libras (1.582 euros) y a recoger las pertenencias halladas bajo tierra. 
“No sé en España pero en Inglaterra para enterrar en un cementerio hay que tener autorización”, dice Michael J. Slade, párroco de Saint Aidan.
 Slade obtuvo en noviembre de 2015 la autorización del Tribunal para exhumar lo que pudo dejar Verdaguer en el cementerio; la sentencia detalla que fue descubierta la urna en estado de descomposición pero con las cenizas todavía dentro, la botella de whisky, la pluma y dos velas de aniversario —aparentemente del 85 cumpleaños de Sharpe—.
Diarios como The Guardian o The Telegraph publicaron en enero resúmenes de la sentencia del Tribunal Eclesiástico.
 Las cinco páginas del documento no tienen nada que envidiar al humor pasado de rosca de las novelas de Sharpe. Nancy Looper, según los correos electrónicos aportados por el reverendo Slade, explicó que en 1999 habían consultado a la parroquia si el escritor podía ser enterrado en Saint Aidan pero que, al no ser un vecino, no sería posible
. Verdaguer garantizaba en unos correos de 2014 que nunca enterró cenizas humanas, que la urna estaba vacía.
 También lamentaba, según Slade, que las cenizas que ella tenía todavía no habían podido ser enterradas. Verdaguer no compareció ante el Tribunal
. La viuda, según la sentencia, ya había esparcido parte de las cenizas de Sharpe alrededor de la iglesia de Saint Aidan a finales de 2014.
El reverendo Slade explicó la semana pasada a EL PAÍS que, tras la sentencia, un representante de Verdaguer visitó la parroquia para recoger los objetos enterrados
. Verdaguer dice no saber nada de ningún representante suyo o de qué objetos se encontraron bajo tierra puesto que, como siempre ha mantenido, ella se lo llevó todo del cementerio.
 Contactado de nuevo por este periódico, Slade aseguró:
 “La única verdad sobre este asunto es la que le estoy explicando”.
 Slade aportó además nuevos datos, del registro de visitas de la parroquia:
 “El 1 de febrero de 2016, pasadas las nueve de la mañana, recibí al señor José María García, de la empresa Taxis Costa Brava de Calella de Palafrugell, quien, con la autorización delegada de la señora Verdaguer, se llevó los objetos y las cenizas”.
 García confirma por teléfono que viajó de Calella a Thockrington en uno de sus vehículos —4.000 kilómetros de carrera, ida y vuelta— y que se llevó los objetos que le dio Slade.
 Después entregó los enseres a Verdaguer. García no puede precisar si entre los paquetes había cenizas del difunto Sharpe
“El cura era muy amable; estuvimos media hora con el papeleo, porque tuve que firmar no sé cuántos documentos”, añade García. 


El escritor Thom Sharpe, en una imagen de 2005. CORBIS
Verdaguer es parca en palabras a la hora de exponer su versión de los hechos pero no descarta que alguien volviera al cementerio para enterrar objetos similares. 
Recuerda que el homenaje a Sharpe en el cementerio de Saint Aidan debía ser parte de un documental sobre el escritor; la actuación fue filmada por dos periodistas amigos suyos; Verdaguer espera que el material sea utilizado en algún documental o en alguna actividad de su fundación.
 La entidad fue plenamente registrada hace un mes, según Verdaguer.
 La primera acción de la fundación fue la donación a la Universidad de Girona, a finales de 2015, de 100 legajos y 1.200 títulos de la biblioteca de Sharpe.
 En agosto está previsto que entre en funcionamiento su página web, en la que se informará de rutas culturales sobre Sharpe.
 En septiembre, en Palafrugell, en el marco de la Bienal Xavier Miserachs, la Fundación Vila-Casas mostrará una exposición de fotografías de Tom Sharpe durante sus años de activismo contra el apartheid en Sudáfrica.


Suyo afectísimo, Benito Pérez Galdós.................................................. Andres Trapiello

Un millar de cartas del autor de 'Misericordia' permite completar el retrato de un escritor muy celoso de su vida personal.

Benito Pérez Galdós lee en el salón del doctor Tolosa Latour, en Madrid, en 1897.
Lo dicen los autores de esta magna obra, Alan E. Smith, María Ángeles Rodríguez Sánchez y Laurie Lomask: no es fácil reu­nir todas las cartas de un escritor, tampoco las de Galdós.
 Se hace en este tomo por primera vez: más de 1.000. Comparadas con las que escribió Unamuno, 50.000, no son muchas, pero sí llenas de interés en persona tan gris y desdibujada como Galdós.
 El personaje está más o menos esbozado, pero la persona no. ¿Tienen valor, pues, estas cartas?
 Más que ningún otro testimonio directo suyo.
 Él publicó, ya viejo, en la revista La Esfera, unas memorias a las que llamó precisamente Memorias de un desmemoriado, bastante decepcionantes: no cuenta casi nada personal en ellas. Se ve que él se intrigaba poco.
 Se lo dice a Clarín, cuando este le pide datos biográficos para un estudio que escribe sobre el novelista canario:
 “Me parece a mí que los escritores, valgan lo que valieren, deben poner entre su persona y el vulgo o público como una pequeña muralla de la China, honesta y respetuosa.
 Le aseguro a V. que siempre he tenido una repugnancia instintiva a la familiaridad (como no sea con una mujer guapa).
 Las confianzas con el público me revientan.
 No me puedo convencer de que le importe a nadie que yo prefiera la sopa de arroz a la de fideos…”. 


