Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 dic 2013

La villa del placer de leer


Fresco con instrumentos de escritura Pompeya Siglo I d. de C. Soprintendenza Speciale per i Beni Archeologici di Napoli e Pompei. Museo Archeologico Nazionale di Napoli

Basta decir que sí. Abandonar las calles de Madrid en Legazpi, alejarse de las voces que se disuelven, de los pasos presurosos que se pierden y adentrarse una tarde de otoño en Casa del Lector, en Matadero. Dejarse trasladar hasta Herculano y entrar en La Villa de los Papiros llevados por la voz, por la imagen, por los sonidos, por los objetos, por la palabra escrita, por Epicuro que habla desde los muros y por muchos, muchos, que aportaron su saber, su sensibilidad, sus habilidades y su trabajo para montar esta exposición. Una muestra, comisariada por Carlos García Gual y Nicola Oddat, que exhibe de manera física y virtual cómo era la ciudad italiana y la única biblioteca de la antigüedad clásica que conocemos preservada al haber quedado sepultada tras la erupción del Vesubio en el año 79.
Recorrer una a una las doce salas. Imaginar, en las seis primeras, acompasados por las olas que rompen contra la arena, por el trino de los pájaros al amanecer y por la noche que llega poco a poco, cómo fue la vida a principios de la era cristiana en esta villa en la que, con el Vesubio como testigo, sus habitantes dedicaron su tiempo a la lectura de los clásicos, a la búsqueda del placer, a volver a las preguntas originales, las de los griegos; ellos que estaban allí a tan pocos siglos de los mismos griegos.
Papiros de la biblioteca de Herculano.
Maravillarse con las lecturas posteriores. Las que llaman las relecturas y que han sido la manera en que arqueólogos, científicos, artistas y mecenas se han conjuntado en los últimos 263 años para que la biblioteca de pápiros siga viva, aunque sus rollos se hayan carbonizado; para que los textos que allí se guardaron vuelvan con la fuerza del tiempo a recordarnos que leer es también reflexionar.
Sentir que llegó el momento de reintentar pensar por sí mismo como actividad esencial del ser humano, ahora que, ignorando que la palabra está muchas veces envenenada, vivimos imbuidos en lo que otros piensan y dicen y quieren que todos repitamos. “Eludía matarlo, pues sentía escrúpulos en su ánimo; pero lo envió a Licia y le entregó luctuosos signos, mortíferos la mayoría, que había grabado en una tablilla doble, y le mandó mostrárselas a su suegro, para que así pereciera”, Homero en la Iliada, citado en aquellas mismas salas.
Despedirse bajo la mirada de Terencio Neo y su mujer que nos contemplan desde la eternidad, aprehendida en Pompeya y guardada para nosotros en la lava cristalizada de un volcán. No lo sabemos, pero tal vez en el rollo que lleva Terencio en su mano está escrito: “Es tarea de la ciencia física el investigar con precisión la causa de los fenómenos más importantes y precisamente de eso depende nuestra felicidad”. Epicuro.
Y luego, decir adiós a La Villa de los Papiros, y regresar a las calles de Madrid en Legazpi, diciendo con Plinio el Joven: “He pasado todo este tiempo en medio de mis tablillas y opúsculos en la más deliciosa tranquilidad”

La investigación apunta a un tóxico ajeno a la comida en las muertes de Alcalá


Miguel Ángel López Rosa, portavoz de la familia fallecida, junto al alcalde de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira, Antonio Gutiérrez Limones. / Raúl Caro (EFE)

