Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 dic 2011

Malas y buenas noticias MARUJA TORRES PERDONEN QUE NO ME LEVANTE

Cuando ustedes lean esto, y si todo ha ido bien, me encontraré en Roma disfrutando de la tenue iluminación navideña de aquella ciudad del sur del euro, y del calor de dos de mis grandes amigas, Irenísima y Francescona, que es como decir Nueva York a principios de los noventa -un antiguo speakeasy, bourbon, furiosas charlas sobre literatura- y Beirut a mediados de la primera década de este siglo, gintonics al atardecer en la terraza superior del hotel L'Albergo e irónicas conversaciones sobre la guerra.
Cuando el año termina es conveniente visitar a los que nunca nos fallaron, ni llevan camino de hacerlo.
"El mundo está hecho un asco, pero el periodismo será mejor"
Pero mientras escribo ahora me encuentro en el agostado terreno de la despiadada realidad.
Por una parte, el pimpante Cuarto Reich nos engulle, y esta vez sin que se produzcan heroísmos a lo Casablanca: más bien en estrecha colaboración con La Marsellesa. Medievalmente,
Arabia Saudí nos confirma que toda aberración puede convivir en un mismo plano temporal.
Allí, los machos dominantes claman que, de permitir a las mujeres que conduzcan, se producirá una pérdida simultánea de la fidelidad, la virginidad y la exclusividad (¿nada sobre la depilación al caramelo?), con el consiguiente aumento de la disminución de control viril por parte de los tripudos caballeros.
Pero, tontines: si no tienen pasaporte, ¿no veis que no pueden huir de vosotros, que es lo primero que tendría que hacer cualquier saudí sensata al verse al volante de su propio Ferrari?
Lo suyo sería enviar a ese fascinante país tan amigo de Occidente a una legión de psicoanalistas argentinas no lacanianas, para someterles -a ellos, claro- a una brutal terapia de grupo. En fin.
Asistimos también al renacimiento de un género periodístico: el desechable es el reportaje
. Ah, ¿quién dijo que los periodistas estaban acabados? Puede que hasta yo misma, en un momento náufrago. Pues no. Poco a poco, y pese a las dificultades añadidas por la coyuntura a los problemas que siempre tienen los colegas, la profesión ha ido recuperando su verdadero espíritu: el de buscar porquerías y sacarlas a la luz. Son tantas las basuras morales que se acumulan a nuestro alrededor, especialmente en el terreno de las ex prestaciones sociales, que lo que fue un mero suelto perdido en un rincón de la página -"Fallece de frío un vagabundo a la puerta de una tienda de Gucci"- se ha convertido en una sólida cantera proveedora de temáticas.
Nunca tantas personas a la vez, durante tanto tiempo y por culpa de tan poca gente habían pasado, de un plumazo -yo empezaría a usar la palabra masazo, de Artur Mas- a ejercer la condición de desechables, a merced de que cualquier plumilla se les acerque y les interrogue.
Y digo plumilla como sinónimo: un reportero armado con cualesquiera que sean los útiles tecnológicos que precise.
Entiéndanme, esto no es una queja. Bien al contrario. El mal que supura nuestra sociedad tiene que ser puesto en evidencia, y cierto es que cada vez más los medios -cada vez más digitalizados, añado- dedican mayor espacio a las tragedias individuales producidas por el capitalismo gore (me adueño de la acertada definición de la escritora Salma Valencia).
Se produce el hallazgo de la víctima -si viva todavía, se la interroga-, se realiza el seguimiento de la noticia, hablan los parientes, se inician los pleitos... Magnífico. Esta labor periodística tiene como objetivo no sólo informar, sino, como decíamos cuando yo era joven, ayudar a tomar conciencia. En los dos sentidos: de ser consciente y de que la injusticia te duela por dentro. Sólo una sociedad informada puede acceder a ese estadio superior del ser humano que es el dolor por la arbitrariedad y la crueldad padecidas por otros, y pasar de ahí a la tolstoiana pregunta "¿Qué podemos hacer?". Y así, rumiándolo, quién sabe.
Creo que un excelente complemento de este tipo de periodismo sería ir a donde los responsables -y culpables- y, sin llegar al acoso que acecha a la Campanario, por poner un ejemplo, sacar a la luz quiénes son, a qué dedican el tiempo libre, cuánto ganan por matar con decretos, a qué colegio van sus hijos, a qué mutua pertenecen...
El mundo está hecho un asco, pero el periodismo será mejor.

