Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 mar 2016

Las sombras de la conciencia....................................................... Rosa Montero

El descubrimiento de que Lech Walesa espiaba a sus compañeros es una noticia de esas que dejan un sabor a cenizas en la boca.

El descubrimiento de nuevos documentos que parecen demostrar que Lech Walesa fue un informante de la policía secreta comunista y que, aún peor, espiaba a sus propios compañeros de los astilleros es una de esas noticias lastimosas que te dejan un sabor a cenizas en la boca.
 Y no porque suponga para mí algo inesperado ni el derrumbe de un mito: nunca me cayó bien Walesa y además lo de su pasado de chivato era algo que se rumoreaba desde hacía años.
No, lo desolador no es que este tipo de cosas sean sorprendentes, sino que, lamentablemente, no lo son.
 Lo triste es que ocurren demasiadas veces y forman parte de la compleja mezquindad del ser humano.
El asunto de Walesa me ha recordado otro destape ilustre, el de la escritora de Alemania del Este Christa Wolf, autora de magníficas novelas
. Partidaria del régimen en su juventud, se fue haciendo más y más crítica con los años, aunque sin abandonar el marxismo
. Durante mucho tiempo, antes y después de la caída del Muro, fue un referente ético en la sociedad alemana.
 Hasta que en 1993 se empezaron a abrir los archivos de la Stasi, la aterradora policía secreta de la RDA, y se descubrió que Wolf había trabajado para ellos como informante de 1959 a 1961.
El hallazgo cayó como una bomba; al contrario de lo que sucede con Walesa, de Wolf nunca se había rumoreado nada.
 No parece que su carrera como chivata fuera un éxito; en los papeles, la propia Stasi tilda a Christa Wolf de informante “reticente”.
 Además se diría que el resto de la vida de la escritora fue tan verdadero como parecía; sí se fue distanciando del régimen, sí fue haciéndose más y más crítica, sí sufrió cierta represión por ello. Quien no tenga algún error en su vida, que tire la primera piedra.

 Pero, claro, lo malo, lo indecente, es atribuirse un lugar de pureza ideológica teniendo todo eso callado a las espaldas. Tras la caída del Muro, Wolf perdió una oportunidad de oro para intentar explicar lo inexplicable, a saber, cómo gente buena e inteligente es corrompida o chantajeada o seducida por un sistema político aberrante para llegar a prestarse a una mezquindad de ese tipo. Quizá Wolf, pese a ser tan crítica y aguda en sus libros, no hubiera llegado como persona a condenar del todo el régimen totalitario en el que había vivido, lo cual ya me parece bastante execrable. Ya se sabe que las novelas suelen ser mejores que los escritores, sobre todo si son autores de talento.

Ya se sabe que las novelas suelen ser mejores que los escritores, sobre todo si son autores de talento
Se diría que el caso de Walesa es peor.
Su colaboración sería más tardía, más extensa, más grave.
 Él ha vuelto a negarlo todo, pero sus explicaciones resultan confusas: reconoce vagamente un “error”, haber firmado un papel a la policía, en fin, un relato poco convincente.
 Ahora bien, sin duda fue un personaje esencial en el proceso de democratización de su paí
s. Qué extraños, qué paradójicos, qué confusos somos los seres humanos.
Y qué malignos, qué trituradores de las voluntades son los sistemas totalitarios, que son, me parece, el perfecto caldo de cultivo para este tipo de dobleces.
 Una de las películas que más me han gustado de todas las que he visto es La vida de los otros (2006), de Florian Donnersmarck, en donde se hace justamente lo que Wolf no hizo: explicar cómo un sistema policial tiránico como el de Alemania Oriental envilece y destruye a las personas, cómo les arrebata su dignidad y les convierte en chivatos.
Cómo, aparentando ser críticos con el régimen, y quizá sintiéndolo de verdad en su corazón, terminan delatando a su propia gente y convirtiéndose en la sombra enferma de lo que son.
¿Y por qué llega alguien a traicionarse a sí mismo de ese modo?
Debe de haber infinidad de respuestas, tantas como sombras tiene la conciencia. Por miedo, por ejemplo; son regímenes despóticos que pueden hacerte la vida imposible.
Pero probablemente sea más eficaz tentar a los sujetos; ofrecerles dinero (al parecer hay recibos de pagos firmados por Walesa) y, sobre todo, algún tipo de poder.
 Es decir, concederles premios, una carrera mejor, ascensos; pero también el poder de viajar y salir al extranjero, o incluso el de ser un poco disidente sin acabar en la cárcel.
 Y, en el caso de los artistas, el poder de cultivar su creatividad más libremente.
 Ah, qué tentador para un buen escritor, para un buen pintor, para un cineasta, para todos aquellos creadores que, conscientes de su talento, saben que no van a poder desarrollarlo a causa de la censura del régimen salvo si colaboran con él a escondidas.
Y así es, en fin, como se convierte uno en un miserable: con la excusa de la propia obra o de decir abiertamente críticas que no le perdonarían a ningún otro
. Perverso, ¿no? Todavía saldrán más casos de este tipo a la luz, estoy segura
. La contradicción humana es infinita.

