Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 mar 2012

Una obra monumental en cinco pequeños volúmenes

Ilustración de Ferenc Pinter para una nueva versión de Macbeth, a cargo de la editorial Libros del Zorro
La monumental obra de uno de los gigantes de la literatura universal ha sido por fin compilada y comprimida en su versión en castellano para caber en un espacio reducido de la estantería. La editorial Mondadori, a través de su catálogo DeBolsillo, publica las obras completas de William Shakespeare en cinco volúmenes que recogen, además, “algunas de las mejores traducciones hechas en la segunda mitad del siglo XX, a ambos lados del Atlántico”, según explica Andreu Jaume, editor de Random House Mondadori y el responsable de la selección de textos en español, de varias decenas de autores diferentes, latinoamericanos y españoles.
Otra demostración de que el catálogo de Shakespeare vive en la permanente ebullición solo reservada a los clásicos llega de la mano de Libros del Zorro Rojo, editorial que presenta una nueva versión de Macbeth. Con la traducción de Ángel-Luis Pujante, en ella se recupera un prólogo de Jorge Luis Borges.
 El texto luce además las ilustraciones del italiano Ferenc Pintér.
“El proyecto surge de la trayectoria de sellos históricos de la casa: a pesar de tener a muchos escritores clásicos, jamás habíamos hecho nada de Shakespeare, algo que es imperdonable en una colección así”, cuenta Jaume Bonfill, editor de Mondadori, sobre la iniciativa de bolsillo.
De proyecto, la colección de los escritos del cisne de Avon ha pasado en menos de un año a edición “solvente y asequible”, añade Andreu Jaume.
 A un precio de 19,95 euros, el primer volumen, dedicado a las comedias, verá la luz en España y América Latina en abril; el segundo, de las tragedias, lo hará en junio; los dramas históricos, en septiembre; los romances, en noviembre y, finalmente, la poesía en 2013.
La división de los textos en cinco grandes apartados proviene, según explica Jaume, de la tradición surgida a finales del siglo XIX: “En la Edición príncipe del siglo XVII la recopilación era de comedias, tragedias y dramas históricos.
 A partir del siglo XIX se añaden los romances, que son la obra final de Shakespeare y que no son ni comedias, ni tragedias ni tragicomedias: son una especie de alegorías.
 A eso se añade un quinto volumen con la poesía”. Ese tomo final -la única edición bilingüe de la colección-, contiene además algunos poemas que hasta ahora no habían sido traducidos.
Traducción literaria, que no literal
Aunque ya se había intentado agrupar la obra de Shakespeare en castellano, esta es la primera vez que se presenta con traducciones en las que se traslada el verso de los originales, a diferencia de versiones históricas y de referencia como las de Guillermo McPherson o Luis Astrana Marín, realizadas en los siglos XIX y principios del XX respectivamente. “En otras lenguas hay costumbre de traducir respetando la prosa y el verso, pero aquí no. La idea matriz es realizar una edición para el siglo XXI”, indica Andreu.
A la imaginable dificultad de traspasar el inglés del XVI al castellano contemporáneo, se suma en la empresa de traducir a Shakespeare la problemática de captar y plasmar sus cualidades literarias, plenas de detalles, ambigüedades y juegos. “Si traducir a un clásico es un reto, hacerlo en verso lo es más aún”, apunta el escritor Victor Obiols, que mudó al castellano la comedia The taming of the shrew, popularmente conocida como La fierecilla domada, aunque titulada en su versión La doma de la fiera. “Quise cambiar el título porque la traducción permite una variedad de interpretaciones, y además, quería huir del título comercial de la película de Franco Zeffirelli de 1966”, asegura.
Si ocuparse del título es de por sí una tarea ingente, ¿cómo se afronta la traducción de una obra completa? “Además de conocer el inglés, el traductor de Shakespeare debe tener oído poético y, además, osadía”, señala el escritor Vicente Molina, de quien se incluyen tres traducciones en la colección: las de Hamlet, El mercader de Venecia y El Rey Lear.
“Yo me pasé un año entero leyendo a Shakespeare”, relata sobre sus tiempos como profesor en la Universidad de Oxford. “Y si ya leer a Shakespeare da la medida de su grandeza como autor, traducir su obra es algo privilegiado”.
Por norma general, en las partes versificadas, Shakespeare se valió del pentámetro yámbico o verso blanco en inglés, esto es, un verso sin rima. “En español yo lo traduje por alejandrinos, heptasílabos…” cuenta Obiols. A ese esfuerzo creativo por preservar el ritmo y la musicalidad, se añade el deber de mantenerse fiel al sentido primero pretendido por el autor. “A veces la fidelidad se entiende como literalidad, pero la literalidad a veces traiciona: en ocasiones, el sentido descansa en el sonido más que en la literalidad”, apuntilla Jaume.
En la práctica, señala Obiols, “al traducir en verso o recortas o amplías.
 Hay que tener imaginación y capacidad para crear efectos análogos, y yo traté de reflejar eso en el verso”. En el caso de Molina, la traslación ocurrió de manera similar: “En la rima no sigo la medida, sino que hago verso libre”, detalla. “Aunque algunas traducciones anteriores en prosa, como las de Astrana Marín, fueron realizadas con altura, en cierta manera renunciaban al espíritu de una época que ya ha pasado: había que modernizar las traducciones de Shakespeare, y para ello había que darles una sonoridad tan impactante como la del original”.