Navidad muy real

Lo de Nochebuena es una entelequia.
Quien más quien menos tiene hoy una noche toledana por delante aunque jure que todo fenomenal, gracias, citando a Tamara la filósofa.
Bueno, todos menos Supersoraya, que está que no cabe por las puertas entre lo de mamá reciente y vicepresidenta plenipotenciaria.
Hasta ella fue de luto riguroso a jurar su cargo en Palacio, no está la cosa para tirar cohetes en público, y menos en esa Casa.
Otro que camuflaba su euforia bajo una corbata azul oscura casi negra y un careto de pompa y circunstancia era Gallardón, y eso que debe de levitar viéndose por fin de ministro con cartera, aunque sea de segunda fila. Después de haber perdido casi toda Esperanza, va y tiene una aparición Mariana en toda regla, eso es Justicia poética.
Total, que entre la crisis económica y la doméstica, el estreno del Gabinete Rajoy en La Zarzuela fue un fiestón de los que hacen época. He visto duelos más animados en el tanatorio de la M-30.
Hasta las revistas, que antes tiraban la casa por la ventana, vienen gris plomo por muy rosas que se crean. Por lo cutres.
Y por lo sosas. Mientras ¡Hola! viste de novia a Jessica Bueno, futura señora de Kiko Rivera, para amortizar los 700.000 euros que pagó por la exclusiva de su malogrado embarazo, el resto fusila el christmas de Felipe, Letizia, Leonor y Sofía con el que nos felicitó las fiestas el heredero hace siglos.
Así matan varios pájaros de un tiro: deploran lo de Iñaki, hacen como que investigan y facturan una portada gratis total, que estamos a final de ejercicio y hay que cuadrar balance. Esta crisis nos está matando: con Papá Noel en capilla, muchos estamos en bragas y esperando la paga extra.
La única noticia, paren máquinas, es que los ricos también lloran. Fernando Alonso y Raquel del Rosario que lo dejan. Isabel Preysler de duelo por su hermana. Bisbal renegando del amor tras su fiasco con Elena. Belén Esteban que no sabe si Fran vendrá a cenar a estas alturas de la película. Todos sufriendo a lo bestia pero haciendo como que están encantados de la vida.
Como todo Dios estos días. La única que se medio sincera es Marina Danko.
Se ve a la legua que está tocada si no hundida, pero la ex de Palomo Linares aprovecha la coyuntura para vendernos su colección de joyas:
Renacer, se llama, qué menos.
Que vuelve al mercado, vamos. Al del oro y al otro, para qué andarse con rodeos.
Ya puesta, lo confieso: me salen ronchas de pensar en mi planazo de esta noche.
Me toca cenar con mi familia política, y eso va a ser una juerga flamenca y no la boda de Farruquito.
  Qué peñazo. A mi cuñada mayor, la divorciada, no le tocan los críos y vendrá de single a los 50 mirándome por encima del hombro, se creerá la muerte la muy estirada.
Mi otra cuñada y su marido el mazas viven fuera y este año no vienen por no sé qué lío del curro de él: desvío de fondos o algo así he oído, yo no pregunto no sea que me lo cuenten.
Mis suegros están de morros y no hablan si no es por persona interpuesta.
Y mi propio y yo no atravesamos nuestro mejor momento, qué te voy a contar que tú no sepas.
Así que, entre los temas tabú y el mar de fondo, menos mal que están mis niñas para liderar la velada, para eso son las más listas y las más guapas.
Dirás que exagero, pero me quedo corta.
Así es la Navidad de una familia real española y el resto son anuncios de turrón y de cava.

Urdagarín, ¿tu creias que nunca se iba hacer nada? a quién no untastes bien y se vengó contando todo?

El yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina y duque de Palma, será citado a declarar en los próximos días como imputado por el juez José Castro de acuerdo con el fiscal anticorrupción Pedro Horrach, según fuentes judiciales.
La citación se formalizará al alzarse el secreto judicial sobre los más de 2.000 folios de la investigación por supuestas prácticas delictivas en el conglomerado de empresas del Instituto Nóos, un organismo sin ánimo de lucro que impulsó el duque de Palma como presidente.
En la causa judicial abierta se rastrean indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación, en una pieza separada del caso Palma Arena, en el que está imputado el expresidente balear Jaume Matas (PP) por adjudicaciones ilegales de un macropolideportivo.
El instituto Nóos organizó dos congresos de fomento turístico de la isla a través del deporte por los que cobró 2,3 millones de euros del Gobierno balear. La investigación ha detectado que más de la mitad de ese dinero fue a parar a empresas con ánimo de lucro del propio Urdangarin o de su socio, Diego Torres, imputado en el caso.
La declaración del yerno del Rey llegará al levantarse el secreto del sumario


