Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 jun 2014

Letizia, reina sin palabras................................................Por: Ángela Paloma Martín...................del Blog Mujeres


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La reina Letizia agarra a Felipe VI en el balcón del Palacio Real (EFE/Javier Lizón)
Como un cuento de hadas, Letizia Ortiz llegó a la vida de los españoles más allá de altavoces, micros y cámaras de televisión.
 Doña Letizia, una reina con un pasado poco real y muy ciudadano, asentada ya en un espacio que no le correspondía, pero al que accedió por amor. Letizia, una periodista acostumbrada a los focos y a las palabras que implican más que una acción por contar.
 No nos sorprendió con ese “déjame hablar” cuando regañó a don Felipe en la pedida real porque fue un gesto natural, espontáneo, que nació de la necesidad de terminar una frase, como haría cualquier persona en una conversación interrumpida.
La rigidez protocolaria desaparece cuando lo natural se impone
. Aquí se impuso como sello eso mismo, lo natural
. Y por natural, creíble.
 Más de diez años han pasado desde este momento en el que Letizia estaba pendiente de enseñar los gemelos a la prensa de don Felipe y en el que la reina Sofía le cogió el brazo a su hijo para ver esos gemelos que le habían regalado.
 Gestos que se perciben y que nos transmite mensajes más allá de las barreras de la imposición protocolaria.
 Gestos necesarios que lideran situaciones, gestos cómplices, amables, amigos.
 Emociones que se leen, sentimientos silenciados pero impresos en sonrisas
. Como la de la reina Letizia.
La sonrisa de Letizia no fue noticia únicamente en esta ocasión
. Es ya un símbolo de identidad.
Las formas juegan un papel protagonista perceptible.
 Más allá de elegir un vestido de corto, la comunicación de Letizia pasa por algo muy distinto dejando la vestimenta ya en un segundo plano
. La elegancia no está únicamente en lo que se lleva puesto sino en cómo se actúa en una ocasión determinada
. El día de la proclamación, Letizia se presentó ante los españoles manteniendo su estilo de princesa. Al contrario que su marido, ella no emitió ninguna palabra, ningún discurso.
Pero no le hizo falta. Sus silencios hablan, si cabe, más.
 Desde el primer momento vimos a una reina correcta, acompañante de su marido siempre atenta.
En el primer acto del día en el Palacio de la Zarzuela, Felipe VI se presenta junto a su padre, nervioso, estático, frente a un ya viejo rey demasiado tranquilo a punto de hacer el único acto importante encomendado para él en ese día.
 Una vez que don Juan Carlos le impone la faja de general a Felipe VI, el recién estrenado rey besa a su familia: él no es sólo la noticia. Posteriormente, mientras esperan subir al Rolls Royce que los llevará al Congreso de los Diputados, intercambian palabras, gestos…
Una situación que frente al nerviosismo de su marido, supo controlar Letizia: acompañó a sus hijas al coche posterior y después ella vuelve para montarse con su marido.
