Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 mar 2016

Manuel Vicent, la cita obligada del domingo

Llegó a EL PAÍS en 1977 y permanece fiel a sus lectores.
 Quiso ser abogado, pero su amor por la escritura le hizo desistir.
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El escrito Manuel Vicent en el hotel Eurobuilding. / C. Manuel
Cuando el estruendo de las bombas de la guerra civil se escuchaba en diversas ciudades españolas, Villavieja (Castellón) veía nacer en 1936 a uno de sus vecinos más ilustres: el escritor y periodista Manuel Vicent.
 Se licenció en Derecho y Filosofía por la Universidad de Valencia aunque nunca llegó a ser abogado, precisamente por su amor a la escritura.
 Se mudó a Madrid con la excusa de preparar unas oposiciones, estudió Periodismo en la Escuela Oficial y comenzó a colaborar en revistas de referencia como Hermano lobo y Triunfo.
“Empecé a escribir algunos relatos cuando llegué a la conclusión de que no servía para otra cosa. Al terminar la carrera de Derecho me pareció más divertido firmar cualquier gansada que preparar oposiciones a abogado del Estado.
 Mi primera idea era ingresar en la Escuela de Cine.
 En lugar de eso, escribí una novela que ganó el premio Alfaguara en 1966”, cuenta Vicent. “No pongas tus sucias manos sobre Mozart, un breve relato que escribí en Triunfo y resultó reconocido con el premio González Ruano en 1979, fue quizá lo que marcó mi carrera periodística”.
 Una carrera que también se ha visto recompensada con el Premio Francisco Cerecedo (1994), creado por la Asociación de Periodistas Europeos.
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El escritor y periodista Manuel Vicent, en una imagen de archivo. / G.J.
 

Su primer trabajo en EL PAÍS
fue cubrir la apertura por el Rey
de las Cortes Democráticas

Publicó sus primeros artículos sobre política en el diario Madrid.
 En julio de 1977 llegó a EL PAÍS, donde se hizo célebre entre los lectores por sus crónicas parlamentarias. “Me llamó el director, Juan Luis Cebrián, para que diera cuenta de la actividad del Congreso en la primera legislatura de la Transición, una sección muy apetecible en ese momento”
. Su primer trabajo recogía la apertura de las Cortes Democráticas por el Rey.
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Manuel Vicent, junto al entonces director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián.
El autor de Son de mar ha hecho prácticamente de todo en el diario: llevan su firma crónicas, artículos, entrevistas, viajes y retratos literarios.
“En general he evolucionado desde el barroquismo y el esteticismo a la naturalidad y la sencillez, sin obviar el gusto por dar en la diana con el adjetivo”.
 Vicent ha publicado más de mil artículos en el periódico, donde sigue escribiendo habitualmente.
 “Si tuviera que elegir alguno, tal vez sea Los pájaros huyeron de Valencia, una crónica del golpe de Tejero desde esta ciudad, y el artículo Tesoro, una columna de opinión crítica con los recortes en educación, por citar algunos”.

Como escritor, es autor de más de una decena de obras que le han hecho merecedor de varios galardones, como el premio Nadal de 1987, por La balada de Caín. También es el artífice de El resuello (1966), La muerte bebe en vaso largo (1992) y Tranvía a la Malvarrosa (1994), esta última llevada al cine. En la actualidad, Vicent compagina su labor como escritor y periodista con la de galerista.

ARTICULISTA DE RAZA

Pregunta. ¿Se ha ganado muchos enemigos en estos años?
Respuesta. Fui llevado a los tribunales por los herederos de Santiago Ramón y Cajal, a raíz de un comentario del periodista Luis Calvo en una entrevista que le hice.
 Durante la dictadura fui procesado por desacato por el juez Gómez Chaparro.
No se me aplicó la ley de amnistía, pero al final me libré por los pelos.
Y, en tiempos de Hermano Lobo, las idas y venidas de Umbral, Summers, Chumy Chúmez y un servidor a las Salesas [plaza madrileña en la que tenía su sede el Tribunal de Orden Público] era continua.
P. ¿En algún momento ha llegado a recibir insultos?
R. Aparte de eso, he recibido insultos e improperios de rigor a cargo de algunos taurinos exaltados por la columna que desde hace más de 30 años escribo contra la tauromaquia por la feria de San Isidro. Y de algunos creyentes cuando te metes con la Iglesia.
P. ¿La experiencia ayuda a tener una opinión cada día?
R. Tener opinión de todo no es mi caso
. Por eso no estoy inquieto en absoluto.
 De cosas que no sé, que son infinitas, generalmente intento no escribir.
Aun así me equivoco muchas veces. Me interesa sobre todo el rastro permanente que la actualidad deja en suspensión sobre la sociedad.
 Mi obsesión consiste en expresar lo cotidiano desde un punto de vista imprevisto.
P. ¿Le viene a la cabeza alguna anécdota de estos años?
R. Tal vez que siempre me han confundido con Luis Carandell, lo que un día me libró de que me agredieran unos taurinos en el patio del desolladero de Las Ventas.

