La editora de 'Vogue' imparte una clase magistral ante alumnos de Diseño en Madrid.
Ni periodistas ni apenas fotógrafos. Anna Wintour
ha aterrizado en Madrid este lunes para reunirse con una audiencia que
poco tiene que ver con el entorno de celebridades y editores estrella
que normalmente rodea a la todopoderosa editora de Vogue.
Los estudiantes de Diseño y Periodismo de moda han conformado el grueso del privilegiado público que ha podido escucharla esta mañana en el Museo del Traje de Madrid. Junto a este puñado de alumnos aventajados se encontraba el plantel de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) casi al completo.
Modesto Lomba, Juan Vidal o Agatha Ruiz de la Prada, entre muchos otros diseñadores patrios, se acomodaban en las primeras filas para escuchar lo que la directora de la edición de Vogue más influyente tenía que decir (y, sobre todo, aconsejar) a los modistos españoles.
Silencio sepulcral a su llegada al auditorio. Wintour impone ese aura rigurosa hasta en las distancias medias
. Hasta el punto de que estaban prohibidas las fotos, y la audiencia, acostumbrada a alzar el móvil a la mínima en este tipo de eventos (y no suele haber restricciones que valgan), ha respetado la decisión. "Soy decidida, muy decidida. Incluso cuando no sé realmente lo que estoy pensando, decido", ha comentado sin sorprender a la audiencia en su charla de una hora con el famoso decorador Michael S. Smith, marido del embajador de Estados Unidos (ambos han sido los responsables de que esta dama de hierro de la moda haya decido por fin acercarse a España).
Conocida por su perfeccionismo, el encuentro ha transcurrido como cabía esperar, en una coreografía perfecta en la que Wintour, ataviada con ese uniforme tan suyo que le hace estar por encima de los propios vaivenes de la moda, ha dicho justo lo que tenía que decir, ha exhibido la dosis exacta de cercanía y, como siempre, ha dejado entrever su personaje y ha cerrado a cal y canto las ventanas a su persona.
“Es un buen momento para trabajar en moda porque con Internet es más
fácil hacerse famoso.
Pero la Red tiene una doble cara: es más difícil mantenerse”, ha comentado ante una audiencia expectante.
A la pregunta (reiterada) sobre qué tiene que tener un diseñador para triunfar, ella ha salpicado su charla con tres nombres clave: Galliano y Alexander Wang, dos de sus grandes protegidos, porque, salvando sus (enormes) distinciones estéticas, para ella “no se han dejado influir por ningún estilo y se sabía desde el principio qué querían hacer”.
Y Ralph Lauren. “Me consta que vende mucho en España.
Nunca ha intentado ser el más famoso.
Todos sabemos de qué va su diseño y esa es su baza
. Cuando te empeñas en ser el más famoso una temporada, puede que la siguiente seas el que menos atención recibe”.
Sí, por mucho que en ella gobierne la corrección política, Wintour no sería Wintour sin salpicar su discurso con frases lapidarias.
Otra: “No hay que seguir las tendencias porque hoy no existen.
Solo cabe ser distinto”.
Y si hace un par de años recomendó a los alumnos de la escuela Saint Martins que dejaran de hacer desfiles, a los españoles les aconseja estar al día de las últimas tecnologías y “viajar, trabajar para otros.
Aprender el oficio lleva mínimo 10 años”.
Pero, sobre todo, “unirse.
Ya se ha acabado la época de la rivalidad ente los diseñadores.
Si Wang o Proenza Schouler hoy son marcas de éxito es porque decidimos crear acciones como los premios CFDA y varias iniciativas similares.
Las lanzamos tras el 11-S, cuando muchas marcas pequeñas tuvieron que cancelar sus desfiles y perdieron lo invertido”.
Pero, según ella, hay algo más que aprender de Estados Unidos.
“En Europa hay mucha creatividad, pero nosotros siempre miramos a la vertiente empresarial
. A la mujer que se viste todos los días”.
Por eso, quizá, ellos explotan el imaginario español y nosotros esperamos nuestra oportunidad.
“En la pasada semana de la moda de Nueva York
, España ha estado muy presente en los estampados o el uso del color”, opina.