Dejando de lado las que le escribió a su amigo José María Pereda y a Clarín (estupendas), las mejores se las mandó a sus mujeres.
 Le interesaban mucho. Galdós, un solterón vocacional, fue también monógamo (más o menos). Conocía a las mujeres muy bien y de su pluma salieron algunos de los grandes retratos femeninos de la literatura española, y en todos los registros, de doña Perfecta a Fortunata, de Isidora la Desheredada a Tristana. 
Y por tal razón son precisamente las cartas a sus amantes, casi la mitad de este epistolario, lo más llamativo de él: faltan, claro, las que le escribió a la Pardo Bazán, pero están las de Lorenza Cobián, madre de la única hija que tuvo, las de Concha Morell, las de Teodosia Gandarias y las de Conchita Catalá
. En todas observamos algo parecido: reserva, secretismo y generosidad (en realidad Galdós las mantuvo a todas ellas como mantuvieron a Fortunata algunos de sus protectores).

¿Y cómo son esas mujeres, hay un rasgo común en ellas?
 Sí, las quiere más que sumisas, discretas, cariñosas y ordenadas
. A casi todas las exige silencio cuando no romper esas mismas cartas que les escribe.
 Y si empiezan a pedir cotufas en el golfo (lo que él no puede o quiere dar: matrimonio o, en su defecto, entronizaciones oficiosas), Galdós se impacienta, y aunque jamás pierde los nervios, acaba distanciándose de ellas y buscando el amor en otro “nidito”
. Por lo demás confirman el célebre aforismo pessoano: todas las cartas de amor son ridículas, pero más ridículo es quien no ha escrito cartas de amor.
¿Y se transparenta aquí Galdós? Desde luego.
 “Más que Homero o Dante me gusta acercarme a un grupo de amigos, oír lo que dicen, o hablar con una mujer o presenciar una disputa, o meterme en una casa de pueblo, o ver herrar a un caballo, oír los pregones de la calles…”, le dirá a Clarín, éste sí un literato.
 Y pese a lo discreto de las cartas, Galdós confirma en ellas la regla: nadie que no sea una gran persona, como él, puede escribir una obra en verdad grande y llena de vida.
 Sí, por estas cartas se ve que don Benito hizo honor a un nombre que parece puesto por él mismo. (Lo de la mala uva y el arte tiene mucho más prestigio, desde luego, pero es otra cosa. 
Ahí está, para confirmarlo, Valle-Inclán, que profirió contra Galdós el insulto más injusto, gratuito y dañino, ejemplo una vez más de que lo que menos soporta un quevedesco es a un cervantino).
Darían estas cartas para escribir mucho sobre la naturaleza humana, el siglo XIX y los españoles. Pero bástenos para cerrar esta reseña esas palabras con las que Galdós se despide de una de sus amantes, un día en que estaba de especial buen humor…

Porque se me olvidaba decir: Galdós tiene gracia por arrobas: “Tuyo hasta la j[odía]… muerte”, le dijo a ella, y nos dice a todos cien años después.

Quiero ser... una Kardashian.................................... Mábel Galaz

El nuevo programa de Sara Carbonero poco tiene que ver con la moda y mucho con querer ser famoso.


Sara Carbonero junto al resto del equipo de 'Quiero ser'.
Telecinco estrenó el martes en horario de máxima audiencia Quiero ser, definido por la cadena como un ‘talent’ para descubrir a nuevos cerebros para el mundo de la moda.
Al frente del programa, Sara Carbonero, que ha dejado aparcada su faceta como presentadora de deportes para apostar por una temática en la que dice sentirse “muy cómoda”.
Solo hicieron falta unos pocos minutos para descubrir que la apuesta de Telecinco para la noche de los martes poco tiene de nueva y sí mucho que ver con otros espacios de la cadena, esos en los que son protagonistas jóvenes que hacen casi cualquier cosa por gozar de una repentina fama.
 Quiero ser nada tiene que ver con la moda.
Frases como “soy una consentida, mi padre me da todo lo que quiero” o “tengo una buena delantera, así que pa lante”, fueron algunas de las elegidas por las aspirantes a ser iconos de la moda para presentarse ante las cámaras empuñando un antiestético palo selfie.
 Aunque quizá la frase más descriptiva fue la de una concursante sobre una oponente mirando su axila:
 “Esa tiene un problema de depilación”.
Los coachs, Cristo, Dulceida y Madame de Rosa, pidieron a sus alumnos:
“Queremos que respetéis la moda”.
Luego comenzó el roomtour, es decir, una sesión de compras con Dulceida.
Más tarde una visita a un salón de peluquería venido a menos con Cristo en el que sometieron a dos concursantes a una sesión de desmaquillaje.
Allí, Laura Álvarez, aspirante a influencer, confesó su sueño: “Quiero ser una Kardashian”
. A lo que el coach respondió: “Lo importante no es serlo es parecerlo”.
Madame de Rosa sentó a Christian y Cristina en una mesa para demostrar lo importante que es la vida sana para una ‘it girl’.
Allí les preguntó si alguna vez habían ido a un nutricionista o hecho alguna dieta, “¿Tenéis un alimento tabú?”. Tras aclarar a un desinformado Christian que tabú significaba prohibido -
 “Yo es que vengo del mundo de trabajo”, se disculpó”- pidió que eligieran los alimentos más sanos de la mesa.
 La hamburguesa ganó a la ensalada de rulo de cabra.
Zara, Mango y Primark, “aunque tiene cosas de mala calidad”, son los referentes estilísticos de los concursantes de Quiero ser, una vez aclarado que no les gustan las tiendas que “huelen a chino”.
Así las cosas o se produce el milagro o difícilmente de este programa va a salir un talento para el mundo de la moda en España
. Es más fácil que alguno se coloque en la próxima edición de Supervivientes o en la de Gran Hermano
. Al fin de cuenta ellos quieren ser... famosos.