Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

3 abr 2016

Mario Vargas Llosa en la presentación de una obra de teatro de La Chunga

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Mario Vargas Llosa en la presentación de una obra de teatro de La Chunga

 Ella detesta las arrugas, la melena al viento, los pies descalzos y la espalda floja
. Camina igual que la Infanta Elena, como si se hubiera tragado una tabla de planchar, y tiene unas manos que parecen sacadas de un anuncio de vaselina.

Isabel es doña perfecta.

 Le vendría bien un máster de afrancesamiento, entendiendo por afrancesamiento cierta dejadez existencial, un atuendo tirando a décontracté y el cabello más natural y menos limpio
. Que se lo pregunten si no a la Bordiu. En su caso, llegar a Francia y aprender el arte de la seducción fue todo uno. Luego se dio a los placeres de la vida, pero esa es otra historia.

Después de Portugal los novios viajaron a la Costa Azul y, a continuación, a los Hampton, donde les esperaba Altamora (amigo de Vargas Llosa) para celebrar su cumpleaños

. Noventa tacos le cayeron. Diez más que al escritor.

Luego hicieron parada y fonda en la Mustique, una isla caribeña hecha a la medida de los ricos.

 A la isla no llegan los teleobjetivos, pero sí los barcos y los aviones privados.
 A la Mustique iba la princesa Margarita con sus ligues rockeros y sus provisiones de ginebra. Menuda era.  


La pareja de novios alquiló una villa que tenía chef y ama de llaves.
La estancia se animó los últimos días con la visita de Tamara Falcó y Ana Boyer, acompañada ésta por Fernando Verdasco, el tenista. Ana y Fernando, que llevan de noviazgo más tiempo que su mamá y Vargas Llosa, fueron víctimas de un acceso de claustrofobia y se escaparon al supermercado en busca de desahogo.
La revista ofrece testimonio gráfico de la espantada.
 En otra foto se ve una mesa preparada para una cena íntima.
Está situada en un promontorio, sobre un corazón pespunteado de bombillitas. La foto carece de pie explicativo, aunque parece un homenaje a San Valentín. Lástima. Cuando el amor necesita alimentarse de merchandising, mal andamos.

Según fuentes limeñas del barrio de Miraflores, que están todo el rato con los prismáticos enfocando a la pareja, Mario ha perdido un poco de pie
. Esa es, quizá, la razón por la que el escritor ha comunicado que el próximo 7 de septiembre no acudirá a la inauguración de la tienda de azulejos en NY. Él no quiere formar parte de esa pandilla de Porcelanosa que asiste a inauguraciones con gran ruido mediático. Si ella se lo pide, habrá que verlo.

El fue alli y regaló libros suyos a gene que seguramente no ha leído en su vida.

ISABEL Y SU CHICO, POR TIERRA, MAR Y AIRE. A Vargas Llosa, con esa voz aflautada, le pega mucho ser el chico de Isabel. La delgadez de Preysler no es tanto un criterio estético como ético. Mario no quiere formar parte de la mediática pandilla de Porcelanosa 

TESTIGO IMPERTINENTE / CARMEN RIGALT

La realidad se empeña en demostrar que los personajes más seguidos son los mismos desde hace tiempo. Isabel Preysler ha renacido, y lo ha hecho en brazo de Vargas Llosa, un hombre tan interesante como Boyer. En días como éste escribo sobre la fiesta del Orgullo Gay, aunque normalmente prefiero resistirme

EEUU: UNA VICTORIA POR LOS PELOS

Este año, la fiesta del Orgullo Gay viene marcada por la aprobación del matrimonio homosexual en todo el territorio de EEUU (hasta ahora eran 36 estados de un total de 50). 

La sentencia del Tribunal Supremo ha sido histórica (y ajustada: cinco magistrados contra cuatro) y ha puesto fin a largos años de luchas legales y activismo.
 En EEUU, la tradición puritana ha hecho callo, de ahí que se haya tardado tanto en reivindicar el matrimonio homosexual. 
El primer estado en legalizarlo fue Massachusetts (2004). El presidente Obama también se lo pensó dos veces. No sería hasta 2012 cuando declararía públicamente estar a favor del matrimonio gay.

En esto, como en otras cosas, Europa le ha ganado la batalla a los EEUU. Irlanda, que estaba llamada a ser la última de la lista europea, también celebra este año su incorporación a la bandera del Arco Iris.

 Que siga la fiesta. Eso sí: sin expropiar más palabras (orgullo y diversidad están en el diccionario y son de todos). Por mi parte, yo sugiero compartir la palabra normalidad, que también es de todos, pero se echa un poco en falta.




Cierro los ojos y en vez de contar corderitos, cuento personajes que se han puesto de moda en los últimos meses
. De entrada me salen dos o tres políticos tipo Pablo Iglesias, Cristina Cifuentes, Ada Colau, o tipo Pichi, Tichi, Chati, o como se llame el alcalde de Cádiz, y de salida un puñado de figuras del couché que están en la mente de todos. 
Por citar que no quede, pero como los últimos serán los primeros, que dijo el otro (San Mateo), la primera que me viene a la mente es Manuela Carmena.

