Después de que Syriza anunciara que los honorarios de su bufete son inasequibles, un filántropo griego asume los costes de la pelea por la devolución del Partenón.
Un misterioso magnate griego pagará las facturas para que Amal
Clooney y su bufete de abogados sigan peleando para que el Museo
Británico de Londres devuelva a Grecia los mármoles del Partenón.
Tras su visita a Atenas el pasado mes de octubre, la esposa del actor George Clooney había tenido que abandonar esta misión en febrero, después de que Syriza llegara al Gobierno heleno
. El partido de Alexis Tsipras consideró “extravagante” para un Estado en quiebra la remuneración por la asesoría del despacho londinense Doughty Street Chambers, donde trabaja esta libanesa nacionalizada británica de 38 años.
Pero ahora todo apunta a que la glamurosa abogada seguirá dejándose ver en Atenas y haciendo publicidad por la causa con su recién adquirida fama.
Según publica este martes el diario británico The Times, un magnate de la industria del transporte marítimo ha decidido ayudar a pagar las tarifas del bufete.
Un funcionario del anterior Ministerio de Cultura griego dijo ayer que este empresario anónimo ha querido hacer “un gran acto de patriotismo”. “El acuerdo sucedió poco después de que la señora Clooney y su jefe, Geoffrey Robertson, visitaran Atenas hace tres meses”, dijo el funcionario griego a The Times.
“La implicación de este magnate ha sido esencial.
Desde entonces las facturas van directamente a su cuenta”.
Poco ha trascendido de la identidad del filántropo, aunque el diario británico asegura que su empresa opera tanto en Atenas como en Londres.
El funcionario no quiso especificar si el Gobierno griego ha buscado la ayuda de este empresario o si él mismo se ha postulado para pagar al equipo formado por Amal Alamuddin (que antes ha defendido al fundador de Wikileaks, Julian Assagne), Geoffrey Robertson y Norman Palmer, dos de los más prestigiosos abogados de Reino Unido.
No es de extrañar que este “patriota” haya decidido intervenir para que la abogada y sus compañeros no se alejen de esta vieja lucha diplomática entre Grecia y Reino Unido.
Hoy la devolución de los mármoles del Partenón sigue pareciendo una opción remota, pero quizá nunca antes se haya estado más cerca desde que los británicos se llevaron las metopas y el friso interior del Partenón en 1803.
El próximo día 30 de marzo la Unesco se pronunciará sobre el asunto tras haber dado tres meses de plazo a Reino Unido para considerar una negociación con Grecia sobre el futuro de los mármoles del Partenón.
Hasta ahora la postura del Museo Británico es que podría llegar a considerar un préstamo temporal al Gobierno griego, pero siempre con la garantía de que será devuelto.
Argumentan que el traslado de las esculturas a Reino Unido en el siglo XIX por el embajador británico en el Imperio Otomano, Lord Elgin, sucedió “con permiso de las autoridades del momento”.
La visita de Amal Clooney y sus dos jefes en octubre, por invitación del entonces Ejecutivo heleno, se cubrió en los medios de todo el mundo, en gran parte por la presencia de la esposa del actor entre el equipo.
Su boda de cuatro días con la estrella de Hollywood había sucedido tan sólo un mes antes en Veneci
a. Incluso el propio actor estadounidense se volcó con la causa de su mujer declarando que estaba a favor de la devolución de esas piezas a Grecia.
Mientras tanto la prensa internacional bromea con el asunto y dice que no sólo Europa tuvo que rescatar a Grecia sino que ahora un magnate tiene que rescatar también a los abogados encargados de devolver a casa sus mármoles milenarios.
Tras su visita a Atenas el pasado mes de octubre, la esposa del actor George Clooney había tenido que abandonar esta misión en febrero, después de que Syriza llegara al Gobierno heleno
. El partido de Alexis Tsipras consideró “extravagante” para un Estado en quiebra la remuneración por la asesoría del despacho londinense Doughty Street Chambers, donde trabaja esta libanesa nacionalizada británica de 38 años.
Pero ahora todo apunta a que la glamurosa abogada seguirá dejándose ver en Atenas y haciendo publicidad por la causa con su recién adquirida fama.
Según publica este martes el diario británico The Times, un magnate de la industria del transporte marítimo ha decidido ayudar a pagar las tarifas del bufete.
Un funcionario del anterior Ministerio de Cultura griego dijo ayer que este empresario anónimo ha querido hacer “un gran acto de patriotismo”. “El acuerdo sucedió poco después de que la señora Clooney y su jefe, Geoffrey Robertson, visitaran Atenas hace tres meses”, dijo el funcionario griego a The Times.
“La implicación de este magnate ha sido esencial.
Desde entonces las facturas van directamente a su cuenta”.
Poco ha trascendido de la identidad del filántropo, aunque el diario británico asegura que su empresa opera tanto en Atenas como en Londres.
El funcionario no quiso especificar si el Gobierno griego ha buscado la ayuda de este empresario o si él mismo se ha postulado para pagar al equipo formado por Amal Alamuddin (que antes ha defendido al fundador de Wikileaks, Julian Assagne), Geoffrey Robertson y Norman Palmer, dos de los más prestigiosos abogados de Reino Unido.
No es de extrañar que este “patriota” haya decidido intervenir para que la abogada y sus compañeros no se alejen de esta vieja lucha diplomática entre Grecia y Reino Unido.
Hoy la devolución de los mármoles del Partenón sigue pareciendo una opción remota, pero quizá nunca antes se haya estado más cerca desde que los británicos se llevaron las metopas y el friso interior del Partenón en 1803.
El próximo día 30 de marzo la Unesco se pronunciará sobre el asunto tras haber dado tres meses de plazo a Reino Unido para considerar una negociación con Grecia sobre el futuro de los mármoles del Partenón.
Hasta ahora la postura del Museo Británico es que podría llegar a considerar un préstamo temporal al Gobierno griego, pero siempre con la garantía de que será devuelto.
Argumentan que el traslado de las esculturas a Reino Unido en el siglo XIX por el embajador británico en el Imperio Otomano, Lord Elgin, sucedió “con permiso de las autoridades del momento”.
La visita de Amal Clooney y sus dos jefes en octubre, por invitación del entonces Ejecutivo heleno, se cubrió en los medios de todo el mundo, en gran parte por la presencia de la esposa del actor entre el equipo.
Su boda de cuatro días con la estrella de Hollywood había sucedido tan sólo un mes antes en Veneci
a. Incluso el propio actor estadounidense se volcó con la causa de su mujer declarando que estaba a favor de la devolución de esas piezas a Grecia.
Mientras tanto la prensa internacional bromea con el asunto y dice que no sólo Europa tuvo que rescatar a Grecia sino que ahora un magnate tiene que rescatar también a los abogados encargados de devolver a casa sus mármoles milenarios.