P. ¿A quién señalaría como sus maestros?
R. Por un lado, a Julio Camba y Josep Pla.
 Por otro, a Jorge Luis Borges.

Día Internacional de la Mujer: por qué se celebra el 8 de marzo............................... María R. Sahuquillo

La efeméride, que reivindica la igualdad de derechos, se conmemora en muchos países y ha variado su momento en el calendario.

Doodle dedicado al Día Internacional de la Mujer. Google
La tradición de conmemorar un día para reivindicar la igualdad de derechos de la mujer es centenaria. Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer en la mayoría de los países
. Sin embargo, hasta llegar a esta fecha se ha transitado mucho.
 Por el camino, la efeméride ha evolucionado, ha cambiado de fecha y ha perdido la palabra ‘trabajadora’ de su cabecera, que surgió con su espíritu y concepción sindicalista.
 El 8 de marzo -declarado oficialmente por la ONU en 1975- se reivindica a todas las mujeres y la igualdad completa de derechos.
Y este 2016 todavía hay poco que celebrar, pero mucho que reclamar: el fin de la discriminacion, que se erradiquen las violencias machistas, que se alcance la igualdad salarial, la universalización de los cuidados, la libre elección...

La idea de un día internacional de la mujer surgió a finales del siglo XIX, pero fueron distintos sucesos en el siglo XX los que han derivado en la conmemoración que conocemos hoy
. Uno de ellos, quizá el más simbólico pero no el único, se produjo el 25 de marzo de 1911, cuando unas 149 personas, la mayoría mujeres murieron en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York
. El suceso reveló las penosas condiciones en las que trabajaban las mujeres, muchas de ellas inmigrantes y muy pobres
. El suceso no fue único –hubo otro incendio en circunstancias similares tres años antes—pero suscitó grandes movilizaciones y marcó en el calendario un día que ya se había empezado a conmemorar dos años antes también en la ciudad de Nueva York, donde las Mujeres Socialistas
–tras una declaración del partido en Estados Unidos-- conmemoraron por primera vez el Día Nacional de la Mujer
. Era el 28 de febrero de 1909 y más de 15.000 mujeres salieron a la calle para reivindicar mejores salarios, reducción de la jornada laboral y el derecho al voto.
En 1910, la Internacional Socialista proclamó el Día Internacional de la Mujer para reivindicar el sufragio femenino, la no discriminación laboral, el acceso a la educación, y otros derechos fundamentales.
 La conferencia no decidió un día concreto pero fue decisiva: el día empezó a conmemorarse al año siguiente. Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza lo celebraron el 19 de marzo con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, la inmensa mayoría, mujeres.
De Estados Unidos y Centroeuropa, la conmemoración reivindicativa empezó a extenderse a otras zonas.
 El último febrero de 1913, las mujeres rusas celebraron el Día Internacional de la Mujer que en otros países comenzaba a señalarse el 8 de marzo.
 Cuatro años después, en 1917, como reacción a la muerte de más de dos millones de soldados en la guerra, las rusas convocaron una huelga para ese último domingo de febrero.
 Las protestas y manifestaciones que iniciaron ese 23 de febrero –8 de marzo en el calendario gregoriano usado en otros países-- condujeron a una movilización general que provocó la abdicación del Zar y condujeron a un Gobierno provisional que les concedió el derecho al voto.
Con el paso de los años, se fueron incorporando otros países -China, en 1922, por ejemplo- y mujeres de todo tipo de realidades hasta que el 8 de marzo se ha convertido en un momento de confluencia para reivindicar la igualdad de derechos para todas y recordar que aún no se han alcanzado.

 

7 mar 2016

El cine dentro del cine: algunas películas ensimismadas......................................Jordi Bernal

El crepúsculo de los dioses. Imagen: Paramount Pictures.
El crepúsculo de los dioses. Imagen: Paramount Pictures.