¿Cómo se siente tras más de dos décadas ostentando un cargo, el de editora, que parece estar metamorfoseándose?
“Hoy la moda es más democrática que nunca, basta ver series como Empire o Juegos de Tronos, pero eso no significa que todo ahora circule en Internet.
El papel no va a morir
. Lleva otro ritmo. Nosotros tardamos seis meses en hacer algunos temas de la revista.
Lo concibo como el que hace una película o un vídeo. Es otra forma de informarse”.
Parece, entonces, que le queda cuerda para rato.
“Mi exmarido trabaja codo con codo con una fundación latinoamericana que ayuda a jóvenes con problemas de depresión derivados de la falta de recursos
. Yo colaboro activamente en causas como la lucha contra el sida”.
Ha sido una de las pocas veces en las que la editora de Vogue USA menciona a su expareja
, David Shaffer, profesor de Psicología infantil en Columbia y padre de sus dos hijos. Wintour no estaba hablando de diseñadores o desfiles, sino de su otra gran pasión, la política.
“La moda tiene potencial para ayudar a <CJ4>cambiar el mundo”, comentó.
Desde que Hilary Clinton anunciara su candidatura a la presidencia de EE UU, Wintour ha utilizado cualquier oportunidad mediática para apoyar su campaña.
Durante la semana de la moda de París, que acaba de comenzar, la editora organizará una cena junto a Huma Abedin, la mítica ayudante de Clinton: el motivo, captar inversores europeos.
No es la primera vez que Wintour apoya al partido demócrata.
Conocida es su estrecha relación con la actual primera dama, Michelle Obama, que apareció en la portada de Vogue e inauguró el pabellón del Met de Nueva York dedicado a la moda y que lleva por nombre Anna Wintour Costume Institute. Vogue se volcó en las dos campañas de Barack Obama, en 2008 y 2012.
Cuando el presidente publicó en 2012 su lista de benefactores aparecía Wintour con una donación de medio millón de dólares
. Antes, organizó cenas para recaudar fondos
. Hasta creó el evento Runway to win, en el que prestigiosos diseñadores de EE UU mostraron su apoyo al actual mandatario con varios diseños creados para la ocasión.
Los estudiantes de Diseño y Periodismo de moda han conformado el grueso del privilegiado público que ha podido escucharla esta mañana en el Museo del Traje de Madrid. Junto a este puñado de alumnos aventajados se encontraba el plantel de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) casi al completo.
Modesto Lomba, Juan Vidal o Agatha Ruiz de la Prada, entre muchos otros diseñadores patrios, se acomodaban en las primeras filas para escuchar lo que la directora de la edición de Vogue más influyente tenía que decir (y, sobre todo, aconsejar) a los modistos españoles.
Silencio sepulcral a su llegada al auditorio. Wintour impone ese aura rigurosa hasta en las distancias medias
. Hasta el punto de que estaban prohibidas las fotos, y la audiencia, acostumbrada a alzar el móvil a la mínima en este tipo de eventos (y no suele haber restricciones que valgan), ha respetado la decisión. "Soy decidida, muy decidida. Incluso cuando no sé realmente lo que estoy pensando, decido", ha comentado sin sorprender a la audiencia en su charla de una hora con el famoso decorador Michael S. Smith, marido del embajador de Estados Unidos (ambos han sido los responsables de que esta dama de hierro de la moda haya decido por fin acercarse a España).
Conocida por su perfeccionismo, el encuentro ha transcurrido como cabía esperar, en una coreografía perfecta en la que Wintour, ataviada con ese uniforme tan suyo que le hace estar por encima de los propios vaivenes de la moda, ha dicho justo lo que tenía que decir, ha exhibido la dosis exacta de cercanía y, como siempre, ha dejado entrever su personaje y ha cerrado a cal y canto las ventanas a su persona.
Cuando te empeñas en ser el más famoso una temporada, puede que la siguiente seas el que menos atención recibe”
Pero la Red tiene una doble cara: es más difícil mantenerse”, ha comentado ante una audiencia expectante.
