Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 oct 2012

Técnicas de Seducción del Blog EROS


Me encanta flirtear, incluso cuando mi objetivo no es ligar. 
Lo veo como un juego inocente en el que cada uno conoce las reglas y los límites.
Tengo un gran amigo que es militar que me supera mucho en este divertimento y trata la seducción más como si fuera una batalla que una habilidad social que podría acabar en el sexo.
 Cuando vivía en Madrid hace años, me encantaba verlo en acción mientras buscaba a la madre de sus hijos.
Nada más entrar por la puerta de un bar, identificaba sus posibles objetivos enseguida y se acercaba para atacarlos con piropos, bromas y frases engatusador, siempre muy bien ensayadas...
 Empezaba a disparar, su continuó bombardeo era implacable, no cejaba en el empeño hasta conseguir, al menos, un número de teléfono auténtico.
Está claro que la primera impresión es vital cuando la música es alta y las bebidas, abundantes.
 Sin embargo, es igual de importante la forma de acercarse a alguien al día siguiente cuando ya es de día y el mundo real impone sus reglas.
 Si muestras demasiado entusiasmo, entonces corres el riesgo de parecer desesperado y si muestras pasotismo, pareces frío.
 Es difícil encontrar un punto medio.
Mi amigo militar cometía el gran error, en mi opinión, de llamarlas a las 11 de la mañana del día siguiente para invitarlas a comer ese mismo mediodía.
 Le decía que tal vez era un poco precipitado pero él no entendía. 
No podía concebir una respuesta negativa - o a veces la ausencia de respuesta –cuando parecían haber sido tan receptivas la noche anterior. “¿Porqué las mujeres dais los teléfonos si luego no queréis que os llamemos?”, me solía preguntar.
Volví a pensar en él cuando descubrí las clases de seducción impartidas por el nuevo SexAcademy de Barcelona – un lugar que ofrece talleres y charlas sobre una gran variedad de temas incluyendo cómo hablar de sexualidad con los hijos, sexy dance, cocina afrodisíaca, taller de placer, speed-dating, tuppersex y mucho más.
Estaba intrigada por saber más sobre el arte de la seducción, después de todo, nunca se puede saber demasiado
. A pesar de sentirme muy cómoda a la hora de coquetear y ligar, lo que me pasa, como a mucha gente, es que cuando se trata de alguien que me gusta de verdad, a veces no sé cómo actuar.
Venus O'Hara by Sebas Romero
Venus O'Hara por Sebas Romero
El taller “Ligar – Técnicas de seducción”, impartido por la sexóloga Luana Salvadó, es un curso con ejercicios teóricos y prácticos que no se limita al mero hecho de ligar para conseguir pareja, sino que intenta aportar técnicas y métodos para seducir de manera natural en todos los ámbitos donde nos movemos. Porque seducir sienta bien y no es sólo una cuestión de físico, como la gran mayoría sigue creyendo.
 Seducir implica una combinación de psicología, comunicación verbal y no verbal, aspecto, actitud y seguridad. En el taller, trabajan con todos estos elementos adaptándolos a la personalidad de cada uno, para crear una combinación perfecta para convertirnos en personas mejores y más seductoras.

Al repasar los temas del curso, me puse a pensar en mi amigo militar y todo lo que hacía mal años atrás.
 En un viaje reciente a Madrid, volví a verlo y estaba celebrando una promoción largamente esperada a un rango superior y estaba muy feliz.
 En cuanto a la seducción, se ve que sus nuevos conocimientos militares también habían influido su técnica de seducción porque ahora había ampliado mucho el campo de batalla.
Ya no sólo cuenta con los bares para conocer a la madre de sus hijos, porque podría suceder en el gimnasio, en una clase de yoga, en una clase de salsa, internet o en una amplia variedad de cursos como cata de vinos, cocina, plantas, etc .
 De esta manera el círculo social se va ampliando poco a poco, se hacen amistades sin prentenderlo y lógicamente uno podrá encontrar de esta manera aquello por lo que desespera. 
