Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 oct 2012

Leer me da placer (del Blog Eros)

Autor invitado: JoanG (Barcelona)
Por más que intento desligar mis textos del acto onanista, no lo consigo. 
 Cada día me envían más y más materiales sobre tal asunto; se ve que abundan los seguidores (y yo lo agradezco).
 Pero antes de comentar extensamente todo lo acumulado sobre el universo masturbatorio (como ya hicimos en dos entradas pasadas), hago un breve paréntesis videográfico para presentar aquí el trabajo del fotógrafo de Nueva Orleans Clayton James Cubitt, alias Siege, que me han hecho llegar hoy mismo.
 Lo destaco no sólo por su calidad, creatividad y mezcla de formatos, habitual en él (tiene fotos magníficas de moda o sobre el Katrina y otras muy subidas de tono), sino por la implicación personal en su obra, realmente encomiable. Veánlo. Hay quien dice que es él mismo quien anda bajo la mesa hurgando y estimulando a la invitada, Stormy, mientras ella lee un extracto de American Psycho, de Bret Easton Ellis, y la cámara graba. Cuerpo y mente en acción.



Hyterical Literature ha llamado a su creación (una serie de cuatro) en la que el autor es arte y parte, el que mira y el que participa, objeto y sujeto.
En este otro es Danielle quien visita el estudio de Clayton dispuesta a participar y le lee Still Life With Woodpecker, de Tom Robbins.
No se trata ya de que leer sea sexy, como decía aquí mismo Anne Cé, sino que ahora, además, te da placer.

Y antes de pasar a la tercera lectora, Alicia, una apreciación personal: no hay que desdeñar la propuesta de este artista a la ligera. No señor.
 Quizá usted lo haya intuido ya: he aquí una profesión con futuro: masturbador/a público (o estimulador, como prefiera) para eventos, empresas, congresos, reuniones y nichos varios de actividad. Se acabo esconder el placer en la intimidad.
 No, que eso es antiguo: hay que llevarlo a la esfera pública. Se impone un estimulador/a en el lugar de trabajo
. Que sea sentarse y abrir el ordenador de mañanita y empiece a actuar; que sea ponerse a analizar la prima de riesgo, los presupuestos, los recortes y otros asuntos laborales y socioeconomicos de este mundo y allí que esté nuestro hombre o mujer dispuesto a relajar el asunto, con la mano, la boca u aparato.
¿Consejo de Ministros? Imaginen lo que cundiría, y luego los cariños y eso... ¿Consejo de Administración de su empresa? Idem, pónganle cara a sus miembros (a ambos, pues en la mayoría todos somos, lamentablemente, hombres). ¿Gobierno autonómico en pleno? Ni les cuento lo que sería eso. ¿Reunión de la comunidad de vecinos? Sus vecinos se lo agradecerán, se lo aseguro. ¿Que hoy toca Consejo Escolar?
 Detallazo con los educadores y padres o madres, entre los que me incluyo, con la que estamos sufriendo... ¿Que la cúpula militar debe sentarse hoy a tratar sus asuntos...? Allá que podrían dirigirse los discipulos de Clayton para aminorar el ardor guerrero.
Y lo mismo con los operarios de comercio estresados, las cajeras hartitas a la hora de la comida, los mineros o los bomberos o las enfermeras que trabajan en precario o esos policías excitadísismos antes de lanzarse zurrar a los indignados que con tanta razón se manifiestan... Cuerpo y mente en acción.
¿Lo visualizan? Yo sí (y hasta puedo exagerarlo, en plan "la gran masturbación global", que diría Woody Allen).
Una broma y una idea sólo... Porque hacerlo realidad y grabarlo, lo que se dice grabarlo, sólo alguien como Clayton podía hacerlo así.
Primero, con mujeres y luego seguirá con hombres y transgénero.
 Sesiones literarias de lo más placenteras. Hechas por amor al arte, vamos. En la página del autor están todas (la primera con una ex actriz porno, Stoya, que no podemos colgar aquí) y también declaraciones de algunas de las participantes contando lo que sintieron.
Y dicho esto, ¿creen ustedes que ellas recuerdan lo leído? ¿Y creen ustedes que sucede de verdad o es ficción?

