Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 oct 2015

HORARIO DE INVIERNO » El cambio de hora no afecta al ahorro de la energía ni a la salud

Los estudios para justificar o rechazar el cambio horario desde el punto de vista del bienestar o el ahorro energético no muestran diferencias importantes entre las dos opciones.

Cambio de hora octubre 2015
En la madrugada del sábado al domingo, a las tres serán las dos / Steven Hille

En la madrugada del sábado al domingo, a las tres son las dos.
 Se retorna al horario de invierno y, como todos los años, se vuelve a plantear el debate sobre si realmente tienen alguna utilidad estos cambios.
 El principal motivo para cambiar la hora dos veces al año es el ahorro energético, pero quienes lo promueven también afirman que ofrece beneficios para el comercio o la seguridad vial. Esta medida, aplicada en España desde el Gobierno, pero originada en una directiva europea, no es universal. Fuera de Europa y Norteamérica, solo un puñado de países como Irán o Mongolia cambian la hora.
En España, desde el Ministerio de Industria se calcula que cada hogar se ahorra seis euros por iluminación, una cantidad que sumada al ahorro de la industria alcanza los 300 millones de euros anuales
. La estimación ofrecida, sospechosamente, era la misma en 2004, en 2007 y en 2015. En realidad, los estudios no reflejan resultados concluyentes que sustenten la idea de que la medida sirve para ahorrar.
La estimación de ahorro del Gobierno lleva siendo la misma desde hace más de una década
Un trabajo de 2008 en el estado de Indiana, en EE UU, realizado dos años después de que se comenzase a aplicar el horario de verano, mostró que esta política, al contrario de lo que se busca, incrementaba el consumo energético de los hogares en un 1%.
“Estos resultados -afirmaba el estudio- son consistentes con los resultados de simulaciones que apuntan a una compensación entre la reducción de demanda eléctrica para la iluminación y un incremento en calefacción y aire acondicionado”. En otro análisis realizado por el Departamento de Energía del Gobierno de EE UU, el ahorro energético diario durante el horario de verano se calculó en un 0,5%, un 0,03% acumulado en todo el año. En Europa, la Comisión Europea ha explicado que, respondiendo a una encuesta suya, 13 Estados miembros afirmaron que el horario de verano suponía un pequeño descenso en el consumo de energía, pero no lo pudieron cuantificar.
 En España, en un artículo publicado en EL PAÍS en 2007, desde Red Eléctrica de España (REE), la empresa que registra minuto a minuto la evolución de la demanda eléctrica, se señalaba que durante los primeros días de aplicación de la medida se detectaba un ahorro en el consumo eléctrico que se va diluyendo con el paso del tiempo.
Aunque ahora muchos estudios cuestionen la magnitud del ahorro energético logrado con el cambio de hora, e incluso se plantee que produzca inconvenientes que los contrarresten, hay otros factores que sustentan este acuerdo.
 Según un informe encargado por la Comisión Europea, la armonización de horarios entre los países de la UE es una fuente de justificación para la continuidad de la medida y una defensa frente a la posibilidad de que un país la deje de aplicar de forma unilateral.

Efectos sobre la salud

Junto a los aspectos económicos, un segundo factor importante sobre el que puede influir el cambio de hora es la salud.
 En el cambio de hora de invierno, como el tiempo interno que nos marca el ritmo circadiano tiende a atrasar, la mayor parte de la población se adaptará más fácil que con el adelanto de hora de la primavera.
 No obstante, el cambio de hora puede producir un efecto similar, aunque mucho más leve, que el desfase horario producido cuando se cambia de zona horaria en un solo día.
Algunos estudios han tratado de medir el incremento de accidentes de tráfico en los días posteriores al cambio de hora, y en el caso del horario de invierno, se han llegado a lanzar advertencias sobre la necesidad de prestar atención a los peatones por la tarde mientras nos acostumbramos a que anochezca antes. También se ha observado un incremento en el número y la gravedad de los accidentes laborales en los días posteriores al cambio
. Por último, un estudio sueco de 2008 mostró un incremento de alrededor del 5% de ataques al corazón durante los tres días posteriores al cambio de hora primaveral
. El problema es que en estos estudios, aunque se han observado estas correlaciones, no se ha podido encontrar una explicación para justificar el efecto.
La calefacción, la luz eléctrica o los dispositivos electrónicos tienen más influencia sobre el sueño que un cambio de hora
Otra de las críticas frecuentes al cambio de hora es que empeora el ya de por sí deteriorado sueño de nuestras sociedades.
Sin embargo, habría que plantearse si la percepción sobre la falta de horas de cama en occidente es real.
 Un estudio reciente publicado en la revista Current Biology, en el que se analizaron las pautas de sueño de grupos humanos con modos de vida prehistóricos, observó que duermen 6,4 horas de media, lejos de las ocho que nos suelen plantear como deseables.
Sin cambio de hora, ellos también cambian las pautas de sueño con las estaciones y duermen de media una hora más en invierno que en verano.
 En su caso, tanto la hora de irse a dormir como el horario de invierno venía determinado por el descenso de temperatura relacionado con la hora de la puesta de sol. Ese enfriamiento natural les permite que su cuerpo vaya alcanzando la menor temperatura corporal necesaria durante el sueño
. En las sociedades modernas, con calefacción en las casas, el cuerpo se mantiene a la misma temperatura y se ha de refrigerar al ir a dormir de un modo menos progresivo que en las sociedades tradicionales.
La calefacción, la luz artificial, o el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir son algunos factores que pueden alterar las pautas del sueño a diario de un modo más significativo que la diferencia de una hora cada seis meses, un cambio que una persona con unos horarios de sueño ordenado puede absorber en poco tiempo sin problemas.

