Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 mar 2015

La belleza cumple un siglo................................................... Javier Sampedro

Albert Einstein, cuando ya era un famoso físico en EE UU. / Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos

El científico británico Francis Crick decía que el único filósofo de la historia que ha tenido éxito es Albert Einstein.
La boutade pretendía sobre todo irritar a los filósofos, pero también recoge un elemento de asombro –muy común entre los físicos— sobre la forma en que Einstein llegó a formular la relatividad general, su gran teoría sobre la gravedad, el espacio, el tiempo y el cosmos, que cumple ahora cien años.
 Porque Einstein partió menos de los datos que de la intuición, menos del conocimiento que de la imaginación, y pese a todo llegó a una teoría que no solo se ha mostrado en extremo eficaz y fructífera, sino que se reconoce entre sus colegas como la más bella de la historia de la ciencia.
Que la belleza tenga algún papel en la ciencia es algo que deja perplejo a casi todo el mundo.
 La ciencia, según la percepción común, es el terreno del cálculo preciso, la observación rigurosa y el razonamiento implacable, y no se ve muy bien qué pueden pintar en ese marco las consideraciones estéticas.
Y todo esto es cierto, muy probablemente, para la inmensa mayoría de la producción científica
. Pero los grandes saltos conceptuales son obra de gente muy rara, y ahí los prejuicios del rigor y la austeridad patinan de manera estrepitosa.
 Los que se salen del marco son gente muy inteligente, sí, pero también muy imaginativa, muy creativa y muy sobrada.
La materia le dice al espacio cómo curvarse, el espacio le dice a la materia cómo moverse”
Las matemáticas de la relatividad general son de una dificultad disuasoria para el lego, pero el punto de partida de Einstein no puede ser más simple e intuitivo.
“La idea más feliz de mi vida”, según la propia descripción de Einstein, que la contó así: “Estaba sentado en la oficina de patentes de Berna, en 1907, cuando, de repente, me vino una idea: una persona en caída libre no sentirá su propio peso.
 Quedé sorprendido. Esa sencilla idea me causó una profunda impresión y me impulsó hacia una teoría de la gravitación”. Lo que hoy puede experimentar cualquier visitante de un parque de atracciones –la ingravidez en caída libre— fue el disparador de la teoría que fundó la cosmología moderna. Qué cosas.

También por fortuna para el lector, y para este torpe redactor, existe una formulación no matemática de la relatividad general que captura la esencia de esta teoría en una especie de haiku, o poema zen. Se debe al físico John Wheeler y dice así: “La materia le dice al espacio cómo curvarse, el espacio le dice a la materia cómo moverse”.
 El haiku de Wheeler, en efecto, no solo expresa el alma de la relatividad general –una teoría que explica la fuerza gravitatoria en términos puramente geométricos, literalmente como ondulaciones en el tejido del espacio y del tiempo—, sino que también capta buena parte de su calaña: su naturaleza autoconsistente, como el mundo cerrado donde habita una buena novela, sus armonías internas, su brevedad elegante.
Su belleza.
Como no quiero que los físicos rompan hoy los cristales de mi balcón, déjenme aclararles enseguida que la ciencia no es solo poesía oriental. Con toda su hermosura y delicadeza, con toda su intuición y clarividencia, la relatividad general habría acabado en el contenedor del papel reciclado en el mismo instante en que sus predicciones contradijeran el duro y hosco mundo de ahí fuera. Si la teoría ha cumplido cien años es solo porque, hasta el momento, coincide con la realidad con un montón de decimales.
 La ciencia no es discípula del genio, sino esclava del mundo.
Einstein partió menos de los datos que de la intuición, menos del conocimiento que de la imaginación
¿Saben cuál es el gran argumento contra el nihilismo? Que una gran teoría no solo explica todos los datos disponibles de una manera simple, sino que también predice fenómenos desconocidos y hasta non gratos para quien la formuló.
 Las ecuaciones de relatividad general predicen, para la infinita desesperación de su autor, objetos tan extraños como los agujeros negros –que hoy se han vuelto populares hasta en Hollywood— y fenómenos tan lunáticos como la expansión acelerada del cosmos.
 Que intente explicar eso quien crea que el mundo es un engaño: no podrá.
Y ahora vale, que es domingo.
A menos que nos trague un agujero negro, nos volvemos a ver en otros cien años. No se preocupen, el tiempo es relativo.