Ya se sabe el dicho “ el que espera desespera”.
Sin embargo, ligar en los bares, sigue siendo una campaña militar y ahora adopta una técnica que llama “operación dos dedos”, que consiste en identificar a las mujeres con menos de dos dedos de alcohol en su vaso e invitarlas a una copa.
 “Siempre aceptan,” me asegura, y no sólo esto sino que además se quedan hablando con él por educación al menos el tiempo de esa bebida, dándole la oportunidad para una nueva batalla.
Yo en cambio, aún no he tenido la oportunidad de practicar mis nuevos conocimientos, pero ya tengo la certeza de que la próxima vez que me guste alguien de verdad, sabré lo que tengo que hacer.
Y tu, ¿cuál es tu técnica de seducción?Ufffffff que pereza!!!!

Buscar empleo con más de 50

Un millón de personas mayores de 50 años están en el paro en España. / DIRK WAEM (AFP)
Manuel Marín recita su nombre por teléfono con voz firme y empieza una animada charla sobre su oficio, panadero de toda la vida, en Sevilla, desde que tenía 11 años y su padre le llevaba en el carrito del reparto para que no se mojara los días de lluvia...
 A los 50 años, hace ahora cinco, esa vida entre masas, harinas y levaduras se rompió de golpe cuando se quedó en paro
. “En mi casa”, alcanza a decir, “no entran ahora más que 426 euros” para un hogar al que ha vuelto otro hijo desempleado, con su mujer, un niño y otro en camino; hay otro hijo parado y una hija, de 18 años, que está estudiando. El cuarto hijo, también sin empleo, se ha ido a vivir con los padres de su pareja.
Así que, siete bocas en esta casa de San José de la Rinconada. ¿Cómo hacen para comer? “Como podemos, los vecinos...”. Y ahí empieza a oírse un hilo de voz entrecortado.
 Será su mujer, Natividad, quien retome la conversación y siga contando las estrecheces por las que atraviesa esta familia.
Desde una perspectiva antropológica, el empleo es algo más que un mero modo de subsistencia. “Afecta a la dignidad, a la valoración del propio ser, a la autoestima” y en la percepción de todo ello influyen factores como el hecho de ser hombre o mujer, o los años que se han dedicado a la formación, como explica el jefe del servicio de Salud Mental del Hospital de Majadahonda, José Antonio Espino.
 El llanto de Manuel simboliza el drama que viven en España miles de personas que a una edad madura se encuentran por primera vez en su vida sin empleo y con escasas perspectivas de encontrar uno nuevo.
En España hay ya más de un millón de parados de entre 50 y 64 años, una edad con cierto estigma para reintegrarse al mercado laboral.
“Siempre hay un sesgo cuando se trata de empleo. Entre los occidentales hay una tendencia a discriminar en favor de los más jóvenes, por más que esté prohibido en las selecciones de personal en algunos países preguntar expresamente por la edad”, explica José María Peiró, catedrático de Psicología del Trabajo de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). En el caso de España, para pedir una edad determinada tiene que haber una causa objetiva relacionada con el contrato o con el trabajo que se ofrece. La edad no puede ser utilizada como elemento discriminatorio, pero probar que existe dicha discriminación suele resultar bastante complicado.
Los jóvenes sí tienen interiorizado que tendrán muchos empleos diferentes
“Esa predilección por la juventud puede contribuir a perder un importante capital humano, cargado de experiencia laboral”, añade Peiró.
 Se atribuye a los jóvenes la iniciativa, el empuje, la motivación, “y eso no es una verdad absoluta; ya hay algunas experiencias empresariales que han visto por ejemplo en las mujeres mayores, cuyos hijos ya se fueron de casa, un potencial considerable para que retomen el camino laboral que un día cortaron o inicien otros trabajos.
 Aportan sensatez, cuidado y responsabilidad con el oficio que desempeñan, menos absentismo, más sosiego, son concienzudas”, sigue Peiró.
