Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 feb 2012

“Ahora hay una generación entera sin futuro, es un crimen”

Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) se escondía del sol mañanero tras unas gafas de sol de tipo aviador. Irónico y siempre sutil, agradece la pausa entre entrevistas de promoción de su último libro Diario de Invierno (Anagrama) para poder atacar un pequeño cigarro holandés con tabaco de Sumatra. Caladas largas, disfruta de un placer “casi prohibido”, como subrayaba mientras bromea con el poco tiempo que tiene cuando visita una ciudad como, en este caso, Barcelona.
 Extremademente gentil y curioso, pregunta por todo, y le da por hablar bien de los mosquitos de Minessota, bien de la paternidad: “Solo el padre de la hija puede entender ese tipo de amor que surge, como si fuera un enamoramiento apasionado entre ambos, lo dice mi mujer y creo que tiene razón”, sentenciaba ceremonioso Auster. La familia es uno de los temas transversales que atraviesan este Diario de Invierno:
“La familia es todavía el centro de la sociedad americana, sin duda, pero eso se está transformando porque la gente no se casa como antes; se ha perdido el sentimiento de sacramento”.
Sobre la oportunidad y el motivo del libro Paul Auster, que publica ahora cuando cumple 65 años, asegura que no sabe “porqué” ha escrito.
“Puedo saber cómo, cuándo, quién y qué escribo pero nunca por qué. Creo que nunca un escritor puede contestar a eso”. En esta entrevista, grabada buena parte de ella en vídeo, el autor neoyorquino habla sobre las heridas vitales que se enumeran en Diario de Invierno y si en su balanza pesa más el sufrimiento o el placer ya pasados. “Ambos, placer y sufrimiento cuentan igual en la vida”, indica el autor de Trilogía de Nueva York. Y luego apunta: “Este libro es un libro sobre el cuerpo humano, concretamente sobre el mío, y cuando atraviesas la memoria de heridas y de enfermedades que has sufrido te das cuenta de que por todos lados has recibido, pero no soy solo yo, es una verdad universal”.
Auster no cree que ese particular diario tenga un eje temático concreto, aunque insiste en el placer como leitmotiv y abunda en que “el placer viene por el sexo, por la comida, por sentarte al sol o tomar un baño caliente; pero también hay que tener en cuenta el dolor porque sin uno no existe el otro, hay que contar con ambos”. El escritor asegura que a pesar de estar en edad de jubilación, este libro no es “para hacer balance” ni tampoco “una salvación ni una declaración sobre nada. Solo es un informe sobre el ahora”. Recuerda que empezó a escribirlo el 3 de enero de 2011, “cuando nevaba, nevaba y nevaba en Nueva York” y que lo terminó en primavera, “muy rápido”. De ahí el nombre, Diario de Invierno, aunque admite que el nombre lo ha medio copiado de Franz Schubert y su Viaje de Invierno (que en inglés tienen una sonoridad tremendamente similar). De hecho el título esconde una metáfora que se entiende en la última frase del libro.
Llama la atención el método narrativo escogido por Auster. Es una pieza escrita en segunda persona, vocativa. La idea, según el autor, es conseguir un ritmo musical. “Es una colección de fragmentos, no una biografía”, insiste Auster. “Trato de construir lo que en música se conoce como fuga”. Son varios bloques separados por espacios. Por ejemplo, el compendio de los 21 lugares donde ha vivido durante su dilatada trayectoria. Auster va para adelante y para atrás con maestría, sin mareos, en la línea de sus recuerdos. “En el mundo de la memoria todo es simultáneo”, remata.
Siempre implicado en la política y en cuestiones sociales, sostiene que “ahora es el momento en el cual hay que apoyar más que nunca a Barack Obama”. Admite que ya sabía que cuando le votó que era “un moderado, que no era tan progresista como yo desearía, pero está en el lado adecuado”. El autor de Leviatán reconoce que Obama “se ha equivocado”, pero entonces lanza el contraataque: “Es que si vas al lado opuesto solo encuentras imbéciles del Partido Republicano, totalmente idiotas”. Lejos de detenerse, Auster prosigue: “Sus ideas son una bancarrota, no saben de qué hablan, no tienen nada que ofrecer al país”. Por eso y por su hierático optimismo, el reconocido escritor predice una amplia victoria de Obama en las elecciones presidenciales del próximo noviembre.
En una entrevista anterior con este diario, en 2008, Auster advertía de “una guerra civil cultural”, que cree que sigue viva. Según el autor de El libro de las Ilusiones, el Partido Republicano “está más a la derecha que nunca y más obstruccionista que nunca en el Congreso y siempre remando contra Obama, al que quieren destruir”. La cultura política americana se basa en gran medida en el diálogo entre los grandes partidos y Auster subraya que ahora mismo esto no se da porque “no son razonables”.
Una cosa lleva a la otra. ¿Se acaba la política? ¿Qué opina de los indignados y de Occupy Wall Street? No cree que se acabe la política, ni el capitalismo.
 Otra cosa es que “es evidente que hay que repensar desde el mundo Occidental, no solo en Estados Unidos, el capitalismo antes de que todos caigamos”. Auster asegura que los movimientos ciudadanos como Occupy Wall Street son “muy significativos” para Europa y Estados Unidos. “Debemos repensar cómo vivimos, desde abajo hasta arriba, en lo económico, lo social, en la educación,…”. Confiesa sentirse “asustado” por el mundo que estamos dejando a nuestros hijos. Le preocupa el alto nivel de paro juvenil en España. Asegura que existe “un horizonte cruel”.
 Recuerda que la matrícula anual de una buena universidad ronda los 40.000 dólares, “que es más que la renta de una familia mediana”. Los jóvenes empiezan con deudas y eso “pone a una generación entera en un agujero, que se queda sin futuro, y eso es un crimen”.
Auster siente curiosidad por Latinoamérica y asegura que no se atreve a leer su propia obra en castellano pero que sí hojea periódicos en español y le gusta el estilo y las intenciones que se desprenden.