7 mar 2015

Hasta siempre ......

http://danielmarin.naukas.com/2015/03/01/hasta-siempre-spock/#more-47576

Una Mujer que volaba por los Aires de todo el mundo pero era de Gran Canaria

Me ha soplado Wikipedia :
Cristina María del Pino Segura, conocida artísticamente como Pinito del Oro (Las Palmas de Gran Canaria, 6 de noviembre de 1931) es una trapecista española. En 1990, recibió el Premio Nacional de Circo, en su primera edición.1

Biografía

Cristina María del Pino Segura nació en el circo de su padre José Segura Fenollar, uno de los once hermanos del circo Hermanos Segura, el 6 de noviembre de 1931, en el barrio de Guanarteme (Las Palmas de Gran Canaria).
Fue la menor de los siete hijos que le vivieron, de los 19 hijos que tuvo su madre, artistas todos, así que su madre, a la pequeña la encerró en la burbuja de cariños
: "Ésta que no sea artista. Esta última me la reservas para mí"
. Durante su infancia, una noche en la que viajaba la troupe Segura desde Cádiz a la feria de Sevilla, el camión volcó y murió su hermana Esther.
 Su padre, aunque no creía en el talento de Cristina, se vio en la necesidad de subirla al trapecio para completar la función.
Durante unas Navidades en Valencia, cuando trabajaba en el circo de los hermanos Díaz, la vio el representante para Europa del Ringling Bros. and Barnum & Bailey, y la quiso contratar.
Al ser menor de edad, se casó para viajar a América y enseñó a su marido el oficio de ponerse debajo, o sea, aguantarle la escalera al trapecio.
 Trabajó durante siete años en el circo Ringling, donde consiguió el Premio Internacional en 1960, el Oscar del Trapecio. Sin red.
La intentó contratar Cecil B. DeMille para una película sobre el circo, pero ella lo rechazó ya que DeMille no quisó que figurara su nombre en los crédito
s. Cuando regresó a España, fue recibida como una estrella.
Cuando se retiró en 1970, Mary Santpere le cortó la coleta en el circo Price de Madrid.
Sufrió tres caídas casi mortales en Huelva, en Suecia y en Laredo.
 En la primera se rompió el cráneo y permaneció ocho días en coma con sólo 17 años.
Se rompió otra vez el cráneo, tres veces las manos, y han tenido que operarle los pies para erguirle los dedos, encorvados de tanto puntear en el trapecio, de 12 a 30 metros sobre el suelo.
En numerosas ocasiones se le hace referencia como sinónimo de destreza en las alturas, ("¡Que te vas a caer, a ver si te crees Pinito del Oro!").
Reportaje
Las nuevas generaciones, y las no tanto, poco saben de la gloria que fue Pinito del Oro, esta trapecista mundial. Un fenómeno de mujer que llegó a serlo también de la física porque, dicen, rompía la ley de la gravedad. Estupenda, guapa, tres veces casi muerta por tres caídas, operada de pies y manos, recuerda, a sus 70 años, una vida de fábula y lentejuela. Mientras sueña con el trapecio que duerme bajo su cama, escribe novelas y busca editor para sus memorias.







Isabel Preysler: 'Nunca he ido con un señor por su dinero'

  • La musa del cuché acaba de lanzar una línea de productos cosméticos

  • Hablamos con ella de la muerte de su marido, Miguel Boyer

  • Y también del runrún de la temporada: su presunto romance con Florentino Pérez 

    Isabel Preysler, durante la presentación de la crema.
    Isabel Preysler, durante la presentación de la crema. SERGIO GONZÁLEZ

    Hace tres años, las ventas de una crema de farmacia de nombre tan raro como impronunciable se convirtieron en un fenómeno comercial
    . Los rumores de que una azafata había visto a Isabel Preysler darse la crema durante un vuelo, hicieron que se vendieran miles de unidades de lo que se llamó "la crema de la Preysler". "Me lo preguntaban en todas partes, fue algo increíble y parece que se sigue vendiendo ", comenta Isabel a LOC , justo el día en que presenta públicamente en medio de una gran expectación mediática, la verdadera crema de belleza creada por ella.
    Se llama My Cream y se trata en realidad de un conjunto de tres productos complementarios. Isabel no sabe muy bien si la idea de crear su propia cosmética nació al comprobar que miles de mujeres la consideraban un modelo a imitar.
      Su imagen, siempre impecable, y la creencia general de que se mantiene guapa y joven frente al paso del tiempo alimenta todo un fenómeno que anima a seguir su ejemplo. "En todo caso", confiesa, "siempre me ha preocupado cuidarme y cuidar la piel probando todos los productos habidos y por haber
    . Este proyecto surgió hace más de dos años, mis hijas me animaron a ponerlo en marcha y aquí estoy, después de mucha colaboración con el laboratorio, pruebas constantes y el visto bueno final, cuando me he sentido totalmente satisfecha del resultado".