 Una vez el coche arranca, Felipe se acomoda en el interior, ella le sonríe y le acaricia el rostro.
En el Congreso de los Diputados pudimos escuchar el discurso de un rey, de nuevo, nervioso.
 Un discurso más que preparado que no leyó de seguido, interrumpidos por pequeños errores de exposición, por silencios incentivados, por palabras emotivas hacia la Reina Sofía que quizás merecía el protagonismo que en el discurso de abdicación del rey Juan Carlos no se dio, y por aplausos a favor de la intención que sus palabras llevaban implícitas.
Y de nuevo aquí también vimos la sonrisa de Letizia, un beso y una mano que acarició su rostro. Vimos la sonrisa de Letizia madre también, siempre atenta de sus hijas, de las dos, donde lo natural se vuelve a imponer.
 Pero hay que decir también que este acto estuvo lleno de gestos emotivos, donde la emoción jugó su papel esencial. “Estoy emocionada, mucho”, dijo doña Sofía, una mujer que al escuchar las palabras de su hijo le tiró un beso desde la tribuna de invitados desde la que estaba sentada.
Y después un balcón, el del Palacio Real, el mismo diez años después desde el que se asomaron tras el “sí, quiero”.
 Y, de nuevo, Letizia líder de su propia felicidad y la de su familia, nuevas sonrisas, nuevos gestos de emoción y de cariño que proyectan simpatía e incitan empatía.
  Es ella la que ha pasado después de su marido al balcón, esperando a que éste saludase primero, dejándole el protagonismo a él
. Un gesto simbólico que delata intención. Después él se gira y busca a su mujer.
Ella sale al balcón junto a él y saludan hasta que llegan sus hijas Leonor y Sofía. Leonor siempre a la derecha del padre
. Un padre que no suelta la cintura de su mujer. 53 segundos ha tardado don Felipe en besarla.
 Y ella de nuevo, le acaricia el rostro en ese beso. Las formalidades se quedaron aparcadas en la trastienda ese día.
 Un minuto después, entran al balcón don Juan Carlos y doña Sofía, y de ella sale acercarse a su suegro para besarlo también.
 Doña Letizia ha demostrado ser reina sin palabras, con gestos maternales que delatan y sonrisas cómplices de un nuevo tiempo, líder de sus propios actos.
La comunicación no verbal se percibe, se siente.
 Lo emocional siempre queda en el recuerdo por eso mismo, por emocional
. El “nada me honraría más que los españoles se sintieran orgullosos de su nuevo rey” eran palabras que Felipe VI necesitaba emitir, así como marcar el inicio de una “monarquía renovada para un tiempo nuevo” en un momento en el que la monarquía es cuestionada por buena parte de la sociedad. Palabras y verbos que no quiere que caigan en el saco roto de aquellos que piden un referéndum, de aquellos que quieren dar su opinión en las urnas porque nunca se les dio la oportunidad. Para convencer y llegar a conquistar también a esa parte de la ciudadanía, a Letizia no le hace falta hablar: le basta con su sonrisa.

