El pánico que aparentemente no provocó el primer acuerdo del Eurogrupo, ni el rechazo al mismo del Parlamento chipriota; el acuerdo de rescate definitivo, el control de capitales o la quita a los grandes depósitos
podría desbocarse este martes si, como está previsto, la Bolsa de
Chipre reanuda su actividad tras más de dos semanas cerrada.
En la última sesión, el 15 de marzo, el 59% de los movimientos en el parqué de Nicosia correspondieron a las acciones del Laiki Bank y el Banco de Chipre; 15 días después, el primero está en vías de liquidación y el segundo, conminado a una profunda reestructuración que puede llevarse por delante hasta el 60% de los grandes depósitos.
Pero en un día festivo y caluroso como este lunes, en el que los chipriotas conmemoran el inicio de la lucha armada contra el poder colonial británico, en 1955, la atención pública no repara en los grandes movimientos de capital, sino en algo más próximo: qué flecos quedan por cerrar con la troika y cómo pueden sustanciarse en sus economías.
Según el diario Politis, entre las medidas de ajuste que aún se discuten están un recorte salarial del 5% a los funcionarios y el despido de 2.000 empleados del Ministerio de Educación. Varios medios griegos y chipriotas atribuyen ambas condiciones a un segundo memorándum previsto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para apretar las clavijas a Chipre y evitar una deriva tan perniciosa de la crisis como la de Grecia.
Aunque este domingo el presidente del país, el conservador Nikos Anastasiadis, había anunciado que no se tocarían los sueldos ni habría recortes de plantilla en la Administración —el porcentaje de trabajadores del sector público supone alrededor del 20% del total—, el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, ha modulado el mensaje de Anastasidis en declaraciones a medios locales: el objetivo es salvar puestos de trabajo, como los de 400 docentes pendientes de suprimir, aunque para ello haya que bajar los sueldos por encima del 3% ya previsto el pasado año. Es decir, un mínimo del 5%, aunque se especula con que el recorte pueda llegar al 20%.
Contradicciones al margen —la crisis ha disparado una carrera contrarreloj de anuncios y desmentidos—, las autoridades de la isla prevén cerrar el acuerdo con la troika esta misma semana, para acudir con los deberes hechos a la reunión del Eurogrupo del 12 de abril y recibir el primer tramo de ayuda en la primera quincena de mayo.
En la última sesión, el 15 de marzo, el 59% de los movimientos en el parqué de Nicosia correspondieron a las acciones del Laiki Bank y el Banco de Chipre; 15 días después, el primero está en vías de liquidación y el segundo, conminado a una profunda reestructuración que puede llevarse por delante hasta el 60% de los grandes depósitos.
Pero en un día festivo y caluroso como este lunes, en el que los chipriotas conmemoran el inicio de la lucha armada contra el poder colonial británico, en 1955, la atención pública no repara en los grandes movimientos de capital, sino en algo más próximo: qué flecos quedan por cerrar con la troika y cómo pueden sustanciarse en sus economías.
Según el diario Politis, entre las medidas de ajuste que aún se discuten están un recorte salarial del 5% a los funcionarios y el despido de 2.000 empleados del Ministerio de Educación. Varios medios griegos y chipriotas atribuyen ambas condiciones a un segundo memorándum previsto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para apretar las clavijas a Chipre y evitar una deriva tan perniciosa de la crisis como la de Grecia.
Aunque este domingo el presidente del país, el conservador Nikos Anastasiadis, había anunciado que no se tocarían los sueldos ni habría recortes de plantilla en la Administración —el porcentaje de trabajadores del sector público supone alrededor del 20% del total—, el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, ha modulado el mensaje de Anastasidis en declaraciones a medios locales: el objetivo es salvar puestos de trabajo, como los de 400 docentes pendientes de suprimir, aunque para ello haya que bajar los sueldos por encima del 3% ya previsto el pasado año. Es decir, un mínimo del 5%, aunque se especula con que el recorte pueda llegar al 20%.
Contradicciones al margen —la crisis ha disparado una carrera contrarreloj de anuncios y desmentidos—, las autoridades de la isla prevén cerrar el acuerdo con la troika esta misma semana, para acudir con los deberes hechos a la reunión del Eurogrupo del 12 de abril y recibir el primer tramo de ayuda en la primera quincena de mayo.