Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 feb 2015

Isabel Preysler, reina de la fiesta y del Photoshop

¡Hola! es Isabel Preysler, invitada a la fiesta que dio el príncipe Carlos de Inglaterra en Dumfries House, un lujoso palacete escocés.
 Esta vez no ha llamado la atención su glamuroso atuendo, sino su rejuvenecido rostro. ¿Cómo es posible que no tenga una sola arruga a los 61 años? ¿Se ha pasado la revista con el Photoshop?
La octogenaria Cayetana de Alba y su marido Alfonso Díez también parecen haber sufrido el retoque digital.
 Por el contrario, las hijas de Isabel, Ana y Tamara, no han necesitado el click del ratón para lucir más bellas, dada su juventud. Tampoco son sospechosos el torero Cayetano Rivera y Genoveva Casanova, la intermitente nuera de la Duquesa.

Preysler es una de las pioneras de la cirugía estética en España
. Durante años se ha especulado sobre su supuesto pacto con el diablo, pero ella defiende con mucha desfachatez que su genética filipina ha obrado el milagro de su juvenil aspecto.
No obstante, revistas más sensacionalistas, como Cuore o Qué Me Dices, han descubierto que Isabel es mortal y tiene arrugas. ¡Hola! no puede negar la evidencia.
Ni siquiera el mejor cirujano plástico puede tener tanta pericia.
[Y además... Isabel Preysler siguió el parto de Chábeli por teléfono]
En 2008 la ex de Julio Iglesias también fue acusada de ser favorecida con el Photoshop de ¡Hola! Posaba con Cayetano Rivera y Nicole Kidman cual quinceañera con un ceñido vestido rojo.
 Clive Owen o George Clooney también han quedado deslucidos cuando han sido fotografiados junto a ella.
No es un caso único
. Naty Abascal, Isabel Pantoja o Carmen Cervera son otras famosas que sufren una metamorfosis cada vez que salen en la portada de la publicación 
. Está claro que siempre hubo clases.

Umbral y su padre, novela real................................................................Manuel Jabois

La ausencia del padre marcó la obra del autor de 'Mortal y rosa'

Ahora, EL PAÍS le identifica como el abogado Alejandro Urrutia.

Alejandro Urrutia (izquierda), padre de Umbral, junto a su otro hijo, Leopoldo de Luis.