 El experto cree que con los niveles actuales de desempleo es preciso reajustar algo las expectativas. “Puede que uno venga de un trabajo mejor, y en un principio se resista a aceptar ofertas menores, pero quizá debe verlas como algo transitorio; y, como los jóvenes, también a estas edades debe hacerse hueco el emprendedurismo”, afirma.
Pero a veces no hay ni mejor ni peor: solo nada.
 Nada encuentran Manuel y su mujer, Natividad, ni en panaderías, ni en la limpieza.
 La formación influye, desde luego. Pero la generación de españoles en la cincuentena ya no es la de hace unas décadas: un tercio de los de 55 a 64 años tienen estudios medios o superiores, según datos de la OCDE. Y para estos tampoco está siendo fácil.
Cerca de un año lleva en paro Maribel F. M. y solo hace unas semanas logró tener su primera entrevista personal, después de enviar currículos adaptados a los distintos requerimientos de las empresas prácticamente cada día.
 Ella es psicóloga de formación y, paradójicamente, estuvo durante 25 años dedicada a la formación de empleo para adultos.
 Con 50 años recién cumplidos, divorciada y con una hija universitaria, se repite cada mañana: “Maribel, vas a encontrar un buen empleo muy pronto”. Sabe que si el ánimo se desvía de ese objetivo es fácil caer en la depresión, la ansiedad y el complejo.
Protección social, familia y amigos, pilares esenciales para superar el bache
“He trabajado y cotizado durante 25 años para que las arcas estuvieran llenas y no he vivido por encima de mis posibilidades
. Lo tengo claro. Pero eso no impide que vayas hundiéndote un poco con el tiempo. Este año no he ido de vacaciones y eso que tenía familia y amigos para desplazarme y estar con ellos en el pueblo, en la playa... Pero lo único que piensas es: y yo, ¿de qué tengo que descansar?, cuando no es verdad, porque ahora soy ama de casa todo el día y echo unas buenas horas frente al ordenador buscando empleo, modificando el currículo...”.
 En este año se ha convertido, eso sí, en una experta en todo tipo de servicios para la búsqueda de empleo.
Para quienes llevan tiempo en paro resulta difícil no ir cayendo en el desánimo o rozar los problemas de salud mental
. Los trabajadores sociales hablan de los muchos casos que acuden a sus oficinas solicitando ayuda, todos ellos con un drama que contar y algunos ya medicados para la depresión y la ansiedad.
 Tener un nivel elevado de formación intelectual, como ocurre en el caso de Maribel, no hace sino agravar la percepción de los hechos, en contra de lo que podía parecer, como apunta el doctor José Antonio Espino. “A mayor nivel de cualificación el impacto sobre la salud mental puede ser más acusado. Tiene que ver con los años que se han empleado en formarse, la dedicación para encontrar un trabajo estable y bien remunerado. Se resiente la autoestima”.
 Para estos profesionales, incluso encontrar un empleo puede ser vivido como un fracaso personal si consideran que el nuevo puesto no está a la altura de los esfuerzos que han realizado durante muchos años.
El sexo también condiciona: los hombres lo llevan peor; y la juventud tampoco lo afronta con el mismo estrés. “Los jóvenes de hoy en día tienen interiorizado que tendrán muchos empleos a lo largo de su vida, mientras que está más arraigada entre estas otras generaciones la concepción de que un trabajo es para siempre.
 Para ellos, perderlo es un golpe en su vida”, señala Espino.
A más cualificación, mayor impacto emocional por estar desempleado
Dos factores son definitivos para impedir que los desempleados entren en barrena: la protección social del Estado y la red social propia.
 De ambos depende críticamente la línea que separa de la exclusión social; los que impiden que uno se eche un día a la calle y no vuelva a casa. O un suicidio activo, como señala el doctor Espino. “Hemos hecho estudios y comparado crisis, la de los años, veinte, setenta..
. En Suecia, por ejemplo, en la crisis de los noventa hicieron un gran esfuerzo en la protección social de los parados y los índices de suicidio no aumentaron”, lo contrario de lo que está ocurriendo en Italia o en Grecia en estos momentos.