La investigación ha descubierto también las mismas prácticas con tres ediciones de los Summit del deporte en la Comunidad Valenciana por las que el Gobierno de Francisco Camps llegó a pagar casi tres millones de euros. Los eventos con ambos Gobiernos del PP se desarrollaron entre 2004 y 2006.
Las empresas de Urdangarin, según la investigación judicial, no pudieron justificar todos los gastos o lo hicieron de manera irregular.
Entre las empresas privadas a las que se derivaron fondos logrados por Nóos figura la sociedad Aizoon, propiedad del duque de Palma y la infanta Cristina. Aizoon facturó varios cientos de miles de euros por su apoyo logístico a los eventos en Baleares.
El desvío de fondos, según la investigación, lo maquillaban a través de “la contratación de servicios ficticios a sus propias entidades mercantiles o presumiblemente facturados por importe superior al servicio realmente prestado”.

La infanta Cristina y Carlos García Revenga, asesor de la Casa del Rey, formaron parte de la junta directiva de Nóos hasta junio de 2006, en la que dimitieron al igual que Urdangarin.
El juez que investiga el caso considera que ni la infanta ni García Revenga pertenecían al círculo cerrado de toma de decisiones, por lo que no está previsto que sean imputados.
Entre 2003 y 2006, Nóos facturó más de 15 millones de euros, según un informe de la Agencia Tributaria incorporado al sumario. Al menos la mitad de los fondos procedía de los contratos con Administraciones públicas y el resto por sus tratos con compañías privadas, que patrocinaban los eventos.
Cerca de medio millón de euros fueron derivados a una sociedad domiciliada en Londres a través de una de las sociedades de la trama llamada De Goes Center for Stakeholder Management, compañía pantalla comprada a un testaferro de un paraíso fiscal por una de las ramas de Nóos, la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social.
La investigación analiza los últimos informes tributarios del Instituto Nóos
Este entidad altruista fue creada tras dejar Urdangarin la presidencia de Nóos en junio de 2006, a raíz de que la Casa del Rey descubriera que en el Parlamento balear, la oposición empezaba a preguntar por los contratos sospechosos del Gobierno autónomo con el duque de Palma.
El juez Castro sospecha que Urdangarin y su mano derecha en el Instituto Nóos, Diego Torres, imputado en la causa, “organizaron un entramado societario utilizando un grupo de sociedades mercantiles, a través de las cuales desviaban los fondos públicos y privados [por patrocinios de empresas] que recibía el Instituto Nóos, apoderándose de los mismos”, según consta en el auto judicial que ordenaba los registros de las empresas de la supuesta trama.
La Casa del Rey apartó de las actividades de la familia real a Iñaki Urdangarin por su conducta no ejemplar. A mediados de 2006 un emisario del Rey gestionó en Barcelona el desenganche del duque de Palma de sus negocios privados.
Aunque el duque de Palma abandonó la junta directiva de Nóos en junio de 2006, la investigación sospecha que siguió ligado a la red con sus apoderados.
El PSOE: “Por respeto a la Corona hicimos preguntas moderadas”
Entre 2004 y 2006, el PSOE de Baleares preguntó en diferentes ocasiones en el Parlamento regional —“de una manera muy moderada, por respeto a la Corona”, reconocen hoy sus dirigentes— sobre las actividades de la empresa de Urdangarin.
El juez Castro considera que con Nóos se buscó en su día la “cobertura de una asociación que formalmente no perseguía ánimo de lucro, una especie de ONG dedicada a proyectos sociales, a los efectos de aparentar la no persecución de fines lucrativos y rodearse del prestigio social derivado de las actuaciones altruistas a las que presuntamente se dedicaba la asociación”.
La relación privada de Urdangarin con el Gobierno de Matas comenzó a finales de 2003 cuando actuó como intermediario en la venta del equipo ciclista Banesto para que luciera la marca Illes Balears por 18 millones de euros en tres años.
A continuación, Urdangarin gestionó para su grupo tres contratos directos por 300.000 euros de 2004
. Los investigadores analizan esos contratos al sospechar que fueron ficticios, sin expediente y por trabajos simulados..
Urdagarín ha demostrado ser tonto, creyéndose muy listo le quebró el honor ese olor a dinero, así compulsivo, dinero dinero, como tio Gilito.
Es que no puedo creer que pensara que no se iba a saber nunca que robaba cantidades industriales, y si desviaba dinero por ONG de la Caixa, Cristina sabía perfectamente lo que había, porque me niego a pensar que la familia real sea toda tonta, algunos más que otros si, pero todos....Conducta no ejemplar, menudo eufemismo, mientras el Rey se va desmoronando por los golpes físicos y del Alma, digo yo que a la 1ª se lo habrían dicho, u Yerno se está haciendo multimillonario, hay que pararle los pies y a su hija el bolígrafo conque firma.
Pensó que nunca se sabría nada? o pensaron?, no solo por obstentaciones de nuevos ricos, eso aparte, pero las cuentas son las cuentas y los delitos nunca son ejemplares, que la Justicia Hable para que podamos pensar que con los ciudadanos no se juega. Tu te lo has buscado, tonto o simplón caiste en las manos de Don Dinero, que es muy goloso y adictivo.
Hay un nuevo ministro, Por fin llegó a más ese Soria es, un imputado, se podrían cambiar las letras, además de patoso y ceceante, que mira por encima del hombro como lo hacen los ricos, Así que menos mal que no es Ministro de Justicia, porque creo que Rajoy o Aznr habian pensado en él.
La justicia es ciega y como no ve hay veces que se confunde, en este caso que oiga y huela, y si es a Salmón revoque a ese ministro, al Yerno pues no creo que haya centros de rehabilitación de ladrones , no hay suelo para hacerlo, salvo que utilicen al Valle de los caídos, puede ser una solución.


