Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 mar 2013

Diez vestidos de Lady Di, vendidos en un millón

El modelo más caro adjudicado en la subasta fue el de terciopelo azul que lució la princesa en una cena con Ronald Reagan y John Travolta.

El vestido de terciopelo azul que Lady Di usó en una cena con Ronald Reagan y John Travolta. / CORDON PRESS

El recuerdo de Diana de Gales sigue estando vivo en la memoria de muchos de sus admiradores y coleccionistas
. En la última etapa Lady Di se convirtió en todo un icono de moda.
 Los grandes modistos querían que vistiera sus modelos y muchos lo lograron. Pero fue Versace, uno de sus diseñadores de cabecera y quien con sus creaciones mostró el lado más sexy de la princesa.
 También hay otras piezas de los armarios de Diana que han pasado a la historia por recordar viajes o situaciones particulares.
 Entre ellos está el de terciopelo azul oscuro, diseñado por el inglés Victor Edelstein, que se puso en una cena en la Casa Blanca en 1985. Este traje y nueve más se han vendido en la noche del martes en una subasta. Y  fue precisamente este el que alcanzó mayor valor: 278.400 euros
. Con él Diana bailó con el actor John Travolta, en una cena organizada por el presidente estadounidense Ronald Reagan. La puja, celebrada en la casa Kerry Taylor, se saldó con un total de caja de un millón de euros.
"La subasta brindaba la oportunidad de adquirir un pedazo único de la historia británica.
 Hemos atraído a compradores de todo el mundo, incluidas Asia, América, Austria, Australia y, por supuesto, del Reino Unido", afirmó la casa de subastas en un comunicado.
Por 125.000 euros se vendió otro traje de terciopelo, de color negro, que diseñó la inglesa Catherine Walker y que Diana lució en 1997 en una sesión fotográfica para la revista Vanity Fair realizada por  Mario Testino, el fotógrafo que plasmó su mejor imagen.
En ese mismo precio se remató otro vestido de noche creado por Walker, de terciopelo con pliegues, que la madre de los príncipes Guillermo y Eduardo llevó en dos ocasiones en 1985, durante una visita de Estado a Australia y en el estreno de la película Regreso al futuro.
 Un modelo de noche de lentejuelas color verdemar de la misma diseñadora y que Diana llevó a Australia alcanzó un precio de 104.000 euros en la subasta.
En 1992, la princesa de Gales visitó Corea del Sur en viaje oficial, una ocasión en la que vistió una prenda de terciopelo color burdeos que se remató por 58.460 euros. Antes de su visita al país asiático, Diana, había lucido ya ese vestido en el estreno de Magnolias de acero, en febrero de 1990.
En 1985, el fotógrafo británico Antony Armstrong-Jones retrató a la princesa de Gales con un traje del inglés Bruce Oldfiel de color negro que se remató en Kerry Taylor también por 58.460 euros y que Diana utilizó de nuevo en un pase de gala del musical Los Miserables, que se celebró ese año en Londres.
Por 90.480 euros se adjudicó el traje de color rosa que la princesa, separada oficialmente de su marido el 28 de agosto de 1996, llevó en una visita oficial a Brasil. Diana lució ese vestido, con un cuello asimétrico, durante un banquete ofrecido por el entonces presidente Fernando Collor de Mello en el Palacio del Itamaraty en Brasilia.
Ahora es Kate Middleton quien ha heredado ese toque de elegancia británica que tanto adoran sus paisanos. Todo lo que se pone la duquesa se convierte en moda y los vestidos que usa de cadenas de bajo coste se agotan rápidamente.
 Dentro de algunos años, otra casa de subasta hará una venta con el armario de Kate.

 

“Un papa que se opone a las conquistas feministas no me parece para festejar”

La argentina Betina González presenta su novela 'Las poseídas', ganadora del premio Tusquets

  • Betina González, primera mujer que gana el Tusquets de novela
  • La escritora Betina González, premio Tutsquets 2012, en Buenos Aires. / Ricardo Ceppi