Novelistas y periodistas: contadores de historias........................................................... Juan Luis Cebrián

VII Congreso Internacional de la Lengua Española. Puerto Rico

El mundo se ha edificado a modo de relato y los narradores han sido instrumento primordial de su desarrollo. La ficción es un elemento vertebral de nuestra propia existencia.

Gabriel García Márquez en su dormitorio en Cartagena de Indias (Colombia) en 2009.
El libro de los orígenes, el primer libro de Moisés, dice así: “Al principio Dios creó el cielo y la tierra. Y lo hizo con la palabra”. El logos puso en marcha la evolución del universo.
Un logos que no es solo la expresión de algo, sino también su razonamiento, “el fundamento y la razón de lo expresado”, en feliz definición de Emilio Lledó.
 En cualquier caso, todo comenzó por la articu­lación de la palabra, desde la que hemos ido construyendo el edificio de nuestra civilización.
Y lo hemos hecho a base de contar historias, unas imaginarias, otras verídicas.

 

Gabriel García Márquez en su dormitorio en Cartagena de Indias (Colombia) en 2009.
El libro de los orígenes, el primer libro de Moisés, dice así: “Al principio Dios creó el cielo y la tierra. Y lo hizo con la palabra”. El logos puso en marcha la evolución del universo. Un logos que no es solo la expresión de algo, sino también su razonamiento, “el fundamento y la razón de lo expresado”, en feliz definición de Emilio Lledó.
En cualquier caso, todo comenzó por la articu­lación de la palabra, desde la que hemos ido construyendo el edificio de nuestra civilización. Y lo hemos hecho a base de contar historias, unas imaginarias, otras verídicas.
La realidad virtual y la realidad real, lo que ordinariamente llamaríamos ficción y realidad, tienen algo en común: ambas se construyen de palabras.
Según explica Lledó, frente a la percepción sensorial, paralela a la naturaleza misma, en la que los conceptos de verdad y falsedad se desvanecen, el lenguaje sostiene y transmite el mundo de las significaciones y se desarrolla en un plano social.
Este encuentro entre la ficción y la no ficción en el común territorio del idioma hace que esa antigua distinción entre ambas desdibuje sus fronteras.
 Frases vulgares por conocidas, como lo real ha superado a la ficción, o ese consejo tan popular entre los periodistas, no dejes que la realidad te estropee un buen reportaje, ponen de relieve que los límites entre la experiencia contrastada y el mundo eidético, que se derrama en la imaginación, son siempre confusos.
Relato de un náufrago, de García Márquez, publicado como periodismo, era ya un monumento de la narrativa
Contar historias ha sido por lo demás un empeño civilizador, una herramienta esencial en la construcción de las culturas.
 Desde su creación en seis días, el mundo se ha edificado a modo de relato, y los narradores han sido instrumento primordial de su desarrollo.
 Vargas Llosa señala que, a través de la literatura, los contadores de historias son capaces de inducir en nosotros, junto a nuestra verdadera vida, una especie de vida paralela, hecha “de palabras e imágenes tan mentirosas como persuasivas, donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros sueños opone la vida tal como es”.
ontar historias ha sido por lo demás un empeño civilizador, una herramienta esencial en la construcción de las culturas.
Desde su creación en seis días, el mundo se ha edificado a modo de relato, y los narradores han sido instrumento primordial de su desarrollo
. Vargas Llosa señala que, a través de la literatura, los contadores de historias son capaces de inducir en nosotros, junto a nuestra verdadera vida, una especie de vida paralela, hecha “de palabras e imágenes tan mentirosas como persuasivas, donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros sueños opone la vida tal como es”. Por mi parte estoy convencido de que esa vida paralela que él describe forma parte de la vida real, es un elemento no estrambótico, sino vertebral, de nuestra propia existencia.
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Truman Capote con los cineastas David (atrás, a la izquierda) y Albert Maysles en Nueva York en 1965.
Narrar, elaborar un discurso espacio-temporal sobre la realidad, es la mejor manera de crearla, y la superioridad de la literatura a la hora de ejercer semejante empeño resulta evidente
. En su actividad productiva el contador de historias acaba convertido en un líder espiritual de su tribu, por lo que tiende a separarse de ésta, a marginar su propia experiencia de la del resto, para así poder adquirir la influencia social a la que aspira.
No le basta la capacidad inventiva y ficcional: el estilo, la destreza en el empleo del lenguaje, el cumplimiento de los cánones o su ruptura son necesarios a la hora de apreciar la calidad de su narración y de incluirla en el catálogo literario, al que no es ajeno el oficio del periodista.