LLORA POR TI ARGENTINA!

La pelea por el papel y la libertad de prensa

Por: | 24 de diciembre de 2011
Mientras que en el resto del mundo diarios y revistas padecen la competencia de los medios electrónicos y las fábricas de papel sucumben ante la crisis de sus principales compradores, en Argentina, el nuevo marco regulatorio para la producción de pasta celulosa que impuso el Gobierno gracias a su mayoría en el Congreso disparó el último gran debate acerca de la libertad de prensa en el país.
En la última sesión del 2011, el jueves 22 de diciembre, el Senado convirtió en ley un proyecto del Poder Ejecutivo que declara "de interés público la fabricación, comercialización y distribución de la pasta de celulosa y de papel para diarios", crea dos organismos para supervisar la actividad y le impone a Papel Prensa dos obligaciones principales: la de venderle a todos sus potenciales compradores a igual precio y la de aumentar su producción de manera progresiva hasta "asegurar el abastecimiento pleno del mercado local".
Papel Prensa, la única que fabrica papel para diarios en le país, es una sociedad mixta.
El principal accionista es el Grupo Clarín -tiene el 37%, y otro 12% que a través de Cimeco, empresa que controla-, le sigue el Estado con el 27,46% y el diario La Nación con 22.49%.
Las cláusulas transitorias de la nueva ley, que refieren de manera específica a Papel Prensa, la obligan a operar a pleno de su capacidad operativa o al nivel de la demanda interna de papel, si ésta fuese menor que la capacidad operativa de la fábrica; y a ejecutar cada tres años un plan de inversiones que satisfaga la totalidad de la demanda por parte de los diarios del país.
Tanto Clarín como La Nación -y muchos dirigentes de la oposición también- denunciaron desde sus páginas a la ley como una amenaza severa a la libertad de prensa.
Alegaron que viola el artículo de la Constitución que, a modo de garantía, prohibe regular sobre la materia.
Tapaclarin18-12
01-1