 “La protección social pública hacia el desempleo está directamente relacionada con los índices de malestar y de suicidios”, añade Espino, aunque no tienen datos actualizados para ilustrarlo.
La segunda pata de apoyo es la red familiar y de amigos, como saben muy bien los que se dedican a los servicios sociales. Y no solo porque de estas personas obtienen apoyo económico o comida, como le ocurre a Manuel, sino porque proporcionan estabilidad mental y apoyo emocional, para que uno sepa ubicarse en su mundo de siempre.
 Porque el trabajo, además de ser un método de subsistencia, un factor de dignidad social o un coadyuvante de la autoestima es “un elemento estructurante de la propia persona”, advierte Espino. “Uno de los problemas más importantes del desempleo es la desorganización del tiempo, te descoloca la vida, algo similar a lo que les ocurre a quienes se jubilan si no son capaces de organizar de nuevo otra forma de vida, con sus horarios, sus rutinas”, dice Espino.
 Por eso es importante tener unos horarios, mantener hábitos parecidos a los anteriores o diseñar otros: llevar a los niños a la escuela, preparar la comida, sentarse de tal hora a tal hora frente al ordenado, cualquier costumbre alejada de los brazos cruzados.
“Cuando los jubilados se apuntan a piscina, cuidan a nietos o hacen cursos en la universidad te acaban diciendo que nunca han estado tan ocupados”, señala Espino.
 “El mayor grado de irritación con la familia, los episodios de maltrato, tienen que ver con la forma de ser de cada cual, pero también con esa desestructuración del tiempo.
 La falta de estímulos es un método de tortura conocido, como en Guantánamo, eso afecta a la actividad cerebral y puede dar origen a delirios, por eso, cuanto más complejo era el trabajo perdido y más actividad mental requería, la desestructuración puede aumentar”, añade Espino.
“Coticé 25 años”, dice una parada, “sin vivir por encima de mis posibilidades”
Antes de llegar a todo eso cabe el optimismo (a Maribel F. M. la entrevista de trabajo no le ha salido mal) y tomarse un tiempo para seguir buscando. Internet parece la herramienta clave que casi todos citan.
 Un sitio, encuentraempleomayoresde50.org ofrece algunas alternativas para este segmento de la población. Susana Salcedo y otros cuatro amigos, todos empleados, lo idearon con un único motivo: la solidaridad. “Por supuesto que aquí no se cobra ni por poner una oferta ni una demanda de empleo.
El panorama es tan terrible que un día pensé que teníamos que hacer algo.
 Hay padres que buscan trabajo para sus hijos y todo tipo de dramas personales”, dice esta joven, de 24 años. “Hacemos un barrido por la web para buscar aquellas ofertas en las que aparece específicamente esa edad, las que lo limitan hasta los 50 años y las que no tienen límite”, explica.
Y ya han recibido mensajes de alguien que ha encontrado algo
. “Eso nos motiva más que nada, soy feliz cuando ocurre”.
En esta página uno se hace una idea de la oferta de empleo para estas edades, en realidad un cajón de sastre: hay trabajos muy cualificados que requieren amplia experiencia, otros que proporcionarían, quizá un cambio de vida, porque se trataría de instalarse en el campo al cargo de unas fincas de olivos y una casa de labranza; de mayordomo en una hacienda gallega; algunos están relacionados con el aspecto físico, casting de todo tipo o los que buscan gente con canas para probar tintes.
 Y otros que precisan personas, no importa la edad, para que actúen de clientes misteriosos: uno va a comer a un bar y luego informa sobre la calidad y el trato recibidos, por ejemplo.
Pero para los mayores de 55 o 60 años Internet no siempre es una herramienta fácil y, como dice Maribel, “es impersonal, a veces ni contestan, hay miles de webs de empleo y en algunas tienes que pagar.
 No siempre es fácil sacar provecho de todo eso”.