 Nombres como los de Dickens, Balzac, Zola, Larra, Galdós y tantos otros son ejemplos de la borrosidad de fronteras entre ambas profesiones: la del escritor de novelas y la del escritor de periódicos.
 Alejo Carpentier describía al periodista como un escritor que trabaja en caliente, y esta es una de las pocas diferencias perceptibles entre ambos oficios
. La soledad física y material del creador es reemplazada en el caso del reportero por una especie de soledad interior, una abstracción del mundo que le rodea, el ruido de las redacciones, las broncas y reclamos de los jefes y los chistes de los más desocupados. Octavio Paz llegó a decir que la buena poesía está impregnada de periodismo.
 “Me gustaría —añadió— dejar unos pocos poemas con la ligereza, el magnetismo y el poder de convicción de un artículo de periódico”.
 Luis García Montero, de quien los siglos futuros hablarán como el gran poeta español de nuestro tiempo, ya se atrevió por lo mismo a sublimar algo tan prosaico como los anuncios por palabras cuando proclamaba:
 “Poeta, sin pretensiones / y con una edad cualquiera, / pero joven, / ya con pocas ilusiones / —pues teme que cuanto espera / se lo roben—, / quisiera volverte a ver, / pasar contigo unos días / y sus noches, / empezarte a conocer / otra vez sin cacerías / ni reproches”.

Ha sido siempre tan lineal y espontánea la conexión entre la narrativa literaria y la periodística que llama la atención el estruendo causado a principio de los años sesenta por las tendencias del nuevo periodismo, encabezadas por narradores tan respetables como Norman Mailer o Truman Capote. En su libro sobre El Nuevo Periodismo, Tom Wolfe describe de esta forma lo sucedido: “(…) Al comenzar los años sesenta un nuevo y curioso concepto, lo bastante vivo como para henchir los egos, habían comenzado a invadir los estrechos límites de la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento, modesto y humilde al principio, respetuoso, consistiría en hacer un periodismo cuyas obras se leyeran igual que una novela”. Igual que una novela significaba que aquellos reporteros y entrevistadores no pretendían medirse con los monstruos literarios de la época, sino solamente aprender de ellos. La conclusión a la que llega Wolfe es del todo esclarecedora: “Ni por un momento adivinaron que la tarea que llevarían a cabo como periodistas en los próximos diez años iba a destronar a la novela como máximo exponente literario”.
 Eso sucedió porque no habían comprendido que la Odisea no era sino un formidable reportaje sobre el retorno de Ulises, igual que el Relato de un náufrago de García Márquez, escrito y publicado como una investigación periodística, constituía ya en aquella época un monumento indiscutible de la narrativa en lengua española.
En la página anterior, Ernest Hemingway en su casa en Cuba en 1954.
Los inventores del nuevo periodismo no hicieron sino recuperar la mejor de las tradiciones del viejo, del periodismo de siempre: la de contar historias. Haciéndolo fueron capaces de crear un nuevo estilo
Haciéndolo fueron capaces de crear un nuevo estilo
. Al pretender que sus lectores leyeran los reportajes como si fueran novelas consiguieron que muchas obras de ficción se construyeran como si fueran reportajes.
 Las corrientes del nuevo periodismo coincidieron con las propuestas del arte pop y el nuevo realismo en la plástica que huía del cubismo y la abstracción.
 Las pinturas comenzaban a mirarse como si fueran fotografías y las fotografías como si fueran cuadros, cosa que ya había descubierto Man Ray, entre otros, muchas décadas antes.
Cuando publiqué La agonía del dragón, primero de mis relatos dedicados a la transición política española, tuve cuidado de anunciar en la portada del mismo que se trataba de una novela.
Lo hice advertido de que podría pasar lo que verdaderamente ocurrió y es que algún crítico avispado se encargara de resaltar que se trataba de “una novela de periodista”.
 Lo hizo, claro, no para compararla con las obras de Hemingway, García Márquez, Mark Twain, Chesterton o tantos otros cronistas que se dedicaron a la creación literaria, sino para devaluar mi libro al ubicarlo en un universo aparentemente menor: el de la prensa.