UN ELEFANTE EN EL MINISTERIO

Un elefante en el ministerio


Si el peor enemigo de Rajoy le hubiese hecho una recomendación para ocupar el ministerio de Educación, Cultura y Deportes, seguramente le habría dado el nombre de José Ignacio Wert
. No se puede hacer más ruido y con mayor chirrido y estridencia en mes y medio.
 Seguramente la idea de volver a reformar el sistema educativo por enésima vez estaba en la idea general del PP, pero los detalles y el modo en que el nuevo ministro lo ha anunciado lo han puesto en los titulares de la prensa, y no siempre para bien.
 Da argumentos para liarla con Educación para la Ciudadanía, con las becas o con esa historia de la pedagogía del esfuerzo, que no se sabe muy bien qué es, lo mismo que todavía nadie ha podido decirme en qué consiste la productividad de un policía, un bombero o un médico. Ahora, encima, aplica la cortadora de césped y se lleva por delante el Campus Excelencia que tantas perspectivas esperanzadoras tenía para Canarias desde sus dos universidades.
zeleg.JPGComo responsable de Cultura, Wert se embarulla con el reglamento de la Ley Sinde, y en su calidad de ministro de Deportes sale a la palestra porque los muñecos del Canal + francés han hecho chanza de los triunfos españoles. Ha propiciado que el Gobierno envíe una nota de protesta al ejecutivo francés; es como si el gobierno de Berlín pusiera a funcionar la vía diplomática si Wyoming se mete con el Bayer de Munich, o París llamase a consultas a su embajadoren Madrid cada vez que Buenafuente hace chistes sobre la escasa talla de Sarkozy. En un alarde de complejo de inferioridad endémica (la superioridad de los deportistas ha quedado clara) el ministro entra al trapo de los guiñoles franceses y, claro, estos arremeten contra él, y encima casi les da la razón porque se ha apresurado a decir que va a impulsar urgentemente una ley anti-doping, como si aquí no hubiese ninguna.
 Vamos, que ha hecho exactamente todo lo que no debe hacer un ministro si quiere tener credibilidad pública, asunto básico en un cargo de ese nivel. 
Por otra parte, está claro que en esto de la Educación se sabe la música (la suya) pero no la letra, porque sube el pan cada vez que abre la boca para hablar de obligatoriedad, itinerarios o cualquier otro asunto. Seguramente sabe de lo que habla -qué menos-, pero lo que trasmite es que es la primera vez que maneja esos conceptos. Pues nada menos que las reformas de la Educación, el Deporte y la Cultura están en sus manos. Yo ya tengo billete para La Antártida.

