Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 sept 2014

La moda de presumir de dinero................................................................Tom C. Avendaño


Tom Ierna, en un 'salvaje' posado en pleno puente de Brooklyn (Nueva York).

Este verano ha encerrado un giro narrativo en la exuberante vida de Alec Steinberg, adolescente estadounidense y fervoroso practicante de la muy exclusiva moda de presumir de sus gastos en las redes sociales: su padre le puso un límite de gastos en la tarjeta de crédito
. De poder fundirse la fortuna familiar, el joven —de ocupación desconocida— tenía que pasar a conformarse con 500.000 dólares (unos 380.000 euros), y con las vacaciones de por medio. “A lo mejor esto funciona”, sopesó el afectado en su cuenta de Instagram, donde incluso publicó un pantallazo del correo electrónico en el que se le notificaba el varapalo para hacer partícipes a sus seguidores de su desgracia.
 Pero esas repercusiones siguen sin notarse: esa cuenta sigue poblada por fotos de la muñeca de Alec con relojes de marcas de lujo y precios estratosféricos, todos personalizados con alguna joya o algún detalle
. Y cada uno de ellos, claro, con un pie de foto igualmente campanudo.
 “El nombre lo cambio según mi humor”, escribió bajo la imagen de un Rolex con su nombre incrustado en la pulsera.
Sin embargo, el detalle del límite en su tarjeta de crédito convierte a Alec Steinberg en el más humano de los suyos
. Esto es, de esa hipnótica tribu digital a la que se ha bautizado como Los niños ricos de Instagram: adolescentes de familias extraordinariamente adineradas que documentan en la red social el día a día de sus opulentas vidas, y sobre todo de sus descansos estivales por todo lo alto —aunque repasando sus imágenes, parece que están todo el año de vacaciones—. Unos presumen de fiestas en el yate de la familia, como hace Harry Brant, hijo de la supermodelo Stephanie Seymour y el empresario y coleccionista de arte Peter Brant.
Otros, de armas AK-47 bañadas en oro: es el caso de Tom Ierna, autoproclamado empresario nocturno de unos 20 años con raíces, obviamente, en una familia bien.
 Mientras, Tiffany Trump, la hija del magnate neoyorquino, presume de sus viajes en avión en los más exclusivos asientos de primera clase o publica una imagen despidiéndose de las islas griegas desde su embarcación.
 Y la lista continúa. A otros les gusta mostrar que sus cuentas en los restaurantes suman un valor de más de cien mil euros. Ezra William, estudiante de la Universidad de Nueva York, se ha despedido del verano —que ha pasado profesándole su amor a la marca de lujo Hermès— dándose un homenaje en forma de sesión de peluquería en Bali.
 Y así, este siempre cambiante grupo de chavales con más ceros en la cuenta corriente que discreción llena Internet de viñetas de una vida que muchos creerían o esperarían que fuese ficción.
Y a ver quién tiene el mejor verano.
Los 600 quilates en diamantes que David Walcher compró en un solo día.
No son un grupo formado por ellos mismos gracias su evidente afinidad.
Los niños ricos de Instagram fueron el hallazgo de un grupo, que pide mantenerse anónimo, que bebió un par de copas de vino de más la noche del 13 de julio de 2012
. Con el espirituoso en sangre, empezaron a buscar en la red social fotografías que estuvieran etiquetadas bajo palabras como #yate o #mansión.
Lo que vieron, pura pornografía del derroche, les pareció tan gráfico que en el acto crearon un blog que reuniera todas las imágenes.
 El nombre de ese bitácora bautizó a esos chicos ricos y con poco pudor, los que había entonces y los que vendrían después, que responden a este perfil.
 Y su descomunal éxito demostraría hasta qué punto este tipo de vidas de indolente despilfarro atraen —y sacan del tedio cotidiano— al común de los mortales. Los usuarios les profesan odio y fascinación a partes iguales. Repulsa y anhelo. Una combinación de sentimientos encontrados tan extrema que lo difícil al final es apartar la mirada.
Al poco, ya no hacía falta ni buscar las fotos.
 Los propios aspirantes, al ser percibidos como niños ricos de Instagram, etiquetan sus imágenes —en verano las playas, los yates y los jets privados son recurrentes— con el término #rkoi (iniciales de su nombre en inglés).
 Y luego ya ni fue necesario buscarlos a través de sus distintos perfiles en las redes sociales.
Este año se han estrenado en Estados Unidos dos programas de telerrealidad: Rich kids of Beverly Hills, en el que cinco chavales exhiben sus vidas de descastado dispendio (de cenas de 300.000 dólares y bolsos de 15.000), y Rich kids of New York, en el que la misma fórmula se respeta religiosamente.
Alex Pod, viajando en su 'jet' privado.
Su hueco, sin embargo, sigue siendo Internet, donde los protagonistas no son los humanos sino sus abultados gastos, sus lujosos caprichos y sus vacaciones de ensueño.
 De esta forma, da igual saber que David Walcher es un adolescente que algún día heredará la marca de joyería que lleva su apellido.
 Lo que importa es que este verano se ha comprado 600 quilates en diamantes y, sí, los has subido a Instagram.
Tampoco hace falta conocer a Joseph Adolph, un neoyorquino de 17 años.
 Basta con saber que este verano, cuando no estaba paseando su BMW X3 por los exclusivos Hamptoms, estaba ganándose una American Express negra, una modalidad que indica que su dueño tiene 16 millones de dólares (algo más de 12 millones de euros) en bienes y que gana más de 1,3 al año.
Da igual quién sea o a qué se dedique Cole Schneider, solo importa que en su muñeca luce tres Rolex. Y así.
Es quizá representativo de la naturaleza del ser humano que a estos chavales les hayan salido imitadores. Jóvenes, sí, y ricos, y también presumen en Instagram, aunque con una diferencia: son gente que se ha ganado su fortuna. Alex Pod es quizá el más famoso de todos ellos: no llega a los 30 años pero ya tiene millones ganados con apuestas deportivas que exhibe en la red social de forma aún más ostentosa que los niños ricos originales.
 “Hay que asegurarse de que se soborna a los pilotos de tu jet privado con un mínimo de 10.000 dólares”, anuncia en una foto cualquiera.
Pero hasta Pod parece uno de los niños ricos de Instagram comparado con Dan Bilzerian, otro millonario del juego (el póker, en este caso) al que le gusta fotografiarse con armas, mujeres en lencería y gatos.
 En el delirio decadente que es su cuenta puede uno encontrar a las cabras que tiene por mascotas, por ejemplo, metidas en su Lamborghini con pañales para que no manchen.
Solo en ese mundo, el chico amante de los Rolex que se queda intrigado por tener un límite de 500.000 dólares en su tarjeta de crédito casi parece normal.