    Viene de la tierra de Diego Maradona, Lionel Messi y el nuevo papa Francisco, y ella también está acostumbrada a situarse en el primer lugar. Betina González, que nació en Buenos Aires hace 40 años, debutó como escritora con su novela Arte menor ganando el premio Clarín, cuyo jurado estaba compuesto nada menos que por José Saramago, Rosa Montero y el argentino Eduardo Belgrano Rawson
    . "De esta novela se puede decir que solo su título es arte menor. Lo que viene después del título es arte mayor", dijo el Nobel de Literatura portugués hace siete años.
    En noviembre pasado, González obtuvo su primer premio internacional, el Tusquets, con un jurado integrado por Juan Marsé, Almudena Grandes, el colombiano Juan Gabriel Vásquez, Fernando Aramburu y la editora Beatriz de Moura.
     Fue la primera mujer en ganar el Tusquets y lo hizo con su segunda novela, Las poseídas, que acaba de editarse en España.
     Los jurados destacaron "la destreza con que la autora teje una trama que combina géneros y elementos diversos, la recreación poco complaciente del despertar sexual de la adolescencia y su actitud desafiante ante la herencia de los adultos".
    Precisamente son esas normas sexuales las que rompe su protagonista, López, y las que llevan a que a Betina le siente mal el sucesor de Benedicto XVI, su compatriota Francisco.
    Pregunta. ¿Qué opina de la imagen de Argentina a través del nuevo papa?
    Respuesta. La imagen de Argentina me tiene sin cuidado. Bajo la bandera del nacionalismo se cometen y se han cometido atrocidades y ridículos de todo tipo, entre ellos que mis compatriotas salgan a festejar al papa argentino, igual que a Messi o a Maradona, como si fuera un triunfo colectivo.
     Para cualquier lector de Las poseídas queda claro que la novela desmonta y denuncia, entre otras cosas, la sexualidad normativa que la Iglesia católica prescribe y que ha permeado y persiste en nuestras sociedades a pesar de las conquistas del feminismo y de la lucha por los derechos homosexuales. La elección de un papa que se sigue oponiendo a esas conquistas no me parece algo para festejar.
    P. ¿Cómo describiría a Las poseídas?
    R. Hay distintos sentidos de la palabra poseída o del verbo poseer en la novela. Se puede leer como una novela sobre la pérdida de la inocencia.
    Si le digo novela de iniciación, piensa en las clásicas. Tiene algo de eso, pero mezclada también con otros géneros: terror, gótico, histórico, policial. Tiene una gran carga de oscuridad.
     No es una novela de iniciación que ocurre en cualquier momento sino en una década muy oscura.
    P. Los 80, cuando termina la dictadura argentina (1983) y regresa la democracia, pero con diversas revueltas militares.
    R. Pero más allá del contexto político, era una década oscura desde la música, desde el dark. Es una reflexión sobre lo maravilloso, lo difícil y lo superdramático de ser una adolescente.
    P. ¿Argentina también era adolescente?
    R. Fue la década en la que yo era adolescente. Yo sentía un vacío. Mi generación sintió el vacío que dejó la generación de los militantes.
     Para los que crecimos en la dictadura, los militares borraron completamente la posibilidad de una revolución.
     Entonces la novela está escrita desde esa bronca
    . Ésa es la importancia del contexto político más que decir algo sobre lo que ya se escribió mucho
    . El sentimiento generacional es lo que está en la novela
    . Esta idea de querer romperlo todo, pero sin los grandes sueños políticos de los 70. En los 80 no tenías nada. Era más bien romper por romper.
     Una rebelión de estampita, como dice la novela.
    P. Alguna vez describió aquella época con el concierto que The Cure dio en Buenos Aires en 1987, en el que el público rompió todo.
    R. La gente desbordó. Hubo desde robos hasta botellazos al escenario.
    Me parece que ese recital fue simbólico de esa impotencia. Esa bronca es expresada por la narradora de Las poseídas, a la que le agarra eso de romper cosas. Pero es algo de cualquier adolescente.
     Quieren llevarse el mundo por delante, pero a la vez tienen mucho miedo, dependen mucho de la mirada de los demás. También hay muchos estereotipos en relación al adolescente y a la adolescente. Me ha interesado burlarme de esos estereotipos, sobre todo los de las chicas de escuelas católicas.
    P. Que también usted ha sido.
    R. Sí, conozco ese mundo, pero mi colegio era mucho más modesto
    . A mí me servía ubicar la novela en una clase más alta porque la narradora no se siente parte del mundo de esas chicas.
    P. ¿La novela tiene elementos autobiográficos?
    R. No, pero sí de reconstrucción de la época. Por ejemplo, la excursión al Colegio Militar era algo que en mi colegio se hacía. Era un premio para las alumnas.
    Esa sala que describo con los botines supuestamente ganados a la subversión existía en 1984 u 85. Quiero creer que no está más.
    P. ¿Qué diferencias de estilo encuentra entre este libro y sus anteriores, incluido Juegos de playa?
    R. A mí me sirvió, a diferencia de los otros libros, no narrar las historias desde el realismo, desde la necesidad de reconstruir cada detalle, cada nombre, cada fecha. Eso era en un punto limitador para mí. Una escritura más despojada funciona mejor. Con apenas uno o dos detalles se vuelve más potente. Como ese detalle de la escena en el Colegio Militar.
    P. ¿Cuál es la escena que más le gusta de su novela?
    R. Esa es una. Hice el experimento de leerla en la facultad. Yo enseño en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Me pidieron que fuera a hablar como escritora y que leyera algo, y me costó bastante, más de lo que pensaba. También fue fuerte escribirla.
    P. ¿Dónde y cómo escribe?
    R. Como puedo, porque ha sido caótico mi regreso a Argentina en febrero de 2012, después de nueve años en EE UU: tres de maestría (en Escritura Creativa) y seis de doctorado (en Literatura Latinoamericana). Escribí Las poseídas en Pittsburgh, que es una ciudad como Ciudad Gótica, con 40 días de sol al año.
     El contexto gótico de la novela tiene que ver con Pittsburgh. Era mi último año de doctorado, estaba harta de ese tipo de escritura y esta novela me tomó por sorpresa. Es un libro arrebatado.