Una sustancia tóxica que se encontraba en la casa es la principal hipótesis de la muerte de los tres miembros de la misma familia fallecidos en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Los investigadores tienen casi descartado que los fallecimientos se debieran al consumo de alimentos en mal estado y las sospechas se centran en un tóxico que hubiera podido entrar en contacto con la comida o que llegara al cuerpo de la familia por otras vías. La Consejería de Salud mantiene activada  la alerta sanitaria y ha inmovilizado una partida de pescado en el establecimiento del que procedía el que tomó la familia en la cena del viernes, pero la consejera de Salud, María José Sánchez Rubio (PSOE), ha asegurado esta tarde que la inmovilización se ha hecho de forma preventiva y sin que exista ninguna hipótesis que lleve a pensar que el alimento estaba contaminado cuando llegó a la casa de la familia.
La autopsia realizada en Sevilla a los tres cuerpos solo ha revelado que murieron por parada cardiorespiratoria, a la espera de los resultados que el Instituto Nacional de Toxicología envíe los análisis microbiológicos que esta semana los científicos analizan en Madrid y Sevilla.  “La autopsia es inespecífica, es cero. Las alteraciones se producen a nivel neurológico. Se trata de neurotoxinas que afectan a los nervios y no producen lesiones en órganos como el corazón o el hígado”, explican fuentes del caso. Fuentes de la investigación añaden que los agentes de la comisaría de Alcalá recogieron los alimentos consumidos por la familia la noche del viernes, y estos se encontraban en aparente buen estado de conservación.
Salud mantiene activada la alerta sanitaria, aunque la consejera de Salud ha descartado que exista riesgo para la población. La Junta de Andalucía y la policía se han llevado de la casa muestras de alimentos, agua y otros productos que había en el domicilio. La consejera Sánchez Rubio ha asegurado que toda la comida estaba envasada y no había alimentos caducados ni en mal estado. "No comían de la basura. Comían comprando comida e las tiendas y tenían las cosas en buen estado", ha insistido la consejera, que ha pedido "prudencia y respeto" por las informaciones difundidas en los últimos días.
El informe preliminar de la autopsia de los tres fallecidos en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), Enrique Caño, de 61 años, su esposa Concepción Bautista, de 50, y su hija de 14 años, certifica que las muertes se produjeron por parada cardiorrespiratoria, aunque no identifica qué la causó.
 Dos laboratorios buscan en Madrid y Sevilla la toxina que dio lugar a la tragedia de Alcalá a través del análisis de las vísceras y otras muestras.
Todas las posibilidades están abiertas hasta que se conozcan los resultados de las pruebas de laboratorio, algunas de ellas muy complejas y cuyos resultados pueden tardar varias semanas, según informaron fuentes de la investigación.
El informe provisional de autopsia  ha sido remitido al juzgado de instrucción 2 de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), que mantiene el sumario aunque la Fiscalía va a pedir su levantamiento. Tras la obtención de las pruebas y la autopsia preliminar, se ha autorizado el enterramiento de la familia.
Los tres miembros de esta familia de Alcalá fallecieron el sábado tras llamar a los servicios de emergencias por presentar vómitos y náuseas.
 El 061 acudió en dos ocasiones.
La primera fue a las 2.55 de la madrugada del sábado y desde el centro coordinador se envió un equipo de urgencias del municipio, donde según la Consejería de Salud, se siguió el protocolo establecido en estos casos
. Posteriormente, a las 9.55, recibieron otra llamada en la que se informó sobre un agravamiento de los síntomas.
 Entonces se envió otro equipo móvil que al llegar al lugar encontró a dos adultos en estado grave y a una niña de 14 años ya fallecida. En ese momento, la Junta activó la Red de Alerta de Salud Pública que se desactivó esa misma noche. Horas después fallecieron los padres en el Hospital Virgen de Valme de Sevilla, donde fueron traslados.

Fallece Joan Fontaine, uno de los últimos eslabones con el Hollywood dorado

La actriz fue la protagonista de 'Rebeca' y ganó un Oscar por 'Sospecha'

Ha muerto en su casa de Carmel, California, a los 96 años.

Una actriz que casi siempre menos en Rebeca quedaba eclipsada por otra, bueno en Rebeca por el fantasma de la mujerprimera de Lawrence Oliver.

Joan Fontaine en una umagen de 1948. / Getty Images

La muerte de Joan Fontaine a los 96 años pone fin a una de las últimas estrellas de la edad dorada de Hollywood.
 La ganadora del Oscar por Sospecha, una de las actrices favoritas de Alfred Hitchcock y que el productor David O.Selznick lanzó a la fama falleció el domingo (madrugada del lunes en España) en su casa en Carmel (California, EEUU) de causas naturales.
 Su carrera artística se prolongó a lo largo de seis décadas en las que aspiró a otros dos Oscar que no consiguió, por Rebeca (película que daría nombre a esa famosa prenda de vestir en honor a la que lucía en el filme) y por La ninfa constante.
 Pero igual o más que su carrera, Joan Fontaine fue famosa por la rivalidad que la unía –o mejor dicho, la separaba- de su hermana y también actriz, Olivia de Havilland.
Su hermana mayor fue la primera en probar suerte en Hollywood lo que forzó a Joan a cambiarse de apellido
. Y sus primeros pasos fueron papeles menores en películas como A Million to One u Olivia
. Nada comparable para ese entonces con el clásico que protagonizó su hermana en 1939, la Melanie de Lo que el viento se llevó.
 Sin embargo fue Fontaine y no de Havilland la preferida de O.Selznick en esa fiesta en la que le presentó a ese director que despuntaba llamado Alfred Hitchcock.
Junto a él rodó Rebeca y años más tarde, Sospecha, ambos trabajos por los que recibió una candidatura al Oscar, premio que consiguió transformar en estatuilla con esta segunda cinta.
 Fue esta victoria la que envenenó para siempre la relación entre estas hermanas actrices nacidas en Japón de familia británica y distante parentesco real.
 El mismo año que Fontaine defendía la candidatura por Sospecha De Havilland fue candidata por Si no amaneciera. Fontaine no sólo ganó el Oscar sino que se negó a aceptar las felicitaciones de su hermana. Ambas no volvieron a dirigirse la palabra
. De Havilland ganaría en años posteriores otros dos Oscar, por La heredera y Vida íntima de Julia Norris. Fontaine y De Havilland, todavía con vida a sus 97 años, son las únicas hermanas que han conseguido un Oscar en la historia de estos premios.
Pero como declaró Fontaine en una entrevista, la rivalidad siempre estuvo ahí.
“Mi hermana es un león. Yo, un tigre. Y según las leyes de la jungla nunca podremos ser amigas”, dijo. Incluso durante la reunión de legendarias ganadoras del Oscar que organizó la Academia en 1979, las dos hermanas fueron situadas en extremos opuestos del escenario.
Además de sus trabajos junto a Hitchcock, la única actriz que trabajó con el maestro del suspense que consiguió un Oscar, Fontaine protagonizó Jane Eyre junto a Orson Welles,
September Affair y Island in the Sun. Casada y divorciada en cuatro ocasiones, Fontaine deja dos hijas de sus diferentes matrimonios
. “En el momento que escucho la marcha nupcial, se acabó el matrimonio”, comentó Fontaine en una ocasión. La actriz también fue reconocida como decoradora de interiores y como piloto profesional, alguien que salió de su retiro para protagonizar en 1994 el telefilme Good King Wenceslas y para participar como jurado del Festival Internacional de Cine de Berlín.

