Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

14 abr 2013

Que fuerte y terrible!!!!El veterinario impasible Marcelo Gurruchaga descuartizó el cuerpo de su esposa y se deshizo de los restos


El veterinario detenido por descuartizar a su esposa, con la víctima (con bata blanca).

En el bar El Granaíno de Benijófar (Alicante, 4.200 habitantes) recuerdan bien la secuencia.
 El veterinario Marcelo Gurruchaga apuró con sosiego su café esa tarde en su agradable terraza.
 Charló diez minutos de negocios con un acompañante desconocido.
 Y se marchó. Dos días después relataba a la Guardia Civil, con una caja de cenizas entre las manos, que su esposa, una argentina de 46 años, llevaba una semana muerta.
 Que la mujer falleció el Jueves Santo por una sobredosis de fármacos tras una depresión por sobrepeso. Que intentó reanimarla sin éxito en su clínica veterinaria durante tres horas. Y que descuartizó su cadáver y trasladó los restos a una incineradora de animales.
 Un truculento relato que saltó en mil pedazos bajo la presión de sus dos hijos.
 Ellos no le creyeron cuando insistió en que su madre estaba de vacaciones de Semana Santa.
La juez tampoco y ordenó su ingreso en prisión provisional y sin fianza por un presunto delito de homicidio. El acusado no tenía denuncias por malos tratos.
En Benijófar cuesta arrancar detalles de su único veterinario, un discreto y risueño argentino de 45 años que se manejaba con soltura entre los adinerados jubilados ingleses.
Sus vecinos se preguntan cómo pudo mantener el tipo tras la muerte de su esposa.
 Durante una semana llevó una doble vida que no levantó sospecha.
 Francisco le vendió un cupón de la ONCE dos días después del suceso.
 “Me llamó la atención que tenía la persiana de la clínica cerrada”, afirma.
 En el bar Lucas le vieron por última vez saludando a un hombre la noche previa a su confesión.
Se mostró distante, pero educado
. Caminaba solo. En su clínica colgó durante varios días un cartel de “Cerrado por enfermedad”, según otro testimonio.
El marido tardó una semana en comunicar a la Guardia Civil que la mujer había muerto por sobredosis de fármacos
Los vecinos atan cabos a posteriori.
Pero, como indica José Segura, copropietario de El Granaíno, Gurruchaga no se metía en líos y proyectaba la imagen de mantener una “excelente relación” con su mujer.
 “Estaban muy enamorados”, zanja este hombre, que se consideraba amigo de la familia desde que el hijo menor del veterinario, de 19 años, trabajó en su restaurante como camarero.
 El matrimonio se tomó una cerveza en la terraza del bar unas horas antes del suceso.
Su dueño insiste en que el presunto homicida era un reputado profesional que regalaba tratamientos a los vecinos y acogía a perros abandonados.
El negocio de las mascotas marchaba bien, según sus vecinos. Gurruchaga y su mujer acumulaban desde la apertura de la moderna clínica, en 2007, una sólida clientela de británicos y alemanes de las cercanas urbanizaciones de Ciudad Quesada y Benimar
. Él se encargaba de las operaciones y ella le asistía en la tienda y en el servicio de peluquería para mascotas. La hija mayor, de 25 años, echaba una mano y el menor se formaba para emular algún día a su padre.