Francisco Umbral escribió 110 libros y 135.000 artículos, y casi todos en torno a él.
Según su biógrafa Anna Caballé es el autorretrato más largo de la historia de la literatura española. Cuando Umbral acabó, nadie sabía sus apellidos ni su fecha de nacimiento.
El escritor fue el resultado de dos heridas: la ausencia del padre y la ausencia del hijo.
 Hubo una tercera, voluntaria, que consistió en su propia disolución. “Llevamos la verdad por fuera, la carne, y la máscara por dentro”
. Umbral sabía, y lo que no sabía lo inventaba, pero lo que no permitía es que los demás supiesen; sobre ese vacío construyó su vida, y cuando se cansó de su vida empezó con su obra.
 Él mismo avisa: “He vivido el mundo intensamente, pero literariamente”.
—Todo empieza —dice Jorge Urrutia frente a un ventanal del Gijón— cuando Umbral y el poeta Leopoldo de Luis se conocieron en Madrid, a mediados de siglo, en medio del bullicio de la época.
 El poeta Leopoldo de Luis era mi padre.
En La noche que llegué al Café Gijón Umbral escribió: “Leopoldo de Luis —el mínimo y dulce Leopoldo de Luis, se llegó a decir en la tertulia—, era de ojos pequeños y maliciosos, nariz grande, boca inexistente, rostro un poco rojizo, fácilmente alegrado y subido de color de la risa, y venía de sus oficinas de seguros lleno de versos, de cultura, de conversación, de chistes malos y poemas buenos
. Escribía una poesía en la música de Miguel Hernández, hecha de humanidad y socialismo, con gran sentido del verso, gran ductilidad lírica y una melodía grata y honda, monótona y cierta, que daba gran calidad a todo lo suyo”.
Leopoldo y Umbral mantuvieron su amistad durante décadas, y esa relación se extendió al hijo de Leopoldo, Jorge Urrutia, poeta, traductor y catedrático, directivo del Instituto Cervantes entre 2004 y 2009. Leopoldo de Luis fue el seudónimo que utilizó Leopoldo Urrutia para burlar la dictadura.
En 2004 Anna Caballé publicó El frío de una vida, la biografía de Francisco Umbral.
 No fue autorizada ni bien recibida por el escritor.
 Caballé reveló algunos datos falsos de la vida de Umbral, como su fecha de nacimiento, que fue en 1932 y no en 1935, y desveló el nombre de su madre, Ana María Pérez Martínez, una mujer soltera y tuberculosa que tuvo una aventura con un hombre casado, y decidió, en aquel Valladolid de los años 30, tener al niño.
La biografía de Caballé cayó como una bomba en casa de Leopoldo de Luis.
 El anciano reparó en la época, en el nombre real de la madre, y juntó tres fotografías: la de su padre, Alejandro Urrutia, la de Francisco Umbral y la de su nieto, hijo de Jorge Urrutia
. Los tres eran el mismo hombre.
—Al llegar a casa lo encontré pálido. Me dijo que teníamos que hablar.
 Me dijo: mi padre, tu abuelo, es el padre de Umbral. Yo soy su hermano, y tú su sobrino.
Francisco Umbral en Madrid, en 1964. / gianni ferrari (getty)
Jorge Urrutia había escrito ya de Umbral y estudiado su obra. Umbral lo había distinguido como uno de sus poetas preferidos.
—Mi padre y yo supimos que Umbral conocía la historia
. Que siempre supo quién era su padre, y por tanto sabía quiénes éramos nosotros.
—¿Y esa nariz de su padre?
—De mi abuelo, y de Umbral.
La vida azarosa de Leopoldo de Luis lo había depositado en Madrid como poeta de prestigio después de haber sido oficial republicano y estar perseguido por la dictadura.
 Tuvo que hacer lista de espera y ponerse de tornero fresador para entrar en un campo de trabajo: por las cosas del franquismo, que combinaba la crueldad con la ineptitud administrativa, no tenía plaza.