Otros, en cambio, me interrogaron sobre qué necesidad tenía yo de hacer literatura para explicar la realidad y tuve ocasión de explicar lo que genuinamente creo: que el reportaje o la crónica típicamente periodísticos pueden y deben servir para narrar los hechos, pero la descripción de los sentimientos tiene su residencia privilegiada en la ficción. Es así como somos capaces de descubrir un territorio tan ignorado por nosotros como esperado por quienes nos rodean, que es el de la imaginación.
“La libertad del arte —escribe Carlos Fuentes— consiste en enseñarnos lo que no sabemos. El escritor y el artista no saben: imaginan. (…) Quien solo acumula datos veristas, jamás podrá mostrarnos, como Cervantes o como Kafka, la realidad no visible y sin embargo tan real como el árbol, la máquina o el cuerpo”.
A base de describir el mundo lo hemos ido creando a través de los siglos.
También destruyéndolo. Nuestro estilo de vida fue antes que nada literario: una expresión verbal, una retórica urdida de generación en generación de la que dan fe infinita variedad de lenguas, fruto y origen de un continuo mestizaje.

11 mar 2016

Los espectaculares 58 años de Sharon Stone


Sharon Stone se llama en realidad Sharon Yvonne Stone, nació el 10 de marzo de 1958 en Pensilvania, Estados Unidos, y, aunque ha hecho algunos pinitos con la moda, ha dedicado toda su carrera al cine
. Cumple 58 años este 10 de marzo. Hacemos un recorrido por la vida y obra de la actriz.


Aunque empezó a grabar películas en 1980, su papel más reconocido comenzó con su mirada más famosa en 'Instinto básico'.
 La película, de 1992, que protagonizó junto a Michael Douglas, popularizó su mítico cruce de piernas.
 En ella, interpretaba a Catherine Tramell, una mujer que consigue seducir a un policía (Douglas) que investiga un asesinato.


Su papel en 'Instinto básico' tamibién la convirtió en todo un icono sexual. 
Tanto, que ese mismo año fue portada de la revista 'Playboy'.
 Para Stone los posados no eran un territorio desconocido: antes de dedicarse al cine, ya había dado sus primeros pasos profesionales en el mundo de la moda, sobre todo en anuncios publicitarios. 



Además de portadas de revistas, 'Instinto básico' supuso el pistoletazo de salida para una carrera meteórica en la vida de la actriz. 
Solo entre el estreno en 1992 y el año 2000, grabó 15 películas.
 En la foto, Stone interpreta el papel protagonista en 'Gloria', un filme de 1999 que rodó junto a Jeremy Northam.



Aunque su carrera no se ha caracterizado por estar sembrada de premios, en 1995 fue nominada al Oscar como mejor actriz por su interpretación en ‘Casino’, donde trabajó con Robert de Niro. 
No lo ganó, pero sí se hizo con el Globo de Oro por ese mismo papel.



