Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

17 may 2012

Isabel Coixet se rinde ante los voluntarios del 'Prestige'


La directora Isabel Coixet. / JESÚS URIART
Isabel Coixet ha huido de la foto grande, de aquella potente imagen del barco que se hundió frente a las costas gallegas, las playas negras atestadas de hombres y mujeres ataviados de blanco luchando contra lo que parecía imposible, aquellos "hilitos de plastelina" a los que se refirió el entonces vicepresidente del Gobierno,
 Mariano Rajoy, para centrarse en personas concretas de nombres anónimos pero que fueron los que de verdad salvaron el mar y las playas.
 Son los voluntarios del Prestige, aquellos que abandonaron estudios, familias y hogares confortables para limpiar las playas de chapapote, sobre los que se centra el documental de la realizadora catalana Marea blanca.
Con frío, lluvia, durmiendo en unos desangelados pabellones y con dos bocadillos al día, aquellos voluntarios lograron el milagro que la Administración no fue capaz.
"Sin los voluntarios, esto hubiera durado cien años", asegura un pescador gallego, emocionado con el recuerdo de aquellos días trágicos, de los que el próximo mes de noviembre se cumplen 10 años. Auspiciado por Coronitas y la fundación Savethebeach, centrada en la salvación de las playas, Marea blanca retrata historias humanas en torno a la tragedia del Prestige, como la de Montse, que se enamoró de un pescador y se quedó a vivir en Muxía, o como ese voluntario de Uzbekistán que no conocía Galicia y ahora está dedicado allí al tratamiento y purificación de las aguas.
 "La tragedia del Prestige marcó a mucha gente para bien y para mal", asegura Coixet, ganadora del último Goya al mejor documental por Escuchando al juez Garzón. Marea blanca se estrena esta noche en Madrid en una gala en el cine Callao.
La realizadora ha obviado toda referencia al conflicto político que se generó en torno al hundimiento del petrolero de bandera panameña. "Ya hay varios documentales, que quizás no han tenido la difusión que se merecía, en los que se aborda todo el tema político.
Nosotros queríamos centrarnos en el tema de los voluntarios porque es de las pocas cosas en torno al Prestige en las que todo el mundo está de acuerdo.
 El sacrificio de los voluntarios sirvió para algo tan grande como lograr limpiar las playas en un tiempo concreto", explica Coixet, que ya tiene las maletas preparadas para viajar a Estados Unidos, donde le espera una gran producción, con una estrella de Hollywood todavía por determinar.
 Después de años escribiendo guiones e historias propias sin posibilidades de llevarlas a cabo, Coixet ha aceptado el encargo de los productores de Elegy, el filme que dirigió en Estados Unidos con Penélope Cruz y Ben Kingsley, para rodar The age of Adaline, un romance fantástico sobre una joven nacida a principios del siglo XXI que, tras sufrir un accidente, se convierte en un ser inmortal.
Coixet es también una de las ciudadanas indignadas con la situación política y social que vive nuestro país. "Tengo la mala costumbre de leer muchos periódicos nacionales e internacionales cada día y la realidad es que antes de salir de casa tienes que respirar hondo.
 Lo que tengo claro es que en momentos como este solo lo concreto motiva, que la única manera práctica de canalizar esa indignación es cuidar a la gente de nuestro entorno, de preocuparse por casos de tu alrededor aunque sean pequeños", añade la directora que siempre mira el ombligo de otros.
 "El mío me aburre soberanamente".