21 feb 2012

El vacío está ya bajo nuestros pies ALEX DE LA IGLESIA

¿Cuál es la relación entre Internet y el cine?
Este asunto lleva en mi cabeza un par de años, con su carga polémica y controvertida
. Asunto peliagudo porque cuestiona los principios del mismo negocio, obliga a fundamentar ideas y a derribar prejuicios, y desgraciadamente, eso no es fácil.
 El primer paso es reconocer algo en lo que todos estamos de acuerdo: somos internautas, como decía el domingo el presidente de la Academia, Enrique González Macho. Todos somos parte de este entramado de comunicación.
 Pero al mismo tiempo, Enrique asegura que los recursos económicos del cine no pasan por los internautas. ¿Los recursos del cine no pasan por todos nosotros? ¿Los recursos del cine no pasan por el público? Entonces, ¿por dónde pasan?
El cine, por encima de sus derechos, tiene que pensar en sus obligaciones, y la primera es trabajar para el público, y buscarlo donde se encuentre.
El público vive y piensa, trabaja y se comunica a través de Internet: comparte ideas, creaciones, música, películas.
Vive en Internet. ¿No es lógico, sensato y tremendamente urgente proponer modelos de negocio que se adapten a las necesidades del público?
Internet no es, y espero que estemos todos de acuerdo, tan solo un nido de piratas.
Nadie, en el mundo de los profesionales de la red, en estos dos años de debates, discusiones y coloquios, nadie, repito, defiende el todo gratis. Nadie defiende al que se lucra ilegalmente con el trabajo de los demás.
 Ahora bien, seamos sinceros, ¿cuál es la oferta legal? Prácticamente nula, si consideramos la urgencia de la demanda. Las excepciones (Youzee, Wuaki, Voddler, Cineclick y Filmin, extraordinario esfuerzo de Juan Carlos Tous) demuestran que es posible y que los valientes abren camino, pero desde luego no es suficiente. ¿Podemos exigir responsabilidades y lamentarnos de nuestras pérdidas si nuestra tienda virtual permanece cerrada? ¿Podemos decir que internet no es una alternativa al negocio del cine cuando ni tan siquiera lo hemos intentado? ¿No somos responsables de no saber adaptarnos a las necesidades del mercado? ¿Cuanto tiempo vamos a esperar?
Este es el segundo paso: reconversión.
 La prensa y los libros se leen en el iPad, la industria de la música está reaccionando y plantea alternativas, como Spotify. Netflix, el spotify del cine, todavía no llega a España. En lugar de esperar a que sea tarde y lo hagan las grandes compañías, ¿por qué no somos nosotros los primeros en explotar las bibliotecas de cine de forma legal y asequible para el usuario? En lugar de un problema, ¿no somos capaces de verlo como una oportunidad?
Las películas, queramos o no, se estrenarán en Internet, a un precio consensuado y razonable. Se establecerá un debate entre productores, distribuidores, exhibidores y las compañías que suministran banda ancha, redefiniendo las ventanas de exhibición en el marco del nuevo mercado.
 Abriremos una nueva ventana de comercialización en el mismo hogar del consumidor.
 ¿Alguien puede pensar que eso es malo para el cine? Enrique, mi amigo y mi distribuidor Enrique, piensa que este cambio es prematuro, que “la industria cinematográfica no se puede permitir dar un salto al vacío”. Creo, humildemente, que el vacío está ya bajo nuestros pies.
 No querer mirar es la más peligrosa de las cegueras. No es fácil, es incómodo pero es necesario.
Distribuidores y exhibidores, intermediarios de la creación audiovisual, pero también parte esencial del engranaje de la producción, ven cómo el edificio tiembla.
 No esperemos a que se caiga. La relación entre productores de contenidos y consumidores ha cambiado para siempre.
 Es una realidad imparable. Demos el primer paso o lo darán por nosotros. Hablemos, discutamos cómo hacerlo, pero no demos marcha atrás. Se necesita valentía, pero no creo que orgullo.
Alex de la Iglesia es director y expresidente de la Academia de Cine.

