Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 jul 2016

La vida excepcional de Emma Cohen................................................ Juan Cruz


Emma Cohen en 'Al otro lado del espejo', de Jess Franco, 1973‏
Ella escribía novelas, pero su vida hubiera sido la gran novela.
 La novela de su vida. Cuando era una joven recién salida de mayo del 68, herencia que se le quedó en la retina poderosa de sus ojos bellos, era una metáfora viva de la naturaleza de quien dice no. Buscaba el aire puro de la calle, así que se fijó en el cine, en el teatro y en la literatura, que eran las formas de ver desordenada la calle de entonces, tan oscura.
Era una iluminación, sus ojos fueron la iluminación de una época.
 Bastaba mirarlos para saber que ahí dentro se estaba edificando una metáfora nueva, otra aventura. Su inteligencia habitaba también en esos ojos, en sus miradas y en sus silencios, más que en las palabras mismas
. El hombre tan inteligente al que dedicó su vida era un socrático mayéutico que te interrogaba tan solo para demostrar que las cosas tenían un envés; y ella siguió en esa escuela hasta el final.
Una vez muerto Fernando Fernán-Gómez siguió dándole sombra a aquel pajarraco rabioso, esa zanahoria roja pelopaja del teatro, del cine y de la literatura al que arropó hasta el fin como si fuera a la vez su amante, su padre, su hermano y su ídolo.
 No resultó extraño que, como contaba aquí Luis Alegre, fuera la palabra escrita, una carta en la revista Triunfo, la que devolviera a Emma Cohen a los brazos de Fernando, después de una aventura con Juan Benet, otro gigante del siglo.
Fernando y Emma eran personas de metáforas, querían la literatura por lo que ésta decía por dentro, y el cine por lo que de narrativo tiene el pensamiento o la poesía que se resuelve en imágenes; el teatro les dio la tercera dimensión de lo que quisieron decir: contar lo que les hacía reír o recordar, la vida es un tiempo amarillo que siempre está enviando postales.

Aquellas bicicletas, aquel viaje a ninguna parte nacieron casi jugando, mientras le proponían a Fernando nuevos trabajos y ella pespunteaba las ideas que iban naciendo como si estuvieran dibujando juntos ya los diálogos que luego iban a ser tan realistas, tan surrealistas y tan inmortales.
Esa vida de los dos es la vida de Emma Cohen y la vida de Fernando Fernán-Gómez, juntas y por separado, como si fuera la vida de uno solo vivida por dos.
 En ese desdoblamiento de uno y de otro (el Fernán-Gómez que escribe la carta para decirle “vuelve” y la Emma Cohen que luego de la muerte de su amado iba por los platós reclamando lo mejor de su memoria de actor, de escritor, de príncipe del teatro) reside el enorme mérito sentimental de esta dedicación absoluta a un amor, a un ser humano, no sólo a su inteligencia sino también a su desvarío o a su enfermedad y finalmente a su ausencia.
En el silencio final de Emma hay también una prolongación a ese tributo, pues los dos vivieron, desde que regresaron juntos, un amor íntimo, recluido, de dolores y placeres domésticos que se resolvían (como se ve en la espléndida La silla de David Trueba y del ya citado Alegre) en la muy inteligente convivencia literaria, tan privada, de los dos amantes de la calle Luna.
Ese silencio convierte aún en más excepcional la dedicación, hasta su propia despedida, de Emma Cohen, como si no quisiera hacerle ruido a la presencia inolvidable del hombre con el que compartió el anhelo de ser feliz sin que hubiera otras interrupciones que el sueño.
La muerte es el gran impostor, la otra parte de la vida, y ahora ha roto ya para siempre esa unión Emma-Fernando que siguió viva mientras tuvo aliento aquella Emma que rompía balcones para que la calle y la noche entraran en su vida como una ventolera.
Como si se hubieran muerto una luz, el viento y una ventana ha muerto Emma Cohen, una mujer excepcional como su vida.

11 jul 2016

Portugal, el triunfo de la voluntad........................................................Alfredo Relaño