Natividad, en su pueblo de Sevilla, ve cómo sus hijos, ahora retornados a la vivienda paterna, tiran el colchón al suelo para dormir (“yo le dejaría mi cama a mi nuera, que está embarazada, pero no quieren”), recibe los vales para comida, deja de cotizar, minimiza la hipoteca de acuerdo con el banco...
“No tenemos dinero ni para pagar las llamadas de teléfono para pedir trabajo”, dice.
 Y llora, como su marido, al otro lado de la línea.

Bryce Echenique recibe el premio FIL antes de la feria por la polémica de plagio


El escritor Alfredo Bryce Echenique en una imagen de archivo. / EFE
El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) recibió este jueves el Premio FIL 2012 en su casa y sin cámaras.
 Solo un escueto comunicado publicado este viernes por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara da cuenta del momento. La polémica por su concesión, conocida el 3 de septiembre, no ha amanaido y los organizadores han preferido romper con la tradición de entregar al galardón en la apertura de la feria.
La directora del organismo que entrega el premio, Dulce María Zúñiga, se desplazó hasta Lima para tratar de cerrar el episodio antes de que empiece la cita editorial, en poco más de un mes, y pueda verse empañada por las críticas que han arreciado por la elección del escritor, involucrado en casos de plagio.
Un grupo de escritores y académicos mexicano pidió al jurado del galardón que reconsiderara su decisión alegando que Bryce Echenique había plagiado al menos 16 trabajos que publicó en la prensa.
 El jurado defendió su elección al considerar su "obra narrativa" y su "relevancia dentro de la literatura del siglo XX", y aseguró que las acusaciones de plagio en contra del escritor competen al ámbito penal. A favor del escritor también salieron más de un centenar de escritores y académicos que firmaron una carta en su defensa.
Los detractores advirtieron de que premiar con dinero público (150.000 dólares) al autor peruano perjudicaría al premio, a las instituciones convocantes y a la cultura del país.
Ante las críticas, la semana pasada la organización anunció el cambio de planes: "Luego de una amplia valoración de los distintos argumentos que se han manifestado alrededor de este asunto, se decidió por esta ocasión modificar el formato de entrega del galardón"
. Una breve nota da cuenta este viernes del momento: "Alfredo Bryce Echenique recibió el Premio FIL de Literatura". dice la nota, sin ni siquiera una foto.

Budapest persigue y atrapa a Cézanne

'Arlequín' de Paul Cézanne que forma parte de la exposición 'Cézanne y el pasado'. / EFE
Casi siempre resultan indescifrables los vaivenes del destino. Aquellos que en las postrimerías del XIX llevaron al artista maldito, al hombre aislado mental y profesionalmente, a apostarse frente a aquella montaña con la obcecación de, una y otra vez, reducir con el repetitivo movimiento de su pincel su poderosa masa a su más perfecta abstracción geométrica. También los que introdujeron en la taberna al hijo del banquero que prefirió enriquecerse frente a un lienzo para capturar en un momento trivial a unos jugadores de cartas abstraídos, melancólicos, condensados en su forma cilíndrica más estilizada, y a la vez, tan profusa. O los que hicieron autorretratarse al pintor con el rostro severo y maduro, cuya obra solo se le reconoció ya cercana su muerte.
Aquel hombre, Paul Cézanne (1839-1906), que en su soledad pudo hallar el arte de la filosofía y de la forma pura, precursor del cubismo y a la vez estandarte del naturalismo, desarrollador del posimpresionismo, es protagonista de una gran retrospectiva sobre su trabajo, inaugurada el jueves en el Museo Nacional de Bellas Artes de Budapest. La ironía es doble, pues no solo encuentra la memoria el creador rechazado sino que, además, lo hace desde una perspectiva radicalmente diferente a aquella con la que se ha comprendido su obra de manera póstuma, la de su aportación fundamental a la apertura hacia la modernidad.