Filtración masiva de fotos íntimas de famosas


La actriz Jennifer Lawrence / CORDON

Hollywood anda revuelto, un hacker ataca.
 Fotos de desnudos de varias estrellas, incluyendo la ganadora del Oscar Jennifer Lawrence y la estrella del pop Rihanna, están circulando por la Red en una fuga masiva, según informan medios estadounidenses.
 Se calcula que son 100 las afectadas también al parecer hay algún vídeo. En las imágenes filtradas, la ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por El lado bueno de las cosas aparece posando de forma provocativa en ropa interior, biquini o incluso desnuda
. El agente de la actriz ya ha anunciado que van a emprender acciones legales. "Esta es una flagrante violación de la privacidad.
 Las autoridades han sido contactadas y se perseguirá a cualquiera que publique las fotos robadas de Jennifer Lawrence", advirtió a la web de cotilleos TMZ. Y ya hay un precedente: en 2012 el responsable del hackeo de los ordenadores de Scarlett Johansson, Mila Kunis y otras mujeres que conllevó la publicación de sus fotos más íntimas fue sentenciado a 10 años de prisión.
Las informaciones sobre las existencia de estas imágenes comenzaron a divulgarse en la madrugada del domingo.
 Y la actriz ya se ha convertido incluso en trending topic tras desvelarse el incidente. Según las primeras versiones facilitadas por fuentes de la investigación que estudia el suceso las fotos han sido obtenidas por el pirateo de cuentas de iCloud, algo que Apple no ha confirmad
. Entre las celebridades cuyas imágenes han sido supuestamente robadas están tambiém Avril Lavigne, Amber Heard, Gabrielle Union, Hayden Panettiere y Hope Solo. También se asegura que Hillary Duff, Jenny McCarthy, Kaley Cuoco, Kate Upton, Kate Bosworth, Keke Palmer y Kim Kardashian están entre las afectadas.
El abogado de Kate Upton, otra de las víctimas, también confirmó a Daily Mirror que las fotos son de la estrella y calificó el hecho como una "violación escandalosa". "Esto es obviamente una violación escandalosa de la privacidad de nuestra cliente Kate Upton.
 Tenemos la intención de perseguir a cualquiera que difunda o reproduzca estas imágenes obtenidas de manera ilegal", afirmaron.
Sin embargo, otras de ellas han asegurado que las imágenes con las que se las relaciona son falsas. Un portavoz de la actriz y cantante Ariana Grande aseguró a BuzzFeed que las fotos de ella son "completamente falsas". 
También negó que fueran reales la actriz Victoria Justice, en un tuit desde su cuenta personal.
No es el caso de la actriz de películas de terror Mary Elizabeth Winstead, cuyas fotos íntimas también se han filtrado.
 Su postura ha sido la de reconocer su frustración. "Para aquellos de ustedes que miran las fotos que tomé con mi marido hace años en la intimidad de nuestra casa, espero que se sientan muy bien" escribió. 
Y añadió: "Sabiendo estas fotos fueron borradas hace mucho tiempo, solo puedo imaginar el esfuerzo espeluznante que han realizado".