José Ovejero gana el Alfaguara de Novela con ‘La invención del amor’

El autor español obtiene el galardón con una historia en la que el amor funciona como reinvención

Entre amores inventados y búsquedas personales, Ovejero reflexiona sobre la situación social del país

  • Ovejero pasaría unas vacaciones en El astillero, de Onetti
  • Mil palabras valen más que una imagen
  • Todos los ganadores 
  • El escritor español José Ovejero. / BERNARDO PÉREZ

    El amor como búsqueda, refugio y huida de la crisis personal y social es el tema con el cual José Ovejero, a través de La invención del amor, ha obtenido el XVI Premio Alfaguara de Novela. El galardón otorgado al escritor español, dotado con 175.000 dólares (130.000 euros) y una escultura de Martín Chirino, se concede a una obra inédita escrita en castellano. Este año el jurado presidido por Manuel Rivas y compuesto por Annie Morvan, José María Pozuelo Yvancos, Jordi Puntí, Xavier Velasco, Antonio Ramírez y Pilar Reyes (con voz pero sin voto), debió elegir entre 802 manuscritos de 19 países.
    Para José Ovejero (Madrid, 1958), narrador, poeta y ensayista que vive entre Madrid y Bruselas, este es su quinto premio literario.
     Libros que han sido decisivos en su carrera como escritor y que muestran su variado registro temático y de géneros. Hace 20 años (1993), se dio a conocer con la poesía al obtener el Premio Ciudad de Irún por Biografía del explorador; en 1998 salió completamente del anónimato al ganar  el premio Grandes Viajeros con China para hipocondríacos; en 2005 su vena narrativa lo hizo más popular al llevarse el Primavera de Novela con Las vidas ajenas; el año pasado dio cuenta de su registro de hondo ensayo y reflexión al alzarse con el Anagrama de Ensayo por La ética de la crueldad; y ahora con el Alfaguara se abre a un mundo potencial de 400 millones de hablantes debido a la gran presencia y prestigio del premio y América Latina.
    La invención del amor transcurre en Madrid y relata la historia de Samuel, soltero de 40 años, que es socio de una empresa de materiales de construcción, que se enamora de una mujer que ha muerto. A partir de ahí empieza a reinventar su vida.
     Esa búsqueda del amor lo lleva a salir de sí mismo y a asomarse al mundo real del aEspaña actual. Según la editorial, "es una novela con solteros y crisis que crece y se ramifica, a partir de la curiosidad por lo inmediato, llegando a tocar el misterio. El narrador protagonista nos hace cómplices hablándonos directamente sobre la soledad, el amor y la capacidad para reinventarse y autoengañarse".
     Un relato generacional tanto en lo sentimental como social
    El Alfaguara de Novela, cuyos libros se han traducido a 22 idiomas, ha batido el récord de participantes este año: 802 manuscritos procedentes de 19 países: 342 se han recibido en España, 133 en México, 99 en Argentina, 61 en Colombia, 34 en Estados Unidos, 28 en Chile, 23 en Venezuela, 19 en Ecuador, 18 en Perú, 9 en Guatemala y Honduras, 8 en Costa Rica, Panamá y Nicaragua, 8 también en Bolivia, 7 en El Salvador, 7 en Uruguay, 4 en Paraguay y 2 en Puerto Rico.