 

El irlandés loco


Peter O’Toole, con el Oscar a su carrera, recibe el abrazo de Meryl Streep en 2003. / timothy a. clary (afp)

Cuando Peter O’Toole visitó el festival de San Sebastián en 1990 parecía un hombre cansado.
 Quizá no lo estuviera pero su extrema delgadez daba a su rostro un aspecto casi cadavérico que, sin embargo, no hacía mella en su sonrisa algo tímida ni en la cordialidad con que atendía a los innumerables fans que le solicitaban.
Fue a Donostia a presentar una copia restaurada de Lawrence de Arabia en el gigantesco velódromo de Anoeta, donde fue aclamado por un público emocionado al ver de cerca a uno de los mitos más celebrados del cine y no solo por su extraordinario trabajo en aquella película.
O’Toole correspondió a la emoción de los espectadores aguantando a duras penas sus propias lágrimas mientras veía de nuevo las imágenes de la película que le había catapultado a la fama.
 ¿Por qué lloraba?
Quizá le estuvieran asaltando los recuerdos de cómo fue elegido a última hora, reemplazando a Marlon Brando, para interpretar a un personaje tan enigmático y complejo como el de T. E. Lawrence con el que finalmente O’Toole acabaría confundiéndose, formando con él casi una sola persona.
Así lo comentaba el equipo durante el rodaje de la película. O’Toole era igualmente misterioso y ambiguo, alegre con frecuencia pero ingobernable en ocasiones, incluso intratable, como el propio Lawrence, haciendo honor al apodo de irlandés loco con que se le conocía ya en el mundo del teatro.
En él había comenzado su carrera destacando en obras de Shakespeare, y en él continuaba trabajando cuando fue seleccionado para encarnar a Lawrence de Arabia.
 Tras el gran éxito personal que obtuvo con esta película fue lógico que el cine le reclamara de nuevo y que se le confiaran personajes igualmente oscuros o atormentados.
 Lord Jim (1964), sobre la novela de Conrad, Becket, que le unió a otro monstruo del teatro, Richard Burton, El león en invierno, junto a la no menos admirable Katharine Hepburn, o en el musical El hombre de La Mancha, junto a Sofía Loren, fueron algunas de sus siguientes apariciones en la gran pantalla, todas de gran éxito.
O’Toole era igualmente misterioso y ambiguo, alegre con frecuencia pero ingobernable en ocasiones, incluso intratable, como el propio Lawrence
No dejó por ello de seguir siendo un actor problemático, especialmente por una desmedida afición al alcohol que le ocasionó problemas en su carrera y en su vida personal.
 Puede que ello influyera en sus colegas de la Academia de Cine que en ocho ocasiones le negaron el Oscar tras haberle nominado.
 Y no fue hasta 2003 cuando se le concedió una estatuilla honorífica, lo que a él le ofendió aunque reaccionando con buen humor y solicitando más tiempo para merecerla por alguno de sus trabajos futuros.
Nueve años más tarde anunció su retirada del cine y el teatro en una carta abierta, en la que dedicaba a la profesión un adiós profundamente agradecido, “y con los ojos secos”
. Trece años atrás había llorado en San Sebastián viéndose en la pantalla, joven, esbelto, con sus expresivos ojos azules y una voz profunda, que le habían hecho merecedor de ser elegido por la revista Empire como uno de los hombres más atractivos de la historia del cine.
En ocasiones su propia personalidad parecía inspirar a los personajes.
 En Profesión: el especialista (1980) daba vida a un excéntrico director de cine, en Mi año favorito (1982) encarnaba a un alcohólico recalcitrante, y en Venus (2006), cuyo rodaje interrumpió durante tres semanas, pero por la que fue nominado de nuevo al Oscar, era un viejo actor olvidado por casi todos.
 Algo que a Peter O’Toole no le ocurrirá.