Constituyen el método más acabado de pedagogía y sabiduría popular. En ellos se acumulan siglos de experiencia.
romualdo faura
Los refranes o paremias son un almacén de sentido común, un libro de
texto de filosofía práctica y el catón de la vida social y cultural de
un pueblo.
Constituyen el método más acabado de pedagogía y sabiduría
popular.
En ellos se acumulan siglos de experiencia.
El origen del
refranero español es muy dispar: procede principalmente del
arabigoandaluz, que a su vez bebe de fuentes orientales, pero también
recoge nuestra herencia grecolatina y ha sido cuidadosamente conservado
en el ámbito rural, donde se han utilizado refranes y proverbios en la
vida cotidiana, en calidad de consejos y advertencias, ante múltiples
situaciones. El refranero en Don Quijote. En los diálogos entre
Don Quijote y Sancho Panza se encuentran muchos refranes que usamos en
la actualidad.
Además, Cervantes nos advierte de que “el refrán que no
viene a propósito, antes es disparate que sentencia”.
De ahí la
importancia de entender su contenido, porque un refrán inoportuno es
como un chiste contado sin gracia. “Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia” (Cervantes). El dato.
El Centro Virtual Cervantes ofrece un estudio conocido como el
refranero multilingüe.
En él se recogen un total de 1.625 paremias
españolas populares con su correspondencia –literal o conceptual– en 13
lenguas (alemán, catalán, francés, gallego, griego antiguo y moderno,
inglés, italiano, polaco, portugués, rumano, ruso y vasco).
Se trata de
un experimento único en el mundo no solo por esta combinación
lingüística, sino también por la información aportada en cada pieza.
En todas partes cuecen habas. Los refranes tienen un
carácter universal.
Un antropólogo diría que ante iguales necesidades,
el ser humano encuentra idénticas respuestas. Resulta fascinante
observar cómo las distintas culturas afloran a través de su expresión
refranera
. Por ejemplo, animales como el gato, el perro, el gallo, la
gallina, la vaca y el caballo figuran en casi todas las lenguas.
El
zorro – frecuente en Francia y Alemania– se sustituye por el lobo en
España. Y lo mismo sucede con la gastronomía: si el vino resulta
importante en las paremias española, francesa y provenzal, los polacos
aluden a la cerveza; y los alemanes hablan de tocino y manteca mientras
aquí mencionamos el aceite. Escritos y hablados. Las paremias populares no solo
se encuentran en el habla, también en numerosos documentos desde la Edad
Media hasta nuestros días, y en obras literarias como La Celestina o el
Lazarillo de Tormes.
Cada día tiene su afán. Hay refranes morales,
supersticiosos o laborales, especialmente de carácter agrícola.
Estos
enlazan con los de ámbito meteorológico o de calendario.
Uno de los
últimos reductos del refranero español se encuentra en los almanaques
que aún se publican en diferentes localidades.
El más popular es el
Calendario Zaragozano. Mariano Castillo y Ocsiero (inmortalizado en la
portada) fue el “célebre astrónomo” que popularizó este boletín que se
edita desde 1840. Píldoras de sabiduría alemana. Deutsche Welle pone a
disposición de los interesados en la lengua y cultura germanas un
recurso interesante: cada día publica proverbios aún vigentes que
servirán para conocer mejor los usos y costumbres de los alemanes
. Uno
de los más destacados es “la mejor almohada es una conciencia
tranquila”.
La Reina Letizia ha sido la encargada de inaugurar el evento, con un paseo por los principales 'stands' instalados por países.
La Reina Letizia, acompañada por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la inauguración de Fitur. Luis Sevillano
La Feria Internacional del Turismo, Fitur,
ha arrancado hoy en Madrid. Se trata de una de las citas claves en el
mundo donde se reúne el sector turístico mundial para debatir los retos
del mundo de los viajes y donde se comercializan la oferta que marcará
las próximas temporadas. La Reina Letizia ha sido la encargada de inaugurar el evento, con un paseo por los principales stands
instalados por decenas de países, comunidades autónomas y empresas en
el recinto ferial de Ifema
. Ha estado acompañada, entre otros, por la
presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
Los pabellones se han vuelto a llenar con el colorido de los países y
su oferta turística.