 

El juzgado ha embargado los bienes a Vodafone porque me deben 8,71 euros

Me incluyeron en un registro de morosos por una deuda inexistente

Intenté arreglarlo por las buenas, pero no conseguí hablar con ellos

Así que recurrí a los tribunales. Y gané


Hace algo más de un año decidí cambiar de compañía telefónica.
 Entonces no imaginaba que la ruptura con mi antigua compañía iba a ser tan traumática.
 Tuvo los ingredientes de las peores rupturas: no respondían a mis llamadas, luego me despertaban con telefonazos a las tantas de la madrugada y finalmente no hubo más remedio que acudir a los tribunales.
 A continuación os lo explico.
Tengo una empresa de óptica en Málaga que se llama Natural Visión.
 En concreto, se trata de un centro especializado en valoración cognitiva y de procesamiento visual, auditivo y motórico de cara al desarrollo infantil.
 ¿A que te quedas igual? Venga, dejémoslo en que tengo una óptica.
 Para ofrecer un buen servicio, me toca renovar constantemente las máquinas
. Así que compré una nueva máquina, como había hecho tantas veces. Todo seguía su curso hasta que el banco me dijo que no podía financiarla porque mi empresa figuraba en una lista de morosos.
¿Cómo?
Jamás había tenido una sola deuda, ni una factura impagada.
Además, en una situación así, los bancos no suelen decirte de dónde viene el golpe
. Pero no me llevó mucho tiempo relacionarlo con esas cartas y esas llamadas (una a las tres de la madrugada) que reclamaban a mi empresa el pago de una supuesta deuda de 907,90 euros con Vodafone.
 Según ellos, aún debía dinero por haber roto el contrato de permanencia
. Pero eso no era cierto. De hecho, las cartas hacían referencia a un número de contrato que yo no había firmado jamás
. Meses antes, cuando mi empresa dejó Vodafone para irse a Orange, había satisfecho la cantidad que me exigían.
Lo kafkiano de la situación solo empeoró al ponerme en contacto telefónico con Vodafone para resolverlo.
 Imagino que la secuencia que viene a continuación le sonará a mucha gente. Primero, música de espera. Luego, sí claro, le transfiero con la persona responsable.
 Otra vez, música de espera. Después, la persona responsable diciendo que tomará nota y que se la pasará al departamento de reclamaciones. Y luego, nada. Y así, una vez tras otra.
Debido a mis nulos avances por teléfono y por correo electrónico, recurrí a un abogado, que me recomendó que volviera a los clásicos: les enviamos un burofax.
Pero seguimos sin respuesta. Con la intención de desenredar esta situación, y de hacerlo por las buenas, planteamos un acto de conciliación.
A mí me bastaba con que me sacaran del registro de morosos y con que dejaran de reclamarme esa deuda inexistente.
 Pero, ¿a que no sabéis qué? NO SE PRESENTARON AL ACTO DE CONCILIACIÓN.
Aquello ya me pareció un insulto, por lo que decidimos ir un poco más allá: pusimos una demanda reclamando la anulación de la deuda y el pago de 1.092 euros en concepto de daños morales. La escena del juicio fue algo así:
YO: Reclamo el pago de 1.092 euros por los daños morales que me han causado.
VODAFONE: Cri, cri, cri [sonido de grillos].
Efectivamente, TAMPOCO SE PRESENTARON AL JUICIO.
Por orden del juez, la deuda quedó anulada, el nombre de mi empresa desapareció de los registros de morosos y Vodafone pagó esa cantidad, aunque lo hizo justo cuando acababa su plazo.
Pero la sentencia incluía una coletilla a la que no hicieron caso: también tenían que pagar "los intereses legales desde la interposición de la demanda". Los calculé junto a mi abogado y nos salió la cantidad de 8,71 euros.
Se lo planteamos a Vodafone, pero, muy en su línea, ni pagaron ni presentaron alegaciones.
 Solo lo dejaron pasar.
 Por eso recurrimos otra vez al juez, que ha decretado el embargo de bienes de la compañía.
Si no me pagan el dinero, podré disponer de alguno de sus bienes, correspondiente al importe que me deben
. Voy a cobrarlo, aunque sea embargando el cenicero de la mesa del presidente de la compañía.
Las buenas historias deben contener una moraleja.
Y, en esta ocasión, la moraleja es que merece la pena enfrentarse a estos abusos. Al principio, muchos conocidos me recomendaban que pagase la "deuda" para acabar con los quebraderos de cabeza.
 Pero ni yo ni mi abogado somos así. Y, además, eran 907,90 euros, que no es poco. Estoy convencido de que mucha gente, en las reclamaciones inferiores a 100 euros, acaba pagando con tal de dejarse de problemas
. Pero yo creo que para acabar con estos abusos debemos pelear siempre. No hay que tener miedo a su rodillo. Aunque sean 8,71 euros.

