Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 jul 2013

Víctor Ullate estrena su versión del ‘Boléro’ de Ravel

El clásico de la coreografía del siglo XX es ambientado en un café-cantante modernista

Lo ha redactado paso a paso y compás a compás sobre su hijo Josué Ullate, un prometedor artista.

 

Los bailarines Marlene Fuerte y Josué Ullate.

En la carrera de Víctor Ullate la pieza Boléro de Maurice Ravel ha estado presente desde los tiempos en que bailaba en la compañía de Maurice Béjart, el Ballet del Siglo XX.
 Ahora, como una obra de madurez, el maestro y coreógrafo zaragozano por fin suma a su catálogo esta pieza clave y parte de la inspiración es que lo ha redactado paso a paso y compás a compás sobre su hijo Josué Ullate, un prometedor artista que ya este año se ha hecho con el Premio Positano al mejor bailarín revelación en la escena contemporánea. Josué tiene como partenaire en el Bolero a la cubana Marlene Fuerte
. En cierto sentido de aquí parte la inspiración.
Como pasa con El sombrero de tres picos (el otro pilar fundacional del ballet español del siglo XX) es sólo parcialmente de genuinidad española y hay un gran porcentaje de ruso y de francés.
 Esto no es un demérito sino la historia.
 La obra de Ravel ha devenido una constante del repertorio coreográfico moderno desde que Bronislava Nijinska en 1928 estructurara la creación para Ida Rubinstein y Anatol Vilzac
. Esto no es baladí ni ajeno a Ullate que ha vuelto a la concepción original del baile para la pareja acompañada de un cuerpo de baile.
Haciendo muy a salto de mata un poco de historia la coreografía de Nijinska se repuso por el Gran Ballet del Marqués de Cuevas en París en 1954 y ese es el que vio Béjart y le decidió estéticamente a su primera versión de 1961 donde ya aparecía la gran mesa sobre la que sucede gran parte de la acción.
Maurice Ravel dijo sobre su Bolero: “Yo he compuesto un bolero para orquesta. Es una danza de un movimiento muy moderado y constantemente uniforme, tanto por la melodía y la armonía como por el ritmo, que siempre es marcado por el tambor
. El único elemento de diversidad es aportado por el crescendo orquestal”.
 Es verdad que la propia música del compositor había cambiado desde la Rapsodia española compuesta 20 años antes y en el decir de cierta musicología con el Bolero Ravel anticipó caminos luego trillados en la estética contemporánea.
Ullate ha ambientado su versión en un tradicional café-cantante tardomodernista, con escenografía de Paco Azorín y vestuario de Ana Güell
. Y completa el programa con dos obras: Jaleos y Après toi. En Jaleos encontramos la expresión más cristalizada y depurada del Ullate españolizante dentro de las tesituras del ballet contemporáneo, una senda de experimentación que ya estuvo presente en su Amor brujo.
Tras el estreno en el teatro Jovellanos de Gijón mañana día 12 este mismo programa se verá el 19 de julio en la Ópera de Vichy (Francia), en el auditorio de San Lorenzo de El Escorial dentro del programa del Festival de Verano el día 2 de agosto y en Bergerac (Francia) el 7 del mismo mes.
 En Madrid coincidiendo con los actos para celebrar el 25º aniversario de su compañía, Ullate traerá a los Teatros del Canal el Bolero del 17 de octubre al 3 de noviembre, completando el programa esta vez con su Seguiriya.

Mi querida amiga...............................Manuel Campo Vidal

El presidente de la Academia de Televisión recuerda a García Campoy, "valiente y generosa".

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Concha García Campoy, en 2008. / EL PAÍS
Llegó de Ibiza en 1985 al Telediario de TVE.
Durante dos años trabamos una gran amistad que ha durado hasta hoy.
Amistad, complicidad y coincidencia profesional
. Era periodista vocacional y le apasionaba la verdad.
 Era valiente y generosa. Cuando la Academia estaba a punto de desaparecer hace siete años, se incorporó conmigo a una candidatura de salvación.
 Y desde entonces ha sido nuestra portavoz.
Concha venía de una familia muy humilde
. En este año y medio de enfermedad en el que hemos conversado tanto, me comentó que estuvo a punto de morir cuando tenía cuatro años en las terribles inundaciones de 1962 en el Vallés en Cataluña.
 Ella vivía en Terrasa con sus padres y toda la familia llegó a figurar en la lista de desaparecidos. Años después, en Onda Cero, entrevistó a Joaquín Soler Serrano, quien en esa tragedia había estado en los micrófonos de Radio Barcelona solicitando ayuda para los damnificados.
 Acabaron los dos muy emocionados.
En enero de este año, me llamó para decirme que necesitaba un segundo trasplante
. Me advertía que no podría estar con nosotros el 13 de febrero, para recibir el premio Joaquín Soler Serrano con el que la Academia de la Radio y la Academia de Televisión honran a las personas que tuvieron una trayectoria importante en ambos medios a la vez.
Le pedí que grabáramos un mensaje para ese premio.
 Confieso que tenía el temor de que fueran sus últimas imágenes en televisión y desgraciadamente así ha sido. En todo este tiempo no le he notado un momento de desesperanza, de decaimiento, y la semana pasaba estaba exultante, con mucha fuerza, con mucha ilusión antes de que la doblegara la crisis hepática.
 Guardo en mi teléfono su SMS emocionado de la noche del premio Joaquín Soler Serrano. Estaba muy conmovida porque su hijo de diecinueve años, Lorenzo Díaz-García Campoy, había ido a recogerlo en su nombre
. El mensaje decía así: “Manuel: gracias por hacer este acto precioso. Estoy muy emocionada por mi hijo. No hace falta que te diga cuánto te quiero”. Una persona verdaderamente adorable.
Manuel Campo Vidal es periodista y presidente de la Academia de Televisión.
Es una suerte que hablen de ti así después de muerta con la emoción de los verdaderos amigos en su mundo laboral, cosa que no es facil. Gracias Concha por darnos una leccón de cariño y amistad entre los que compartieron tu trabajo.

