“En Francia, no se es actor si uno no ha sido fotografiado por los Studios d'Harcourt” escribía el sociólogo Roland Barthes en los años cincuenta en sus epifánicas Mitologías. Ahora, un libro, Harcourt. Le Mythe, 80 ans
(Editions de La Martinière) a cargo de Dominique Besnehard y Guillaume
Evin, productor de cine y periodista respectivamente, reconstruye la
historia del estudio parisino fundado en 1934 por los hermanos Jacques y
Jean Lacroix y la fotógrafa Cossete Harcourt. Sus retratos en blanco y
negro de actores y actrices del cine y personajes del mundo de la
cultura- y también de la burguesía- irradiarán la Francia de la
postguerra y la historia del espectáculo, fijando un estilo, que a
imitación del glamour de Hollywood se convertirá en su marca legendaria:
Un primer plano de un rostro iluminado por la luz de los proyectores cinematográficos recreado en un claroscuro sobre fondos grises o negros.
Como sus fotografías, la historia del estudio conocerá también sus luces y sus sombras.
Durante la ocupación alemana, Harcourt será frecuentado por la plana mayor de ejército alemán que desfila ante sus focos cinematográficos; oficiales y soldados posan con sus uniformes del Tercer Reich mientras sus salones son lugares de fiestas amenizadas con la música de las orquestas y generosas botellas de champán.
El estudio recibe también la visita frecuente de los mandatarios del Régimen de Vichy- con la liberación será el turno del ejército americano- mientras el país comienza a dictar las leyes antisemitas.
La fotógrafa Cossete Harcourt, judía y cuyo nombre real es el de Germaine Hirschefeld, gracias a su matrimonio con uno de los hermanos Lacroix, ha podido evitar la deportación
. Cossete Harcourt será la creadora y gran artífice del llamado “estilo Harcourt” atrayendo intelectuales, actores, vedettes al estudio de fotografía.
Hoy el estudio, situado en el número diez de la calle Jean Goujon de Paris, sigue en activo y cultivando su mito. La escenografía, mobiliario, luces, proyectores, reconstruyen la edad de oro de sus salones.
Su patr
imonio, fijado en más de cinco millones de negativos, sería adquirido por el ministerio de Cultura presidido por Jack Lang. Ochenta años despues el “estilo Harcourt” ha conseguido dejar su huella hasta en los fotomatones que permiten realizar fotos de carnet con ese toque característico y marca de la casa
. Un estilo que acerca al fotografiado, como si se tratara de un rito de iniciación, a esa imagen inmortal- y en blanco y negro- de las grandes estrellas del cine y de la canción.
Como había dejado escrito Roland Barthes hace sesenta años: “Nadie puede considerarse auténticamente entronizado mientras no ha sido tocado por los santos oleos de d’Harcourt”.
Un primer plano de un rostro iluminado por la luz de los proyectores cinematográficos recreado en un claroscuro sobre fondos grises o negros.
Como sus fotografías, la historia del estudio conocerá también sus luces y sus sombras.
Durante la ocupación alemana, Harcourt será frecuentado por la plana mayor de ejército alemán que desfila ante sus focos cinematográficos; oficiales y soldados posan con sus uniformes del Tercer Reich mientras sus salones son lugares de fiestas amenizadas con la música de las orquestas y generosas botellas de champán.
El estudio recibe también la visita frecuente de los mandatarios del Régimen de Vichy- con la liberación será el turno del ejército americano- mientras el país comienza a dictar las leyes antisemitas.
La fotógrafa Cossete Harcourt, judía y cuyo nombre real es el de Germaine Hirschefeld, gracias a su matrimonio con uno de los hermanos Lacroix, ha podido evitar la deportación
. Cossete Harcourt será la creadora y gran artífice del llamado “estilo Harcourt” atrayendo intelectuales, actores, vedettes al estudio de fotografía.
Hoy el estudio, situado en el número diez de la calle Jean Goujon de Paris, sigue en activo y cultivando su mito. La escenografía, mobiliario, luces, proyectores, reconstruyen la edad de oro de sus salones.
Su patr
imonio, fijado en más de cinco millones de negativos, sería adquirido por el ministerio de Cultura presidido por Jack Lang. Ochenta años despues el “estilo Harcourt” ha conseguido dejar su huella hasta en los fotomatones que permiten realizar fotos de carnet con ese toque característico y marca de la casa
. Un estilo que acerca al fotografiado, como si se tratara de un rito de iniciación, a esa imagen inmortal- y en blanco y negro- de las grandes estrellas del cine y de la canción.
Como había dejado escrito Roland Barthes hace sesenta años: “Nadie puede considerarse auténticamente entronizado mientras no ha sido tocado por los santos oleos de d’Harcourt”.
Harcourt Paris, Le Mythe. 80 ans. Dominique Besnehard. BEAUX LIVRES. Histoire-patrimoine. 240 x 310 mm - 188 páginas. Octubre 2014. 45 €