1 dic 2011
La radio en color.
Anoche se entregaron los Premios Ondas, y eso siempre es una buena noticia. Tengo dos costumbres que practico a diario y simultáneamente la mayoría de las veces: caminar y escuchar la radio. Por las mañanas, me apabullan las tertulias apocalípticas y casi siempre acabo cambiando de emisora y me hago acompañar de música o de programas menos deprimentes. Con el dedito que se pulsa el cable de los auriculares, cambio de emisora y escucho tertulias en distintas cadenas, y es curioso ver cómo la tendencia de cada una de ella hace que uno sepa de antemano qué van a decir sobre determinado tema: el relevo en el PSOE, la reforma laboral, el Valle de los Caídos... Y en medio de tanta catástrofe aparecen los anuncios con campanitas que anuncian la Navidad: turrores, jamones, vinos, lotería, perfumes, relojes, viajes... Y resulta curioso el contrate, pues si unos minutos antes el país se iba hundir en el abismo, los anuncios festivos hacen que parezca que está uno en otro planeta. La radio es pura imaginación del oyente; decían que Matías Prats retransmitía los partidos en color, cuando en realidad el color lo ponía el oyente. Y también resulta curioso el ambiente de los programas deportivos, todo se enfatiza, porque gritan como si el gol fuese inminente, y si lo estás viendo por televisión ves que el jugador que lleva el balón está en la quinta puñeta y que no existe jugada que indique ese peligro que trasladan. Es ambiente, pero con tanta imaginación acaba uno sintonizando música, a ser posible sin letra. Publicado por
Emilio González Déniz en Bardinia
Emilio González Déniz en Bardinia
30 nov 2011
Un pulpo en cada puerta BORIS IZAGUIRRE
Es maravilloso cómo surge una nueva estrella! El domingo pasado, algunos privilegiados lo vivían en primera fila, saltando y bailando bajo una cascada de éxitos discotequeros en la fiesta frente a la sede del Partido Popular en la noche electoral.
La pantalla partida de la emisión de TVE mostraba una calle llamada Ferraz, donde todo era soledad, desamparo en la sede del partido socialista. Fiestón en la del Partido Popular.
Los comentaristas no dejaban de hablar de lo que llamaban musicón.
Los altavoces se llenaban de éxitos populares de los noventa como Saturday night. Probablemente desafiaban los límites de decibelios impuestos por el Ayuntamiento, pero también era una derrota histórica al Gobierno que había que celebrar.
Sí, la mejor fiesta del verano fue el domingo pasado a las puertas del Partido Popular.
Twitter enardecía: "Confirman: DJ Pulpo está pinchando en Génova". En Buenos Aires, ciudad donde escribo estas líneas, no se hablaba de otra cosa. "Cómo son los españoles, que al borde del default -como ellos llaman lo que nos está pasando- se pegan una superfiesta".
En las televisiones los escaños subían, y en la calle Génova la música ya era una galopante marcha brasileña. Y nacía una estrella. No, no el presidente que todos ya sabíamos que lo sería.
No, la nueva estrella era esa persona capaz de transformar la lluvia en un subidón musical a pie de calle y de urna, capaz de devolvernos a todos el espíritu bailón.
Ese hombre, ese nombre para no olvidar: DJ Pulpo.
Durante una conversación en la cadena Ser, Pulpo atendió a los tertulianos latinoamericanos mientras pasaba a recoger a su hija en su colegio.
Los tertulianos se mordieron la lengua para no preguntar si era público o privado el colegio de su hijita. DJ Pulpo se manifestó encantador, simpático y sobreviviendo su propio éxito con familiaridad. "No me gusta el término dj, prefiero animador, y eso fue lo que me propuse con la música en Génova: animar este momento crucial, este nuevo cambio. Además, la palabra dj me parece... poligonera".
Es lo que tienen las estrellas, te hacen ver cosas que están allí y no alcanzas a determinarlas. Asumir una palabra extranjera, como dj, como Smartphone, como default, es hortera, periférico, no de centro, y mucho menos de centro derecha.