Los personajes

Alejandro Urrutia, padre de Leopoldo de Luis y Francisco Umbral, fue un intelectual y abogado cordobés, poeta modernista y empresario arruinado.
Ana María Pérez Martínez era la secretaria de Alejandro Urrutia en Valladolid.
 De su relación nació Francisco Umbral.
El poeta Leopoldo Urrutia, que firmaba como Leopoldo de Luis, fue el otro hijo de Alejandro Urrutia y, por lo tanto, hermano de Umbral.
Jorge Urrutia es el hijo de Lepoldo Urrutia, y sobrino de Umbral.
Alejandro Urrutia murió en los años 50 sin conocer el éxito literario de Umbral.
Jorge Urrutia animó a su padre a hablar con Umbral.
 El poeta Leopoldo de Luis, un hombre delicado, dijo que si Umbral no había querido contarle nunca la verdad, era absurdo desenterrarla ahora.
Un año después de saber que Umbral y él eran hermanos, Leopoldo de Luis falleció en Madrid a los 87 años.
 Al tanatorio llegó Francisco Umbral. Con el abrigo, la melena y el fular, tan parecido a la chalina, como el padre de ambos cuando se paseaba por Campo Grande, en Valladolid. Umbral pidió a Jorge Urrutia quedarse a solas con el muerto
. No le explicó por qué y Jorge no preguntó.
 El hijo vació la sala y dio varios pasos atrás, contemplando la escena
. La del gran escritor, un hombre hecho de ficciones, a solas con la verdad
. La misma que hirió su vida en 1974, cuando veló a su hijo de seis años, Pincho, mientras se le moría a chorros en la clínica de la Concepción.
 “He conocido la única verdad posible: la vida y la muerte —tan vivida previamente— de mi hijo, y sin embargo he optado o estoy optando por el engaño, por el autoengaño, de modo que seré inauténtico para siempre
. No creáis nada de lo que diga, nada de lo que escriba. Soy un farsante”.
Francisco Umbral incrustó su vida en la obra sin la figura del padre, que fue siempre él (Mortal y Rosa) a la vez que niño, como en El hijo de Greta Garbo
 . Siempre estuvo en medio y siempre estuvo solo a la manera de Chillida, o sea “solo contigo”, con María España, a la que escribió Carta a mi mujer, tercera pata íntima de su vida con su hijo y su madre (“Ya quisiera yo que uno de mis cuatro hijos me recordara un día así, como el hijo de Greta Garbo”, le escribió Teresa Pàmies).
 Dejó sin escribir al padre, la presencia freudiana por excelencia.
Ni para demolerlo, ni para explicarse a sí mismo.
Dos años después de la muerte de Leopoldo de Luis, Premio Nacional de las Letras, falleció Francisco Umbral, Premio Cervantes
. En el tanatorio se presentó Jorge Urrutia. María España le abrazó y le dijo: “Tú eras al que más quería".
Alejandro Urrutia, padre de Leopoldo de Luis y Francisco Umbral, fue un intelectual y abogado cordobés, poeta modernista y empresario arruinado.
 Hizo grandes amistades, como la de Julio Romero de Torres y otros artistas e intelectuales de la época que le procuraron favores en un tiempo comprometido.
—Mi abuelo fue un burgués que en los años 30 se paseaba con melena, traje, abrigo, chalina y borsalino con El Socialista bajo el brazo.
Alejandro Urrutia fue el primero en escribir en España de la muerte de Antonio Machado. Extravagante y lector impenitente, en la casa familiar su esposa dormía en el mismo cuarto que su tía y él lo hacía solo, en una cama turca, hasta las cuatro de la mañana, cuando se despertaba, encendía una vela y leía libros de Biología del siglo XIX.