A la pregunta (reiterada) sobre qué tiene que tener un diseñador para triunfar, ella ha salpicado su charla con tres nombres clave: Galliano y Alexander Wang, dos de sus grandes protegidos, porque, salvando sus (enormes) distinciones estéticas, para ella “no se han dejado influir por ningún estilo y se sabía desde el principio qué querían hacer”.
Y Ralph Lauren. “Me consta que vende mucho en España.
Nunca ha intentado ser el más famoso.
Todos sabemos de qué va su diseño y esa es su baza
. Cuando te empeñas en ser el más famoso una temporada, puede que la siguiente seas el que menos atención recibe”.
Sí, por mucho que en ella gobierne la corrección política, Wintour no sería Wintour sin salpicar su discurso con frases lapidarias.
Otra: “No hay que seguir las tendencias porque hoy no existen.
Solo cabe ser distinto”.
Y si hace un par de años recomendó a los alumnos de la escuela Saint Martins que dejaran de hacer desfiles, a los españoles les aconseja estar al día de las últimas tecnologías y “viajar, trabajar para otros.
Aprender el oficio lleva mínimo 10 años”.
Pero, sobre todo, “unirse.
Ya se ha acabado la época de la rivalidad ente los diseñadores.
Si Wang o Proenza Schouler hoy son marcas de éxito es porque decidimos crear acciones como los premios CFDA y varias iniciativas similares.
Las lanzamos tras el 11-S, cuando muchas marcas pequeñas tuvieron que cancelar sus desfiles y perdieron lo invertido”.
Pero, según ella, hay algo más que aprender de Estados Unidos.
“En Europa hay mucha creatividad, pero nosotros siempre miramos a la vertiente empresarial
. A la mujer que se viste todos los días”.
Por eso, quizá, ellos explotan el imaginario español y nosotros esperamos nuestra oportunidad.
“En la pasada semana de la moda de Nueva York
, España ha estado muy presente en los estampados o el uso del color”, opina.
¿Cómo se siente tras más de dos décadas ostentando un cargo, el de editora, que parece estar metamorfoseándose?
“Hoy la moda es más democrática que nunca, basta ver series como Empire o Juegos de Tronos, pero eso no significa que todo ahora circule en Internet.
El papel no va a morir
. Lleva otro ritmo. Nosotros tardamos seis meses en hacer algunos temas de la revista.
Lo concibo como el que hace una película o un vídeo. Es otra forma de informarse”.
Parece, entonces, que le queda cuerda para rato.
Una influencia más allá de la pasarela
La única concesión a lo personal que Wintour se permitió ayer tuvo que ver con los problemas sociales.“Mi exmarido trabaja codo con codo con una fundación latinoamericana que ayuda a jóvenes con problemas de depresión derivados de la falta de recursos
. Yo colaboro activamente en causas como la lucha contra el sida”.
Ha sido una de las pocas veces en las que la editora de Vogue USA menciona a su expareja
, David Shaffer, profesor de Psicología infantil en Columbia y padre de sus dos hijos. Wintour no estaba hablando de diseñadores o desfiles, sino de su otra gran pasión, la política.
“La moda tiene potencial para ayudar a <CJ4>cambiar el mundo”, comentó.
Desde que Hilary Clinton anunciara su candidatura a la presidencia de EE UU, Wintour ha utilizado cualquier oportunidad mediática para apoyar su campaña.
Durante la semana de la moda de París, que acaba de comenzar, la editora organizará una cena junto a Huma Abedin, la mítica ayudante de Clinton: el motivo, captar inversores europeos.
No es la primera vez que Wintour apoya al partido demócrata.
Conocida es su estrecha relación con la actual primera dama, Michelle Obama, que apareció en la portada de Vogue e inauguró el pabellón del Met de Nueva York dedicado a la moda y que lleva por nombre Anna Wintour Costume Institute. Vogue se volcó en las dos campañas de Barack Obama, en 2008 y 2012.
Cuando el presidente publicó en 2012 su lista de benefactores aparecía Wintour con una donación de medio millón de dólares
. Antes, organizó cenas para recaudar fondos
. Hasta creó el evento Runway to win, en el que prestigiosos diseñadores de EE UU mostraron su apoyo al actual mandatario con varios diseños creados para la ocasión.