    Todos los ganadores

    Eliseo Alberto, por Caracol Beach y Sergio Ramírez, por Margarita, está linda la mar (1998).
    Manue Vicent, por Son de mar (1999).
    Clara Sánchez, por Últimas noticias del paraíso (2000).
    Elena Poniatowska, por La piel del cielo (2001).
    Tomás Eloy Martínez, por El vuelo de la reina (2002).
    Xavier Velasco, por Diablo Guardián (2003).
    Laura Restrepo, por Delirio (2004).
    Graciela Montes y Ema Wolf, por El turno del escriba (2005).
    Santiago Roncagliolo, por Abril rojo (2006).
    Luis Leante, por Mira si yo te querré (2007).
    Antonio Orlando Rodríguez, por Chiquita (2008).
    Andrés Neuman, por El viajero del siglo (2009).
    Hernán Rivera Letelier, El arte de la resurrección (2010).
    Juan Gabriel Vásquez, por El ruido de las cosas al caer (2011).
    Leopoldo Birzuela, por Una misma noche (2012).
    José Ovejero, por La invención del amor (2013).
     

El Gran Hermano de los bolsos

Tous desarrolla una aplicación para personalizar bolsos a partir del análisis de las cuentas de Facebook y Twitter de sus clientas

  • La familia del osito 
  • El programa de personalización de bolsos de Tous.
    En la era 2.0 el trabajo del Gran Hermano que ideó George Orwell en 1984 sería como mucho un minijob.
    En las redes sociales, y sin necesidad de que nadie nos espíe o controle, aireamos lo que nos gusta y nos angustia
    . Cómo nos sentimos y hasta con qué soñamos. Una ingente información que bien podría servir para replicar nuestra identidad una vez muertos, como plantea la serie británica Black Mirror, o para crear productos personalizados a partir de nuestras necesidades y preferencias estéticas.
     Puede que esta última hipótesis resulte menos sensacionalista pero aún así parece más propia de la ciencia ficción que de la realidad. Y sin embargo, ya es un hecho.
    La firma española Tous ha desarrollado un programa, bautizado como Tous by You, que interpreta los datos, imágenes y vídeos que comparte las clientas en sus perfiles de Facebook e Instagram para, a partir de ellos, ofrecerles, de entre las 116.328 versiones de un bolso posibles, la más afín a su carácter.
    Según explican desde la marca joyera, la aplicación, que puede encontrarse en su web, se conecta con el permiso de la usuaria a estas dos redes sociales y “analiza si se trata de una chica introvertida o extrovertida, nocturna o diurna, si prefiere los colores pastel o los saturados, si le gusta la moda, ir de fiesta o si últimamente ha estado viajando”.
    Y según estos criterios le ofrecerá un bolso en uno de los tres tamaños disponibles y con una paleta de colores que puede ser distinta en cada una de las siete partes que componen la pieza: tapa, correa, cierre…
    Pero si, al contrario de lo que afirman desde Tous, la identidad de alguien no solo “puede definirse a través de su comportamiento en las redes sociales”, o el resultado de tal actividad le devuelve una imagen que no termina de ajustarse a su autopercepción (que no a la realidad), la marca ofrece la posibilidad de customizar personalmente el bolso.
     Puede que, incluso sin que seamos conscientes de ello, las fotos de nuestra cuenta de Instagram dibujen un paisaje de hamburguesas, gatitos y pedicuras fluorescentes; mientras que la imagen que deseamos transmitir con nuestro bolso sea más parecida a la portada de un disco de la modernísima Lykke Li.
    Porque, a veces, la moda no trata tanto de lo que somos sino de lo que queremos ser.
    También ofrece la posibilidad a las internautas de que customicen ellas mismas el bolso
    La aplicación también permite crear un poster ilustrado con el bolso y una suerte de collage del universo online más reciente de la compradora, ya que las fotos que toma para componerlo suelen ser las últimas que se hayan publicado
    . Pero al revés de lo que sucedería en el relato orwelliano, este Gran Hermano textil recopila nuestros datos solo para ofrecernos un servicio, para nuestro provecho y no en el suyo.
     Aún compartiendo los accesos a las redes sociales, Tous no cae en la tentación de utilizarlos para bombardear a sus clientes con publicidad ni siquiera para solicitar su amistad en Facebook o Instagram, lo que, inteligentemente, diluye las reticencias de los más conspiranóicos.