Semejante colección de nombres estaría bien si no fuera porque, como digo, he cerrado los ojos y seguramente estoy soñando.

 La realidad, que no solo es tozuda sino repetida, se empeña en demostrar que los personajes más seguidos son los mismos desde hace mucho tiempo: la baronesa Thyssen y Julio Iglesias, Jordi Hurtado y María Teresa Campos, Manolo Santana y Paquirrín.
 Pero el ejemplo más elocuente es el de las isabeles: Isabel Pantoja e Isabel Preysler, divergentes en sus respectivos estilos pero poseedoras ambas de gran magnetismo personal.
 Al menos eso es lo que se deduce de sus intensas biografías. Preysler y Pantoja ya eran, hace 30 años, símbolos de la España del momento
. Se lo copio a Boris Izaguirre, que sólo pone objeciones donde otros hacen crítica. 
Es su personal manera de ejercer la supervivencia. En su último artículo, publicado ayer, Boris pasa por Isabel Preysler sin romperse ni mancharse. Una proeza.

Hablando de Preysler, ella ha renacido de sus cenizas y lo ha hecho en brazos de Mario Vargas Llosa (Mario Viagra Llosa, según nuestra magnífica Beatriz Miranda), un hombre casi tan interesante como Miguel Boyer.

También Isabel Pantoja ha vuelto a la actualidad, pero ella por un camino algo más sórdido. Pantoja se ha metido en el bolsillo a la directora de la cárcel de Alcalá de Guadaíra y juntas trazan planes de futuro a corto plazo.

 O sea, de aquí a su salida de la cárcel. Que no cunda el pánico. Ya hemos visto a Isabel en tesituras parecidas y siempre ha salido airosa y generosamente compensada.

Como la actualidad manda no puedo olvidar a los gays. De esos tengo para aburrir: guapos y feos, conocidos, desconocidos y los que están hasta en la sopa; los que salen del armario y los que seguirán bajo llave.

 En fin. Con el paso de los años se me ablanda la fibra y en días como éste escribo sobre el Orgullo (lo de gay queda elíptico), aunque normalmente prefiero resistirme. Los rosarios de lisonjas se me dan mal, así que para escribir una crónica empalagosa, prefiero no escribirla. 
Me encuentro incómoda entre eufemismos y estoy harta de que por llamar a las cosas por su nombre salgan los Molina Foix de turno a ponerme verde calificándome de homófoba.
 A lo mejor soy homófoba, no digo que no, pues colecciono neurosis de todas las categorías, pero en mi particular retablo de homosexuales (desde hace unos años me muerdo la mano cada vez que voy a escribir la palabra maricas) tengo estereotipos tan variados que podría dar de comer a un regimiento de escritores costumbristas.

Madrid se prepara para celebrar el próximo 4 de julio la manifestación más grande del mundo.

 Llegado este punto, dedico un recuerdo para Pedro Zerolo, del que unos cafres han destruido un altarcito que el barrio de Chueca le había dedicado
. Pedro solía felicitarme todos los años el día 16 de julio deseándome «feliz santo laico». En justa correspondencia, yo deseo que haya visto su manifa desde la mejor localidad que pueda imaginarse: la fila cero del cielo.

Chueca es, según reza el eslogan, el barrio de la diversidad, como si en los demás barrios todo el mundo marcara el mismo paso. Eso tendrán que explicármelo algún día.

 Lo que yo planteo no es un tema de opción sexual sino de semántica.
 A mi la diversidad me suena a reserva de la Biosfera con muchas avutardas y buitres leonados.
 Ahora que lo pienso, Fernando Grande Marlaska quedaría muy bien de buitre leonado con su penacho de Tintín al frente.
 Y Pedro Almodóvar, en su papel de avutarda, ni les cuento.

Mira qué le regaló Isabel Preysler a Vargas Llosa por su 80 cumpleaños

La socialité celebró el cumpleaños de su novio, el premio Nobel de literatura peruano, con una fiesta por todo lo alto y un regalo que nunca olvidará.





El escritor Mario Vargas Llosa celebró anoche su ochenta cumpleaños con una gran cena en la que dedicó el brindis más especial de la noche a la socialité Isabel Preysler, con quien comparte su vida desde hace algo menos de un año.
Por fin he sabido que la palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler“, declaró ante sus invitados.
El discurso de Vargas Llosa cerró un turno de intervenciones en el que no solo habló de su novia, también dedicó unos minutos a condenar duramente los regímenes de Cuba y Venezuela y defender la democracia en América Latina.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler estuvieron acompañados esta noche por Álvaro, el mayor de los tres hijos que el Nobel tuvo con su ex mujer, los expresidentes del Gobierno español Felipe González y José María Aznar, así como algunos homólogos latinoamericanos como Sebastián Piñera, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe o Luis Alberto Lacalle, entre otros, y muchos rostros conocidos de la política internacional y el periodismo.
Según han reportado varios medios, la pareja recibió la visita de Enrique Iglesias y Anna Kurnikova en su casa, ya que no pudieron asistir a la fiesta.
Después de la celebración en uno de los hoteles más lujosos de la capital española, fue la hija de Isabel, Tamara Falcó, quien presentó al mundo el regalo que le hizo su madre al escritor con esta simpática instantánea.
Se trata de un cachorro de Gran Danés al que han llamado Céline.
Mira qué le regaló Isabel Preysler a Vargas Llosa por su 80 cumpleaños