Los países pelean por llamar la atención y lanzar
los eslóganes que se fijen mejor en la memoria de los visitantes al
evento internacional. Las empresas de touroperadores, hoteleras y
aerolíneas han desplazado agentes que se reúnen con ejecutivos y
comerciales para cerrar ventas. Y en paralelo, la organización ha
preparado conferencias y debates especializados en todos los
subsectores: desde turismo sanitario a viajes de compras. Destaca este
año el interés creciente por las herramientas tecnológicas aplicadas al
mundo del turismo.
La Reina Letizia ha sido la encargada de inaugurar el evento.
Ha
acudido a Ifema y ha conocido de cerca la oferta de muchos países.
Le
acompañaba, entre otros, el ministro de Industria y Turismo, José Manuel
Soria y la ministra de Fomento, Ana Pastor.
Este año el socio destacado
de Fitur es Andalucía, por lo que también estaba invitada a la
inauguración Susana Díaz, presidenta de la Junta, que ha acompañado a la
Reina, con la que ha mantenido una conversación durante su paseo
. El
Rey, que en otras ocasiones sí acude al primer día de evento, está este
año no ha podido asistir centrado en los encuentros con los partidos
políticos tras la Elecciones Generales.
"La feria consolida la realidad turística nacional de recuperación
.
Así la ciudad de Madrid, que en los últimos meses se ha visto
beneficiada con una clara mejora de sus resultados turísticos, prevé un
impacto económico de entre 180 y 200 millones de euros por todas las
actividades que se moverán en torno a una de las principales ferias
turísticas del mundo", ha asegurado la directora de Fitur, Ana
Larrañaga, en una entrevista con Europa Press. La Reina Letizia, saluda
al presidente de la Feria Internacional de Turismo (FITUR) y de Iberia,
Luis Gallego, en presencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor y el
ministro de Industria, José Manuel Soria Juan Carlos HidalgoEFE.
El cineasta se estrena en literatura con 'Consumidos', obra pretenciosa de argumento intragable y personajes grotescos.
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ampliar fotoEl director David Cronenberg. Christopher Wahl / Getty
En el convencimiento de que mi espíritu es simple, que jamás he
podido entender los tratados filosóficos y que casi nunca puedo captar
el arte de las vanguardias y la militancia en la modernidad, me he
esforzado por comprender y admirar los revolucionarios valores que tanta
gente ilustrada, cool, sofisticada, a la moda que convenga y
con alergia hacia las convenciones y el alcanfor del clasicismo ha
descubierto cotidianamente en cineastas, escritores, pintores y músicos
empeñados en renegar de los viejos lenguajes para contar historias y
describir sentimientos, poseedores todos ellos al parecer de universos
desasosegantes, investigadores del horror y no sé cuántas cosas más.
Ateniéndome al cine, una de mis permanentes fobias es ese director suizo llamado Jean-Luc Godard,
especializado en ensayos fílmicos (¿se dice así?), que según cuentan
sus infinitos acólitos cambió las reglas del cine, le otorgó frescura y
libertad y abrió caminos con su estilo destroyer a varias generaciones de directores inquietos y prestigiosos.
ampliar fotoEl director David Cronenberg. Christopher Wahl / Getty
En el convencimiento de que mi espíritu es simple, que jamás he
podido entender los tratados filosóficos y que casi nunca puedo captar
el arte de las vanguardias y la militancia en la modernidad, me he
esforzado por comprender y admirar los revolucionarios valores que tanta
gente ilustrada, cool, sofisticada, a la moda que convenga y
con alergia hacia las convenciones y el alcanfor del clasicismo ha
descubierto cotidianamente en cineastas, escritores, pintores y músicos
empeñados en renegar de los viejos lenguajes para contar historias y
describir sentimientos, poseedores todos ellos al parecer de universos
desasosegantes, investigadores del horror y no sé cuántas cosas más.