16 may 2012

Marilyn nunca estuvo allí

Cartel del Festival de Cannes.
Marilyn sonríe. Y sopla. En el gesto se nota cierta alegría. La vela sobre la tarta está apagada. Norman Jean cumple 30 años, y esa tarta, esa vela y es sonrisa se debe a su celebración. Cannes ha elegido esa foto para su cartel oficial, en una imagen feliz por su 65 aniversario, justo cuando ya han pasado cinco décadas desde la muerte de Monroe. Como aseguraba la organización en su nota de prensa el día del lanzamiento: “El póster atrapa a Marilyn por sorpresa en un momento íntimo donde el mito se encuentra con la realidad […]. Todo ello simboliza el ideal de sencillez y elegancia”.
Puede ser, pero la foto contiene varias trampas. Como Cannes. Por de pronto, está hecha dentro de un coche, un sitio muy extraño para comer tarta y soplar velas. Y además: Monroe nunca pisó Cannes, jamás paseó por La Croisette y por supuesto, nunca fue fotografiada en hoteles como el Carlton, el Martínez o el Majestic Barrière. Solo una película suya se proyectó en el certamen: en 1951 ‘Eva al desnudo’ obtuvo el Premio Especial del Jurado y el premio a la mejor actriz para Bette Davis. Monroe ni siquiera pisó Francia. Por cierto, que ya el año pasado la actriz fue la imagen de Una cierta mirada, con un bañador azul. El certamen vive esas mismas trampas: en la sección oficial están Abbas Kiarostami, Ulrich Seidl, Im Sang-soo, Carlos Reygadas… pero por allí se pasearán Jane Fonda, Brad Pitt, Zach Efron, Robert Pattinson, Nicole Kidman, Kristen Stewart, Ben Stiller o Sacha Baron Cohen, que hace doblete como actor de doblaje en ‘Madagascar 3’ y por su película ‘El dictador’, cuya iconografía ocupa la puerta del Carlton. Cannes vive de vender cine, y aunque se escude en grandes creadores de arte y ensayo, su negocio se diversifica de forma sorprendente: el año pasado en el Mercado de Cannes uno de los adelantos más vistos era el de una película china porno en 3D. Y los megaestrenos como ‘Prometheus’, de Ridley Scott, ‘Masagascar 3’ o ‘El caballero oscuro: la leyenda renace’, el tercer Batman de Christopher Nolan, se verán allí para compradores y privilegiados: esos títulos son los que moverán la publicidad, los miles de carteles que ocupan los balcones y las ventanas de los edificios que dan a La Croisette. En la pasada edición uno de ellos anunciaba ‘The paperboy’, la novela de Peter Dexter que fue durante un tiempo el proyecto estadounidense de Pedro Almodóvar –su nombre aparecía en la pancarta-. La semana que viene ‘The paperboy’ será uno de los platos fuertes del festival, con Lee Daniels (‘Precious’) como director. La inauguración hoy corre a cargo de Wes Anderson y su ‘Moonrise kingdom’, con Bill Murray, Bruce Willis, Tilda Swinton y Edward Norton. La clausura será ‘Thérèse Desqueyroux’, el filme póstumo de Claude Miller.
El hotel Carlton, de Cannes, decorado con carteles de la película 'El dictador', de Sacha Baron Cohen. / LOIC VENANCE (AFP)
Y entre medias, dos libros capitales adaptados al cine veremos si con éxito:
 ‘En la carretera’, de Jack Kerouac, vista por Walter Salles; y ‘Cosmópolis’, de Don DeLillo, versión David Cronenberg. Bernardo Bertolucci se pasa al 3D –es el penúltimo grande en hacerlo, que Godard también ha decidido rodar en estereoscópico- con ‘Tú y yo’, igual que Darío Argento con su ‘Drácula’.
Y como siempre, suenan unos pocos nombres para la Palma de Oro: clásicos como Abbas Kiarostami, Michael Haneke, Jacqques Audiard o Ken Loach, cineastas de prestigio como Andrew Dominik, Cristian Mungiu, Ulrich Seidl, Carlos Reygadas, Thomas Vinterberg, Im Sang-Soo o John Hillcoat, y directores en crecimiento como Jeff Nichols y Matteo Garrone (metido estos días en un escándalo sobre sus posibles contactos con la Camorra para rodar ‘Gomorra’), además de los antes mencionados.
Finalmente, dentro de un desembarco potente de cine latinoamericano, las películas españolas no han tenido mucho eco. ‘Drácula’, de Argento (sección oficial fuera de concurso), y ‘Elefante blanco’, de Trapero (proyectada en Una cierta mirada), cuentan con dinero español. Igual ocurre con ‘Siete días en La Habana’, uno de cuyos capítulos además está dirigido por Julio Medem.
 En la Quincena de Realizadores estarán Jaime Rosales con ‘Sueño y silencio’, y el argentino Benjamín Ávila, con ‘Infancia clandestina’, coproducción española-argentina.
 Y en la Semana de la Crítica, el español Antonio Méndez estrenará ‘Aquí y allá’. Todos, dentro de un certamen que mueve en la ciudad 250 millones de euros, y en el negocio cinematográfico… ni se sabe.