 No se adivinaban problemas. El matrimonio recogía currículos para contratar a veterinarios que supieran inglés y ultimaba el alquiler de un piso en el propio edificio de la clínica
. Querían vivir más cerca del trabajo, según una vecina.
Quienes conocieron a la víctima no dan crédito a la hipótesis que la investigación maneja como más probable: que la mujer murió durante una fallida liposucción realizada por su marido en la clínica.
 La fallecida era de baja estatura y pesaba unos 70 kilos, según varias vecinas. Había superado una enfermedad y siempre sonreía, según una comerciante.
En el enigmático relato de los hechos sobresale una evidencia. El presunto homicida contactó el Jueves Santo, el día de la muerte de su mujer, con la incineradora de animales IPA, proveedora de su clínica desde 2008.
Encargó una cremación urgente de un perro de gran tamaño.
 Argumentó que tenía prisa porque los propietarios del animal, unos extranjeros de los que no dio detalles, se marchaban pronto del país
. Y dos días después, según la empresa, se presentó con varias bolsas cerradas en la nave de la incineradora, en el espectral polígono industrial Los Azárabes, a unos diez kilómetros de la clínica.
 Solicitó que no se abrieran los paquetes por su avanzado estado de descomposición. Advirtió de que los restos eran desagradables. Pidió recuperar sus cenizas, una opción que encarece un proceso que cuesta 30 euros por cada cinco de kilos de animal.
En su clínica de Benijófar colgó durante varios días un cartel que anunciaba “Cerrado por enfermedad”
El veterinario aguardó pacientemente en el edificio modular de IPA hasta el fin del trabajo y cargó en el maletero de su coche las cajas con los huesos pulverizados. Un portavoz de la empresa admite que el operario que realizó el trabajo no revisó el contenido de las bolsas porque “no existe ningún protocolo al respecto”.
El presunto homicida se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Almoradí (Alicante) a dar su versión de la muerte de su esposa una semana después.
Había elegido uno de los métodos más efectivos a su alcance para destruir huellas de un cadáver. “Esto requiere tiempo y determinación. Normalmente, estos actos los cometen personas que tienen algo que ocultar”, explica el profesor de Criminología de la Universidad de Valencia (UV) Vicente Garrido. “Si realmente se suicidó, ¿por qué se deshace del cadáver?”, se pregunta.
El catedrático de Derecho Penal de la UV José Luis González Cussac apunta:
“Sin el cadáver resulta muy difícil una condena por delito de homicidio”.
 Y añade que el acusado podría enfrentarse a una exigua pena de exhumación ilegal.
Son las tres de una calurosa tarde. Benijófar se repone a cámara lenta del golpe.
 En unos días arrancará la temporada turística, que dura hasta mediados de septiembre
. Los jóvenes camareros, en su mayoría extranjeros, se cruzan de brazos con la mirada perdida. Un horizonte de mesas vacías presagia una mala campaña.
 Entre ramos de flores, un cartel cuelga del escaparate de la clínica veterinaria Pet Care. “No nos llame, por favor”.