Ateniéndome al cine, una de mis permanentes fobias es ese director suizo llamado Jean-Luc Godard,
especializado en ensayos fílmicos (¿se dice así?), que según cuentan
sus infinitos acólitos cambió las reglas del cine, le otorgó frescura y
libertad y abrió caminos con su estilo destroyer a varias
generaciones de directores inquietos y prestigiosos.
Tampoco he podido
gozar de las infinitas virtudes del moderno cine asiático, aunque todos
los festivales, las revistas especializadas, cinematecas y demás templos
de la cultura moderna aseguraran que la salvación, la vitalidad y la
trascendencia del cine estaban localizadas en Oriente. Y en Occidente
han disfrutado de selectiva adoración desde el comienzo de su obra tres
hombres con talento genuino (aunque no sea del tipo que me enamora) que
han sido entronizados por las academias de la modernidad como maestros
de lo inquietante, analistas supremos de la magia y la plasticidad que
contienen las tinieblas, algo de lo que me convencieron, me asustaron y
me fascinaron directores como Hitchcock, Jacques Tourneur, Georges
Franju, Roman Polanski y algunos más, pero sus supuestos sucesores casi
siempre me provocan bostezos o irritación abordando temáticas presididas
por la oscuridad.
Sus nombres son David Lynch, Lars von Trier y David
Cronenberg, iconos intocables en los altares de la modernidad y la
posmodernidad.
Los protagonistas son una errática pareja de periodistas de la nueva era que siguen la pista de un crimen
No me inquieta, pero sí me ataca el sistema nervioso el cine de Trier, excepto en la verdaderamente estremecedora Rompiendo las olas
.
Y las pesadillas de Lynch me son ajenas, no entiendo dónde reside su
magia, aunque en dos ocasiones me ha emocionado retratando sentimientos,
los de un anciano que hace un viaje muy largo para despedirse de su
agonizante hermano en esa espléndida road movie titulada Una historia verdadera, y la atmósfera presidida por el horror y la piedad hacia un ser deforme y desamparado que crea en la preciosa El hombre elefante.
La primera podría llevar la firma de John Ford,y la segunda, la de Tod Browning. En cuanto a David Cronenberg, ese turbio creador canadiense,
las características que marcan sus películas más personales me resultan
fatigosas o repelentes, su desmedido amor a la sangre y las vísceras,
sus fantasías sadomasoquistas, la gratuidad disfrazada de filosofía, la
sobredosis de violencia, su estética de la monstruosidad, su morbo
insano.
Sin embargo, en varias ocasiones el tono angustioso y las
perturbadoras imágenes y sonidos que ha creado este hombre me han
afectado.
Tengo un recuerdo duradero e hipnotizado del científico que va
transformándose en insecto de La mosca; la tragedia envuelta
en sexo y drogas, el enfermizo derrumbe, el fatalismo sin retorno de
aquellos hermanos gemelos que ejercen de ginecólogos en Inseparables; los provocados accidentes de tráfico y las mutilaciones como exclusivo motor del erotismo en la obsesiva Crash.
Y sobre todo me intrigan, aterran y conmueven dos películas de
Cronenberg cuyos guiones sospechosamente no vienen firmados por él, en
los que este narra las historias sin aplicarles su sello más
identificable y repetido, el que aman sus fans de siempre.
Lo hace de
forma clásica.
Son la intrigante y magnífica Una historia de violencia
y una obra maestra protagonizada por la violencia implacable del poder,
la compasión por los débiles, la complejidad emocional y el lirismo
duro titulada Promesas del Este.