Como otras disciplinas artísticas —principalmente la literatura y la pintura—, el cine se ha valido de sus propias herramientas para reflexionar sobre su naturaleza y sus procesos de creación. 
Ya sea mediante la metaficción, el ensayo documental u obras de género ubicadas en el contexto de la industria cinematográfica, la cámara se ha puesto al servicio de una suerte de colonoscopia artística que hurga, pertinaz, en las entrañas del cine y sus circunstancias
. Lo que muestran las imágenes, claro está, no es siempre halagador, pero demuestra la fascinación —e incluso obsesión— por un arte adictivo también en sus representaciones más obscenas y ridículas.
 Sin ir más lejos, unos tipos aparentemente tan distantes del mundanal cacareo hollywoodiense como son los hermanos Coen no pueden evitar cierta mirada enternecida a la hora de recrear el esplendor clásico de los grandes estudios de Hollywood en los que las acrobacias sincronizadas de Esther Williams se rodaban junto a abigarrados y sacros péplums, musicales de sinuosas y sonrientes coreografías o wésterns sin mácula ni polvo de llanura.
 La magia para crédulos del cartón piedra. En 2011 la francesa The Artist apostó por el homenaje dulce y nostálgico en su remedo de las historias románticas silentes
. Más cáustico y turbio se muestra David Cronenberg en Maps to The Stars (2014), desoladora cartografía de las miserias que asolan fuera del encuadre y los focos embellecedores.
Por otra parte, el cine también ha rastreado en la vida y los milagros de sus creadores.
 Buenos y recientes ejemplos son el abisal Pasolini (2014) de Abel Ferrara y el documental Hitchcock/Truffaut (2015), que recrea los encuentros del crítico y cineasta francés con su maestro propiciando una conspicua conversación que desembocaría en uno de los libros fundamentales sobre la creación cinematográfica.
 Y esperamos con curiosidad el próximo estreno de la versión de James Franco sobre Zeroville, extravagante y magnético artefacto cinéfilo del novelista y crítico de cine Steve Erickson.
Estas líneas, y siempre dentro de las fronteras de la ficción, reseñan treinta películas que se centran en el cine desde tres perspectivas distintas: la industria, la creación y sus creadores, y la recepción cinéfila. Treinta películas ensimismadas y con un único objeto de deseo, pasión y odio: el cine.
 En cualquier caso, si tuviera que quedarme con una única definición sobre el cine, escogería sin lugar a dudas la que Sam Fuller gruñe entre bocanadas del humo de su puro en Pierrot le Fou (1965), de Jean-Luc Godard:
 «Una película es como un campo de batalla. Es amor. Odio. Acción. Violencia. Y muerte. En una palabra: emociones».

El crepúsculo de los dioses (1950), Billy Wilder
El guionista es el último mono en Hollywood.
 Lo sabía bien Billy Wilder y si no que se lo pregunten a William Holden flotando en una piscina de Sunset Boulevard. 
Acidez inmisericorde de Wilder. Inmensa Gloria Swanson interpretándose en la grandilocuencia caduca y patética de Norma Desmond.
 Para la memoria cinéfila, su bajada por las escaleras hacia el infierno del olvido, succionada por la cámara de su fiel Erich von Stroheim. Víctima de una maquinaria devoradora de carnaza.
 Wilder vuelve a las muñecas rotas de Hollywood en Fedora (1978) con discreto resultado. 

El desprecio (1962), Jean-Luc Godard
Basado en la novela homónima de Alberto Moravia
El desprecio inaugura la época experimental de Godard. 
Entre referencias a la obra de Homero y homenaje en persona al maestro Fritz Lang
la reflexión cinematográfica sirve al cineasta francés para reubicarse y emprender su intrincado desentrañamiento del lenguaje audiovisual. El avasallador artefacto intelectual de Godard queda suavizado por la sensualidad solazosa de Brigitte Bardot .
Fellini, ocho y medio (1963), Federico Fellini
Partiendo del usual pretexto de la crisis creativa, Fellini (mediante su alter ego Marcello Mastroianni) exorciza fantasmas y convoca a moradores de su extravagante y exuberante universo.
 No faltan mujeres ni sobran prelados. El egocentrismo del genio italiano volvió a las andadas con Entrevista (1987), otro autohomenaje a las singularidades de una filmografía que configura un universo cinematográfico propio. 
Y demasiadas veces imitado.
Fellini, ocho y medio. Imagen: Cineriz Francinex.
Fellini, ocho y medio. Imagen: Cineriz / Francinex.


La limpieza de Palomares, pendiente de un nuevo Gobierno 50 años después.......................... Manuel Planelles

EE UU rechaza firmar el acuerdo de descontaminación con un Ejecutivo español en funciones.

