EL REGRESO
A todos los que el odio les segó la vida.
Del óxido y la herrumbre del desprecio surgen para abrigar las noches frías voces que se revuelven en lo oscuro, manos con la pasión entre los dedos, vértebras que sintieron el cuchillo del odio en un asalto de animales y ahora se robustecen con el humus y claman por la espalda que les toca.
Vuelven también borrándose la sangre labios para besar las comisuras en los rincones de los marginados, allí donde hacen costra los olvidos y crecen flores no catalogadas y hierbabuena en los torcidos gestos.
Retornan del silencio las pasiones, se enrocan en el aire y luego exhalan de un viejo amor los pálpitos y el ritmo cuando del brazo van por los senderos apenas cuando crece un nuevo día pugnando con estrellas rezagadas y el canto primoroso de los mirlos.
Otra vez a la vida que un quebranto con artes de traición les quitó un día. Del mar las caracolas lo celebran como un pañuelo azul que coge alturas para encontrarse con las ramas verdes de unos ojos que brillan y se alegran haciendo el eco de un silencio largo.
A todos los que el odio les segó la vida.
Del óxido y la herrumbre del desprecio surgen para abrigar las noches frías voces que se revuelven en lo oscuro, manos con la pasión entre los dedos, vértebras que sintieron el cuchillo del odio en un asalto de animales y ahora se robustecen con el humus y claman por la espalda que les toca.
Vuelven también borrándose la sangre labios para besar las comisuras en los rincones de los marginados, allí donde hacen costra los olvidos y crecen flores no catalogadas y hierbabuena en los torcidos gestos.
Retornan del silencio las pasiones, se enrocan en el aire y luego exhalan de un viejo amor los pálpitos y el ritmo cuando del brazo van por los senderos apenas cuando crece un nuevo día pugnando con estrellas rezagadas y el canto primoroso de los mirlos.
Otra vez a la vida que un quebranto con artes de traición les quitó un día. Del mar las caracolas lo celebran como un pañuelo azul que coge alturas para encontrarse con las ramas verdes de unos ojos que brillan y se alegran haciendo el eco de un silencio largo.