Diarios afines al Gobierno, en cambio, celebraron la nueva legislación como un paso imprescindible para romper con posiciones monopólicas que impiden la aparición de nuevas voces.
El contraste entre las tapas no pudo ser mayor.
En los considerandos de la ley, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirma que la regulación es necesaria porque Clarín y La Nación han abusado de una posición dominante de mercado, fijando el precio del papel de manera discrecional y afectando a los medios más pequeños que no pueden competir con los dos diarios de mayor venta del país (dueños a su vez de otros medios en el interior), ya que el papel representa más del 50% de sus costos.
En la actualidad, el arancel para la importación de papel es cero (no paga impuestos) y con un dólar relativamente barato, Papel Prensa ya no representa un problema para los medios que tienen la espalda financiera necesaria como para abastecerse en el exterior.
 Pero también es cierto que, en otros períodos, en condiciones de mercado diferente, directivos de Página 12, del diario Perfil, de Ambito Financiero y de publicaciones más pequeñas de alcance provincial, han denunciado como desleal la competencia de Clarín y La Nación por su condición de socios del Estado en la única fábrica de papel para diarios.
 Ahora que la ley obliga a Papel Prensa a invertir para aumentar la producción de manera progresiva hasta cubrir la demanda del mercado interno, Clarín y La Nación temen que el Gobierno vaya incrementando la participación del Estado hasta dejar a los diarios en minoría o hasta licuar por completo sus acciones. En en un escenario como el que pintan los dueños de estos diarios, Papel Prensa en breve quedaría en manos del Estado y el Gobierno impondría aranceles a la importación de papel, pasando a controlar en forma total el insumo más elemental de los medios gráficos.
 En materia de reparto de publicidad oficial, el Gobierno tiene los peores antecedentes. Desde que Néstor Kirchner llegó a la presidencia en el año 2003, el presupuesto destinado a a los avisos ha ido engordando de manera significativa hasta superar con amplitud los 1000 millones de pesos, que el Poder Ejecutivo reparte entre los medios de manera discrecional y sin rendir cuentas acerca de las tarifas que paga (el oficialismo en el Congreso jamás aceptó siquiera debatir proyectos elaborados por legisladores opositores para establecer parámetros transparentes de asignación de avisos públicos).
En la práctica, la publicidad oficial es utilizada como un castigo a los medios críticos y como un subsidio encubierto para los diarios que tienen una línea editorial afín al Gobierno (única explicación financiera posible a la aparición reciente de un número importante de medios gráficos nuevos, todos ellos de tónica oficialista).
En forma adicional, el debate sobre Papel Prensa está teñido por una polémica acerca del origen de esta sociedad entre los diarios privados y el Estado. La presidenta Fernández de Kirchner promovió una demanda judicial contra los principales directivos de los diarios Clarín y La Nación, a quienes acusa de haber ingresado al directorio de Papel Prensa en plena dictadura, luego de forzar con la complicidad de los militares la venta del paquete accionario que estaba en manos de Lidia Papaleo, viuda del banquero David Graiver, quien había cuidado del dinero que el grupo guerrillero Montoneros obtuvo con el secuestro de los hermanos Born. Papaleo fue víctima de tortura en un centro clandestino de detención y el Gobierno (y ahora ella también) sostiene que la transferencia de acciones debe ser juzgada como un crimen de lesa humanidad. 
0826_lidia_papaleo_dyn_468.jpg_687088226Los directivos de Clarín y La Nación aseguran que la viuda vendió por su propia voluntad, por otras necesidades y en una fecha anterior a la que señala el Gobierno, y que en todo caso el Gobierno busca quebrar a la prensa independiente.
No resulta sin embargo un debate nada cómodo para los principales diarios del país: recuerda la convivencia que tuvieron a lo largo de la dictadura en sociedad con el Estado nada menos que en la producción del papel. Sobre este tema, aprovecho para recomendar el libro de Graciela Mochkofsky llamado Pecado original, Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder (Editorial Planeta 2011)
                                                                  ****
Y de todo lo que pude leer acerca de la nueva ley de papel y de sus peligros, el texto que me resultó más esclarecedor y equilibrado es el que escribió en la contratapa del diario Perfil su propietario, Jorge Fontevecchia, el sábado 17 de diciembre, bajo el título "Mienten con Papel Prensa".
Fontevecchia, como competidor de Clarín y de La Nación y como dueño de la editorial más castigada por el Gobierno en la asignación de publicidad oficial, escribió:
"Clarín y La Nación sostienen que hoy (en el pasado no era así) no se le produce ningún perjuicio a quien no tenga cupo para comprar papel de Papel Prensa y deba buscar papel de otra procedencia, porque el precio del papel importado es de US$ 680 la tonelada cuando el de Papel Prensa es de 753. Siguiendo la escuela del Gobierno, todos mienten a medias.
A US$ 680 la tonelada sólo pueden comprar Clarín, La Nación y Perfil, los tres mayores importadores de papel del país, porque para conseguir ese precio es necesario hacer una compra de 5 mil toneladas juntas y pagar al contado US$ 3,5 millones.
(...) La mayoría de los diarios, y ni qué hablar los diarios pequeños del interior a los que no les vende Papel Prensa, deben comprar de a diez toneladas a un revendedor local, un mayorista que compra para fraccionar y revender (la diferencia entre el Mercado de Liniers y la carnicería) y pagar desde el 20% más caro.
Pero miente más el Gobierno cuando dice que al declarar de interés público la fabricación de papel beneficiará a todos los excluidos de Papel Prensa. El Gobierno declara que su plan es aumentar el capital de Papel Prensa con inversiones que permitan producir 30% más de papel: hoy fabrica 175 mil toneladas y el consumo de todos los diarios del país es 225 mil. El objetivo supuesto es que las 50 mil toneladas de papel que hoy se importan se fabriquen en el país.
Si así fuera, Editorial Perfil, que sí puede comprar su papel importado a US$ 680 dólares la tonelada, podría estar obligada a comprárselo a Papel Prensa a 753. ¿Cómo obligarían a Perfil a comprar su papel en Papel Prensa? Prohibiendo la importación de papel o colocándole un arancel a la importación de forma que el papel importado cueste más caro que el nacional.
¿Por qué Clarín y La Nación no hicieron las inversiones necesarias que el Gobierno demanda para abastecer todo el consumo argentino?
Primero, porque no tienen el poder del Estado para garantizarse que todos los diarios estén obligados a comprarle a Papel Prensa.
(...) Segundo, porque no ganarían nada si Papel Prensa produjera todo el papel que Clarín y La Nación precisan más el de todos los diarios que deseen comprarle.
Tendrían que invertir en una actividad que no da ganancia y que hoy (reitero, en el pasado fue distinto) les cuesta más barato importar lo que les falta para completar su consumo.
Clarín y La Nación se abastecen en el 90% de Papel Prensa e importan alrededor del 10% de su consumo.
(...) ¿Y, entonces, para qué Clarín y La Nación tienen Papel Prensa si ya no les trae ningún beneficio? Hay dos respuestas: en el pasado sí les trajo muchos beneficios.
Y la respuesta actual sería que si la Argentina tuviera seguridad jurídica, Clarín y La Nación ya deberían haber vendido Papel Prensa como sí lo hicieron los diarios O Globo y O Estado de São Paulo, que eran dueños de la equivalente a Papel Prensa de Brasil.
(...) Actualmente, el papel se importa con licencia automática, es decir, sin tener que esperar autorización del Estado, pero si esto fuera modificado y/o se colocaran gravámenes que encarecieran la importación de papel, allí se estaría produciendo la paradoja de que “papel para todos” sea papel preferentemente para los amigos.
 (...) La falacia kirchnerista está muy bien construida: ¿quién se puede oponer a que todo el mundo tenga al mismo precio todo el papel nacional que quiera, y todos, amigos y no amigos, en las mismas condiciones? Nadie mientras no sea ésa la única alternativa y se pueda comprar libremente y sin encarecimientos papel importado. De lo contrario, el fin declamado termina siendo el opuesto al logrado.
Otra garantía jurídica que se debe cumplir será el justo resarcimiento a Clarín y La Nación por los cambios de condiciones.
(...) Aquí aparece la otra paradoja de esta construcción: si Clarín y La Nación dejaran de ser dueños de Papel Prensa, que es lo que correspondería si el Estado los indemnizara, ¿para qué Clarín y La Nación querrían comprarle el papel a Papel Prensa y no comprar en su lugar papel importado, que cuesta 10% menos? Y en ese caso Papel Prensa quebraría, porque hoy Clarín y La Nación compran el 74% de todo el papel que se fabrica allí. (...) Claro, siempre y cuando no prohiban la importación.
Por último, para ser justos, deseo criticar a Clarín.
Cuando dice que el Gobierno hará con el papel lo mismo que hizo con la publicidad oficial, esto es, repartirlo entre amigos y castigar a adversarios, sería justo decir que también Clarín hizo eso con el papel de Papel Prensa: mientras el papel nacional fue más barato que el importado, Editorial Perfil no tuvo acceso a comprar en Papel Prensa.
Y lo mismo se podría decir de la publicidad: el diario PERFIL no puede contar con los avisos de grandes vendedores de electrodomésticos porque Clarín tiene contratos de exclusividad que expresamente penalizan a esos anunciantes por publicar en medios competidores.
O sea, el Gobierno y Clarín se comportaron igual tanto con la publicidad como, se supone ahora lo harán, con el papel. Pero siempre serán más graves malas prácticas en el Estado que en cualquier privado, tenga el tamaño que fuere, como bien quedó demostrado en la última dictadura".