El juicio por la muerte de Asunta da la última palabra a los acusados

La defensa de Rosario Porto intenta convencer al jurado de que los investigadores solo han tenido en cuenta los indicios y testimonios contra los padres.

Rosario Porto, en primer plano, y Alfonso Basterra, en el fondo, durante la sesión del juicio del 21 de octubre. / OSCAR CORRAL

El juicio por la muerte de Asunta Basterra da este viernes la última palabra a sus padres, los dos únicos acusados por el crimen de esta niña de 12 años el 21 de septiembre de 2013. Rosario Porto y Alfonso Basterra tendrán la oportunidad de dirigirse al jurado antes de dar por terminado el juicio y que se retiren a deliberar.

En la última de las 18 sesiones del juicio, el abogado defensor de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, ha comenzado sus conclusiones considerando que la instrucción de este caso tuvo "un error de bulto inicial" apuntando hacia los padres y ha mencionado al jurado el Caso Wanninkhof, en el que Dolores Vázquez fue condenada por un jurado popular como autora del crimen y posteriormente exonerada cuando se identificó al verdadero asesino.
La intervención del abogado de Porto ha girado en torno a tres ejes
. En primer lugar, que solo una persona que "rayase en la subnormalidad" podría exhibir a su hija sedada durante tres meses o dejar unas cuerdas en la pista.
 Como segundo eje, ha destacado que los investigadores desecharon todos los indicios y testimonios que no les convenían y solo consideraron los que ayudaban a construir su relato contra los padres, y, como tercero, que, si tal y como ahora admite el fiscal, el padre de la niña Alfonso Basterra no estuvo en la casa de Teo (el chalé donde se cree que murió Asunta), cómo es posible que la madre pudiese llevar el cuerpo hasta la pista forestal donde fue hallado en poco más de media hora, dejarlo colocado sin arrastrarlo, limpiar las cuerdas que luego olvidó junto al cadáver y regresar a su domicilio a Santiago con tráfico intenso.
El letrado ha recordado la importancia de tener en cuenta "la presunción de inocencia" y ha asegurado que las "circunstancias colaterales" expuestas durante el juicio solo suponen un intento de "apuntalar las suspicacias iniciales".
"Rosario Porto ya perdió todo lo que tenía que perder", ha asegurado Gutiérrez Aranguren, que ha criticado que durante este periodo se haya "mancillado el honor" de su defendida y ha advertido al jurado que si "exoneran de responsabilidad" a la acusada, su vida "no va a ser un camino de rosas".

 

 

Cómo decirle "no" a su jefe y que parezca "sí"..................................................... Francisco Gavilán

Negarse es necesario para la autoestima, pero a veces cuesta. Aplique fórmulas camufladas.

 


La mayoría de nosotros ha tenido que enfrentarse alguna vez a una petición a la que no tuvimos el valor de negarnos pese a que contrariaba nuestros más íntimos deseos.
 O a alguien con autoridad sobre nosotros que nos ordenó algo que sabíamos que debíamos rechazar. O a algún amigo o familiar que nos pidió un favor desmedido que nos sentimos obligados a hacer. Todos hemos vivido situaciones parecidas y hemos sentido la dificultad de decir “no”.