"Muchos critican este tipo de música", continuaba DJ Pulpo en la entrevista, "pero cuando echas Saturday night, la pista se llena a rebosar". En efecto, los fiesteros de los noventa, que en dos semanas serán ministros, recordarán que esa canción llevaba adherido un bailecito que tomaba gestos prestados a las coreografías de Grease y a la de los hipopótamos en Fantasía, de Walt Disney.
DJ Pulpo aprovechó su intervención para explicar que también había participado activamente en las JMJ, como prefiere llamar a las Jornadas Mundiales de la Juventud que rodearon la última visita del Papa.
Toda su entrevista demostró el verdadero triunfo del partido vencedor: han perfilado ese votante que no simboliza lo conservador. Ni lo contrario. Respeta sus valores: es padre sin reproducción asistida, católico, pero flexible, trabaja en algo nuevo, es un pelín cool. Y casi no usa gel fijador. Se preocupa, pero sabe animarse. "Con mis amigos sociatas salgo de copas", confesó encantado.
Quizá aturdido por los éxitos de DJ Pulpo, el monarca se encontró bruscamente con una puerta en palacio, acuñando un nuevo término para la Casa del Rey: "Percance doméstico".
Hay que entenderlo: si algo hay en un palacio son puertas y gente detrás de ellas. El rostro del Rey amoratado y sin maquillaje, su autoestima es así, se convirtió en todo el mundo hispano en la imagen de un país en crisis. Y una especie de mal augurio tanto para inversores como para ministros entrantes.
Durante la entrega de las medallas a las Bellas Artes, el monarca apareció con unas amplias gafas de sol Carrera, gafas que ya estaban súper en tendencia tanto en Madrid como en Buenos Aires y que denotan que existe un estilista en palacio, a lo mejor detrás de otra puerta. Algunos de los condecorados expresaron su deseo de recibir la medalla con anteojos similares.
Hubiera sido un Caiga quien caiga muy especial.
Buenos Aires hoy es una fiesta consumista inagotable, todas estas noticias parecen aburridas. "Qué pesados los europeos con la crisis", afirma una editora porteña. "Como nunca han vivido una, están desconcertados. Aquí entramos y salimos de ellas como si fueran vestidos".
Allí lo que les interesa es que sus guapísimos tenistas derroten a los españoles en la Copa Davis. Y desde sus calles adornadas por las jacarandas, árboles que se pueblan de una hoja lila en la primavera austral, es inevitable ver todo lo nuestro como un guion surrealista.
Angela Merkel enviando telegramas a Rajoy y a todos los nuevos presidentes, cuando lo suyo es que se emplee a fondo con Twitter o Whatsapp, que creemos son gratis.
Un Rey amoratado, recibiendo atención del Samur, obligado a aceptar la fórmula magistral del copago por la atención médica recibida.
Fuera, en la calle, no paran de sonar cansinamente los villancicos interpretados por el coro de Moody's, que ponen un fastidioso fondo musical al percance doméstico, real y surreal.
La pantalla partida de la emisión de TVE mostraba una calle llamada Ferraz, donde todo era soledad, desamparo en la sede del partido socialista. Fiestón en la del Partido Popular.
Los altavoces se llenaban de éxitos populares de los noventa como Saturday night. Probablemente desafiaban los límites de decibelios impuestos por el Ayuntamiento, pero también era una derrota histórica al Gobierno que había que celebrar.
Sí, la mejor fiesta del verano fue el domingo pasado a las puertas del Partido Popular.
Twitter enardecía: "Confirman: DJ Pulpo está pinchando en Génova". En Buenos Aires, ciudad donde escribo estas líneas, no se hablaba de otra cosa. "Cómo son los españoles, que al borde del default -como ellos llaman lo que nos está pasando- se pegan una superfiesta".
En las televisiones los escaños subían, y en la calle Génova la música ya era una galopante marcha brasileña. Y nacía una estrella. No, no el presidente que todos ya sabíamos que lo sería.
No, la nueva estrella era esa persona capaz de transformar la lluvia en un subidón musical a pie de calle y de urna, capaz de devolvernos a todos el espíritu bailón.
Ese hombre, ese nombre para no olvidar: DJ Pulpo.