Iban nueve minutos de juego cuando Payet le hizo una fea entrada a Cristiano Ronaldo (que Clattenburg dejó sin falta, cuánto más sin tarjeta) de resultas de la cual el ‘crack’ quedó lisiado.
 Su cara fue de susto y dolor desde el principio.
 Intentó aguantar sobre el campo, primero sin vendar, luego vendado.
 Pero en el 25’ se desplomó definitivamente y se fue en camilla, abatido.
 Portugal, la final y todos, perdíamos mucho. Para ese momento, con Francia apretando, la cosa parecía resuelta.
 Era cuestión de esperar a ver cuándo le entraría el primer gol a Francia, y cuántos más marcaría después.
Pero Portugal se reordenó bien con un 4-5-1 y Francia confirmó que tiene mucha fuerza pero muy poco más.
 Jugar, lo que se dice jugar, sólo juega Griezmann.
 Lo demás es apretar, sobre todo Sissoko.
 Pero fútbol, poco. Payet ha ido a menos en el campeonato y toda su contribución ayer se quedó en liquidar a Cristiano
Cuando Deschamps se decidió a cambiarle por Coman, Francia tuvo sus mejores minutos. 
Pero Santos, que sabe latín e informática, volvió a barajar, sacó a Moutinho y a Eder y aquel tramo de gran peligro francés se esfumó.
 El partido acabó en equilibrio y desembocó en la prórroga.
Luis Suárez, viejo sabio, pedía en el Carrusel de la SER ‘balones a Eder’. 
Y se los daban.
 Y los entretenía, los guardaba, los devolvía. 
Y en una de esas, sin nadie cerca al que devolver, pugnó con Koscielny y soltó un tiro raso y colocado que derrotó a Lloris. Luego todo fue administrar los ocho minutos restantes, ante una Francia agotada y sin fe, para finalmente levantar al cielo la Copa que Xavi había depositado junto a la banda en los prolegómenos. Admirable esta Portugal que sólo ha ganado un partido en los 90’ minutos, pero que ha sabido salir de situaciones difíciles. 
El fútbol también es esto.

Constitucionalismo cosmopolita................................................................. Francesc de Carreras

Dificultar la reforma de la Carta Magna conduce a su destrucción, argumenta Santiago Muñoz Machado en su nuevo libro.

 


Adolfo Suárez y miembros del Gobierno de UCD y del Congreso tras la aprobación de la Constitución.
Santiago Muñoz Machado (Pozoblanco, Córdoba, 1949) es un jurista de una larga trayectoria y un intelectual de variados registros
. Destacado catedrático de derecho administrativo y abogado, una de sus proyecciones más conocidas viene dada por haber publicado obras decisivas en el campo del derecho público, empezando por la organización territorial del Estado.
 En efecto, aunque su producción es inabarcable, deben destacarse quizás los 16 tomos de su Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General.
 Pero entre sus publicaciones también encontramos ensayos sobre pensamiento político, teoría del Estado, derecho europeo y derechos fundamentales o biografías históricas.
Por otra parte, dirige la revista El Cronista, muy influyente en el mundo judicial y político. Últimamente ha abordado la dirección del Diccionario del Español Jurídico, bajo la cobertura de la RAE, de la que es miembro, cuya primera parte acaba de publicarse.
Muñoz Machado ha publicado recientemente una trilogía, de fuerte impacto: la forman sus libros Informe sobre España (2012, Premio Nacional de Ensayo), Cataluña y las demás Españas (2014) y, ahora, Vieja y nueva Constitución, título de resonancias orteguianas.
Los tres tienen dos características comunes: van dirigidas a un público no especializado y tratan problemas de muy relevante presencia en el debate jurídico y político actual: la crisis de las instituciones del Estado y las orientaciones posibles de la reforma constitucional.
Vieja y nueva Constitución se centra en los problemas generales que plantea toda reforma constitucional y estudia hacia dónde se dirige hoy el constitucionalismo.
 En España, donde el derecho constitucional, tras la actual Constitución, adquirió pronto gran empuje y calidad, no han abundado libros específicos sobre teoría constitucional.
El libro que comentamos es una de las pocas excepciones.
 No busquen en él propuestas concretas de reforma de la Constitución sino sólo conceptos previos y básicos para abordar debidamente una reforma.
 Explican lo que tendría que saber cualquiera que quiera opinar con solvencia sobre las mudanzas constitucionales y sus límites o las relaciones entre constitución y democracia.
Con esta finalidad se utiliza el sugestivo método de estudiar el significado de la reforma constitucional en sus distintas fases históricas, desde los inicios del constitucionalismo (EEUU y Francia a finales del siglo XVIII) hasta la actualidad.
 Muñoz Machado describe algunas de las grandes polémicas históricas iniciales (Madison/Jefferson, Burke/Paine) y sus consecuencias, entre ellas, paradójicamente, que dificultar la reforma agravando el procedimiento para llevarla a cabo más bien incita a destruir la constitución e iniciar un nuevo período constituyente que a reformarla, a menos que el control judicial la vaya adaptando a las nuevas realidades.
Este control, que empezará en EEUU y se importará a los países europeos tras la primera guerra mundial, conduce a que la interpretación constitucional sea un elemento clave de la teoría constitucional.
 Todo este proceso, y los problemas que comporta en cada etapa, se estudia detalladamente y se expone de forma clara y sistemática.
En los últimos capítulos, el autor reflexiona sobre la actualidad y el futuro del constitucionalismo a raíz de la crisis de la soberanía de los estados y de las nuevas realidades supranacionales
. Nos encaminamos, sostiene Muñoz Machado, hacia una forma de federalismo supranacional (por ejemplo, la UE) y hacia una nueva organización mundial (por ejemplo, la ONU), que están cambiando el modo tradicional de entender el poder constituyente y el de reforma constitucional. Apunta que los lazos de unión que organicen la sociedad internacional ya no serán los tratados entre estados, tal como hoy los entendemos, sino otro tipo de normas cuya finalidad no será sólo la paz entre estados sino la protección de los derechos de las personas.
 En consecuencia, la reforma constitucional se llevará a cabo por otras vías y en los últimos treinta años esto ya ha empezado a suceder.
 Un nuevo constitucionalismo cosmopolita está sustituyendo al actual constitucionalismo estatal debido al cambio de los tiempos.
 Y, sobre todo, los principios y reglas supranacionales condicionan y limitan el alcance del poder constituyente tradicional de los estados en los términos que el autor explica con precisión.
La experiencia histórica estudiada en la primera parte de la obra y la proyección de futuro de la segunda, hacen de este libro una pieza imprescindible para entender cómo abordar la reforma constitucional pendiente: su necesidad, límites y riesgos.
 De ahora en adelante, si alguien quiere dar su opinión sobre los fundamentos de cualquier reforma constitucional en España, será ineludible haber leído y reflexionado con detenimiento este excelente libro del profesor Muñoz Machado.

