Quien más quien menos tiene hoy una noche toledana por delante aunque jure que todo fenomenal, gracias, citando a Tamara la filósofa.
Bueno, todos menos Supersoraya, que está que no cabe por las puertas entre lo de mamá reciente y vicepresidenta plenipotenciaria.
Hasta ella fue de luto riguroso a jurar su cargo en Palacio, no está la cosa para tirar cohetes en público, y menos en esa Casa.
Otro que camuflaba su euforia bajo una corbata azul oscura casi negra y un careto de pompa y circunstancia era Gallardón, y eso que debe de levitar viéndose por fin de ministro con cartera, aunque sea de segunda fila. Después de haber perdido casi toda Esperanza, va y tiene una aparición Mariana en toda regla, eso es Justicia poética.
Total, que entre la crisis económica y la doméstica, el estreno del Gabinete Rajoy en La Zarzuela fue un fiestón de los que hacen época. He visto duelos más animados en el tanatorio de la M-30.
Y por lo sosas. Mientras ¡Hola! viste de novia a Jessica Bueno, futura señora de Kiko Rivera, para amortizar los 700.000 euros que pagó por la exclusiva de su malogrado embarazo, el resto fusila el christmas de Felipe, Letizia, Leonor y Sofía con el que nos felicitó las fiestas el heredero hace siglos.
Así matan varios pájaros de un tiro: deploran lo de Iñaki, hacen como que investigan y facturan una portada gratis total, que estamos a final de ejercicio y hay que cuadrar balance. Esta crisis nos está matando: con Papá Noel en capilla, muchos estamos en bragas y esperando la paga extra.
La única noticia, paren máquinas, es que los ricos también lloran. Fernando Alonso y Raquel del Rosario que lo dejan. Isabel Preysler de duelo por su hermana. Bisbal renegando del amor tras su fiasco con Elena. Belén Esteban que no sabe si Fran vendrá a cenar a estas alturas de la película. Todos sufriendo a lo bestia pero haciendo como que están encantados de la vida.
Como todo Dios estos días. La única que se medio sincera es Marina Danko.
Se ve a la legua que está tocada si no hundida, pero la ex de Palomo Linares aprovecha la coyuntura para vendernos su colección de joyas:
Renacer, se llama, qué menos.
Que vuelve al mercado, vamos. Al del oro y al otro, para qué andarse con rodeos.
Ya puesta, lo confieso: me salen ronchas de pensar en mi planazo de esta noche.
Me toca cenar con mi familia política, y eso va a ser una juerga flamenca y no la boda de Farruquito.
Qué peñazo. A mi cuñada mayor, la divorciada, no le tocan los críos y vendrá de single a los 50 mirándome por encima del hombro, se creerá la muerte la muy estirada.
Mi otra cuñada y su marido el mazas viven fuera y este año no vienen por no sé qué lío del curro de él: desvío de fondos o algo así he oído, yo no pregunto no sea que me lo cuenten.
Mis suegros están de morros y no hablan si no es por persona interpuesta.
Y mi propio y yo no atravesamos nuestro mejor momento, qué te voy a contar que tú no sepas.
Así que, entre los temas tabú y el mar de fondo, menos mal que están mis niñas para liderar la velada, para eso son las más listas y las más guapas.
Dirás que exagero, pero me quedo corta.
Así es la Navidad de una familia real española y el resto son anuncios de turrón y de cava.
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