Quieres un "caprichito"?

Si alguna vez buscaste un accesorio versátil, estás ante él.
 Como demuestra January Jones, este bolso de Prada que cuesta 1.950 euros combina con faldas, vestidos, vaqueros y cualquier cosa que la protagonista de Mad Men se ponga para salir a la calle.
Esta pieza de estética retro con cierre bisagra forma parte de la colección Cadillac primavera-verano 2012 de la firma italiana. Y aunque January no se separa de este modelo negro combinado con blanco y ribete rojo, está también disponible en colores pastel, e incluso con aplicaciones de tachuelas.

Carlos Fuentes en todas las orillas

Carlos Fuentes en todas las orillas

Por: | 16 de mayo de 2012
El día anterior una broma cibernética había atribuido la maldición de la muerte a un gran escritor latinoamericano, de modo que ayer tarde, cuando me avisaron mis compañeros de México de que circulaba por la red la noticia de que era cierto que había muerto Carlos Fuentes pensé que éramos otra vez víctimas de un error inducido por la mala fe.
Esta vez era cierto, fue cierto en seguida; la mala noticia era noticia, muy mala noticia.
 De inmediato vinieron a mi mente muchas de las imágenes de Fuentes, e insistentemente me llegaron fotos imaginadas de la vida de la que fui testigo, y en todas ellas aparecía el escritor de La región más transparente agarrado a las orillas, asomándose físicamente a las orillas: en una piscina en los adentros de Madrid, en la playa de Formentor, en Lanzarote, junto a José Saramago, en las orillas del Paraná..., en la orilla del Mediterráneo, en Aix-en-Provence, al lado del Támesis, en Londres, con Ricardo Lagos.
Vestido siempre como si fuera a asistir a un estreno, a una cena, a un almuerzo, a una conferencia, con sus camisas recién planchadas y de tejidos rotundos y suaves, de colores cálidos pero claros, camisas blancas, caqui, azules, su pierna cruzada, su blasier azul, su mano señalando sus propios argumentos con su dedo que el esfuerzo ingente de la escritura lo había curvado absolutamente...
 Fuentes aparecía siempre con el aspecto juvenil con el que Francisco Peregil lo describe en su excelente relato de su último encuentro con él.
 En Formentor, por ejemplo, mantuvo al periodista, a este periodista, de pie firme, con el magnetófono alzado, durante una hora, hablando de su literatura, de pie, como si de pronto fuera a seguir andando entre los peñascos oscuros de aquella playa clara.
En Lanzarote compitió con Saramago subiendo y bajando aquellas montañas de lava.
 Siempre aparecía Fuentes atlético, al amanecer de cualquier orilla..
. Hasta Londres. En noviembre de 2011 ya Fuentes tomaba taxis para trayectos cortos, ya buscaba descanso en sus caminatas cada vez más cortas, y aunque la elegancia de la discreción le reclamaron silencio sobre esos cansancios que él relativizaba dando la impresión de estar siempre en forma los que le conocían más de cerca sí podían apreciar que este hombre incansable, este muchacho de 83 años, ya sentía dentro de sí el cansancio del siglo, la verdadera dimensión de la edad y del tiempo.
 En el libro que hizo con Lagos termina diciendo Fuentes que ya no entiende nada, del mundo que vivimos "Yo no entiendo nada".
Lagos me decía anoche que era imposible imaginar a Fuentes, al Fuentes anterior, al brillante orador que buscaba en las palabras la explicación del malestar del mundo, diciendo que no entendía lo que estaba ocurriendo.
Él estaba cansado, como el mundo, el mundo está cansado, al borde de una orilla de la que resulta difícil recuperarse
. Él veía esa orilla, esa es la última orilla que vio, hasta que se le acercó fatalmente la orilla de la muerte.