Durante una conversación en la cadena Ser, Pulpo atendió a los tertulianos latinoamericanos mientras pasaba a recoger a su hija en su colegio.
Los tertulianos se mordieron la lengua para no preguntar si era público o privado el colegio de su hijita. DJ Pulpo se manifestó encantador, simpático y sobreviviendo su propio éxito con familiaridad. "No me gusta el término dj, prefiero animador, y eso fue lo que me propuse con la música en Génova: animar este momento crucial, este nuevo cambio. Además, la palabra dj me parece... poligonera".
Es lo que tienen las estrellas, te hacen ver cosas que están allí y no alcanzas a determinarlas. Asumir una palabra extranjera, como dj, como Smartphone, como default, es hortera, periférico, no de centro, y mucho menos de centro derecha.
"Muchos critican este tipo de música", continuaba DJ Pulpo en la entrevista, "pero cuando echas Saturday night, la pista se llena a rebosar". En efecto, los fiesteros de los noventa, que en dos semanas serán ministros, recordarán que esa canción llevaba adherido un bailecito que tomaba gestos prestados a las coreografías de Grease y a la de los hipopótamos en Fantasía, de Walt Disney.
DJ Pulpo aprovechó su intervención para explicar que también había participado activamente en las JMJ, como prefiere llamar a las Jornadas Mundiales de la Juventud que rodearon la última visita del Papa.
Toda su entrevista demostró el verdadero triunfo del partido vencedor: han perfilado ese votante que no simboliza lo conservador. Ni lo contrario. Respeta sus valores: es padre sin reproducción asistida, católico, pero flexible, trabaja en algo nuevo, es un pelín cool. Y casi no usa gel fijador. Se preocupa, pero sabe animarse. "Con mis amigos sociatas salgo de copas", confesó encantado.
Quizá aturdido por los éxitos de DJ Pulpo, el monarca se encontró bruscamente con una puerta en palacio, acuñando un nuevo término para la Casa del Rey: "Percance doméstico".
Hay que entenderlo: si algo hay en un palacio son puertas y gente detrás de ellas. El rostro del Rey amoratado y sin maquillaje, su autoestima es así, se convirtió en todo el mundo hispano en la imagen de un país en crisis. Y una especie de mal augurio tanto para inversores como para ministros entrantes.
Durante la entrega de las medallas a las Bellas Artes, el monarca apareció con unas amplias gafas de sol Carrera, gafas que ya estaban súper en tendencia tanto en Madrid como en Buenos Aires y que denotan que existe un estilista en palacio, a lo mejor detrás de otra puerta. Algunos de los condecorados expresaron su deseo de recibir la medalla con anteojos similares.
Hubiera sido un Caiga quien caiga muy especial.
Buenos Aires hoy es una fiesta consumista inagotable, todas estas noticias parecen aburridas. "Qué pesados los europeos con la crisis", afirma una editora porteña. "Como nunca han vivido una, están desconcertados. Aquí entramos y salimos de ellas como si fueran vestidos".
Allí lo que les interesa es que sus guapísimos tenistas derroten a los españoles en la Copa Davis. Y desde sus calles adornadas por las jacarandas, árboles que se pueblan de una hoja lila en la primavera austral, es inevitable ver todo lo nuestro como un guion surrealista.
Angela Merkel enviando telegramas a Rajoy y a todos los nuevos presidentes, cuando lo suyo es que se emplee a fondo con Twitter o Whatsapp, que creemos son gratis.
Un Rey amoratado, recibiendo atención del Samur, obligado a aceptar la fórmula magistral del copago por la atención médica recibida.
Fuera, en la calle, no paran de sonar cansinamente los villancicos interpretados por el coro de Moody's, que ponen un fastidioso fondo musical al percance doméstico, real y surreal.
¿Qué come Letizia?
La delgadez extrema que mostró la princesa Letizia en su viaje a Chile la ha devuelto a las portadas de las revistas del corazón.
