7 oct 2012
Vuelven los Porrazos y detenciones
Los antidisturbios dejan sus cuarteles y vuelven a la calle como salidos del túnel del tiempo. Reaparecen cuestionados e investigados por sus cargas del 25-S y su entrada en la estación madrileña de Atocha donde golpearon a periodistas, a personas ajenas a los alborotadores y crearon el pánico entre los viajeros. ¿Quiénes son y cómo se forman los miembros de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP)? ¿Quién ordena sus cargas? ¿Cómo deben usar su fuerza?
La UIP nació en 1989 para sustituir a las Compañías de Reserva del Cuerpo de la Policía Nacional, que tenían un carácter militar.
Sus 12 compañías están distribuidas por las comunidades autónomas más estrategicas desde el punto de vista policial y cuentan con una Unidad Central de Intervención en Madrid. Dos mil setecientos cuarenta y cuatro hombres acuartelados, disponibles las 24 horas y siempre localizados mediante un minucioso plan de concentración. Entre sus misiones está la protección de los Reyes y de altas personalidades.
Para acceder a la UIP hay que tener un mínimo de un año de permanencia en el Cuerpo Nacional de Policía. En la preselección se tiene en cuenta si el candidato tiene algún título de artes marciales, educación física, tiro o defensa personal, protección civil, idiomas u otras titulaciones académicas. Las pruebas de selección son físicas (natación, trepa, resistencia y velocidad), técnicas (un supuesto operativo) y psicotécnicas (evaluación de aptitudes y rasgos de personalidad). En estas dos últimas se le considerará apto o no apto. “Aquí es donde caen la mayoría”, asegura un agente.
Un curso intensivo de un mes en el Centro de Prácticas de La Enira, en Linares (Jaén), es la prueba final en la que se decide si los alumnos son aptos para ingresar en la UIP. Todos los miembros de la unidad se reciclan una vez al año en este centro. Cada cuatrimestre se imparten en las bases de las unidades 24 horas de materias jurídicas y policiales. Todos los días los agentes dedican una hora a ejercicios de defensa personal y otra a táctica y estrategia.
¿Quién decide una carga policial de la UIP? “Las cargas son ordenadas por la Delegación del Gobierno. Ningún mando policial actúa por su cuenta sin la aprobación del delegado del Gobierno”, responde un portavoz oficial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. “En ocasiones el delegado del Gobierno sigue instrucciones del director general de la policía o del secretario de Estado para la Seguridad. Te piden tu aprobación y tú la das o la deniegas. Yo siempre pedía que fuera proporcional y que se evitaran heridos”, añade un exdelegado que pide que se omita su nombre. “Nosotros teníamos un enlace policial de la delegación en el terreno. Él informaba y la delegada tomaba la última decisión”, afirma una ex subdelegada del Gobierno.
Las intervenciones de la UIP en grandes manifestaciones se siguen desde un centro operativo instalado en la Jefatura Superior de Policía de Madrid desde el que se visiona el desarrollo de la manifestación, pero el 25-S Cristina Cifuentes, la delegada del Gobierno en Madrid, coordinó el desarrollo de la manifestación junto a los mandos policiales desde el palacio de los Marqueses de Borghetto, sede de la delegación.
La orden de carga de los antidisturbios transcurre por una cadena que va desde el inspector jefe a cargo de la unidad al jefe superior de policía y delegado del Gobierno. No se produce una carga sin la autorización política. “Depende del perfil de cada político el que la cadena termine ahí o siga hasta el ministro del Interior. Un político dando órdenes operativas se puede convertir en un peligro”, afirma un ex alto funcionario.
“Los agentes de la UIP hacen lo que les mandan. Cuando el 15-M se les dijo que aguantaran y aguantaron. Ahora se les dice que carguen y cargan, El 25-S la delegada del Gobierno había dado la orden de cargar si se rompían las vallas que rodeaban el Congreso”, asegura José María Benito, portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP).
Intervención mínima de la fuerza y menor lesividad para lograr restablecer la seguridad ciudadana. Esa es la norma para cualquier agente de la policía, pero a los antidisturbios de las Unidades de Intervención Policial (UIP) que cargaron el 25-S en Madrid se les exige todavía más: “Su superior capacidad de respuesta exige una especial meticulosidad en el empleo progresivo de la fuerza y de los medios a su alcance”, dicen sus normas básicas de actuación. La carga policial del 25-S acabó con un balance de 35 detenidos y 64 heridos, 27 de ellos policías.
“Hay que verse ahí delante de un grupo de personas que te tiran piedras. Un policía infiltrado en la manifestación del 25-S ha perdido el 30% de la visión de un ojo. Cuando fue a detener a uno de los cabecillas empezaron a gritar: ‘¡madero!, ¡madero! y le golpearon”, relata un agente. Cifuentes aseguró que el 25-S se recogieron 267 kilos de piedras, tirachinas, punzones, bolas y escudos elaborados con tapas de cubos de basura.
La policía reconoce que infiltra a agentes en las manifestaciones para recoger información. Sus comunicaciones son en clave y los jefes de las unidades efectúan “juicios críticos con objetivos didácticos”.
Los resultados de la información interna abierta a los agentes de la UIP que intervinieron el 25-S con acciones desproporcionadas se conocerán en varias semanas. Un portavoz policial asegura desconocer el número de expedientes sancionadores que acumula estas unidades. “Están agrupados y no podemos saber cuántos corresponden a estas unidades”, afirma.
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