7 oct 2012

Vuelven los Porrazos y detenciones



Manifestantes del 25-S ante una unidad de antidisturbios. / BERNARDO PÉREZ

Los antidisturbios dejan sus cuarteles y vuelven a la calle como salidos del túnel del tiempo. Reaparecen cuestionados e investigados por sus cargas del 25-S y su entrada en la estación madrileña de Atocha donde golpearon a periodistas, a personas ajenas a los alborotadores y crearon el pánico entre los viajeros. ¿Quiénes son y cómo se forman los miembros de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP)? ¿Quién ordena sus cargas? ¿Cómo deben usar su fuerza?
La UIP nació en 1989 para sustituir a las Compañías de Reserva del Cuerpo de la Policía Nacional, que tenían un carácter militar.
 Sus 12 compañías están distribuidas por las comunidades autónomas más estrategicas desde el punto de vista policial y cuentan con una Unidad Central de Intervención en Madrid. Dos mil setecientos cuarenta y cuatro hombres acuartelados, disponibles las 24 horas y siempre localizados mediante un minucioso plan de concentración. Entre sus misiones está la protección de los Reyes y de altas personalidades.
Para acceder a la UIP hay que tener un mínimo de un año de permanencia en el Cuerpo Nacional de Policía. En la preselección se tiene en cuenta si el candidato tiene algún título de artes marciales, educación física, tiro o defensa personal, protección civil, idiomas u otras titulaciones académicas. Las pruebas de selección son físicas (natación, trepa, resistencia y velocidad), técnicas (un supuesto operativo) y psicotécnicas (evaluación de aptitudes y rasgos de personalidad). En estas dos últimas se le considerará apto o no apto. “Aquí es donde caen la mayoría”, asegura un agente.
Un curso intensivo de un mes en el Centro de Prácticas de La Enira, en Linares (Jaén), es la prueba final en la que se decide si los alumnos son aptos para ingresar en la UIP. Todos los miembros de la unidad se reciclan una vez al año en este centro. Cada cuatrimestre se imparten en las bases de las unidades 24 horas de materias jurídicas y policiales. Todos los días los agentes dedican una hora a ejercicios de defensa personal y otra a táctica y estrategia.
¿Quién decide una carga policial de la UIP? “Las cargas son ordenadas por la Delegación del Gobierno. Ningún mando policial actúa por su cuenta sin la aprobación del delegado del Gobierno”, responde un portavoz oficial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. “En ocasiones el delegado del Gobierno sigue instrucciones del director general de la policía o del secretario de Estado para la Seguridad. Te piden tu aprobación y tú la das o la deniegas. Yo siempre pedía que fuera proporcional y que se evitaran heridos”, añade un exdelegado que pide que se omita su nombre. “Nosotros teníamos un enlace policial de la delegación en el terreno. Él informaba y la delegada tomaba la última decisión”, afirma una ex subdelegada del Gobierno.
Las intervenciones de la UIP en grandes manifestaciones se siguen desde un centro operativo instalado en la Jefatura Superior de Policía de Madrid desde el que se visiona el desarrollo de la manifestación, pero el 25-S Cristina Cifuentes, la delegada del Gobierno en Madrid, coordinó el desarrollo de la manifestación junto a los mandos policiales desde el palacio de los Marqueses de Borghetto, sede de la delegación.
La orden de carga de los antidisturbios transcurre por una cadena que va desde el inspector jefe a cargo de la unidad al jefe superior de policía y delegado del Gobierno. No se produce una carga sin la autorización política. “Depende del perfil de cada político el que la cadena termine ahí o siga hasta el ministro del Interior. Un político dando órdenes operativas se puede convertir en un peligro”, afirma un ex alto funcionario.
“Los agentes de la UIP hacen lo que les mandan. Cuando el 15-M se les dijo que aguantaran y aguantaron. Ahora se les dice que carguen y cargan, El 25-S la delegada del Gobierno había dado la orden de cargar si se rompían las vallas que rodeaban el Congreso”, asegura José María Benito, portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP).
Intervención mínima de la fuerza y menor lesividad para lograr restablecer la seguridad ciudadana. Esa es la norma para cualquier agente de la policía, pero a los antidisturbios de las Unidades de Intervención Policial (UIP) que cargaron el 25-S en Madrid se les exige todavía más: “Su superior capacidad de respuesta exige una especial meticulosidad en el empleo progresivo de la fuerza y de los medios a su alcance”, dicen sus normas básicas de actuación. La carga policial del 25-S acabó con un balance de 35 detenidos y 64 heridos, 27 de ellos policías.
“Hay que verse ahí delante de un grupo de personas que te tiran piedras. Un policía infiltrado en la manifestación del 25-S ha perdido el 30% de la visión de un ojo. Cuando fue a detener a uno de los cabecillas empezaron a gritar: ‘¡madero!, ¡madero! y le golpearon”, relata un agente. Cifuentes aseguró que el 25-S se recogieron 267 kilos de piedras, tirachinas, punzones, bolas y escudos elaborados con tapas de cubos de basura.
La policía reconoce que infiltra a agentes en las manifestaciones para recoger información. Sus comunicaciones son en clave y los jefes de las unidades efectúan “juicios críticos con objetivos didácticos”.
Los resultados de la información interna abierta a los agentes de la UIP que intervinieron el 25-S con acciones desproporcionadas se conocerán en varias semanas. Un portavoz policial asegura desconocer el número de expedientes sancionadores que acumula estas unidades. “Están agrupados y no podemos saber cuántos corresponden a estas unidades”, afirma.

En Barcelona Jose Carlos Cataño.

EN BARCELONA

Se me olvidó escribir En Barcelona, al regreso. Era una tarde de septiembre, en La Laguna, y habíamos llegado a la plaza del Adelantado. De espaldas a donde estuvo mi casa natal, de espaldas a ella como el busto del pariente, el poeta Guillermo Perera, ella me preguntó qué lazos me mantenía unido a la Isla.

Como después apuntó C., nunca había estado tan contento en La Laguna como ese día en que mostraba  el hueso de la ciudad a dos inglesas judías.

Y creo recordar que a ella le hablé del lazo de la infancia como un privilegio, del que había gozado allí, a mis espaldas, en lo que ahora era un aparcamiento salvaje, un barranco desaparecido, unas faldas de una colina invadidas por los coches.

Vamos a suponer que en ese momento el azul y el verde de la huerta, el amarillo y la tierra brillaron en mi frente. Después aterricé en Barcelona, como hace tantos años atrás, también a finales de septiembre.


© José Carlos Cataño

Besando con furia loca

  ABROJOS - XLVIII

la boca de un niño ajeno,
miro yo a la virgen cándida
y no sé lo que comprendo.
¿Qué es ese brilo en los ojos?
¿Qué es en el rostro ese incendio?
¿Qué es ese temblar de labios?
¿Qué es ese crujir de nervios?
Para ser a un niño... a un niño...
esos besos... esos besos...
Rubén Darío, 1886