La transformación de Jennifer Lawrence



Jennifer Lawrence nació en 1990 en Kentucky (Estados Unidos) y comenzó su carrera trabajando en la televisión y en películas independientes.
 Al principio de su trayectoria (en la imagen, en 2010) lucía un pelo largo y rubio, casi siempre ondulado, que redondeaba sus rasgos de niña
. Con el paso del tiempo, ha ido afianzándose en la industria hollywoodiense a la vez que probaba sin miedo distintos cambios de 'look'. Los repasamos en imágenes. 


Después de solo cuatro años dedicándose a la interpretación, su primer reconocimiento importante y su primera nominación a los Oscar llegaron con su actuación en la película 'Winter's bone' en 2010. En ese momento Lawrence aún mantenía su característica melena rubia y sus rasgos aniñados, aunque empezó a cambiar progresivamente y a cuidar más su vestuario.
 En la imagen, en la alfombra roja de los premios Oscar de 2011.
 

A partir de 2012 empezó a trabajar en películas más comerciales.
 Fue el año en el que la intérprete se atrevió a probar más cosas diferentes, sobre todo con su pelo, al tiempo que buscaba su sitio en la gran industria cinematográfica de Hollywood.
 Durante los primeros meses del año mantuvo su rubio, luego se lo cambió a pelirrojo y finalmente, a negro. 




2012 fue también el año en que se convirtió en una cara conocida y su imagen comenzó a popularizarse.
 Aunque ya se había ganado a la crítica con sus películas anteriores, su trabajo en la primera entrega de la saga 'Los juegos del hambre' la acercó al público y la hizo mundialmente conocida. 

 
Al presentar a los nominados de los Oscar en 2012, Lawrence apareció con el pelo pelirrojo. 
Un color que le duró apenas unos meses. Ese año ganó el Oscar, el Globo de Oro y el SAG por 'El lado bueno de las cosas', que protagonizaba junto a Bradley Cooper.




Con el estreno de la popular saga 'Sinsajo' se convirtió en ídolo de muchos seguidores, que imitaban el peinado de Katniss Everdeen, el personaje al que la actriz da vida en 'Los juegos del hambre': con el pelo ya teñido de negro, el personaje lucía una trenza ladeada y despeinada. 
Su popularidad generó una gran cantidad de páginas web y tutoriales en YouTube para enseñar a sus fans a peinarse como Lawrence.



Tras cinco años cambiando de color y peinando de diferentes maneras su largo cabello, en 2013 decidió hacerse un atrevido corte 'pixie' volviendo a su rubio natural.
 Coincidió con la grabación de la segunda parte de 'Los juegos del hambre' y 'La gran estafa americana', por la que ganó el Globo de Oro, el BAFTA y el SAG en 2013. 



Para 2013, Jennifer Lawrence ya era una de las caras más buscadas en todas las alfombras rojas. El pelo así de corto afila sus rasgos y le aporta un toque más sofisticado a su imagen.
 En ese momento su estilismo ya era uno de los más imitados y solía aparecer entre las mejor vestidas de todos los eventos a los que acudía. 




El pelo corto, rubio y con pequeñas ondulaciones es el estilo con el que más cómoda se siente la actriz, ya que es con el que más tiempo ha estado y al que siempre vuelve una vez finalizados sus compromisos estilísticos con los personajes que interpreta.




Dos años después de su drástico corte de pelo, en 2015 Lawrence le fue dando la forma de 'bob'. Con su rubio natural, mantenía las puntas a la altura de la barbilla, con mechones ligeramente más largos por la parte de delante que por detrás.



En la fiesta de 'Vanity Fair' tras los Oscar de 2016, Jennifer Lawrence mostraba un peinado más largo, un 'long bob', con la raya en el medio, en el que su flequillo intermitente volvía a desaparecer.



En una de sus apariciones más recientes, en mayo de este año para presentar su última película, 'X-Men: Apocalipsis', Lawrence hizo público su último cambio: desfiló las puntas de su melena corta y se cambió su rubio dorado por un rubio ceniza, casi blanco.
 Seguía así una de las últimas tendencias entre 'celebrities', como hizo también Taylor Swift recientemente.