EN BARCELONA
Se me olvidó escribir En Barcelona, al regreso. Era una tarde de
septiembre, en La Laguna, y habíamos llegado a la plaza del Adelantado.
De espaldas a donde estuvo mi casa natal, de espaldas a ella como el
busto del pariente, el poeta Guillermo Perera, ella me preguntó qué
lazos me mantenía unido a la Isla.
Como después apuntó C., nunca había estado tan contento en La Laguna como ese día en que mostraba el hueso de la ciudad a dos inglesas judías.
Y creo recordar que a ella le hablé del lazo de la infancia como un
privilegio, del que había gozado allí, a mis espaldas, en lo que ahora
era un aparcamiento salvaje, un barranco desaparecido, unas faldas de
una colina invadidas por los coches.
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