Lecturas y Diez Minutos ilustran su portada con una foto suya, acompañada por un titular tranquilizador. ¡Hola!, en tanto, se decanta por la fiesta de cumpleaños de Tamara Falcó, mientras Semana se moja con el tema Urdangarin y, además de dedicarle su portada, publica un reportaje muy completo sobre la investigación que más que probablemente llevará al duque de Palma ante el juez.
Carla Goyanes anuncia en exclusiva en ¡Hola! que será madre por primera vez a mediados del año que viene y que, junto a su marido, Jorge Benguria, han decidido que el bebé nazca en Miami, donde se fueron a vivir tras su boda en julio.
La misma revista confirma, en un reportaje fotográfico con las primeras fotos de Jessica Bueno y Kiko Rivera tras la pérdida de su incipiente embarazo, que la pareja ya no se casará en enero, pero que "prepararán la boda con mayor tranquilidad".
Pero el tema del hijo de Isabel Pantoja es común en casi todas las cabeceras. La única que no se hace eco de la noticia del aborto natural que sufrió la exmiss Sevilla a las ocho semanas de embarazo es Semana. La delgadez de Letizia, en cambio, es universal.
Su escuálida imagen está en todas las revistas, aunque ¡Hola! apenas la menciona y Semana da cuenta de que ha sorprendido y relata los menús que le ofrecieron en Chile.
Mientras tanto, Diez Minutos y Lecturas intentan tranquilizar a los lectores contando en su interior que es verdad que la Princesa está flaca, pero su salud no se ha resentido.
De hecho, Diez Minutos incluso entrevista a una nutricionista que asegura que no hay nada de lo que preocuparse. Lecturas, en tanto, cuenta que Letizia va al gimnasio diariamente, come mucha soja y que su dieta se basa en frutas como los higos chumbos.
Otro tema que aparece en todas las revistas, pero que ¡Hola! se apresura en desmentir, es el supuesto embarazo de Anna Kournikova.
Unas fotos de la extenista rusa junto a Enrique Iglesias disfrutando de unos días de playa en un yate han dado mucho que hablar gracias a la barriguita incipiente que muestra la deportista. Sin embargo, ¡Hola! asegura que está "en condiciones de afirmar" que tal futura paternidad no existe.
Lecturas y Diez Minutos ilustran su portada con una foto suya, acompañada por un titular tranquilizador. ¡Hola!, en tanto, se decanta por la fiesta de cumpleaños de Tamara Falcó, mientras Semana se moja con el tema Urdangarin y, además de dedicarle su portada, publica un reportaje muy completo sobre la investigación que más que probablemente llevará al duque de Palma ante el juez.
La misma revista confirma, en un reportaje fotográfico con las primeras fotos de Jessica Bueno y Kiko Rivera tras la pérdida de su incipiente embarazo, que la pareja ya no se casará en enero, pero que "prepararán la boda con mayor tranquilidad".
Pero el tema del hijo de Isabel Pantoja es común en casi todas las cabeceras. La única que no se hace eco de la noticia del aborto natural que sufrió la exmiss Sevilla a las ocho semanas de embarazo es Semana. La delgadez de Letizia, en cambio, es universal.
Su escuálida imagen está en todas las revistas, aunque ¡Hola! apenas la menciona y Semana da cuenta de que ha sorprendido y relata los menús que le ofrecieron en Chile.
Mientras tanto, Diez Minutos y Lecturas intentan tranquilizar a los lectores contando en su interior que es verdad que la Princesa está flaca, pero su salud no se ha resentido.
De hecho, Diez Minutos incluso entrevista a una nutricionista que asegura que no hay nada de lo que preocuparse. Lecturas, en tanto, cuenta que Letizia va al gimnasio diariamente, come mucha soja y que su dieta se basa en frutas como los higos chumbos.
Otro tema que aparece en todas las revistas, pero que ¡Hola! se apresura en desmentir, es el supuesto embarazo de Anna Kournikova.
Unas fotos de la extenista rusa junto a Enrique Iglesias disfrutando de unos días de playa en un yate han dado mucho que hablar gracias a la barriguita incipiente que muestra la deportista. Sin embargo, ¡Hola! asegura que está "en condiciones de afirmar" que tal futura paternidad no existe.
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