Pinturas, acuarelas y dibujos proceden de más de cuarenta instituciones
La exposición Cézanne y el pasado. Tradición y creatividad presenta, hasta el próximo 13 de febrero en la capital húngara, un centenar de obras entre pinturas, acuarelas y dibujos. El espectacular conjunto procede de más de cuarenta instituciones de todo el mundo (desde el Louvre hasta el Albertina vienés, pasando por museos y colecciones de EE UU, la Tate londinense o el Thyssen-Bornemisza madrileño).
El privilegiado recorrido por el planeta Cézanne está acompañado de otras cuatro decenas de piezas de artistas de todas las épocas para, en una vuelta de tornas abarcar la amplitud del trabajo de toda una vida comprendido, por gracia de una posmodernidad que rompió con el relato lineal de la historia, desde su relación con el pasado.
Probablemente el mismo Cézanne se asombraría hoy al ver cómo tan lejos de su luminosa y amada Provenza natal, en un Budapest hermosamente gris y pesante, sus cuadros se admiran como los de uno de los más grandes creadores de todos los tiempos. “El más influyente pintor para el arte moderno”, en palabras de Nicholas Penny, director de la National Gallery londinense, en el acto de presentación de la muestra.
La retrospectiva, preparada en cinco años, ha costado un millón de euros
No ha sido fácil el camino para los responsables del Museo de Bellas Artes de Budapest hasta poder poner en pie semejante cúmulo de tesoros: varias versiones de La montaña de Sainte-Victoire (las más importantes son las procedentes del Courtauld Institute de Londres y de la Phillips Collection de Washington), otras dos de Los jugadores de cartas (una del Museo de Orsay de París y otra del Metropolitan de Nueva York), Las bañistas (Chicago Art Institute) y Madame Cézanne en sillón rojo (Museo de Bellas Artes de Boston) son solo algunas de las obras maestras presentes.
La exposición tiene más mérito aún si se tiene en cuenta el carácter relativamente humilde del museo de Budapest en comparación con los grandes templos del arte a nivel internacional. Sus responsables han sido capaces de establecer una compacta y millonaria red de espónsors, concretamente diversas empresas subsidiarias de una gran aseguradora internacional. Esa red ha aportado casi medio millón de euros que, sumados al apoyo del Estado tras un acuerdo total del Parlamento húngaro (Gobierno y oposición) han logrado reunir el millón de euros largo que, como explicó László Baán, el director de la institución, ha costado organizar la retrospectiva. El montante total de los seguros para garantizar el viaje de tal cúmulo de obras maestras, asciende, según datos del museo, a más de mil millones de euros.
'Los jugadores de naipes', de Paul Cézanne (1890-1892), que forma parte de la exposición 'Cézanne y el pasado'. / EFE
Dividida en tres partes ordenadas cronológicamente, la exposición comisariada por Judit Geskó, directora de la colección del Museo a partir de 1800 (quien, por cierto, llevaba 25 años empeñada en llevar a buen puerto esta idea, y otros cinco trabajando sin parar en ella) comienza con las obras de juventud de un Cézanne sombrío y dolido.
 Junto a sus creaciones, pueden verse piezas de Miguel Ángel, de Poussin, de Goya o de Braque, de las que el artista posimpresionista creó estudios y copias y que dejan patente la enorme influencia que ejercieron sobre él.
 La segunda sección se adentra en su faceta de paisajista, por la que es más célebre, aunque sin dejar de lado sus inmortales bodegones o sus expresivos retratos simplificados.
 Estos últimos componen la tercera y última porción del recorrido, que incluye además de las antes mencionadas, obras de Rafael, de Tiziano, Bernini o Van Dyck.
Prueba de la importancia de este acontecimiento museístico fue la relevancia de los invitados a la inauguración, cuyo representante más ilustre fue el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Su discurso fue más que elocuente para tiempos como estos de recortes en lo cultural:
 “Hay gente que piensa que en malos tiempos no hay que invertir en cultura, pero nosotros creemos lo contrario. La vida no es solo la lucha por el día a día: la cultura puede mostrar la grandeza, y esa es la prueba de nuestro orgullo nacional”.