20 feb 2012

Perlas dela Noche

En una gala cuyos dos mejores momentos fueron el monólogo de Santiago Segura y el rap del Langui acompañado por Juan Diego, Javier Gutiérrez, Tito Valverde y Antonio Resines también se pudieron escuchar perlas más o menos emocionantes y otras más o menos afortunadas.
Este es un resumen de la ceremonia en unos cuantos fogonazos.
ENRIQUE GONZÁLEZ MACHO (Presidente de la Academia): “Internet todavía no forma parte de la actividad económica del cine”. / “No dudamos de que formará parte esencial de nuestro futuro, pero este futuro todavía no ha llegado”, / “El cine español no es un género” / “Compañeros y compañeras, peleemos por un futuro aún más brillante, con honor y orgullo”.
JOSÉ CORONADO (Mejor actor por No habrá paz para los malvados): “Se me ha roto el botón del esmoquin de la emoción. 25 años me ha costado”.
ELANA ANAYA (Mejor Actriz por La piel que habito): “Pedro, me quedaba enganchada con tus películas porque tus personajes siempre han sido fuertes y valientes, como tú” / “Le dedico este premio a mi madre, porque un día me enseñó que la magia existe, ¡y mira tú la que hemos liado! Y a mi padre, que me estará viendo”.
SANTIAGO SEGURA (presentador): "Un año más estoy aquí sin rencor y voy a hacer lo que mejor se me da: entregar el premio a Mejor Actor Revelación" / “Deberían haberme premiado solo por poner a Kiko Rivera a trabajar”.
LLUÍS HOMAR (Mejor Actor de Reparto por Eva): “Uy, los nervios me van jugar una mala pasada”… “Quiero dedicar el premio a todos los auxiliares de todos los departamentos. Tenemos que amarlos mucho porque viene tiempos difíciles y ellos son fundamentales para el mundo del cine”.
FERNANDO TRULLOLS (Mejor Cortometraje de Ficción): “Gracias al doctor Angulo y al doctor Vergés que me arreglaron la vista cuando era niño”.
PABLO BLANCO (Mejor Montaje para No habrá paz para los malvados): “Voy a intentar ser breve porque si no no me contratarán más como montador”.
ANA WAGENER (Mejor Actriz de Reparto por La voz dormida): "A la gente que hoy sigue luchando por desenterrar memorias olvidadas y voces dormidas, a pesar de tener que pagar precios altos".
PACO ROCA (Mejor Guión Adaptado por Arrugas): "La Academia ha conseguido que me ponga un traje, cosa que no hacía desde la Primera Comunión".
ÁNGEL DE LA CRUZ (Mejor Guión Adaptado por Arrugas): "Habéis roto el tabú de que una película de animación solo fuese candidata en su categoría".
KIKE MAÍLLO (Mejor Director Novel por Eva): “Claudia, prométeme que estudiarás” / “Barcelona hace Olimpiadas y películas de ciencia ficción. Ya a este país no lo reconoce ni la madre que lo parió”.
EVA HACHE durante su primer número musical No sé si voy a poder: “Seguro que Boyero me arranca la piel”. A Pedro Almodóvar: “Hoy estás muy bien peinado”. Al público: “¿Con quién no nos metemos hoy? Con Teddy Bautista que no ha venido”.
“Quiero mandar un mensaje a los responsables de este país, Angela, Sarkozy, en el cine español hemos hecho los deberes”.
ISABEL COIXET (Premio al mejor documental Escuchando al juez Garzón): “Hubiera preferido que no hubiera paz para los malvados pero, para algunos, sí la hay”.
ALBERTO IGLESIAS (Mejor Banda Sonora La piel que habito): "Han sido tantas veces..."