Como Umbral, Alejandro Urrutia estaba perdido fuera de su mundo
. En Córdoba dirigió el negocio familiar de alcabalas, impuestos, que se hundió lentamente por la humanidad del jefe; comprensivo, el intelectual perdonaba a los clientes, salvaba plazos y hacía la vista gorda con los más necesitados.
 Se fue en 1919 a Valladolid, donde fue abogado del Banco Hispanoamericano
. Después llevó unos laboratorios farmacéuticos propiedad de la familia que no tardó en arruinar. Su patrimonio se empeñaba y desempeñaba al azar de sus decisiones.
 Fue allí, en Valladolid, cuando tuvo una secretaria, Ana María Pérez Martínez, que convirtió en su amante.
 La mujer se quedó embarazada y su familia la protegió enviándola a la Maternidad de Lavapiés, en Madrid
. De vuelta, la abuela materna mandó al niño a casa de una nodriza primero y de unos familiares después para silenciar escándalos.
 Durante años su madre fue, para Umbral, la tía May.
 Su padre, un desconocido.
Habló una vez de él con Carmen Rigalt y lo recordó Elena Pita en El Mundo.
 Dijo que le había conocido poco porque había estado preso en Madrid mientras él y su madre se refugiaban en Valladolid, y que lo dieron por muerto pero acabaron visitándolo en prisión; su padre, escribe Pita, era “un burgués azañista, inofensivo, propietario de unos laboratorios farmacéuticos, con gran vocación literaria que nunca llegó a ejercer, amigo de poetas, y que murió del corazón al poco de ser liberado, dejando en su hijo el germen del dandismo y la literatura”.
 Verdades a medias (Alejandro Urrutia fue depurado por el régimen, pero no encarcelado) y una sospecha, la del hombre que deja en Umbral las letras y el dandismo.
Y sin embargo, según Jorge Urrutia, Alejandro Urrutia tuvo más impacto en la vida de Francisco Umbral.
 Cuando enfermó el niño, la mujer de su padre llegó a tenerlo en casa a su cuidado.
Leopoldo se recordaría después por el pasillo jugando con un crío, llevándolo a hombros, sin pensar que aquel chaval acabaría siendo su amigo años después, y que ese amigo sería Umbral.
 Fueron los contactos de Alejandro Urrutia, amigo del alcalde de Valladolid, los que posibilitaron que la madre de Umbral accediese a un empleo en el Ayuntamiento, la época en la que el escritor se atiborró de lecturas en la biblioteca municipal.
 Y usó sus amistades del Banco Hispanoamericano, que aún perduraban, para que Umbral se colocase de botones a los 14 años.
Alejandro Urrutia, un hombre de inteligencia y talento, murió en los años cincuenta sin conocer el éxito de su hijo Francisco Umbral, que llegó a firmar, sospecha Jorge, los primeros artículos de su vida como Francisco Urrutia.
 Pronto abandonó su verdadero nombre por el de Umbral.
 Y aún entonces, en un programa de televisión, le dijo Sánchez Dragó:
—Esto lo sabe poca gente, pero tú te llamas Francisco Pérez Martínez.
—No, tampoco me llamo así.
Nadie sabe cómo me llamo. Eso es mentira también
. Cómo me llamo realmente lo sabe muy poca gente.
—Pues habrá que ir al Registro Civil.
—Tendría que decirte yo a qué Registro Civil.
Lo curioso es que tenía razón, no se llamaba así.
Se llamaba Francisco Alejandro Pérez Martínez.