Lo (mucho) que revelan de ti los emoticonos que eliges al chatear..............................................Begoña Gómez Urzaiz



Daniel Brill, un publicista de Brooklyn que trabaja como redactor para la agencia Droga5, ha decidido inventar el hijo bastardo del psicoanálisis: el emojinalysis
. Así, ha abierto consulta en Tumblr y ya ha tratado a decenas de pacientes.
 A él le dicen qué emojis usan en sus chats y él les dirá quiénes son.
 En el mismo blog, a vista de todos. Dicho de otra forma: le envían una captura de pantalla que muestra los emojis que más han usado recientemente –en cuanto uno accede a los emojis de su móvil, lo primero que ve es un tablero con los que ha usado más recientemente, en riguroso orden cronológico– y él interpreta lo que ve. Por ejemplo, quien suscribe envió esto:
Y mereció el siguiente diagnóstico:
“Esta última línea parece una triste historia sobre aplicarle la eutanasia una mascota. 
Si ese es el caso, lo siento. Si no, éste es un serio grito de ayuda.
 Por ponerlo simplemente: Demasiados gatos.
 Ya lo sé, son como los dioses griegos de Internet. 
Pero esto no es “I can haz emotionz”, Begoña. La vida no es un vídeo de Paula Abdul y en la vida real…OH DIOS MÍO, ME ACABO DE ACORDAR DE QUE UN GATO BAILA CLAQUÉ EN ESE VÍDEO. Olvídalo, sigue así".
Siguiendo las directrices del psicoanálisis, que exige que todo terapeuta se someta antes al proceso que después seguirán sus pacientes, Brillman empezó por emojianalizarse a sí mismo.
“Mis emoticonos recientes eran una preocupante colección de caras compungidas y alcohol. Me tuve que preguntar a mí mismo: ¿estoy bien?
 Y me di cuenta de que se puede saber mucho de nosotros basándonos en qué emoticonos hemos estado usando. Y decidí compartir con el mundo mi análisis totalmente ilegítimo”.
A ver. Todos hemos apuntado a una Tarta de Cumpleaños con una Pistola en algún momento de nuestras vidas.
 Pero, ¿hacerlo en la presencia de un Ogro Japonés, Cara Confusa y el Gato Cansado?
 Esto debe ser lo que pasa cuando se acaba la coca en una fiesta de Charlie Sheen. 
Aunque admito que la transición de los Ojos con Forma de Corazón a las Lágrimas es una historia bien potente.
 Y la moraleja es: estás chalada.
La clave está en la combinación entre pictogramas
. Si se usa la bailarina de flamenco junto a la copa de vino, sólo puede implicar un campo semántico de jarana y diversión. “Pero flamenca + cuchillo = peligro”, avisa.
 En cualquier caso, Brillman siempre se congratula cuando es un hombre el que se identifica con la bailarina y por lo general aboga por un uso creativo del emoji: “Las caras están sobreutilizadas. Cualquiera puede expresar si está feliz o triste utilizando un smiley o una carita triste.
 Tiene más mérito hacerlo con un pescado y una bombilla. Utilizar los gráficos más inesperados puede convertirse en un interesante ejercicio de storytelling”.
 Sin embargo, el terapeuta confiesa debilidad por uno de los emoticonos más frecuentes: “La caca está sobreutilizada, pero es que es tan buena.
Quiero decir: es una caca que sonríe. Es un enigma. Me encanta”
. Y, ¿qué opina de esas personas que tienden a llenar una línea entera con las manos que aplauden? “Si aplauden al vacío, definitivamente necesitan ir al hospital emoji”.