Inmediatamente después retrata
con profundidad la retorcida historia de sexo y de amor entre Jung y
una paciente suya aquejada de histeria y la tortuosa relación entre Jung
y Freud en la intensa Un método peligroso.
El esplendor de
estas tres películas consecutivas no es duradero
. En sus últimas
entregas Cronenberg retorna a sus experimentales aficiones en las
insoportables, retóricas y vacías Cosmopolis y Maps to the Stars.
ampliar fotoEl director David Cronenberg. Christopher Wahl / Getty
En el convencimiento de que mi espíritu es simple, que jamás he
podido entender los tratados filosóficos y que casi nunca puedo captar
el arte de las vanguardias y la militancia en la modernidad, me he
esforzado por comprender y admirar los revolucionarios valores que tanta
gente ilustrada, cool, sofisticada, a la moda que convenga y
con alergia hacia las convenciones y el alcanfor del clasicismo ha
descubierto cotidianamente en cineastas, escritores, pintores y músicos
empeñados en renegar de los viejos lenguajes para contar historias y
describir sentimientos, poseedores todos ellos al parecer de universos
desasosegantes, investigadores del horror y no sé cuántas cosas más.
Ateniéndome al cine, una de mis permanentes fobias es ese director suizo llamado Jean-Luc Godard,
especializado en ensayos fílmicos (¿se dice así?), que según cuentan
sus infinitos acólitos cambió las reglas del cine, le otorgó frescura y
libertad y abrió caminos con su estilo destroyer a varias
generaciones de directores inquietos y prestigiosos. Tampoco he podido
gozar de las infinitas virtudes del moderno cine asiático, aunque todos
los festivales, las revistas especializadas, cinematecas y demás templos
de la cultura moderna aseguraran que la salvación, la vitalidad y la
trascendencia del cine estaban localizadas en Oriente. Y en Occidente
han disfrutado de selectiva adoración desde el comienzo de su obra tres
hombres con talento genuino (aunque no sea del tipo que me enamora) que
han sido entronizados por las academias de la modernidad como maestros
de lo inquietante, analistas supremos de la magia y la plasticidad que
contienen las tinieblas, algo de lo que me convencieron, me asustaron y
me fascinaron directores como Hitchcock, Jacques Tourneur, Georges
Franju, Roman Polanski y algunos más, pero sus supuestos sucesores casi
siempre me provocan bostezos o irritación abordando temáticas presididas
por la oscuridad. Sus nombres son David Lynch, Lars von Trier y David
Cronenberg, iconos intocables en los altares de la modernidad y la
posmodernidad.
Los protagonistas son una errática pareja de periodistas de la nueva era que siguen la pista de un crimen
No me inquieta, pero sí me ataca el sistema nervioso el cine de Trier, excepto en la verdaderamente estremecedora Rompiendo las olas.
Y las pesadillas de Lynch me son ajenas, no entiendo dónde reside su
magia, aunque en dos ocasiones me ha emocionado retratando sentimientos,
los de un anciano que hace un viaje muy largo para despedirse de su
agonizante hermano en esa espléndida road movie titulada Una historia verdadera, y la atmósfera presidida por el horror y la piedad hacia un ser deforme y desamparado que crea en la preciosa El hombre elefante. La primera podría llevar la firma de John Ford, y la segunda, la de Tod Browning. En cuanto a David Cronenberg, ese turbio creador canadiense,
las características que marcan sus películas más personales me resultan
fatigosas o repelentes, su desmedido amor a la sangre y las vísceras,
sus fantasías sadomasoquistas, la gratuidad disfrazada de filosofía, la
sobredosis de violencia, su estética de la monstruosidad, su morbo
insano. Sin embargo, en varias ocasiones el tono angustioso y las
perturbadoras imágenes y sonidos que ha creado este hombre me han
afectado. Tengo un recuerdo duradero e hipnotizado del científico que va
transformándose en insecto de La mosca; la tragedia envuelta
en sexo y drogas, el enfermizo derrumbe, el fatalismo sin retorno de
aquellos hermanos gemelos que ejercen de ginecólogos en Inseparables; los provocados accidentes de tráfico y las mutilaciones como exclusivo motor del erotismo en la obsesiva Crash.