Juan Pablo Fusi: “En España la situación es seria y preocupante”.......................................... José Andrés Rojo

Formado en Oxford, es uno de los referentes de la historiografía española. Un nuevo libro disecciona su trayectoria.


El historiador Juan Pablo Fusi en Madrid.
El rigor académico, un inmenso caudal de lecturas, su larga experiencia como docente y una importante bibliografía, en la que se mezclan trabajos de investigación con brillantes ensayos de divulgación, han convertido a Juan Pablo Fusi (San Sebastián, 1945) en uno de los referentes indiscutibles de la actual historiografía española. Formado en Oxford con Raymond Carr, donde fue después director del Centro de Estudios Ibéricos del St Antony’s College, es catedrático emérito de la Universidad Complutense y enseñó también en las de Cantabria y el País Vasco. Fue director de la Biblioteca Nacional, del Instituto Universitario Ortega y Gasset y de la Fundación del mismo nombre.
“Mi generación ha estado ‘a la sombra de la democracia’, por servirme de una idea del británico David Cannadine, que dice de los historiadores de su país que han estado a la sombra de Churchill”, comenta. “Qué pasó para que fracasara la República y se produjera la Guerra Civil, y qué había que hacer para restablecer una democracia que fuera estable tras la dictadura: ésa ha sido la preocupación que nos define”.
 Fusi acaba de publicar Breve historia del mundo

El historiador Juan Pablo Fusi en Madrid.

¿Cuáles son sus credenciales como historiador?
Tengo que ver con lo que se llama empirismo británico: el horror a las generalizaciones y la exigencia de que las afirmaciones que sean verificables.
 No usar lenguajes aparatosos, no abusar de los conceptos de clase. Raymond Carr fue muy importante. Y también Isaiah Berlin
 Me interesa su crítica del determinismo: su idea de que la historia es azarosa e irrepetible amplía la libertad del individuo.
 Trabajé también muy intensamente con el grupo de historia social de Oxford.

 


Dedicó mucho tiempo al País Vasco y subraya su pluralismo. 
¿No es extraño con un nacionalismo tan fuerte?
A partir de 1880 la industrialización y la modernización rompen el País Vasco etnográfico. Hay una llegada masiva de trabajadores y una ruptura del tejido tradicional con la industrialización masiva de la ría de Bilbao, y empiezan a coexistir varias culturas y subculturas políticas. El pluralismo es lo que define a la sociedad vasca de entonces y conviven allí una cultura vasco española y una cultura euskaldun, hay liberales y conservadores, carlistas, socialistas, republicanos y nacionalistas.
¿Por qué entonces la irrupción de ETA?
Los historiadores no podemos contestar a los porqué sino a los cómo y cuándo, que a veces puede ser otra manera de explicar el porqué. ETA surge en los sesenta por la falta de libertades en España durante el franquismo y como una reacción generacional, pequeña, y minoritaria, en el interior del nacionalismo a la pasividad del PNV, desaparecido en la clandestinidad y el exilio
. Hay un temor evidente en sus primeros dirigentes a que el intenso desarrollismo de aquellos años fuera a acabar con cualquier conciencia de identidad vasca.

¿Eran muy fuertes esas señas de identidad?
Esa conciencia identitaria nunca desapareció: la mantuvo una parte de la Iglesia, estaba en los deportes rurales, en la vida de las localidades pequeñas, en el euskera, aunque fuera declinante.
 Ese sentimiento, que parecía dormido y anestesiado, está en el surgimiento de ETA. 
Y la dureza de la represión que se da entre 1970-1975 favorece su legitimación no sólo entre los nacionalistas, sino también entre los que luchaban contra la dictadura.
Su interés por el nacionalismo, ¿viene de ahí?
Influye la preocupación por el País Vasco y por “las circunstancias” de España, por utilizar términos de Ortega.
 Mi primer libro es de 1975, y el establecimiento de la democracia y la reorganización territorial del Estado español son en ese momento cuestiones insoslayables. 
Había una idea que pesaba mucho: el supuesto fracaso de España como nación durante el siglo XIX y XX, que se había traducido en la destrucción de la República y la Guerra Civil
. Toda mi generación se ha acercado a este asunto por diferentes caminos, estudiando la Restauración, el caciquismo, el movimiento obrero, la izquierda, la ultraderecha...
 La gran preocupación era conquistar una democracia estable.