En cuanto a su vida amorosa, Stone estuvo casada por primera vez entre 1984 y 1987 con Michael Greenburg.
 En 1998 se volvió a casar, esta vez con el editor Phil Bronstein, con quien adoptó a su primer hijo, Roan Joseph
. Durante este matrimonio vivió uno de los momentos más críticos de su vida. El 29 de septiembre de 2001, la actriz sufrió un derrame cerebral que la llevó a sentir una "experiencia cercana a la muerte", según declaró Stone más adelante. 


Stone y Bronstein se divorciaron en 2004. Un par de años más tarde la actriz se dejó llevar y comenzó una relación con el también actor Christian Slater. 
También se le han conocido otras relaciones como el modelo Martin Mica (en la imagen), con quien empezó a salir en 2012 y que era casi 30 años más joven que ella.
 Desde 2014 mantiene una relación con David Deluise.



En 2002, la actriz coincidió con Pedro Almodóvar, Antonio Banderas y, su entonces mujer, Melanie Griffith en una de las fiestas celebradas tras el Festival de Cannes de ese año.




Sharon Stone siempre ha sido defensora de múltiples causas sociales, desde la investigación en el SIDA, hasta los derechos de los homosexuales.
 Ha participado en multitud de eventos para recaudar fondos para todas estas causas.
 En 2007, la actriz estadounidense hizo equilibrios sobre un piano para besar a su compatriota Richard Gere durante la gala benéfica Cine por la Paz, en apoyo a Unicef, celebrada en Berlín. 


En 2006, se estrenó 'Instinto básico II: adicción al riesgo". 
Protagonizada también por Sharon Stone, no tuvo la misma repercusión que la primera y no fue tan bien acogida ni por la crítica ni por el público.
 

También ha estado muy ligada al mundo de la moda.
 En varias ocasiones ha coincidido con diseñadores como el fallecido Oscar de la Renta (en la imagen), Valentino o Karl Lagerfeld.



En 2005 la actriz adoptó a otro niño, Laird Vonne, que ahora tiene 10 años, y, un año después, adoptó también a Quinn Kelly, de 9.
 En la imagen, de 2011, pasea con sus tres pequeños por las calles de Beverly Hills.




Stone despierta una gran expectación en cada una de sus apariciones sociales.
 En la imagen, la actriz llega al estreno mundial de la película 'La Guerra de las Galaxias: episodio III. La venganza del Sith' durante la 58ª edición del Festival de cine de Cannes. 

Su preocupación por tener un físico sano y joven es tan conocida que en Estados Unidos han acuñado el término 'síndrome Sharon Stone' para definir a alguien que gasta horas y horas haciendo ejercicio físico
. Sus esfuerzos le han servido para lucir un cuerpo así de joven y hacer desnudos como el que retrató la revista 'Harper's Bazaar' el pasado mes de agosto. 




Sharon también es una abanderada de la belleza natural y sin pretensiones.
 Por eso el pasado mes de enero no le importó subir esta foto sin maquillaje a su cuenta de Instagram, donde tiene 69.000 seguidores. "Respondiendo a mis emails con Joe [su perro] en este día lluvioso", escribió la actriz en una publicación que acumula más de 4.000 'me gusta'. 



Una de las apariciones más recientes de la actriz fue junto a su hijo Roan Bronstein, de 15 años, en la entrega del premio MusiCares Person of the Year en febrero de este año.

La distensión entre Sánchez e Iglesias en el homenaje por el 11-M

Según fuentes socialistas, "ha sido un mero saludo de personas educadas, sin fondo político"

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la estación de Atocha, este viernes.
Los líderes del PSOE y de Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, han coincidido este viernes en la estación de Atocha en el homenaje a las víctimas del 11-M en el duodécimo aniversario de la matanza.
 Los dos dirigentes se han saludado y han intercambiado unas palabras en el acto convocado por Comisiones Obreras, UGT y la Unión de Actores.