    Viendo que todo lo que toca se convierte en éxito, ¿no puede ser el principio de todo un imperio de fragancias y demás cosas relacionadas con la moda con el sello Preysler, como hacen muchas artistas y personajes del deporte?
    Me han ofrecido dar nombre a ropa y perfumes varias veces. Sobre todo perfumes.
     No acepté, porque estaba en otras cosas, había que hacer mucha publicidad, mucha promoción y no me hacía tanta gracia. 
    Ya sabes que soy poco amiga de la sobreexposición. Yo creo que todo esto es una buena idea, pero lo tendré más claro cuando la gente me demuestre que lo es y compre las cremas.
    Llama la atención su capacidad de reinventarse, pero sin prisas. Pasa de publicitar bombones a joyas o cerámicas de lujo. 
    Siempre productos de calidad o sofisticados, a su imagen y semejanza.
    Así es, yo me pienso mucho las cosas. Y, efectivamente, creo que hay que reinventarse, pero con cosas que vayan acordes a nuestra personalidad. No me gustan las aventuras ni correr riesgos innecesarios.
    ¿Necesita trabajar para vivir?
    (Se piensa la respuesta). Hombre, tanto como eso, no sé. Me gusta estar ocupada y lo que no he hecho nunca es dedicarme a jugar a las cartas con las amigas y cosas así; no va conmigo. No me he sentado en una mesa de bridge en la vida.
     Pero eso no quita para que a veces cuando estoy agotada, piense en lo que me gustaría tener un día entero sin nada que hacer. 
    Es que usted tira de muchos carros: su madre, que pasa parte del año en Madrid. Antes, la enfermedad de su hermana Beatriz, la de su marido, sus sobrinos, dos hijas en casa... Igual no necesita trabajar, pero mucha fuerza sí que le hace falta.
    Es verdad, pero me ayudan mucho las niñas. Son muy buenas y siempre pendientes de si necesito algo. Eso ayuda mucho y da fuerza.
    En una ocasión contaba que a veces en los viajes, despertar en un hotel era una liberación.
    Es que sólo tienes que preocuparte de lo que te van a dar para desayunar. En casa aparecen desde por la mañana a preguntarte si se hace esto o lo otro. Hay que tomar decisiones; todos delegan en ti.

    Repasando su vida sentimental, se la ve poco ambiciosa en cuanto a lo económico. No parece que buscara maridos ricos. Dejó a Julio Iglesias cuando empezaba a ser un artista internacional enormemente rico. El marqués de Griñón no era un aristócrata de fortuna y Miguel Boyer no era un hombre de negocios, en realidad cuando empezó su relación, era un señor con un sueldo, un buen sueldo, pero nada más.

    Es verdad. Es que además era muy joven y pensaba que el dinero me lo podía ganar yo, el mío. Así ha sido y me lo sigo ganando. Nunca he ido con un señor por su dinero. 
     
    ¿Cómo encara esta nueva etapa de su vida en solitario? Siempre ha sido una mujer con pareja.
    Más bien casada. La última vez 26 años, que es mucho. Al principio sentí una sensación rara, no estaba acostumbrada a encontrarme sola de verdad. Claro que en los últimos años ya lo estaba, fue un aprendizaje. Yo me quedo sola cuando Miguel enferma, no cuando Miguel se muere. Él estaba ahí, pero no era la misma persona de siempre. Yo le contaba las cosas y él me decía lo qué le parecían, pero ahí estaba.
    Y reaccionó.
    Me di cuenta que muchas mujeres pasan por esto y salen adelante.Y pensé que había que moverse, salir adelante y no dejarme vencer por la tristeza ni aceptar que todo el mundo te compadezca. Tenía que pensar en mis hijas. Si ellas estaban haciendo un esfuerzo por mí, yo no podía ser menos: debía esforzarme más que nadie.
    Le habrán preguntado mucho por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y su supuesto romance...
    Pues no, ahora sólo lo mencionas tú. ¡La historia que la ha caído al pobre por la broma de estar detrás de mí en el besamanos del Palacio Real! No había ninguna base para semejante rumor, no se lo ha creído nadie sensato
    . Creo que algunos querían que circulara para tener algo de lo que hablar. En casa hacíamos muchas bromas con el tema.
    Irá mucho a Miami con su hijos a partir de ahora?
    De momento, nos fuimos en Navidad después de dudarlo mucho y fue todo un acierto. Habría sido tristísimo para todos quedarnos aquí
    . Mis hijos me animaron a que nos fuéramos, sobre todo por Ana, que tuvo a sus hermanos tan alegres y cariñosos volcándose con ella y estaba feliz.
     Y además cuando estábamos en la mesa el día de Navidad en casa de Enrique, llegó Fernando. Luego nos fuimos a Carolina del Norte a conocer la nueva casa de Chábeli. Así que salió todo muy bien.
     No quiero imaginar lo que habría sido quedarnos aquí en casa.