Aquí hay cosas muy al azar. El símbolo de los Hombres. El Pulpo. La siempre ambivalente Castaña. Esto es lo pasaría si un conductor del metro de Nueva York usara emojis. Quiero decir: entiendo lo que me estás diciendo, pero todo lo que oigo es "Tienda de Ccampaña, Cara de Oso, Luna Llena". Quiero analizarte pero por desgracia estamos en Quédemonioslandia y acabamos de llegar al centro.
Su trabajo como emojianalista está a punto de complicarse mucho más, cuando entren en vigor los 250 nuevos pictogramas que llegarán a nuestros teclados en julio, según ha confirmado Unicode. “Todavía me costaba manejarme con los actuales
. Pero cualquier cosa que rompa la monotonía de las caras amarillas será buena para este deporte”, reflexiona.
“El pimiento jalapeño puede cambiar todo el juego del flirteo con emojis, nos dará algo con lo que sustituir la carita que guiña.
 Pero lo que realmente me gustaría saber es quién es este Senado del Emoji que decide estas cosas. ¿Es una pandilla de Hombres y Mujeres Sabios que se sientan en la cumbre del emoji Monte Fuji con una bola de cristal?”, se pregunta.
Eres de los que pueden comer todo lo que quieran, ¿verdad? Nadie usa al surfero y la hamburguesa a la vez. Nadie tiene el Caballo como guía espirtual del emoji mientras rae un Muslo de Oollo. ¿El Marisco Frito y el maldito Leopardo? ¿Estás de broma? 
Seguiría diciéndote cosas pero tengo que Cara Amarilla Que Saborea Comida Deliciosa mientras Cara que Llora por dentro. 
Eres lo peor.
Además del jalapeño, llegarán a nuestros teclados el dedo del medio haciendo la peineta (el más celebrado), el saludo vulcano de Star trek, la ardilla, la paloma de la paz (¿ideal para sellar peleas?) y, siguiendo la tradición de honrar la tecnología vintage, un diskette. No está claro todavía si estos nuevos pictogramas añadirán diversidad racial, como se clama desde hace años, porque esto depende de cómo apliquen el sistema Google y Apple.
Sin embargo, todos los que llevaban años esperando un emoji de “hoja de parra que apunta al Noroeste” están de suerte.
Hay 'emojis' que uno no quiere ver uno al lado del otro. El Corredor y el Par de Tijeras. 
El Regalo Envuelto y la Boñiga. Pero el peor de todos es el Bebé y la Bomba.
 En 2014 es el equivalente a la mala noticia de un test de embarazo.
 Espero que no los mandaras con la frase "Tenemos que hablar". Ánimo. ¿A lo mejor el niño te acaba en la NBA?
Le pedimos de paso a Brill que practique la emojificción. ¿Qué emoticonos diría que intercambian Jay Z y Beyoncé? (a falta de un emoji “ascensor” para avisarse cuando llega Solange de visita).
 “Me gustaría pensar que se pasan el día enviándose el uno al otro el emoji tabla de surf”, por la canción Surfboard, de Beyoncé.
 “O que el teclado de Beyoncé contiene sólo la corona y la abeja.
 Pero no nos engañemos, seguramente ellos tienen su propio set de emojis que nosotros, el pueblo llano, jamás llegaremos a ver”.
Es curioso. Lo preocupante aquí no es el Cigarrillo ni la Jeringuilla. Ni siquiera la Cara que Grita de Pánico
. Son los Niños. Míralos, qué sonrisa más serena en mitad de ese accidente en autopista con colisión múltiple que obviamente es tu vida
. A la única persona a la que deberías estar escribiéndole es a tu psicólogo y el mensaje debería ser "911". Y sin embargo, aquí estás
. Leyendo esto en bolas en la mitad de un descampado.
¿Y Barack y Michelle Obama?
 “Él mantiene su optimismo inveterado a pesar de los momentos duros que ha ido atravesando, así que lo veo empezando cada día con un pulgar hacia arriba y una bandera de barras y estrellas.
 En cuanto a ella, está clarísimo, el bíceps”.