 

Si Cayetana de Alba levantara la cabeza.......................................................Mábel Galaz

Pidió por escrito a su familia que permaneciera unida, pero al cumplirse tres meses de su muerte su viudo hace vida aparte, su hijo Carlos maneja en solitario la Casa y una de sus nueras quiere anular su matrimonio.

Alfonso Diez junto al duque de Huescar Carlos Fitz- James Stuart.

Cuando se cumplen tres meses de la muerte de Cayetana de Alba, la gran aristócrata española y un referente de la vida social, pese a las recomendaciones que dejó escritas en su testamento para que su familia permaneciera unida han sucedido algunas cosas que no le gustaría ver si levantara la cabeza: cambios en la gestión de su Casa, la situación en la que se halla su viudo, el enfrentamiento de su hijo Cayetano con su exmujer y hasta una investigación de Hacienda.
 Asuntos que los Alba intentan manejar con discreción. En este tiempo de luto, tanto los seis hijos de la duquesa de Alba —Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia— como su viudo se exponen lo menos posible ante los medios, y, menos aún, hacen declaraciones.
 Y eso que no faltan ofertas. A Alfonso Díez le han hecho suculentas invitaciones para que hable de los últimos días que vivió junto a la aristócrata y sobre todo para que explique en qué situación económica se ha quedado tras salir de la Casa de Alba.
 Pero Díez guarda silencio.
 No ha salido de su boca ni una palabra desde que dio las gracias a todos por el cariño demostrado a su esposa en su funera
l. Si fue discreto en vida de Cayetana, más lo está siendo en su ausencia, aunque ello no significa que esté parado en defensa de sus intereses.
Mucho se ha hablado del testamento que dejó la aristócrata pero poco se sabe de la parte que le ha podido corresponder a su viudo
. Sus hijos solo han aclarado que casi todo ya se repartió en vida de ella.
 Ocurrió hace tres años, antes de que Cayetana se convirtiera en señora de Díez
. Así que una vez que el legado de la Casa de Alba estuvo blindado solo quedaba por decidir a quien iría el patrimonio más personal de la duquesa
. Ahí es donde comienzan las cábalas.
Imagen de Cayetana Fitz James Stuart fotografiada por Richard Avedon para la portada de 'Harper` s Bazaar' en 1959.
Antes de Navidad, un mes después de la muerte de la aristócrata —ocurrida el pasado 20 de noviembre— se abrieron sus últimas voluntades, en las que hay un apartado para el viudo. Díez, funcionario de profesión, dejó su trabajo para casarse y trasladarse a vivir a Sevilla.
 Ya entonces se habló de que su esposa dispuso una cantidad para él cuando ella no estuviera —aunque no hay confirmación de la pensión de 3.000 euros de la que se ha hablado— pero, según algunas fuentes consultadas, el testamento no está del todo claro por lo que sus abogados están en plena negociación con los hijos de la que fue su esposa.
El único bien que Díez recibió en vida fue una casa en Sanlúcar de Barrameda que la duquesa le regaló y que lleva muchos meses en obras de rehabilitación.
 Pero parece que él no tiene la intención de habitarla y la ha puesto en venta.
 El viudo vive ahora en Madrid, donde mantuvo su piso de soltero, y lo hace arropado por sus hermanos.
 En diciembre sacó sus cosas del palacio de Las Dueñas, la residencia sevillana que compartió con la duquesa.
 La casa la ha heredado Fernando, el hijo mayor del ahora duque de Alba, Carlos, y la intención del nuevo jefe de la familia es abrirla al público
. Carlos está ya marcando su territorio.
 Si hasta la muerte de su madre gestionaba la Casa de Alba con la ayuda de su hermano Cayetano, ahora este ha dejado la tarea que le encomendó su madre.
“A partir de ahora cada uno de nosotros nos dedicaremos a lo nuestro”, ha dicho el menor de los varones.
Cayetano Martínez de Irujo, el menor de los hijos varones de la duquesa. / JORGE GUERRERO (AFP/Getty Images)
Cayetano, además de emprender un nuevo rumbo profesional, se enfrenta a una revisión de los términos de su divorcio
. La que fue su esposa, Genoveva Casanova, quiere la nulidad de su matrimonio para poder iniciar una nueva vida con su actual pareja, el exministro José María Michavila, hombre de férreas creencias religiosas.
 Cayetano quiere aprovechar este momento de cambios y en juego está, entre otras cosas, la vivienda que paga a su exesposa en una de las mejores zonas de Madrid y el internado británico en el que estudian los hijos de la pareja.
 El convenio que firmaron Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova contó con el respaldo de la duquesa, que siempre mantuvo excelentes relaciones con quienes fueron sus nueras.
Cayetano ha sido uno de los Alba que en términos más elogiosos ha hablado sobre el viudo. “Siempre mantendré una relación de afecto y cercanía”, ha dicho.
 Ellos, que desconfiaron tanto de Alfonso Díez, se han deshecho en adjetivos por las atenciones que brindó a su madre el tiempo que permaneció junto a ella.
 Fernando se ha expresado en términos similares.
 Pero el tiempo pone distancias y Díez está cada vez más alejado de los Alba, no así de los amigos que Cayetana dejó en Sevilla. Curro Romero y Carmen Tello están pendientes de él como le prometieron a la aristócrata.
En estos tres meses sin la duquesa también ha aflorado un asunto con claroscuros.
 Los inspectores de la policía encontraron el nombre de Cayetana de Alba en un par de documentos de entre los incautados en la Operación Emperador, caso en el que se investiga una trama para blanquear dinero liderada por el empresario chino Gao Ping.
 No fue una sorpresa que apareciera un nombre conocido: Gao Ping y su organización trabajaban con empresarios y aristócratas españoles
. Los papeles estaban fechados el 19 y 20 de abril de 2010, y reflejaban dos transferencias de una cuenta del banco Lombard Odier de Ginebra a un ciudadano chino, que para más señas era el padre de Gao Ping.
 A cambio del dinero enviado a China, la duquesa recibía una cantidad parecida en España y así evitaba todo movimiento de dinero en bancos nacionales.
 El hallazgo supuso el conocimiento de que tenía una cuenta en Suiza no declarada.
 La investigación patrimonial sobre todos los bienes y cuentas de la duquesa que estaba efectuado la Agencia Tributaria sigue activa y aún puede afectar a sus herederos.