Pablo Iglesias y la huelga

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Carta de Pablo Iglesias, fundador del PSOE y de la UGT, escrita el 8 de junio de 1913, cuando era diputado en las Cortes por Madrid. La misiva puede verse en la exposición que la Biblioteca Nacional dedica a la historia de la correspondencia en los últimos cinco siglos. Pablo Iglesias (en la imagen, durante un mitin en 1915) les aconseja cómo proceder para evitar que los empresarios tomen represalias contra trabajadores que se afilian o secundan huelgas.

Los alumnos también paran

"Hay que protestar, no nos podemos quedar en casa”.
 Frente al instituto Juan de la Cierva (Arganzuela), un estudiante llamaba hoy a la movilización poco antes de las once de la mañana.
Con bandera republicana, careta de Anonymous y camiseta del Che, Alejandro (16) dice que le preocupa “el futuro”.
 Una veintena de estudiantes se han reunido frente a la fachada del Juan de la Cierva, uno de los institutos más activos de la marea verde (la protesta de los profesores madrileños contra los recortes) y en el que el lunes pasado no pudieron hacer un encierro para preparar la huelga.
 La policía les identificó y les pidió el acceso.
Los alumnos de este centro han ido a clase menos que los profesores, explica una profesora en los pasillos, sin dar cifras del respaldo entre docentes.
 Estudiantes de secundaria y universitarios han participado esta mañana en piquetes y movilizaciones.
Algunos estaban en el grupo que ha cortado el tráfico en la plaza de Cibeles y al inicio de Gran Vía al filo de las 11 de la mañana.
El 67% del sector de la enseñanza ha respaldado el paro, según estimaciones de los sindicatos.
 La Comunidad de Madrid reduce esa cifra (incluyendo los servicios mínimos) a un 29%. En universidades, las más movilizadas han sido Complutense Autónoma (95%), Carlos III (75%) y Complutense (70%). Las centrales señalan que la educación pública no universitaria ha respaldado un 68% frente al 43% de apoyo en la enseñanza privada.
Uno de los distritos históricamente más activo es Vallecas, al sur de Madrid, que amanecía hoy con las aulas prácticamente vacías por la ausencia de la mayoría de sus alumnos y profesores.
 Los gritos de los niños han cambiado por el silencio más absoluto, solamente interrumpido por el pasacalles de un grupo de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio público Palomeras Bajas que a las diez se han manifestado en apoyo a la huelga. Unos cinco niños con edades comprendidas entre cinco y ocho años jugaban esta mañana en el patio. “Estamos un poco aburridos porque no han venido nuestros amigos”, comentaba uno de ellos tras las rejas.
“El 100% de los profesores ha hecho huelga”, aseguraba Ángel, miembro del AMPA del colegio, que se ha reunido a primera hora con una veintena de padres en las puertas del centro para organizar el pasacalles. “Con esta charanga queremos manifestar nuestro apoyo a la huelga.
 Es una reivindicación lúdico festiva”, comentaba Gabriel, saxofón en mano.
 Entre partituras pasearon por el barrio hasta llegar frente a la Asamblea de Madrid, donde a las 12.30 se ha celebrado una manifestación vecinal en apoyo a la huelga.
En los pasillos del colegio concertado 1º de Mayo, también en Vallecas, no se oía una mosca a la hora del recreo, sobre las 11.30.
 Solo han ido a trabajar dos de los 34 profesores de la plantilla, y de los 426 alumnos matriculados del centro, tres alumnos de ESO han asistido a clase, según ha informado el personal administrativo que cubría los servicios mínimos.
 La valla de entrada amaneció con el cerrojo roto. "Ese ha sido el único percance", comentaba restando importancia una de las secretarias.