Por fin Reina.......................................................................... Luz Sánchez-Mellado

No se había visto tal metamorfosis desde la de Kafka. Letizia es otra. Sonríe. Dobla el espinazo. Toca a todo 'pichichi'.

 

La reina Letizia, el jueves. / andreas rentz (getty)

Estaréis contentos, ladrones. Después de tanto sugerirlo en vuestros amables comentarios, vais a estar en lo cierto: soy un pendón desorejado
. Según Las Tablas de la RAE —y a pesar de que pendón es “una bandera más larga que ancha”; y desorejado, “prostituido, infame, abyecto”—, tamaño sintagma significa: “mujer de comportamiento descarado o impúdico”. Así, en femenino, para que luego me llamen sexista por señalar que Susana Díaz es jaquetona.
 Pues vale, aceptamos macho como animal de compañía. Pero es que ahora, encima de en el figurado, lo soy en el sentido literal del término. Os cuento, que acabo antes.
Día D, hora H menos dos ídem largas.
Resuelto el contencioso de cómo calzarme para El Eventazo —unas Castañer-joya para aguantar a pie derecho sin perder altura de miras—, arribo al Perímetro Fortificado
. Salgo del taxi. Me ciegan los pendones tamaño Torres Petronas que Ana Botella ha colgado del Ayuntamiento.
 Se me cruzan las cuñas. Me embalo cuesta abajo y me doy tal castañazo contra un semáforo que me dejo una oreja a la plancha
. Sangre, sirenas, Samur. Un cortazo
. Cuatro puntos a vainica doble, me pusieron unos MIR que podían ser mis nietos
. Y, a todo esto, Ellos tomando posesión de Lo Suyo y yo fuera de cobertura.
 Total, que a falta de datos propios, paso de ser la graciosa de turno y voy a hablar sin careta. Habiendo dos Papas, dos reyes, dos reinas y dos capitanes generales de todos los ejércitos, ¿no puede haber dos porteras?
Vadeados los ríos de miel y de hiel que han vertido sobre Ella, yo la primera, una cosa queda cristalina: ha nacido una reina.
 No se había visto tal metamorfosis desde la de Kafka.
 Es otra. Sonríe. Dobla el espinazo. Toca a todo pichichi. Con decirte que hasta creo que le vi alguna arruga en el Felipe Varela, ya que no en el código de barras.
 Para mí que, al punto de las cero coma cero del 19 de junio, se puso la corona por montera, se quitó el refajo virtual que llevaba puesto hasta ahora como la banda gástrica esa que anuncia Caritina Goyanes, y dijo, hasta aquí hemos llegado.
Ahora soy yo la primerísima dama y aquí se hacen las cosas a mi estilo.
 Vamos, que se ha empoderado en esa Casa. Y yo que me alegro.
Superado el debate sucesorio por la vía de los hechos consumados, si el marido está legitimado para el cargo, la consorte no lo está menos.
 Y si el cónyuge está preparado, la esposa ahí le debe de andar después de 10 años de recibir lecciones de diestro y siniestro.
 Así que, arreando, que es participio. Si queréis a las niñas igualitas, tomad pasteles distintos.
Si queréis bandas, pedruscos y tiaras, tomad cristales de pega.
 Si no queréis Felipe Varela, tomad dos tazones.
 Y si el suegro no la saluda, como sucedió la víspera del Acto, ya va ella a besarle a la otra punta del balcón y de paso dejarle en evidencia
. Para soberana, ella.
Dicho esto, aprovecho para postularme como primera caballero-señora del Toisón de Oro, como Víctor García de la Concha, apóstol de Nuestra Señora de la RAE
. ¿Que no doy el tipo? Si hace falta, me opero.
 De momento, acredito un tropiezo que ríete de los del padre, y la autoinmolación de un pabellón auditivo el mismísimo día de la proclamación del hijo
. Otros, con menos, son duques de Palma.

Reino ‘nude’................................................................Boris Izaguirre

En esta corte de damas, todas uniformadas por el blanco, destacarán las que no tienen miedo (al menos al color), como Isabel Presley y Carla Royo Villanova.