Y sobre todo me intrigan, aterran y conmueven dos películas de
Cronenberg cuyos guiones sospechosamente no vienen firmados por él, en
los que este narra las historias sin aplicarles su sello más
identificable y repetido, el que aman sus fans de siempre. Lo hace de
forma clásica. Son la intrigante y magnífica Una historia de violencia
y una obra maestra protagonizada por la violencia implacable del poder,
la compasión por los débiles, la complejidad emocional y el lirismo
duro titulada Promesas del Este. Inmediatamente después retrata
con profundidad la retorcida historia de sexo y de amor entre Jung y
una paciente suya aquejada de histeria y la tortuosa relación entre Jung
y Freud en la intensa Un método peligroso. El esplendor de
estas tres películas consecutivas no es duradero. En sus últimas
entregas Cronenberg retorna a sus experimentales aficiones en las
insoportables, retóricas y vacías Cosmopolis y Maps to the Stars.
Y resulta que al creador de imágenes David Cronenberg también le ha
dado por la literatura.
Me llega su primera novela, titulada Consumidos.
De entrada, me intriga. Pero mi mosqueo aparece en la faja promocional. Que al excelente actor Viggo Mortensen, que ha protagonizado con absoluta solvencia Una historia de violencia, Promesas del Este y Un método peligroso,
le parezca un libro apasionante me parece comprensible, la relación
entre ambos debe de ser cómplice y mutuamente admirativa.
Pero la cita
extraída del comentario sobre la novela que ha aparecido en algún
periódico o revista asegurando que Consumidos es “un bufé
libre, delicioso e inesperado para fans de Burroughs, Ballard y DeLillo”
me provoca un escalofrío.
No me apasiona la literatura de ninguno de
ellos.
Los he leído por la obligación de conocer su reputada y rompedora
obra, pero jamás los releeré.
No es mi rollo, aunque en alguno de sus
libros me hayan despertado cierto interés.
Y no es extraño que
Cronenberg haya adaptado al cine El almuerzo desnudo, Crash y Cosmopolis.
Pues eso, que disfruten con Consumidos los entusiastas de estos
tres autores y del mundo que ha creado el reconocible Cronenberg.
Su
estilo literario no es nada memorable, pero el argumento me resulta
intragable, una idiotez con pretensiones
. En un ejercicio heroico, me
propongo llegar al final. Lo consigo acompañado de una desidia infinita.
Es difícil encontrar una página en la que no aparezcan todo tipo de
nuevas tecnologías, un universo del que me siento ajeno, del que no
entiendo nada.
Vale, la culpa es mía, es absurdo y suicida no adaptarse
al presente y al futuro.
Pero no es solo el aburrimiento ante lo que
desconozco
. Es que la trama y los personajes son grotescos. Lo protagoniza una errática pareja de periodistas de la nueva era,
gente que ya no necesita escribir, que utiliza cámaras digitales y
numerosos artilugios visuales y auditivos para hacer sus
investigaciones.
Y estas consisten fundamentalmente en seguir la pista
de un filósofo que ha asesinado a su también filósofa esposa y después
se la ha zampado, de gente que solo se complace sexualmente follando con
enfermos terminales, que únicamente alcanza el orgasmo con personas
invadidas por tumores y ganglios.
O con otras criaturas exóticas que se
arrancan la piel.
Pasan más cosas, no muchas, pero todas obedecen al
disparate sanguinolento, a la vocación por el espanto y la anormalidad.
Habrá quien encuentre muy divertida, amoral y corrosiva la imaginación
de Cronenberg.
Allá ellos.