 

Adiós a Concha García Campoy, la transparencia hecha voz............................Montserrat Domínguez

La presentadora fallece a los 54 años, víctima de la leucemia. Hace meses se sometió a un trasplante de sangre de cordón umbilical.

 


Esta vez no desconfíen, por favor.
 Los periodistas tenemos fama de tener el colmillo retorcido, de sonreír aduladores para luego ametrallar sin compasión en cuanto nos dan la espalda.
 Y los panegíricos en los medios, cuando alguien muere, son casi un género en si mismos.
No es el caso de Concha García Campoy. En años de profesión, jamás escuché a nadie hablar mal de ella, criticar a sus espaldas su trabajo o extender sospechas sobre su persona.
 Concha ha sido -cómo me cuesta hablar en pasado- una de las grandes de la comunicación: con su dicción precisa y preciosa se hacía transparente frente a las cámaras o los micrófonos, que transmitían fielmente lo que ella era: una gran profesional, una gran periodista, una gran persona.
Tenía veintipocos años cuando, casi recién llegada de Ibiza, se coló en los hogares españoles a través del Telediario del mediodía que en 1985 presentó con Manuel Campo Vidal: la amistad y complicidad entre ambos ha perdurado hasta hoy.
 Concha se comía la pantalla, como luego se comió el micrófono de la SER cuando arrancó en 1988 A Vivir que son dos días, el programa de nombre imposible que sacudió las mañanas de los fines de semana, que hasta entonces olían a naftalina y a enlatado.
 Con Javier Rioyo y Lorenzo Díaz crearon, innovaron y conquistaron un territorio nuevo para la radio
. La radio siempre fue su gran pasión: recuerdo cómo le brillaban y le sonreían los ojos cuando, 20 años después, me tocó a mí pilotar el A Vivir: "¡Cómo vas a disfrutarlo!", me auguraba (y qué razón tenía). Sabía ser maliciosa y juguetona cuando la ocasión era propicia: siempre fue una gran entrevistadora.
En la radio había dado sus primeros pasos profesionales, y tanto en la SER, como en RNE, Onda Cero o Punto Radio,
 Concha García Campoy dio cancha a su versatilidad como periodista navegando entre la información dura, las entrevistas -broncas o amables-, las tertulias y la tensión del directo.
 En Tele 5, con La Gran Ilusión y junto a Luis Alegre, supo destacar el talento y los valores del nuevo cine español, lejos de los clichés a los que siempre había estado asociado en la pequeña pantalla: su compromiso con el cine adquirió notas más personales cuando conoció a quien sería su último compañero, el productor Andrés Vicente Gómez, que ha vivido a su lado este año y medio terrible.
 Tocó otros palos: recuerdo su scoop en Babelia con la entrevista que le hizo en 1992 a Sofía de Grecia: "Es difícil hacerse con la realidad", le dijo entonces la reina.
Ya fuera bajo las luces de un plató de televisión, o en la penumbra de un estudio de radio, Concha era tan rigurosa y responsable en el fondo como elegante y calma en las formas.
 Respetuosa y cálida con sus colegas, sabía inyectar en su gente el entusiasmo con el que vivía su profesión. En el equipo del informativo matinal de Tele 5 -su último trabajo- todavía recuerdan con estupor el día en que les anunció que su cansancio de las últimas semanas -nadie lo había percibido- era consecuencia de la leucemia que acaban de diagnosticarle
. Le hizo frente con fuerza y ánimo, pero esa historia, y el mazazo final, ya la conocen.
Recuerdo las palabras de Luis Mariñas cuando nos presentó, hace años: "La quiero como si fuera mía", dijo con ternura.
 Luego descubrí que no era el único: era inevitable acabar queriendo a Concha como algo tuyo.
Yo, además, la admiraba: se ha ido una de las mejores.