Recepción de los Reyes tras la proclamación. / Bernardo Pérez

Algo también interesante de la proclamación de Felipe VI fue su naturaleza virtual: la emoción, el relato, se vivió más por televisión que en las calles
. Probablemente sea una característica del tiempo en que les toca ser reyes: un mundo de emociones digitales, donde la imagen es el texto, la auténtica reina.
Por más que desde la prensa insistiéramos en que las calles de Madrid estaban inundadas por miles de personas, bien vigiladas por casi los mismos policías, los súbditos del siglo XXI prefirieron ver los actos desde sus casas y a través de las pantallas antes que arremolinarse en masa para vitorearles. Control remoto en mano, impusieron su criterio:
 lo que más llamó la atención fueron la emoción de la reina Sofía por las palabras de cariño y respeto de su hijo
. Las lágrimas de Elena, recordando las de 1992 cuando fuimos olímpicos. Elevaron share las ausencias de don Juan Carlos y Cristina, ambos en Madrid, poniendo el puntito de drama que tanto gusta a la teleaudiencia.
 Gustó la corbata españolista de Felipe, antes Froilán, pegado a su móvil retransmitiendo a alguien que muchos desean saber quién era.
 Y aunque sea algo que aún le incomode, todos miraban el atuendo de la nueva Reina, coronando a su vez a otro Felipe, Felipe Varela, como el Karl Lagerfeld de este reino
. Pese a su interés en que se aprecien más cosas de ella, la atención sobre su vestuario subraya que Letizia va a ser de lo más interesante de este reinado precisamente porque tiene un don que pocas mujeres poseen: sus gestos y sus gustos son más importantes que los discursos de cualquiera a su alrededor.
En la recepción de los 3.000 representantes de la sociedad española volvió a quedar claro que el blanco sigue siendo una apuesta segura por las señoras aterradas de equivocarse en un día histórico. Parte de la representación femenina española se refugia en el no color y ofrece un repertorio de blancos apabullante.
 Está el blanco roto, el nuclear, el nupcial y hasta el blanco sucio, que es el favorito de los diseñadores más lanzados.
 Esos blancos y el miedo a equivocarse unifican mucho más que el deseo del nuevo Monarca por la “unidad y no la uniformidad de España”.
 Por eso, en esta corte de damas uniformadas por el blanco destacarán las que no tienen miedo (al menos al color), como Isabel Preysler, que llevaba tres, y Carla Royo Villanova, desbordante de primavera y tonos pastel.
 El besamanos permitió constatar otro elemento uniformador: el retorno del zapato de color nude, una de cuyas lideresas ha sido la nueva Reina.
 Pese a que ni Artur Mas ni su esposa se sumasen a esa tendencia en busca de unidad, las invitadas de la recepción sí supieron expresar un halago unánime a Letizia a través de este frívolo pero certero detalle
. En el reino de la imagen, un zapato dice más que mil palabras. El reino nude.
A pesar de su poco favorecedor uniforme de mangas arrugadas, el discurso del nuevo Monarca estuvo hilvanado de emociones.
 La calculada selección de autores españoles, Antonio Machado, Espriu, Aresti o Castelao, confeccionó un halago para las cuatro lenguas oficiales, quizá producto de la periodística pluma de Letizia.
 El deseo de una “Monarquía renovada para un nuevo tiempo” quiso dejar atrás la Transición, pero evidenció que es un deseo bastante abstracto. Forzosamente las monarquías han tenido que envejecer para asumir el recambio, como de hecho acaba de suceder en nuestro país.
Desde otro país, Miami, una ciudad sofocada por la humedad bochornosa y el sol tropical, España se observa como un país en permanente tormenta.
 Pintoresco, cuando no pasa una cosa, pasa la otra.
 El día previo a la coronación (como los latinoamericanos prefieren llamar la proclamación), la selección española de fútbol destiñó todo el rojo pasión que vestía quedándose en blanco lívido al verse eliminados del Mundial y despojados de su título de campeones.
Mientras en el mundo latino se hablaba de debacle, en nuestro país pareciera que la reacción inmediata era no hablar más del asunto aunque Telecinco registrara una audiencia superior a 13 millones de espectadores, muchísimo más que la del discurso de cualquier monarca.
 Millones de españoles que tuvieron que tragarse su indignación. “Chico, pobrecitos los príncipes que siempre les pasa algo en sus días señalados: en la boda les llovió, y la víspera de ser reyes pierde España el Mundial.
Qué mala suerte”, apuntaba un desalmado empresario venezolano, también atento a que en la fundación próxima al partido Podemos entraron y salieron miles de euros procedentes del chavismo.
Otros venezolanos presentes discutieron que la colaboración de petrodólares venezolanos a partidos españoles viene de atrás.
“Una vaina [asunto] muy loca, chico, en Venezuela nos encanta regalar dinero”, sintetizó el empresario durante la retransmisión en el restaurante Barceloneta de South Beach, atiborrado de españoles en bañador bebiendo sangría helada.
 Las caras de cabreo, tristeza y protección solar ante la derrota merecían más de un Instagram. La fiebre de selfies que precedió al juego disminuyó de tal forma que muchos empezaron a borrarlos de sus redes sociales.
 Otros lamentaban que hace cuatro años, en Sudáfrica, no existían los selfies. Pasado el bochorno, vino el olvido.
 Fin de fiesta.
 En el país que tontea secretamente con el fracaso, la nostalgia siempre triunfa.