Una lista
con datos de más de dos millones de usuarios revela la falta de
seguridad de la mayor parte de contraseñas que se usan en internet.
El año nuevo no ha traído consigo contraseñas más seguras.
El
proveedor de aplicaciones de seguridad SplashData ha publicado por
quinto año consecutivo una lista de las contraseñas más usadas en el
mundo, y trae pocas novedades.
Se trata de un ranking de los 25 caracteres más empleados por los usuarios de internet y, por tanto, los más vulnerables.
Las palabras “solo”, “princess” y “starwars” aparecen por primera vez en la lista
Pese a las publicaciones que se hacen casi a diario respecto a la
usurpación de identidad y robos de cuentas debido a la excesiva
simplicidad de las contraseñas, el informe ha señalado que los usuarios
siguen empleando secuencias poco seguras. De hecho, la más usada
continúa siendo “123456”, seguida de “password” [contraseña en inges],
“12345678” y “qwerty”.
La lista se ha elaborado recopilando información de 2,2 millones de
contraseñas filtradas a lo largo del 2015, y proceden en su mayoría de
usuarios de EE UU y de Europa del Este.
Además de estas contraseñas, están presentes términos que han
inundado nuestra cultura el último año
. Con el reciente estreno de Star Wars: The Force Awakens,
parece que muchas personas se han inspirado en la galaxia lejana para
proteger sus datos
. Las palabras “solo”, “princess” y “starwars”
aparecen por primera vez en la lista. “Football” y “baseball”, que
aparecieron en el año anterior, también encabezan la lista, aunque en
una posición inferior a la de 2014.
Las contraseñas más usadas
1- 123456 (mismo puesto en 2014). 2- password (mismo puesto en 2014). 3- 12345678 (baja un puesto). 4- qwerty (sube un puesto). 5- 12345 (baja dos puestos). 6- 123456789 (mismo puesto en 2014). 7- football (sube tres puestos). 8- 1234 (baja un puesto). 9- 1234567 (sube dos puestos). 10- baseball (baja dos puestos).
Por muy inteligente que parezca emplear la contraseña “passw0rd”,
esta también aparece en el ránking de las peores’ Otra que, en
apariencia, entraña su dificultad como “1qaz2wsx”, también está en la
lista. Se trata de las dos primeras columnas de un teclado estándar.
Consejos para cuentas seguras
La lista de SplashData demuestra que mucha gente sigue exponiéndose
al riesgo de emplear contraseñas simples y muy fáciles de adivinar.
Por
eso añade una serie de consejos
para que las cuentas de los usuarios estén más protegidas, como usar
contraseñas o ítems con frases de doce caracteres o más con grafías
mixtas, evitar usar la misma contraseña en diferentes sitios, y emplear
un gestor de contraseñas para organizar y proteger las claves, así como
para generarlas aleatoriamente.
“Hemos visto un esfuerzo por parte de mucha gente de emplear
contraseñas más seguras añadiendo más caracteres a las contraseñas, pero
si estas contraseñas siguen estando basadas en patrones simples, tu
identidad seguirá estando en riesgo”, ha indicado Morgan Slain, CEO de
SplashData, en un comunicado.
SplashData, el proveedor de aplicaciones de gestión de contraseñas
SplashID, publica su lista anual con el fin de fomentar la adopción de
contraseñas más seguras.
Slain señala que “como siempre, esperamos que
haciendo más publicidad sobre cuál es el riesgo de usar contraseñas poco
seguras, más gente comience a tomar medidas simples para protegerse con
contraseñas más fuertes y diferentes en cada web”.
Hemos visto un esfuerzo por parte de mucha gente de emplear
contraseñas más seguras añadiendo más caracteres a las contraseñas, pero
si estas contraseñas siguen estando basadas en patrones simples, tu
identidad seguirá estando en riesgo”, ha indicado Morgan Slain, CEO de
SplashData, en un comunicado.