 

20 feb 2015

La hora final

La hora final

Estremecedora producción y tremendo alegato contra la inutilidad de la guerra y la estupidez de los hombres que solo hacen uso de ella, en perjuicio del resto de la humanidad para resolver sus insignificantes diferencias.
La película es un bien resuelto drama llevado por un Stanley Kramer en plena forma, para hacer producciones cinematográficas de gran calidad artística y comercial contando con un elenco de actores que ya estaban consagrados dentro del star system de Hollywood.
Basada en la novela "On the Beach" escrita por Nevil Shute en plena época de La Guerra Fría, la película posee la virtud de advertir sobre el peligro que supone el uso intencionado o accidental de las armas de destrucción masiva, y que por desgracia sigue siendo un tema de plena actualidad mientras exista la posesión de tales armas por parte de países beligerantes que se atribuyen el derecho de hacerse con el control, con la excusa de otorgarnos una supuesta seguridad que ni ellos mismos nos pueden dar frente a otros.
Una gran historia lleno de momentos inolvidables con un estupendo Gregory Peck y una maravillosa Ava Gardner que posteriormente también tuvo su remake en formato televisivo en el año 2000 en una producción dirigida por Russell Mulcahy.
Interesante reflexión la que nos ofrece Stanley Kramer sobre el fin de la humanidad a mano de la misma humanidad. El hombre que pone fin al propio hombre mediante la guerra nuclear. El último sitio en llegar la radioactividad es Australia. Allí se concentran los últimos supervivientes de la humanidad. Allí intenta vivir una vida normal, con la esperanza de que no les llegará la radioactividad.
La película es toda una reflexión sobre el desastre que podría hacer el hombre con tan solo “apretar un botón”. La película se muestra bastante neutral a la hora de culpar a ninguna nación en concreto. Se habla de una supuesta tercera guerra mundial, pero nunca se llega a explicar el por qué ni el cómo ni los principales implicados. El gran responsable es el hombre mismo; la inteligencia del hombre le llevó a construir un arma mortífera que traería la destrucción del mundo.
Es una película llena de escenas maravillosas. Se compaginan la ternura de una pareja con su hija, con escenas de máxima angustia como la del marine que decide “auto suicidarse” quedándose en la asolada ciudad de San Francisco contaminada por la radioactividad.
Maravillosa la interpretación de Fred Astaire como el alcohólico científico. También la interpretación de Gregory Peck y Ava Gardner que casi le roban protagonismo a la propia historia. Y discreta la interpretación de Anthony Perkins.
Son soberbias las últimas escenas de la desolada Australia, como también las de la soledad de San Francisco, con sus empinadas calles solitarias... Y ante esa hora final de la humanidad, queda una pregunta volando en esa soledad de las grandes ciudades del mundo: ¿Quién fue el “ganador” de esta guerra? ¿Para que quiere ahora la “victoria”? ¿De qué le sirvió la guerra?
Es un filme apocalíptico pero encarado más como un sentido drama que como una convencional cinta de acción con supervivencia. Ésa es la característica distintiva de esta película, que nos muestra mucho el aspecto psicológico y anímico de los personajes que esperan día a día que el mundo se acabe por completo debido a la contaminación nuclear.
El pánico nuclear de la guerra fría estuvo sobredimensionado. Así de claro. Probablemente el mundo nunca estuvo más seguro que con la política de bloques, la bipolaridad y la disuasión nuclear de las superpotencias. Hoy ya no es así, y la situación de peligro es mayor que antes, aunque en cualquier caso no existe, repito, no existe, ninguna posibilidad de guerra nuclear total, sí de bombas sucias radioactivas por parte de algún grupo terrorista.