Libros para huir de todo esto...por Juan Cruz

Entrevisté ayer a Rosa Conde, que hasta ahora era la directora de la Fundación Carolina, obligación que la llevó durante años a viajar sin fin entre España y América, ida y vuelta, hasta completar una ruta de 120 viajes, más o menos. En esos trayectos leyó muchísimos libros, y en tierra, claro, siguió leyendo, pues esa es una de sus maneras de enfrentarse a la realidad, leyendo, y leyendo, sobre todo, ficción.
Me dijo que en el último viaje, de ida y vuelta, a Argentina, se había leído Madame Bovary.
 Y después de la novela de Flaubert, ya en tierra, y cesada en el cargo que la hizo viajar tanto, quiso comenzar "el primer día del resto de mi vida" leyendo otra vez El gran Gatsby, de Scott Fiztgerald, y La peste, de Albert Camus.
Mientras ella hablaba, yo tomaba notas en un cuaderno de EL PAÍS, pero ahí, cuando pronunció el título de la novela de Fitzgerald, por dentro de mi memoria empezaron a saltar las escenas inolvidables de ese libro que yo leí al principio del primer verano que pasé creyendo que iban a venir muchos más veranos y que siempre sería el tiempo de la juventud.
 Era la época en que creíamos, aún, que la vida era inmortal, que los paisajes bellos nos iban a acompañar siempre, y ese libro que mezclaba ingenuidad y drama, belleza y credulidad, y también maldad, era, en su belleza literaria, la muestra de que incluso los dramas podían sobrellevarse gracias a la estética.
Había leído a Baroja, a Unamuno, a Camus, a Sartre, a Pavese..., pero hasta la lectura de Fitzgerald no me sentí tan atrapado personalmente por un libro, como si viviera en él; había pasado, claro, por Tres tristes tigres y por Rayuela, pero las novelas de Cabrera Infante y de Cortázar eran parte de nuestras vidas, entre caribeñas y sudamericanas, formaban parte de nuestros sonidos insulares e hispanos, como Cien años de soledad; El gran Gatsby venía de fuera, por así decirlo, te llevaba a una atmósfera muy especial, era un viaje al extranjero con todas las consecuencias, y en ese extranjero literario viví muchos años, volviendo de vez en cuando al libro como si ahí hubiera dejado a un amigo muy querido e inolvidable.
Me impresionó mucho que para cambiar de vida, para iniciar el primer día del resto de su vida, Rosa Conde fuera a la librería a comprar, para releer, en particular esa novela que tanto efecto tuvo sobre mi en tiempos en que, quizá, yo mismo estaba iniciando un día del resto de mi vida.
 He estado pensando en eso esta mañana: a veces la vida te impone cambios que tú no sabes que se están produciendo, repasas tu biblioteca y tu memoria, y sabes que algún libro anda por ahí esperando por ti para iniciar contigo esa huida hacia otros universos.
A veces es, como en este caso, un libro que ya leíste; suelo volver, ahora, a El extranjero, o a alguna de las obras de Albert Camus, y suelo volver a la poesía, o busco y rebusco en las librerías hasta que, al fin, encuentro algún libro para huir de todo esto.
Ahora voy a buscarlo; quizá está a mi lado, o quizá no está escrito, alguien en algún lado está escribiendo el libro que es el espejo que espera por nosotros.