Créditos: EFE
La autora mexicana de ´Mal de amores´
(1996), entre otras obras, consideró que ´todo buen escritor acude a su
infancia y el Gabo tuvo la fortuna de tener una infancia feliz´.
La escritora mexicana Ángeles Mastretta (1949) dijo hoy que dentro de mil años "habrá quienes estén leyendo" al nobel de literatura Gabriel García Márquez, quien falleció en Ciudad de México a los 87 años de edad.
"Yo ahora estoy penando al Gabo, a su sonrisa en vilo, a sus brazos, a sus dedos largos. Me cuesta trabajo penar al escritor, entre otras cosas porque, se da el gran lugar común de todos estos días, el escritor se queda en sus libros", dijo la también periodista en una entrevista televisiva.
Mastretta, ganadora en 1997 del Premio Rómulo Gallegos, que García Márquez obtuviera en 1972, reconoció que el autor colombiano efectivamente "se queda en sus libros, y se va a quedar no ahora, no para nosotros, porque dentro de 500 años y dentro de mil, si existimos, habrá quienes estén leyendo al Gabo".
"No sé quién gobernaba el mundo cuando Cervantes escribió el Quijote, y nadie se va a acordar quién gobernaba América cuando el Gabo escribió estas cosas clarísimas y convirtió a este continente nuestro en la cosa esencial que es en sus libros, pero la gente sí va a saber quién era el escritor y qué cosas dijo".
La autora de "Mal de amores" (1996), entre otras obras, consideró que "todo buen escritor acude a su infancia y el Gabo tuvo la fortuna de tener una infancia feliz".
"Por eso escribía de ese modo tan dichoso y por eso contagiaba tanta alegría. Por eso no es posible leer al Gabo sin estarse riendo cada cinco frases", abundó.
Sobre lo que significó para su propio trabajo la obra de García Márquez, de quien dijo que "lo querían las musas como a nadie", Mastretta confió que "ser escritor en su época, además de ser un privilegio, es un reto, porque hay que escribir leyendo al Gabo para no copiarle".
"Porque como él se hizo de una voz en la que nos cuenta tan bien, hay tantas cosas que nos pasan que él dijo tan bien dichas, que hay que leerlo para no repetirlo. O para repetirlo de distinto modo", explicó.
Además de su legado literario, aseveró que uno de los recuerdos más entrañables que ella conserva de García Márquez, es que nunca lo escuchó hablar mal de nadie.
"Sí lo oí una vez regañarnos porque estábamos criticando, como uno suele hacer, no sé ni a quién. Y de repente dice
"Yo ahora estoy penando al Gabo, a su sonrisa en vilo, a sus brazos, a sus dedos largos. Me cuesta trabajo penar al escritor, entre otras cosas porque, se da el gran lugar común de todos estos días, el escritor se queda en sus libros", dijo la también periodista en una entrevista televisiva.
Mastretta, ganadora en 1997 del Premio Rómulo Gallegos, que García Márquez obtuviera en 1972, reconoció que el autor colombiano efectivamente "se queda en sus libros, y se va a quedar no ahora, no para nosotros, porque dentro de 500 años y dentro de mil, si existimos, habrá quienes estén leyendo al Gabo".
"No sé quién gobernaba el mundo cuando Cervantes escribió el Quijote, y nadie se va a acordar quién gobernaba América cuando el Gabo escribió estas cosas clarísimas y convirtió a este continente nuestro en la cosa esencial que es en sus libros, pero la gente sí va a saber quién era el escritor y qué cosas dijo".
La autora de "Mal de amores" (1996), entre otras obras, consideró que "todo buen escritor acude a su infancia y el Gabo tuvo la fortuna de tener una infancia feliz".
"Por eso escribía de ese modo tan dichoso y por eso contagiaba tanta alegría. Por eso no es posible leer al Gabo sin estarse riendo cada cinco frases", abundó.
Sobre lo que significó para su propio trabajo la obra de García Márquez, de quien dijo que "lo querían las musas como a nadie", Mastretta confió que "ser escritor en su época, además de ser un privilegio, es un reto, porque hay que escribir leyendo al Gabo para no copiarle".
"Porque como él se hizo de una voz en la que nos cuenta tan bien, hay tantas cosas que nos pasan que él dijo tan bien dichas, que hay que leerlo para no repetirlo. O para repetirlo de distinto modo", explicó.
Además de su legado literario, aseveró que uno de los recuerdos más entrañables que ella conserva de García Márquez, es que nunca lo escuchó hablar mal de nadie.
"Sí lo oí una vez regañarnos porque estábamos criticando, como uno suele hacer, no sé ni a quién. Y de repente dice
"Basta, tanta gente tan bonita a la que le va tan bien
hablando mal de otros. No lo puedo soportar". ¡Qué ejemplo!",
puntualizó.