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7 mar 2016

La limpieza de Palomares, pendiente de un nuevo Gobierno 50 años después.......................... Manuel Planelles

EE UU rechaza firmar el acuerdo de descontaminación con un Ejecutivo español en funciones.

Manuel Fraga y el embajador Angier Biddle Duke se bañan en Palomares. (EFE)

El 8 de marzo de 1966, Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo de la dictadura de Franco, protagonizó una de las imágenes que se han convertido en símbolo del accidente de Palomares, una pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería) sobre la que cayeron cuatro bombas termonucleares: el baño en el Mediterráneo para mostrar que la zona era segura.
 Pero, realmente, los problemas de la contaminación por plutonio (varios kilos de las bombas se esparcieron por las pedanías de Palomares y Villaricos) no estaban en el mar, sino en la tierra.
Hoy se estima que existen alrededor de 50.000 metros cúbicos de tierras contaminadas en la zona. Estados Unidos —las cuatro bombas viajaban en un B-52 norteamericano que colisionó en el aire con un avión nodriza— y España llevan años discutiendo la limpieza definitiva de Palomares.
 En octubre del pasado año, los dos Gobiernos firmaron una declaración de intenciones por la que Estados Unidos se compromete a llevarse esas tierras.
 Pero falta la firma del acuerdo definitivo. La Embajada de Estados Unidos sostuvo en enero que la intención de la Administración de Barack Obama "es trabajar para cerrar dicho acuerdo lo antes posible".
Pero añadió que "las negociaciones finales sobre el acuerdo vinculante aguardan a la toma de posesión de un nuevo Gobierno español".
 Para añadir más incertidumbres, Estados Unidos celebra en noviembre elecciones presidenciales y no está claro cómo podría afectar un cambio en la Casa Blanca a este pacto.

Manuel Fraga y el embajador Angier Biddle Duke se bañan en Palomares. (EFE)
El 8 de marzo de 1966, Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo de la dictadura de Franco, protagonizó una de las imágenes que se han convertido en símbolo del accidente de Palomares, una pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería) sobre la que cayeron cuatro bombas termonucleares: el baño en el Mediterráneo para mostrar que la zona era segura. Pero, realmente, los problemas de la contaminación por plutonio (varios kilos de las bombas se esparcieron por las pedanías de Palomares y Villaricos) no estaban en el mar, sino en la tierra.
Hoy se estima que existen alrededor de 50.000 metros cúbicos de tierras contaminadas en la zona. Estados Unidos —las cuatro bombas viajaban en un B-52 norteamericano que colisionó en el aire con un avión nodriza— y España llevan años discutiendo la limpieza definitiva de Palomares. En octubre del pasado año, los dos Gobiernos firmaron una declaración de intenciones por la que Estados Unidos se compromete a llevarse esas tierras. Pero falta la firma del acuerdo definitivo. La Embajada de Estados Unidos sostuvo en enero que la intención de la Administración de Barack Obama "es trabajar para cerrar dicho acuerdo lo antes posible". Pero añadió que "las negociaciones finales sobre el acuerdo vinculante aguardan a la toma de posesión de un nuevo Gobierno español". Para añadir más incertidumbres, Estados Unidos celebra en noviembre elecciones presidenciales y no está claro cómo podría afectar un cambio en la Casa Blanca a este pacto.

Concretar el pacto

"Esta vez parece que va en serio", dice el alcalde de Cuevas de Almanzora, Antonio Fernández, sobre la declaración de intenciones firmada por España y Estados Unidos en octubre y que está pendiente de concretarse en un acuerdo. Fernández, sin embargo, admite que Estados Unidos no quiere ratificar el acuerdo con un Gobierno en funciones en España.
El regidor ha mantenido ya varias reuniones con el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), el organismo dependiente del Ministerio de Economía que se encargará de la limpieza.
El compromiso es que España retirará las tierras contaminadas y Estados Unidos las llevará hasta unas instalaciones especiales en Nevada. Toda la operación tendría un coste de 640 millones, que pagarán ambos países.
"Se lo llevarán todo", apunta Fernández.
 Para evitar que el polvo se levante en las labores de retirada (y expanda de nuevo la contaminación), se instalarán carpas de presión negativa. "Se tardarán 2 o 3 años", indica el alcalde.
 Hay seis parcelas que se deben limpiar y, tras la descontaminación, Fernández aspira a que se pueda instalar en su pueblo "un museo de las bombas".

Certificados de limpieza

Marzo fue el mes del baño de Fraga, pero también fue el mes en el que el Ejército de Estados Unidos y la dictadura empezaron a repartir certificados a los vecinos de Palomares y Villaricos en los que les aseguraban que sus tierras estaban limpias.
 Se emitieron cerca de 900 certificados de este tipo y el Ejército norteamericano se llevó 4.810 bidones —de 242 litros cada uno— llenos de tierras y residuos.
 Ambos Gobiernos dieron por finalizado este episodio ese 1966
. Pero décadas después se demostró que aún quedaban restos de plutonio en Palomares. Comenzó entonces un proceso de negociación entre los dos Estados para solucionar este problema ambiental, que ahora también está pendiente de que se forme un Gobierno en España.

 

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