Manuel Fraga y el embajador Angier Biddle Duke se bañan en Palomares. (EFE)

El 8 de marzo de 1966, Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo de la dictadura de Franco, protagonizó una de las imágenes que se han convertido en símbolo del accidente de Palomares, una pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería) sobre la que cayeron cuatro bombas termonucleares: el baño en el Mediterráneo para mostrar que la zona era segura.
 Pero, realmente, los problemas de la contaminación por plutonio (varios kilos de las bombas se esparcieron por las pedanías de Palomares y Villaricos) no estaban en el mar, sino en la tierra.
Hoy se estima que existen alrededor de 50.000 metros cúbicos de tierras contaminadas en la zona. Estados Unidos —las cuatro bombas viajaban en un B-52 norteamericano que colisionó en el aire con un avión nodriza— y España llevan años discutiendo la limpieza definitiva de Palomares.
 En octubre del pasado año, los dos Gobiernos firmaron una declaración de intenciones por la que Estados Unidos se compromete a llevarse esas tierras.
 Pero falta la firma del acuerdo definitivo. La Embajada de Estados Unidos sostuvo en enero que la intención de la Administración de Barack Obama "es trabajar para cerrar dicho acuerdo lo antes posible".
Pero añadió que "las negociaciones finales sobre el acuerdo vinculante aguardan a la toma de posesión de un nuevo Gobierno español".
 Para añadir más incertidumbres, Estados Unidos celebra en noviembre elecciones presidenciales y no está claro cómo podría afectar un cambio en la Casa Blanca a este pacto.

Manuel Fraga y el embajador Angier Biddle Duke se bañan en Palomares. (EFE)
El 8 de marzo de 1966, Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo de la dictadura de Franco, protagonizó una de las imágenes que se han convertido en símbolo del accidente de Palomares, una pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería) sobre la que cayeron cuatro bombas termonucleares: el baño en el Mediterráneo para mostrar que la zona era segura. Pero, realmente, los problemas de la contaminación por plutonio (varios kilos de las bombas se esparcieron por las pedanías de Palomares y Villaricos) no estaban en el mar, sino en la tierra.
Hoy se estima que existen alrededor de 50.000 metros cúbicos de tierras contaminadas en la zona. Estados Unidos —las cuatro bombas viajaban en un B-52 norteamericano que colisionó en el aire con un avión nodriza— y España llevan años discutiendo la limpieza definitiva de Palomares. En octubre del pasado año, los dos Gobiernos firmaron una declaración de intenciones por la que Estados Unidos se compromete a llevarse esas tierras. Pero falta la firma del acuerdo definitivo. La Embajada de Estados Unidos sostuvo en enero que la intención de la Administración de Barack Obama "es trabajar para cerrar dicho acuerdo lo antes posible". Pero añadió que "las negociaciones finales sobre el acuerdo vinculante aguardan a la toma de posesión de un nuevo Gobierno español". Para añadir más incertidumbres, Estados Unidos celebra en noviembre elecciones presidenciales y no está claro cómo podría afectar un cambio en la Casa Blanca a este pacto.

Concretar el pacto

"Esta vez parece que va en serio", dice el alcalde de Cuevas de Almanzora, Antonio Fernández, sobre la declaración de intenciones firmada por España y Estados Unidos en octubre y que está pendiente de concretarse en un acuerdo. Fernández, sin embargo, admite que Estados Unidos no quiere ratificar el acuerdo con un Gobierno en funciones en España.
El regidor ha mantenido ya varias reuniones con el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), el organismo dependiente del Ministerio de Economía que se encargará de la limpieza.
El compromiso es que España retirará las tierras contaminadas y Estados Unidos las llevará hasta unas instalaciones especiales en Nevada. Toda la operación tendría un coste de 640 millones, que pagarán ambos países.
"Se lo llevarán todo", apunta Fernández.
 Para evitar que el polvo se levante en las labores de retirada (y expanda de nuevo la contaminación), se instalarán carpas de presión negativa. "Se tardarán 2 o 3 años", indica el alcalde.
 Hay seis parcelas que se deben limpiar y, tras la descontaminación, Fernández aspira a que se pueda instalar en su pueblo "un museo de las bombas".

Certificados de limpieza

Marzo fue el mes del baño de Fraga, pero también fue el mes en el que el Ejército de Estados Unidos y la dictadura empezaron a repartir certificados a los vecinos de Palomares y Villaricos en los que les aseguraban que sus tierras estaban limpias.
 Se emitieron cerca de 900 certificados de este tipo y el Ejército norteamericano se llevó 4.810 bidones —de 242 litros cada uno— llenos de tierras y residuos.
 Ambos Gobiernos dieron por finalizado este episodio ese 1966
. Pero décadas después se demostró que aún quedaban restos de plutonio en Palomares. Comenzó entonces un proceso de negociación entre los dos Estados para solucionar este problema ambiental, que ahora también está pendiente de que se forme un Gobierno en España.