To The Wonde rEste drama segmenta incluso entre los hasta ahora incondicionales de Terrence Malick por Jordi Costa


En su ensayo El estilo trascendental en el cine, publicado en 1972, un joven Paul Schrader escogía como objeto de estudio la obra de Dreyer, Bresson y Ozu para aislar aquellas estrategias formales que permitían a la tríada de cineastas expresar la revelación de lo sagrado.
 Un territorio delicado, pues, como subrayaba Schrader, “el rechazo de la crítica en relación al arte trascendental es comprensible, ya que cuanto más puro y absoluto pasa a ser un arte menos útil resulta". Frente a la síntesis y el ascetismo expresivo de Ozu, Bresson y Dreyer, el esquivo y ahora insólitamente prolífico Terrence Malick parece buscar la trascendencia –especialmente en sus dos últimos trabajos- a través del desbordamiento, de un barroquismo místico que, eso sí, se sostiene sobre un denso tapiz de sutilezas e imágenes frágiles(.No se sostiene ni es barroco, es una forma de intentar decir mucho sin decir nada.)
 Sería interesante saber qué nota le daría Schrader a Malick en un hipotético examen de estilo trascendental, pero conviene aducir, en defensa del autor de El árbol de la vida, que este emprende su particular tao hacia la revelación cuando toda imagen parece haber perdido su pureza, vampirizada por retóricas publicitarias y otras formas parasitarias de una esencialidad cinematográfica que quizá sea, ya, un paraíso perdido.
TO THE WONDER
Dirección: Terrence Malick.
Intérpretes: Ben Affleck, Olga Kurylenko, Javier Bardem, Rachel MacAdams, Romina Modello, Tatiana Chiline.
Género: Drama. Estados Unidos, 2012.
Duración: 112 minutos.
El árbol de la vida dividió a público y crítica, pero To the wonder parece haber segmentado el mapa de afectos incluso entre los hasta ahora incondicionales de Malick.
 La película, a primera vista, parece dar todas las armas a sus detractores: si alguien quiere acusarla de pretenciosa, afectada y falsamente lírica lo tiene fácil.Porque es así.
 Detenerse en To the wonder, dedicarle el tiempo que exige –no solo el tiempo de su metraje, sino también el de su sedimentación-, puede acabar revelando una imagen muy distinta(PUEDES PASARTE UNA SEMANA EN UN CONVENTO PARA DAR VUELTAS Y VUELTAS PARA NO SACAR NADA EN CLARO:
lo peor es que parece que a quién no nos gustó es que somos tontos......pues si.
. La estrategia formal es la misma –soliloquios sobre una sinfonía de imágenes trenzada en elaboradas rimas visuales-, pero hay quien solo ha querido ver arbitrariedad y aleatoriedad donde hay minuciosa arquitectura.
Si en El árbol de la vida, Malick asociaba las reminiscencias de una mirada infantil, incapaz de comprender el sentido de lo que está viendo –el dolor y la furia paterna, un ataque epiléptico en plena calle-, con el asombro del ser humano ante la imponencia de la Creación, aquí, en To the wonder, esas turbulencias indescifrables que uno intuye en una mirada o un silencio de la persona amada se contemplan como eco a escala del inabarcable –e insoportable- mutismo de Dios.
 Una pareja, sus alrededores y un sacerdote en plena crisis de fe son los elementos que usa Malick para preguntarse si en una relación amorosa se puede manifestar la gracia y para recorrer los claroscuros que conlleva todo compromiso: religioso, afectivo, social y, por qué no, político.
Las estrategias formales y narrativas de Malick liberan un torbellino de imágenes fluidas, que tiene su centro simbólico en la abadía de Mont Saint-Michel, cuna del romance entre los personajes de Ben Affleck y Olga Kurylenko que, en el último plano de la película, parece ya un horizonte inalcanzable.
 A lo largo del metraje, filtraciones tóxicas –literales y metafóricas- hablan de la caída en esta película portentosa, condenada a ser incomprendida en un presente cínico y celebrada en un futuro con vocación de diálogo.
Pues me gustó lo que pone "Que no la voy a comprender, pues mire, no no la comprendí o mejor dicho, comprendi que no se puede enmascarar algo sencillo con una eternidad de vueltas saltos, y muchos silencios, olviden al Cura porque casi ni sale y eso que pone a un Bardem rotundo, que tampoco habla. si quiere hacer un documental sobre aire, tierra, luz, miradas, apariciones de caballos, pues vale, pero si resulta cansina y pesada es que algo falla, no resuelva Sr. Jordi cuesta con "Si no le gusta es que usted no aprecia lo bueno" Pues lo aprecio pero no den gato por liebre, los tiempos esos de debates para intentar ver una película de Felline por ejemplo, ha pasado, me quedo con lo que me haga vibrar pero no con tonterias de saltar sobre agua y tierra sin palabras y ver como se destruye una pareja, es previsible porque no hablan nunca. Total que si no la ven, lo siento Malick, debería haberse parado en La Delgada Linea Roja, su película no sabe a nada, insípida, cansina y con ganas de que acabe....
Ahora haga La Sal de La tierra, pero con más silencios, un remake que seguro lo hara con gusto.
Y Sr. Jordi me encanta usted con eso que si me gusta es que soy tonta...y a usted le gustó?

Malick: la eternidad es un parpadeo....A mi me pareció lo contrario.....

Llega a España ‘To the wonder’, tras dos años de posproducción y cinco montadores

El cineasta prepara cinco filmes y lleva 15 años con un documental.