La foto de este reencuentro no guarda relación con las conversaciones sobre la investidura del secretario general de los socialistas o las negociaciones para la formación de un Gobierno, pero supone una imagen de distensión, de unidad ante las víctimas, tras el duro debate de la semana pasada.
 Se han estrechado la mano y han hablado unos instantes.
 Según fuentes socialistas, "ha sido un mero saludo de personas educadas, absolutamente protocolario y sin ningún fondo político".
El pasado viernes, Iglesias llamó a Sánchez desde la tribuna del Congreso a suscribir un "acuerdo del beso" y rebajó el tono después del ataque lanzado en su primera intervención en el debate de investidura
. Ambos se han pronunciado sobre la necesidad de apoyo a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004, aunque el líder de Podemos ha incidido de nuevo en su propuesta, la de un Gobierno que llama "a la valenciana", en referencia a la presidencia socialista de esa comunidad, Ximo Puig, y a la vicepresidenta, Mònica Oltra, de Compromís.
"Ha quedado demostrado en la última sesión de investidura", ha señalado Iglesias, "que los votos dan para eso; que un acuerdo de PSOE con Podemos, Izquierda Unida y Compromís obtendría votos positivos, suficientes, para tener un Gobierno de coalición como el de la Comunidad Valenciana"
. A pesar de la imagen de unidad propia del día, la relación no es fluida, lo que se debe a los obstáculos surgidos desde que Pedro Sánchez intentó mantener una reunión con Podemos pero siempre con Ciudadanos, mientras que el partido de Iglesias ha rechazado esa cita
.Podemos no quiere negociar un Gobierno de coalición con Ciudadanos y, aunque sus dirigentes están dispuestos a reunirse con Rivera para pedirle la abstención, solo ven una salida a las negociaciones: un Ejecutivo con reparto proporcional de carteras repartidas con el PSOE, Izquierda Unida y Compromís.
 Una solución que Sánchez rechaza, al buscar una alianza que califica de "transversal".
El líder socialista seguirá intentando pactar con la izquierda y con la derecha para, asegura, contar con mayor estabilidad.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la estación de Atocha, este viernes.
Los líderes del PSOE y de Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, han coincidido este viernes en la estación de Atocha en el homenaje a las víctimas del 11-M en el duodécimo aniversario de la matanza. Los dos dirigentes se han saludado y han intercambiado unas palabras en el acto convocado por Comisiones Obreras, UGT y la Unión de Actores.

La foto de este reencuentro no guarda relación con las conversaciones sobre la investidura del secretario general de los socialistas o las negociaciones para la formación de un Gobierno, pero supone una imagen de distensión, de unidad ante las víctimas, tras el duro debate de la semana pasada. Se han estrechado la mano y han hablado unos instantes. Según fuentes socialistas, "ha sido un mero saludo de personas educadas, absolutamente protocolario y sin ningún fondo político".
El pasado viernes, Iglesias llamó a Sánchez desde la tribuna del Congreso a suscribir un "acuerdo del beso" y rebajó el tono después del ataque lanzado en su primera intervención en el debate de investidura. Ambos se han pronunciado sobre la necesidad de apoyo a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004, aunque el líder de Podemos ha incidido de nuevo en su propuesta, la de un Gobierno que llama "a la valenciana", en referencia a la presidencia socialista de esa comunidad, Ximo Puig, y a la vicepresidenta, Mònica Oltra, de Compromís.
"Ha quedado demostrado en la última sesión de investidura", ha señalado Iglesias, "que los votos dan para eso; que un acuerdo de PSOE con Podemos, Izquierda Unida y Compromís obtendría votos positivos, suficientes, para tener un Gobierno de coalición como el de la Comunidad Valenciana"
. A pesar de la imagen de unidad propia del día, la relación no es fluida, lo que se debe a los obstáculos surgidos desde que Pedro Sánchez intentó mantener una reunión con Podemos pero siempre con Ciudadanos, mientras que el partido de Iglesias ha rechazado esa cita.
Podemos no quiere negociar un Gobierno de coalición con Ciudadanos y, aunque sus dirigentes están dispuestos a reunirse con Rivera para pedirle la abstención, solo ven una salida a las negociaciones: un Ejecutivo con reparto proporcional de carteras repartidas con el PSOE, Izquierda Unida y Compromís.
 Una solución que Sánchez rechaza, al buscar una alianza que califica de "transversal". El líder socialista seguirá intentando pactar con la izquierda y con la derecha para, asegura, contar con mayor estabilidad.

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