31 ago 2014

Siempre quedará La Habana............................ Gregorio Belinchón

Llega a Venecia ‘Retorno a Ítaca’, la película que el francés Laurent Cantet ha rodado en Cuba con el escritor Leonardo Padura de coguionista.

 

El director Laurent Cantet. / ricardo gutiérrez

Han pasado 16 años desde que Amadeo se fue de Cuba a España.
 Dejó atrás a sus amigos, a su esposa y una incipiente carrera de escritor. No volvió ni cuando el cáncer devoró a su mujer.
 Ahora sí, ahora ha retornado, tras un viaje interior que esconde a sus amigos, reunidos en una azotea en La Habana, el mismo sitio donde montaban sus fiestas de adolescentes, en la terraza en la que bebieron, bailaron y fantasearon con cambiar el mundo.
 Hoy reciben al hijo pródigo, pero también es momento de echarse en cara todo lo que no se dijeron porque eran jóvenes o porque estaban ausentes.
 Y de fondo, Cuba, su isla, su dictadura, los miedos y las privaciones que atenazan a sus habitantes. Retorno a Ítaca, estrenada en el Festival de Venecia, demuestra que los Ulises de turno no tienen por qué ser felices cuando pisan de nuevo la tierra prometida.
Laurent Cantet, Palma de Oro en Cannes con La clase, ya había rodado en ese país uno de los episodios de Siete días en La Habana, y así conoció al escritor Leonardo Padura, convertido ahora en coguionista de su nueva película.
El francés era uno de los pocos que se salvaba de aquella apuesta mostrando un conocimiento asombroso del paisaje y del paisanaje cubano… o se había asesorado bien. En Retorno a Ítaca ocurre lo mismo.
 Su arranque provoca cierto miedo, ante la posibilidad de devenir en otra película que pareciera teatro filmado.
 Lo que vamos a ver va a ser una noche de amistad y añoranzas, de lingotazos de whisky y frijoles negros, de reproches, mentiras y confesiones, de una oscuridad emocional que puede que solo aclare el amanecer
. Cantet no se permite fruslerías visuales.
 Sí, hay alguna escapada, aunque solo sea para mostrar otras terrazas, parecidos mundos, atmósferas similares.
 Sin embargo el drama está en la charla entre esos cinco amigos –cuatro hombres y una mujer- que ven acercarse a pasos agigantados la tercera edad, que empiezan a hacer cuentas sobre sus decisiones vitales –esto suma, esto resta-, y que en resumen simbolizan a los habitantes de Cuba hoy en día, con un régimen político, aseguran en uno de los diálogos, que no sabe hacia dónde virar, con una cotidianeidad sepultada por el manto de la desesperanza.
Ellos querían crear arte y acabaron trapicheando.
 Deseaban construir un mundo mejor y ahora ni siquiera su propia ciudad se tiene en pie.
 Padura habla de la marca del miedo, pero ante todo de cinco personas
. Los actores –el más conocido, Jorge Perugorría, que aporta un detalle reseñado en los títulos de crédito: el cuadro del que se enorgullece uno de los personajes en realidad lo ha pintado él en la vida real; también está Isabel Santos- van creciendo con las palabras de Padura y Cantet (el cineasta ha aprendido castellano para esta experiencia).
 Y al final queda el placer de ver cómo dos artistas como esta extraña pareja han sabido sacar partido de sus diferencias y de sus similitudes.
 Es injusto que ‘Retorno a Ítaca’ haya tenido su estreno en una de las secciones menores de la Mostra, en Venice days.
Cosas de los agentes de ventas internacionales.

Veo veo.....Pablo Neruda .......................... Agua sexual

Pablo Neruda





Agua sexual







Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.

Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.

Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.

Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.

y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.