Ben Affleck y Javier Bardem, en 'To the wonder'

Hace dos años, Javier Bardem viajó a Oklahoma, a un pueblo llamado Bartlesville, a trabajar con “un humanista, un creador excepcional”.
Al actor español el cineasta Terrence Malick le había llamado para encarnar al padre Quintana, un cura con dudas religiosas.
 “El guion era como una serie de cuentos, y la mayor parte de los diálogos surgían de la charla con Malick, que me daba un material increíble. Yo le pedí unas coordenadas”. Poco más. “¿Terrence? Es muy, muy tímido y encantador.
 Como curiosidad, a Terrence le encantan los pájaros, hay un ornitólogo en su interior”. Y tras rodar, Bardem se puso a esperar.(como hicimos casi todos los espectadores) Esperar que pasara algo....
A esperar, porque Malick (Ottawa, Illinois, 1943) necesita sus tiempos. Y que alguien le quite las películas de las manos. To the wonder se ha estrenado tras dos años de posproducción y cinco montadores distintos. El árbol de la vida casi hubo que arrancársela para estrenarla en Cannes en 2011.
“No sé si volvería a repetir un rodaje como este, me ha dejado exhausto. Terrence capta lo que pasa cada día, filmando con luz natural. Está siempre a la caza de los felices accidentes que puedan ocurrir
. De Malick he aprendido que debes vivir el momento en el rodaje, que no puedes planificar el futuro de forma muy concreta”, aseguraba Pitt en el certamen francés, como protagonista y productor de El árbol de la vida. Malick amasa, pule, perfecciona, magrea sus filmes, mientras los cinéfilos esperan alguna gota de arte procedente del alma lírica hasta el desgarro de un tipo que quienes le rodean califican de sencillo. Después, en este magreo vienen los cabreos.
 Es legendaria la lista de actores que llegado el momento del estreno de su trabajo con Malick descubren que su aparición ha quedado reducida a la mínima expresión o directamente han desaparecido.
 Los últimos han sido Rachel Weisz, Amanda Peet, Barry Pepper, Michael Sheen y Jessica Chastain: ni rastro de ellos en To the wonder.
Es muy tímido, y le encantan los pájaros”, cuenta Javier Bardem
Y mientras, Malick vive feliz en Austin (Tejas), ajeno al ruido mediático.
 Asistió al estreno en Cannes de El árbol de la vida, pero antes los fotógrafos tuvieron que dejar sus cámaras.
En verano, la web de cotilleos TMZ filmó a Benicio del Toro un sábado por la noche... sin percatarse de que a su lado había un viejecito sonriendo: Malick. Porque él va a la suyo, rodar, aprovechando las ventajas del digital, con el que puede filmar horas y horas.
 Dirigió su primer filme, Malas tierras, en 1973. Cinco años después entregó Días del cielo. Dos décadas más tarde, La delgada línea roja (1998). En 2005, El nuevo mundo.
 Y ahora se le atropellan los estrenos. En posproducción tiene Knight of cups (Christian Bale, Natalie Portman, Antonio Banderas, Cate Blanchett, veremos quién queda) y el pasado verano rodó en Austin otro drama amoroso con Ryan Gosling, Michael Fassbender, y Rooney Mara. Gosling contaba: “Está al menos con cinco filmes a la vez, entre ellos el documental sobre la creación del universo con el que lleva 15 años”. ¿Tres lustros? Eso en la escala temporal del cineasta es un parpadeo.
Una Película muy densa, de las que sales cansado, y que me pareció una historia con tiempos cruzados. Malick me gustó mucho en otras de sus películas, pero esta era una lección de Metáfisica.
Tanto que habla Bardem pues de 15 minutos que sale sobran más de diez.
Quizás es que sobra toda, menos la fotografía.....Porque mirarse solo y cruzar manos hace que sientas el tiempo como una eternidad...."Un parpadeo dice......pues  bueno...

 

Santas de Diseño..........Zurbarán inspira a Diseñadores de Culto....