Cuestión de ciencia

Esta dificultad se puso de relieve hace años en el conocido experimento realizado por el psicólogo Stanley Milgram, de la Universidad de Yale
. El objetivo de la prueba era medir la disposición de los participantes para obedecer órdenes de una autoridad, aun cuando estas entraran en conflicto con su conciencia. Milgram ordenó a un grupo de estudiantes que aplicaran shocks eléctricos a otro grupo ubicado en otra sala cada vez que no respondieran correctamente a ciertas preguntas.
 El nivel de las descargas se incrementaba progresivamente a pesar de los gritos de dolor (simulados) de los sujetos examinados.
 La mayoría de los que infligían este castigo fueron incapaces de negarse cuando el investigador les ordenaba que aumentaran la dosis hasta niveles que podían casi matar a una persona.
Los grandes personajes que lograron algo importante en la vida fueron personas que en vez de decir "sí", dijeron "no"
Aunque la mayoría de la gente, seguramente, no se habrá encontrado en tan dramática tesitura, la dificultad de decir “no” en situaciones cotidianas todavía crea bastante ansiedad en muchas personas que se sienten culpables si dan una negativa a cualquier petición, favor o ayuda que alguien les pida. Lo demuestra el continuo éxito de ventas que tiene desde hace décadas el libro Cuando digo “no” me siento culpable (Debolsillo), del psicólogo clínico Manuel J. Smith, de la Universidad de California, Los Ángeles
. Todo un síntoma de que son numerosas las personas que aún necesitan aprender técnicas asertivas para reforzar su propia identidad y facilitarles cómo decir “no” sin sentir culpabilidad cuando la negativa sea la respuesta deseada por ellas.
Freud apuntó en La interpretación de los sueños que el inconsciente no conoce el concepto de la negación o lo negativo.
 El inconsciente es todo impulso, deseo inmediato satisfecho, libertad.
 El “no” nunca aparece en su vocabulario.
 La capacidad para negar, según Freud, debe entonces pertenecer a otra parte de la mente; por eso, muchas veces, resulta difícil decir conscientemente “no”.

Modos de negarse

A la hora de decir “no”, lo más adecuado es no dar excesivas explicaciones porque, de hacerlo, puede parecer que estamos dando excusas.
Además, la principal táctica asertiva es ofrecer alternativas a nuestra negación, basadas en la frase “No, pero…” al estilo de las que propone Adam Grant, profesor de la Wharton Business School.
1. “No puedo hacerte esto ahora; pero, es muy probable que mañana sÍ”.
2. “No puedo satisfacer tus deseos; sin embargo, puedo hacerte esto otro, si quieres”.
3. “Lo siento, pero tengo un compromiso”.
Sin embargo, dar una negativa es un derecho que todos tenemos, y, a la vez, una habilidad que es necesario aprender con la práctica.
Decir “no” es una reafirmación de la personalidad y de la propia identidad.
 “Todos los grandes personajes del mundo que lograron algo importante en la vida fueron personas que, en vez de decir ‘sí’, dijeron ‘no’ cuando recibían propuestas que no coincidían con sus ideales de ética, bondad o crecimiento personal”.
Al menos, así lo dejó dicho Spinoza
. Si no sabemos negarnos a algo que no deseamos hacer, nos sentiremos incómodos en muchas situaciones.
 Y, en consecuencia, nos llevará a hacer cosas en contra de nuestra voluntad que, en palabras del psicólogo Tomás Navarro, nos disgustarán y nos hará sentir inferiores por ceder nuestra voluntad a los deseos de los demás y arriesgarnos a ser manipulados y chantajeados.
Con esta actitud, está en juego el respeto que nos debemos a nosotros mismos puesto que afecta a la autoestima. Para protegernos de esta debilidad es básico analizar las emociones que nos impulsan a atender siempre peticiones o favores: miedo a que los demás nos dejen de querer o se enojen; a parecer egoístas o malas personas; a sentirnos culpables; a decepcionar; o a crear un conflicto en la relación personal.
Si somos capaces de eliminar estos miedos, nos sentiremos más valiosos por saber expresar negativas que reforzarán nuestra personalidad.
¿Le gustaría aprender a dar negativas sin arriesgar sus relaciones de pareja, de amigos, filiales o con sus compañeros de trabajo?
 Resulta perfectamente compatible querer agradar a los demás y defender sus propias opiniones o deseos.
Este aprendizaje produce beneficiosos efectos en nuestra personalidad –tal como manifestó Freud–, al tiempo que también evitamos que nos hagan peticiones indeseadas.
 Poner límites a las demandas de los demás –y a nosotros mismos– nos hace la vida más soportable. Un primer paso es descubrir que existe una gran diferencia entre querer complacer a todas las personas cuando uno no debe y ayudarlas cuando uno puede.
 Porque lo que sí está claro a estas alturas es que nunca se puede agradar a todos.